JORDAN. EL

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Rí­o que surca Palestina desde el Norte hasta el Sur, desde el nacimiento en las fuentes del monte Hermón hasta el Mar Muerto. Es el rí­o bí­blico más significatvo. Está citado 179 veces en el Antiguo Testamento y 15 en el Nuevo.

Recorre una llanura fértil al norte, donde antes se formaba un pequeño lago, el Hule, de unos 6 kmts. de largo. Hoy está ya desecado para mejorar las tierras de cultivo del entorno explotado por colonos judí­os.

Sigue luego unos 10 Kmts. en bajada rápida (de 2 mts. sobre el nivel del Mediterráneo a 208 por debajo y entra por Betsaida en el lago de Genezareth.

Al salir del lago, o Mar de Tiberí­ades, se desliza sinuosamente por un valle fluvial fecundo, cálido, tropical.

Ese valle, o Ghor, implica la distancia de 104 kmts. en lí­nea recta, pero en cauce tiene 300 kmts., debido a los meandros que serpentean en un terreno de anchura variable (de 5 kmts al norte a casi 20 al sur).

Recibe en su curso varios afluentes, entre los que tienen alguna importancia el Yarmuk y el Yabbok, procedentes de Jordania. Termina en el Mar Muerto, a 400 por debajo del Mediterráneo, el foso más profundo de todo el planeta, después de saludar a la histórica Jericó.

El Jordán es un rosario de recuerdos bí­blicos en cada punto de su trayecto: Abraham, Isaac, Jacob, Josué, los profetas Elí­as y Eliseo, los Macabeos… Sobre todo refleja todaví­a el eco de Juan el Bautista y de Jesús, que lo cruzaron frecuentemente en sus correrí­as apostólicas por toda Palestina.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa