JUDAS, EPISTOLA DE
una de las cartas católicas y uno de los textos del N. T. más cortos, un capítulo y veinticinco versículos. Admitida como canónica desde el año 200, aunque en principio se dudó de su carácter inspirado, debido a que acude a citas de escritos judíos apócrifos, como en los versículos 6-7, donde alude a Testamentos de los doce patriarcas; 14-15, donde el libro de Henoc; y en el 9, al apócrifo Asunción de Moisés. El autor no parece ser el Judas apóstol, pues la misma carta se sitúa en la época postapotólica en el versículo 17, además del buen griego que maneja el autor. La carta está dedicada a atacar y estigmatizar a los falsos doctores que hacen peligrar la fe en Cristo y a alertar y poner en guardia a los fieles creyentes para que se consoliden en la fe, †œque ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre†, 3, es decir la fe transmitida por los apóstoles. Los enemigos que ataca no están bien definidos, los presenta como gente malvada infiltrada en la Iglesia, impíos que niegan el señorío absoluto de Cristo y han convertido en libertinaje la gracia de Dios, 3-4. No se puede pensar aquí en el gnosticismo, sino en ciertas tendencias especulativas esotéricas, sincréticas, sobre los seres espirituales, cuyos †œdoctores† caen en la permisividad y en los desenfrenos sexuales. Los destinatarios de la carta tampoco están definidos, simplemente dice: †œa los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo†, 1, lo que da para pensar en comunidades cristianas expuestas a las tendencias sincretistas, existentes ya en el siglo I, tendencias combatidas por Pablo en Colosenses. Esta denuncia de la carta de J. es muy del antiguo estilo profético así como el castigo que anuncia a los falsos doctores, 5-7 y 11.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Una de las cartas universales incluida en la lista más primitiva de escrituras del NT (probablemente del siglo II d. de J.C.), aunque ninguno de los Padres eclesiásticos la citó ni siquiera la mencionó antes de Clemente de Alejandría (c. 150 – c. 215).
El autor puede ser el mismo Judas que era hermano de Jacobo y de Jesús (Mat 13:55; Mar 6:3; ver HERMANOS DEL SEí‘OR). Los problemas que él trata eran comunes en la cuarta parte del primer siglo cuando las herejías estaban creciendo (Jud 1:3).
Judas les recuerda a los creyentes que la oposición es inevitable y que se necesita tener compasión para con los pecadores; también les recuerda de los atributos inefables de Dios. El denuncia a los que socavan la fe verdadera (Jud 1:4-16. Judas también advierte a sus lectores del castigo de Dios en el AT (Gen 6:1-4; Gen 19:24; Num 14:29, Num 14:37) de personas, ángeles y ciudades de los cuales se esperaba más. El deja saber sin duda alguna que Dios todavía castiga el pecado. Jud 1:17-25 exhorta a una perseverancia continua. El autor les hace recordar que los apóstoles habían profetizado la venida de burladores (2Pe 3:3) los cuales aman las cosas terrenales y siembran semillas de discordia entre los creyentes.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Carta escrita por un †œhermano de Jacobo†. El autor se llama a sí mismo †œsiervo de Cristo† (Jud 1:1).
Autor y fecha. Desde muy temprano en la historia de la Iglesia se atribuye esta obra a uno de los hermanos del Señor Jesús. Según Mat 13:56 y Mar 6:3, éstos se llamaban †¢Jacobo (Santiago), †¢José, †¢Simón y †¢Judas». Muchos opinan que el autor de la epístola no dice †œhermano del Señor† por humildad. Como tampoco lo hace †¢Santiago ( †¢Jacobo). Se piensa que la obra fue escrita entre los años 70 y 80 d C. La expresión †œ… tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo…† (Jud 1:17) parecen sugerir que el autor no se considera un apóstol. Esto podría confirmar la opinión en cuanto a que no se trata de †¢Judas Tadeo.
Canonicidad. Clemente de Alejandría (155 al 220 d.C.) escribió un comentario sobre esta epístola. A principios del siglo II, otros autores cristianos la citan, entre ellos Atenágoras y Policarpo. A pesar de esto, muchas iglesias, especialmente en el Oriente, tenían dudas sobre la canonicidad de J. El problema surgía del uso que hace el escritor de varios libros apócrifos, entre ellos I Enoc y La asunción de Moisés. Ya en el siglo IV la epístola quedó como parte del canon. Figura en el famoso fragmento de Muratori (†¢Apócrifos y pseudoepigráficos del NT. †¢Canon del NT).
Las citas de los apócrifos. El uso de material sacado de los libros apócrifos hizo que algunos autores, como Clemente de Alejandría y Tertuliano, aceptaran a esas obras como Escritura. Pero con el tiempo los creyentes fueron dándose cuenta de que los apócrifos contienen muchas leyendas y conceptos que contradicen el resto de la Biblia, por lo cual fueron dejados fuera del canon. Así como Pablo utilizó citas de profetas paganos (Hch 17:28; Tit 1:12), lo cual no significa que apruebe todo lo que digan las obras citadas, el autor de la epístola toma del texto de libros apócrifos sin por ello otorgarle al resto del mismo la calidad de Sagrada Escritura. También en 2Pe 2:4-5 se hace uso de pasajes de los apócrifos. Muchos comparan esta epístola con 2Pe 2:1-22, encontrando entre ellos cierta similitud. No se ha podido llegar a una conclusión en cuanto a quién escribió primero, si el autor de Judas o el de 2 Pedro.
Desarrollo. La carta no está dirigida de manera general, sino a un grupo específico de creyentes. Hoy no sabemos quiénes eran éstos. Fue escrita para hacer frente a falsas doctrinas, enseñadas por hombres que habían †œentrado encubiertamente† entre los hermanos (Jud 1:4). El autor dice que tenía la intención de escribirles desde hacía tiempo, pero que ahora lo hacía porque era necesario. †œHombres impíos† estaban enseñando doctrinas de error. éstas parecían contener elementos de un gnosticismo muy incipiente, que se expresaba en una forma distinta a la que Pablo había combatido en el caso de los colosenses. Los falsos maestros enseñaban:
) El libertinaje (†œ… convierten en libertinaje la gracia de Dios† [Jud 1:4]).
) Negación de la deidad y señorío de Cristo (†œ… niegan a Dios el único soberano y a nuestro Señor Jesucristo† [Jud 1:4]).
) Lujuria (†œ… mancillan la carne† [Jud 1:8])
) Rebeldía y desorden (†œ… rechazan la autoridad† [Jud 1:8])
) Irrespeto y blasfemia contra los seres espirituales (†œ… blasfeman de las potestades superiores† [Jud 1:8]).
autor amonesta a sus lectores sobre la necesidad de contender †œardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos† (Jud 1:3). Para animarles en la fidelidad, pone varios ejemplos:
) El caso de los israelitas que fueron salvados de Egipto, pero que †œdespués† el Señor †œdestruyó a los que no creyeron† (Jud 1:5). Es una referencia al †¢éxodo y lo que se narra en el Pentateuco.
) El caso de Sodoma y Gomorra. Destaca el hecho de que los habitantes de aquellas ciudades habían †œfornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza†, siendo luego †œpuestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno† (Jud 1:7). Alude a lo narrado en Gen 19:24-25).
) El caso de la contienda del arcángel Miguel con el diablo (Jud 1:9). Destaca el hecho de que ni aun ese arcángel †œse atrevió a proferir juicio de maldición contra† Satanás. Por testimonio de Clemente y Orígenes se sabe que este relato, ahora perdido, aparecía en el libro apócrifo La asunción de Moisés.
enseguida a lamentarse, con un sentido de amenaza (†œÂ¡Ay de ellos!†), comparando a los falsos maestros con varios personajes del AT. Dice que †œhan seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré† (Jud 1:11).
de santo celo, el autor continúa lanzando diversos epítetos contra los falsos maestros. Les llama:
) †œManchas en vuestros ágapes† (Jud 1:12).
) Apacentadores de sí mismos (Jud 1:12).
) †œNubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos† (Jud 1:12).
) †œírboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados† (Jud 1:12).
) †œFieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza† (Jud 1:13).
) †œEstrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas† (Jud 1:13).
) †œMurmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos … adulando…† (Jud 1:16).
que †œEnoc, séptimo desde Adán†, profetizó sobre estos falsos maestros, diciendo: †œHe aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos…† (Jud 1:14-15). Es una cita del libro apócrifo 1 Enoc.
recuerda también que los apóstoles habían profetizado que †œen el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos…. los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen el Espíritu† (Jud 1:17-19). Continúa exhortando a los creyentes, los cuales deben:
) Edificarse sobre la †œsantísima fe† (Jud 1:20).
) Orar †œen el Espíritu Santo† (Jud 1:20).
) Esperar †œla misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna† (Jud 1:21).
) Convencer a los que dudan (Jud 1:22).
) Salvar a los que están en peligro de caer, †œarrebatándolos del fuego† (Jud 1:23).
