JEREMIAS, LIBRO DE

Jeremí­as es un libro de oráculos o sermones proféticos, combinados con mucho material autobiográfico e histórico que proveen el trasfondo de estos oráculos. El material contenido en el libro de Jeremí­as no está arreglado en forma cronológica. El bosquejo provisto enseguida sugiere
lo que parece haber sido el propósito del libro:
I. Los oráculos de Jeremí­as en contra de la teocracia, Jer 1:1—Jer 25:38 .

A. El llamamiento del profeta, Jer 1:1-19 .

B. Reproches y reprimendas, mayormente del tiempo de Josí­as, Jer 2:1—Jer 20:18.

C. Profecí­as tardí­as, Jer 21:1—Jer 25:38 .

II. Eventos en la vida de Jeremí­as, Jer 26:1—Jer 45:5 .

A. El sermón del templo y el arresto de Jeremí­as, Jer 26:1-24 .

B. El yugo de Babilonia, Jer 27:1—Jer 29:32 .

C. El libro de la consolación, Jer 30:1—Jer 33:26 .

D. Algunas de las experiencias de Jeremí­as antes de la caí­da de Jerusalén, Jer 34:1—Jer 36:32 .

E. Jeremí­as durante el sitio y la destrucción de Jerusalén, Jer 37:1—Jer 39:18 .

F. Los últimos años de Jeremí­as, Jer 40:1—Jer 45:5.

III. Los oráculos de Jeremí­as en contra de naciones foráneas, Jer 46:1—Jer 51:64 .

A. En contra de Egipto, Jer 46:1-28 .

B. En contra de los filisteos, Jer 47:1-7 .

C. En contra de Moab, Jer 48:1-47 .

D. En contra de los amonitas, Jer 49:1-6 .

E. En contra de Edom, Jer 49:7-22 .

F. En contra de Damasco, Jer 49:23-27 .

G. En contra de Quedar y Hazor, Jer 49:28-33.

H. En contra de Elam, Jer 49:34-39 .

I. En contra de Babilonia, Jer 50:1—Jer 51:64 .

IV. Apéndice: la caí­da de Jerusalén y otros eventos relacionados, Jer 52:1-34 A pesar del hecho de que el libro no está del todo en orden cronológico, es posible fechar varias de sus secciones porque las mismas contienen anotaciones cronológicas. Enseguida se anotan esas secciones juntamente con sus fechas:
1. Durante el reinado de Josí­as.

En el decimotercer año, cap. 1.

Más tarde en su reinado, capí­tulos 2—6.

Es posible que la mayorí­a de los capí­tulos 7—20 (excepto el material anotado enseguida) debe fecharse en la época de Josí­as.

2. Durante el reinado de Joacaz. Ninguno.

3. Durante el reinado de Joacim. En los primeros años de su reinado, cap. 26 y probablemente Jer 7:1—Jer 8:3; Jer 22:1-23.
En el cuarto año, capí­tulos 25; 36; 45; Jer 46:1-12.
Después del cuarto año, cap. 35.

4. Durante el reinado de Joaquí­n. Jer 22:24-30; posiblemente cap. 14.

5.Durante el reinado de Sedequí­as.

Al comienzo de su reinado, capí­tulos 24; Jer 49:34-39.

En el cuarto año, capí­tulos 27, 28; Jer 51:59-64.

En tiempo no especificado, capí­tulos 21; 29.

Durante la primera parte del sitio, cap. 34.

Durante la interrupción del sitio, cap. 37.

Durante la reanudación del sitio, capí­tulos 32; 33; 38; Jer 39:15-18.

6. En Judá después de la caí­da de Jerusalén. Jer 39:1-4; Jer 40:1—Jer 43:7.

En Egipto después de que fue llevado allí­. Jer 43:8—Jer 44:30.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El más extenso de los libros proféticos del AT.

Autor y fecha. El autor es el profeta Jeremí­as. Es evidente que los primeros oráculos fueron puestos por escritos aproximadamente en el cuarto año de Joacim (604 a.C.). Baruc dijo: †œEl me dictaba de su boca estas palabras, y yo escribí­a con tinta en el libro† (Jer 36:18).

Circunstancias históricas. Se estima que Jeremí­as nació alrededor del año 639 a.C., en la época en que †¢Josí­as subió al trono. La reforma religiosa de este rey comenzó a los ocho años de su reinado. Al poco tiempo murió el rey asirio †¢Asurbanipal y Josí­as aprovechó un momento de debilidad en el imperio asirio para conseguir la independencia de Judá. Los caldeos emergí­an como una gran potencia, mientras los medos causaban dificultades a los asirios. Finalmente, el caldeo Nabopolasar (626-605 a.C.) logró romper la hegemoní­a asiria. Al mismo tiempo, el faraón Psamético (664-610 a.C.) consiguió librar a Egipto de la influencia asiria. Más o menos en ese tiempo Jeremí­as comenzó a anunciar en Jerusalén sobre las maldades de Jerusalén y el peligro que vendrí­a del N.
caldeos se unieron a los medos, y Asiria cayó definitivamente en el año 616 a.C. A los egipcios les interesaba mantener a Asiria como un estado amortiguador frente a los caldeos. †¢Necao, el sucesor de Psamético hizo una expedición al N, para auxiliar a los asirios en su lucha. Josí­as, que veí­a en los asirios el gran enemigo, intentó detener a Necao, pero murió en una batalla en Meguido. Judá pasó a ser vasallo de Egipto. Pero poco después Necao fue derrotado por los caldeos, al mando de Nabucodonosor II, en la batalla de Carquemis (605 a.C.). Los caldeos siguieron hacia el S, y tomaron †¢Ascalón y otros lugares en la zona costera. Muchos de los habitantes fueron llevados cautivos a Babilonia. Ante el peligro, el rey Joacim decidió pactar con Nabucodonosor, pero más tarde, ante un retroceso momentáneo de los caldeos en la frontera egipcia, Joacim creyó que éstos se habí­an debilitado e intentó aliarse a los egipcios para librarse del yugo caldeo.
el año 598 a.C. los caldeos invadieron de nuevo en firme a Judá y Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor. La familia real fue exiliada a Babilonia, y el gobierno fue dado a Sedequí­as para que lo ejerciera en nombre de los caldeos. Este rey, sin embargo, intentó hacer una alianza de varios paí­ses dominados por Babilonia para rebelarse contra ella. Aunque esta alianza no llegó a grandes consecuencias, Sedequí­as negoció con el faraón Ofra, buscando apoyo egipcio. Esto trajo como resultado otra invasión caldea, que termina con la toma de nuevo de Jerusalén en el 587 a.C. La ciudad fue saqueada y el templo destruido.
í­as quedó en Mizpa con el gobernador Gedalí­as. Pero éste fue asesinado y el pueblo, temeroso de la venganza de los caldeos, decidió emigrar a Egipto, adonde llevaron también al profeta.

Caracterí­sticas. Como otros libros proféticos, el de Jeremí­as se considera una antologí­a de los oráculos que emitió ese siervo de Dios. Estos oráculos se presentan en una gran variedad de estilos y formas literarias. Algunos son poemas que adquieren un sentido épico, o un tono patético cuando lamenta los pecados de Judá y su triste fin. Otros aparecen en prosa. Hay casos de lecciones objetivas, en los cuales el profeta hace algo que tiene una significación especial. Se incluyen también visiones, así­ como datos biográficos. A pesar de toda esta variedad, sin embargo, es evidente una coherencia en el estilo general del libro, lo cual apunta a la autorí­a de una misma persona. Algunos eruditos han sugerido que originalmente la obra estaba dividida en dos o tres volúmenes o colecciones. El orden en que aparecen los oráculos no es cronológico, lo cual dificulta un poco la deseada coordinación de éstos con los eventos históricos conocidos. Se desconoce cuál fue el criterio que se utilizó para la distribución. R. K. Harrison prefiere colocar las profecí­as de J. en los siguientes perí­odos históricos:

a. Bajo el reinado de Josí­as:
1:1-19; 2:1-3, 5; 3:6-6:30; 7:1-10:25; 18:1-20:18.

b. Bajo el reinado de Joacim:
11:1-13:14; 14:1-15:21; 16:1-17:27; 22:1-30; 23:1-8, 9-40; 25:1-14, 15-38; 47:1-7; 48:1-47.

c. Bajo el reinado de Joaquí­n:
31:15-27.

d. Bajo el reinado de Sedequí­as:
21:1-22:30; 24:1-10; 27:1-22; 28:1-17; 29:1-32; 30:1-24; 32:1-44; 33:1-26; 34:1-7, 8-11, 12-22; 37:1-21; 38:1-28; 39:1-18.

Un bosquejo del libro de Jeremí­as podrí­a plantearse de la siguiente manera:

Primer manuscrito dictado a Baruc

1:1-19 Llamamiento de Jeremí­as

:1-4:4 Declaraciones sobre el pecado del pueblo

:5-6:30 Anuncio del juicio que viene

Adición a lo dictado a Baruc

7:1-8:3 Sermón en el templo y otros

:4-9:21 Persistencia del pecado del pueblo y su inevitable destrucción

:22-10:16 Diversos oráculos

:17-25 Persistencia del pecado del pueblo y su inevitable destrucción

Segunda adición a lo dictado a Baruc

11:1-17 Reclamo por la ruptura del pacto de Jehová

:18-12:6 Jeremí­as es perseguido por sus coterráneos

:7-17 El lamento de Dios por la infidelidad de su pueblo y su triste fin

:1-27 Parábola del cinto de lino. Diversos oráculos

:1-15:4 La gran sequí­a y los problemas del pueblo

:5-16:21 Confesiones y lamentos

:1-27 Oráculos diversos

:1-23 En la casa del alfarero

:1-20:18 La vasija rota. Persecución de Pasur. Jeremí­as en el cepo

Profecí­as acerca de la casa de David
y los lí­deres

21:1-24:10 Profecí­as contra los reyes de Judá

Profecí­as contra Jerusalén y las naciones

25:1-38 Contra Judá, Egipto, Filistea, Edom, Moab, Amón, etcétera

Relatos sobre la vida de Jeremí­as

26:1-24 El sermón del templo. Peligro de muerte de Jeremí­as

:1-28:17 Mensaje a los embajadores de las naciones. Exhortación a servir a los caldeos

:1-32 Relaciones de Jeremí­as con los exiliados en Babilonia

El †œLibro de la Consolación†

30:1-31:40 Dios promete hacer volver a los cautivos

Más datos biográficos de Jeremí­as

32:1-33:26 Promesa de restauración futura para Jerusalén

:1-7 Jeremí­as habla en medio del sitio de Jerusalén

:8-22 El pueblo intenta libertar a los siervos hebreos y luego vuelve a tomarlos

:1-19 El ejemplo de los recabitas

:1-32 La forma en que Jeremí­as dicta a Baruc las profecí­as

:1-10 Jeremí­as ratifica su predicción de la victoria caldea

:11-38:28 Jeremí­as es puesto en prisión.

:1-40:6 Los caldeos entran en la ciudad. Jeremí­as es liberado

:7-43:7 Gedalí­as es asesinado. Se decide la huida a Egipto

:8-44:30 Mensajes de Jeremí­as en Egipto

Jeremí­as y Baruc

45:1-5 Mensaje a Baruc cuando recibí­a el dictado de Jeremí­as

Los oráculos contra las naciones

46:1-51:64 Contra Egipto, Gaza, Moab, Amón, Edom, Damasco, etcétera.

Caí­da de Jerusalén en manos de los caldeos

52:1-34 Nabucodonosor toma la ciudad. El relato parece haber sido extraí­do de la misma fuente que 2 R. 24 y 25.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Profecí­as y registro histórico escritos por Jeremí­as e inspirados por Dios. A Jeremí­as se le comisionó como profeta en el año decimotercero del rey Josí­as (647 a. E.C.) para advertir al reino meridional de Judá de su inminente destrucción. Este hecho ocurrió cuando aún no habí­a transcurrido un siglo desde la obra del profeta Isaí­as y la caí­da del reino septentrional de Israel ante los asirios.

Orden del libro. El libro no sigue un orden cronológico, sino más bien temático. Aunque se dan fechas cuando es necesario, la mayorí­a de las profecí­as aplican a la nación de Judá durante el perí­odo general de los reinados de Josí­as, Jehoacaz, Jehoiaquim, Joaquí­n y Sedequí­as. Dios le dijo a Jeremí­as repetidas veces que la iniquidad de la nación era incorregible. No obstante, los que eran de corazón recto tuvieron muchas oportunidades para reformarse y conseguir liberación. En lo que respecta a su valor profético para nuestro dí­a, el orden de los escritos de Jeremí­as no incide en su entendimiento ni aplicación.

Cuándo se escribió. La mayor parte del libro de Jeremí­as no se escribió cuando se pronunciaron las profecí­as. Jeremí­as no redactó ninguna de sus proclamaciones hasta el cuarto año del reinado de Jehoiaquim (625 a. E.C.), cuando Jehová le mandó que pusiera por escrito todas las palabras que le habí­a hablado hasta la fecha. Esto no solo incluí­a las palabras acerca de Judá pronunciadas en tiempos de Josí­as, sino también las proclamaciones de juicio contra todas las naciones. (Jer 36:1, 2.) Jehoiaquim fue quemando este rollo a medida que Jehudí­ lo iba leyendo. Sin embargo, se le mandó a Jeremí­as que lo escribiera otra vez, y eso fue lo que hizo por medio de su secretario Baruc, e insertó otras muchas palabras. (Jer 36:21-23, 28, 32.)
El resto del libro se debió añadir más tarde. Por ejemplo, la introducción, donde se hace mención del año undécimo de Sedequí­as (Jer 1:3); algunas profecí­as que Jeremí­as escribió cuando las pronunció (30:2; 51:60); la carta a los exiliados en Babilonia (29:1), así­ como las proclamaciones hechas durante el reinado de Sedequí­as y el relato de los acontecimientos ocurridos después de la caí­da de Jerusalén hasta cerca del año 580 a. E.C. Aunque el rollo que escribió Baruc componí­a una gran parte del libro, es posible que Jeremí­as lo organizara y volviera a ordenar cuando añadió las últimas secciones.

Autenticidad. La autenticidad del libro de Jeremí­as suele aceptarse como un hecho, que solo cuestionan unos cuantos crí­ticos que se basan en las diferencias que hay entre el texto hebreo masorético y la Versión de los Setenta del Manuscrito Alejandrino. En el libro de Jeremí­as se aprecian más variaciones entre los textos hebreo y griego que en cualquier otro libro de las Escrituras Hebreas. Se dice que la Versión de los Setenta tiene unas 2.700 palabras menos que el texto hebreo, es decir, una octava parte del libro. La mayorí­a de los eruditos están de acuerdo en que la traducción griega de este libro es deficiente, pero eso no menoscaba la confiabilidad del texto hebreo. Hay quien opina que el traductor pudo haber tenido un manuscrito hebreo de una †œfamilia† diferente, una recensión especial, pero los estudios hechos por los crí­ticos ponen de manifiesto que este no parece ser el caso.
El cumplimiento de las profecí­as que registró Jeremí­as, además del contenido de estas, constituyen un fuerte testimonio a favor de la autenticidad del libro. Entre las numerosas profecí­as de Jeremí­as se encuentran las incluidas en el cuadro de la izquierda.

Principios y cualidades de Dios. Además de profecí­as, el libro presenta muchos principios que deberí­an guiarnos. Subraya que el formalismo no es de ningún valor a los ojos de Dios, pues El desea adoración y obediencia de corazón. A los habitantes de Judá se les dijo que no confiaran en el templo ni en sus edificios circundantes, y se les exhortó con las siguientes palabras: †œCircuncí­dense a Jehová, y quiten los prepucios de sus corazones†. (Jer 4:4; 7:3-7; 9:25, 26.)
El libro contiene asimismo muchos ejemplos de las cualidades de Dios manifestadas en su relación con su pueblo. La liberación de un resto de su pueblo y el que finalmente se les repatriara a Jerusalén, como habí­a profetizado Jeremí­as, fue un ejemplo de la gran bondad y misericordia de Jehová. La manera como Dios cuidó de los recabitas, de Ebed-mélec y de Baruc destaca su aprecio y consideración hacia aquellos que muestran bondad a sus siervos, así­ como el hecho de que El es Remunerador de los que le buscan y obedecen. (Jer 35:18, 19; 39:16-18; 45:1-5.)
A Jehová se le representa de manera sublime como el Creador de todas las cosas, el Rey hasta tiempo indefinido y el único Dios verdadero. Tan sólo El debe ser temido, Aquel que dirige y corrige a los que invocan su nombre, y ante cuya denunciación ninguna nación puede mantenerse en pie. El es el Gran Alfarero, en cuya mano las personas y las naciones son como vasijas de barro que puede moldear o destruir de acuerdo con Su voluntad. (Jer 10; 18:1-10; Ro 9:19-24.)
El libro de Jeremí­as revela que Dios espera que el pueblo que lleva Su nombre contribuya a Su gloria y alabanza, y que para El son un pueblo entrañable. (Jer 13:11.) Los que profetizan falsamente en Su nombre, diciendo †œpaz† a aquellos con los que Dios no está en paz, tendrán que rendir cuentas a Dios por sus palabras, y tropezarán y caerán (6:13-15; 8:10-12; 23:16-20). Los que sirven al pueblo en calidad de sacerdotes y profetas tienen una gran responsabilidad ante Dios, como Jehová dijo a los habitantes de Judá: †œYo no envié a los profetas; no obstante, ellos mismos corrieron. No les hablé; no obstante, ellos mismos profetizaron. Pero si se hubieran parado en mi grupo í­ntimo, entonces habrí­an hecho que mi pueblo oyera mis propias palabras, y habrí­an hecho que se volvieran de su camino malo y de la maldad de sus tratos† (23:21, 22).
Al igual que en otros libros de la Biblia, se considera que la nación santa de Dios es como una esposa para Jehová, y su infidelidad equivale a †œprostitución†. (Jer 3:1-3, 6-10; compárese con Snt 4:4.) Sin embargo, la lealtad de Jehová a sus pactos es inquebrantable. (Jer 31:37; 33:20-22, 25, 26.)
Este libro contiene gran cantidad de principios e ilustraciones excelentes, a los que otros escritores de la Biblia han hecho referencia. También se encuentran en él otros muchos modelos simbólicos y proféticos cuyo significado es vital, y que aplican al cristiano de tiempos modernos y a su ministerio.

[Recuadro en la página 60]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE JEREMíAS
Registro de las proclamaciones de juicio de Jehová mediante Jeremí­as, así­ como un relato de las propias experiencias del profeta y de la destrucción de Jerusalén por Babilonia
Empezó a escribirse unos dieciocho años antes de la caí­da de Jerusalén, y se terminó unos veintisiete años después de ese acontecimiento

Se comisiona al joven Jeremí­as como profeta
Tendrá que †œdemoler†, así­ como †œedificar† y †œplantar†
Jehová lo fortalecerá para esta comisión (1:1-19)

Jeremí­as cumple con su comisión de †œdemoler†
Expone la iniquidad de Judá y proclama la certeza de la destrucción de Jerusalén; el templo no salvará a la nación infiel; se deportará al pueblo de Dios a Babilonia por setenta años (2:1–3:13; 3:19–16:13; 17:1–19:15; 24:1–25:38; 29:1-32; 34:1-22)
Se anuncian juicios contra Sedequí­as y Jehoiaquim, así­ como contra los falsos profetas, los pastores infieles y los sacerdotes faltos de fe (21:1–23:2; 23:9-40; 27:1–28:17)
Jehová predice derrotas humillantes de muchas naciones, entre ellas Babilonia (46:1–51:64)

Jeremí­as lleva a cabo su asignación de †œedificar† y †œplantar†
Predice la repatriación de un resto israelita y la venida de †œun brote justo† (3:14-18; 16:14-21; 23:3-8; 30:1–31:26; 33:1-26)
También anuncia que Jehová celebrará un nuevo pacto con su pueblo (31:27-40)
Por mandato de Jehová, Jeremí­as compra un campo a fin de ilustrar la seguridad del regreso de Israel del exilio (32:1-44)
Asegura a los recabitas que sobrevivirán por haber obedecido a su antepasado Jehonadab; su obediencia pone de manifiesto la desobediencia de Israel a Jehová (35:1-19)
Censura a Baruc y lo fortalece, asegurándole que sobrevivirá a la calamidad venidera (45:1-5)

Jeremí­as sufre como consecuencia de su denuedo al profetizar
Le golpean y le ponen en el cepo por la noche (20:1-18)
Se planea su asesinato por proclamar la destrucción de Jerusalén, pero los prí­ncipes lo libran (26:1-24)
El rey quema el rollo de Jeremí­as; se acusa falsamente a Jeremí­as de ponerse de parte de los babilonios y se le detiene y encarcela (36:1–37:21)
Finalmente, se le arroja a una cisterna fangosa para que muera; Ebed-mélec lo rescata y Jeremí­as le promete protección durante la venidera destrucción de Jerusalén (38:1-28; 39:15-18)

Acontecimientos desde la caí­da de Jerusalén hasta la huida a Egipto
Jerusalén cae; se captura al rey Sedequí­as, se mata a sus hijos y a él se le ciega y se le lleva a Babilonia (52:1-11)
Se quema el templo y los grandes edificios de Jerusalén, y se lleva a la mayor parte del pueblo al exilio (39:1-14; 52:12-34)
Se nombra a Guedalí­as gobernador sobre los pocos israelitas que quedan, pero lo asesinan (40:1–41:9)
Atemorizado, el pueblo huye a Egipto; Jeremí­as advierte que Egipto mismo caerá y que la calamidad los alcanzará en aquella tierra (41:10–44:30)

[Recuadro en la página 61]

PROFECíAS REGISTRADAS POR JEREMíAS

Las que él vio cumplidas
El cautiverio de Sedequí­as y la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, rey de Babilonia (Jer 20:3-6; 21:3-10; 39:6-9)
El destronamiento y la muerte en cautiverio del rey Salum (Jehoacaz) (Jer 22:11, 12; 2Re 23:30-34; 2Cr 36:1-4)
El cautiverio del rey Coní­as (Joaquí­n) en Babilonia (Jer 22:24-27; 2Re 24:15, 16)
La muerte del falso profeta Hananí­as antes de un año (Jer 28:16, 17)
El que algunos de los recabitas y Ebed-mélec, el etí­ope, sobrevivieran a la destrucción de Jerusalén (Jer 35:19; 39:15-18)

Otras cuyo cumplimiento corrobora la historia
Nabucodorosor (Nabucodonosor) invade y conquista Egipto (Jer 43:8-13; 46:13-26)
El regreso de los judí­os, así­ como la reconstrucción del templo y de la ciudad después de setenta años de desolación (Jer 24:1-7; 25:11, 12; 29:10; 30:11, 18, 19; compárense con 2Cr 36:20, 21; Esd 1:1; Da 9:2)
Ammón quedarí­a como un yermo desolado (Jer 49:2)
Edom serí­a cortada como nación (Jer 49:17, 18) (Con la muerte de los Herodes, Edom desapareció como nación)
Babilonia llegarí­a a estar desolada permanentemente (Jer 25:12-14; 50:35, 38-40)

De cumplimiento mayor espiritual, como se indica en las Escrituras Griegas Cristianas
Un nuevo pacto hecho con la casa de Israel y la casa de Judá (Jer 31:31-34; Heb 8:8-13)
La casa de David nunca dejarí­a de tener un hombre que se sentara sobre el trono del reino (Jer 33:17-21; Lu 1:32, 33)
La caí­da de Babilonia la Grande constituye un cumplimiento simbólico y de mayor alcance de las palabras de Jeremí­as contra la antigua Babilonia, como se muestra en las siguientes comparaciones: Jer 50:2—Rev 14:8; Jer 50:8; 51:6, 45—Rev 18:4; Jer 50:15, 29—Rev 18:6, 7; Jer 50:23—Rev 18:8, 15-17; Jer 50:38—Rev 16:12; Jer 50:39, 40; 51:37—Rev 18:2; Jer 51:8—Rev 18:8-10, 15, 19; Jer 51:9, 49, 56—Rev 18:5; Jer 51:12—Rev 17:16, 17; Jer 51:13—Rev 17:1, 15; Jer 51:48—Rev 18:20; Jer 51:55—Rev 18:22, 23; Jer 51:63, 64—Rev 18:21

Fuente: Diccionario de la Biblia