) Teniendo misericordia con temor de aquellos que han caído, pero †œaborreciendo aun la ropa contaminada por su carne† (Jud 1:23).
con una doxología: †œY a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.† (Jud 1:24-25).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
Una de las *“epístolas católicas” o “universales”.
I. Bosquejo del contenido
Esta epístola se divide en cinco partes:
a. Salutación (
b. El propósito que tuvo Judas para escribir (vv. 3–4).
c. Denuncia de los falsos maestros y pronóstico acerca de su destino (vv. 5–16).
d. Exhortación a los cristianos (vv. 17–23).
e. Doxología (vv. 24–25).
II. Autor, fecha, y canonicidad
El autor de este pequeño tratado se da a conocer como “Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo”. En la iglesia primitiva solamente había un Jacobo a quien se pudiera hacer referencia de esta manera, sin mayores especificaciones: “Jacobo el hermano del Señor” (como se le llama en Gá. 1.19). Esto parecería equiparar al autor con el Judas que se menciona entre los hermanos de Jesús en Mt. 13.55 y Mr. 6.3, el Judas cuyos dos nietos, según Hegesipo, fueron examinados por Domiciano, y descartados cuando se le informó que pertenecían a la casa de David (
III. Ocasión en que fue escrita y propósito
Judas había proyectado otro tratado, relativo a “nuestra común salvación”, cuando se vio obligado a adoptar una línea mucho más controvertida, para efectuar una vigorosa defensa de la fe apostólica. Esto se hizo necesario por las alarmantes y propuestas de un incipiente gnosticismo en el círculo de cristianos al que se dirige Judas, que en este caso no se trataba de una forma ascética de enseñanza como la que atacaba Pablo en Colosenses, de una forma antinómica que puede haber apelado a la enseñanza de Pablo sobre la libertad cristiana, erróneamente interpretando esa libertad como licencia, y utilizándola “como ocasión para la carne” (cf. Gá. 5.13). Esto lo sugiere la descripción que hace Judas de los falsos maestros en cuestión como que “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (v. 4).
IV. Argumento de la epístola
Es necesario denunciar las falsas enseñanzas; no es suficiente colocar la verdad junto a ellas en la esperanza de que todos podrán reconocer cuál es la doctrina verdadera. La refutación del error es un correlativo esencial para la defensa de la fe “que ha sido una vez dada a los santos” (v. 3).
Ya antiguamente se había anunciado el castigo de estos falsos maestros. Aunque lento, el juicio de Dios es seguro, y una vez ejecutado se mantiene para siempre. Esto resulta evidente por los ejemplos de los israelitas desobedientes que murieron en el desierto (cf. 1 Co. 10.5; He. 3.17; evidentemente se trataba de un lugar común en la primitiva “tipología” cristiana), los ángeles rebeldes de Gn. 6.1–4, y las ciudades de la llanura (cf. Gn. 19). Al igual que dichos prototipos, los falsos maestros desafian la autoridad divinamente constituida, a diferencia del arcángel Miguel, que no se atrevió a emplear lenguaje insultante ni siquiera con el diablo (vv. 8–10). (Clemente y Orígenes nos dicen que el incidente de la disputa de Miguel con el diablo se relataba en la Asunción de Moisés, pero ya no existe la parte de dicha obra que contiene el mencionado incidente). Los ejemplos de Caín, Balaam y Coré también hacen resaltar la lección del castigo de los seguidores actuales de los mismos (v. 11).
Estos falsos maestros crean problemas y ocasionan vergüenza a la iglesia, incluso en sus fiestas de amor (ágapes); son pastores que se alimentan a sí mismos y no al rebaño (“bocas ciegas”, según la expresión de Milton), nubes que oscurecen el sol pero no envían la refrescante lluvia, árboles que sólo producen frutos del mar Muerto (v. 12). Carecen de efectividad, como las rugientes olas cuya furia se expresa en espuma; son estrellas que salen de sus órbitas y se encaminan a la noche eterna (v. 13). El juicio que les espera en la parusía fue pronosticado por Enoc (vv. 14s; cf. 1 Enoc 1.9).
Los verdaderos creyentes, sin embargo, no tienen que alarmarse por la actividad de estas gentes, de cuyo surgimiento y caída los apóstoles les habían advertido con antelación. Deben protegerse edificándose en la fe, orando en el poder del Espíritu, continuando firmemente en el círculo del amor divino, y esperando la consumación de la misericordia y la vida cuando Cristo venga (vv. 17–21). Si bien deben aborrecer a todos los falsos maestros, y evitarlos, también deben tener misericordia de los que se han desviado por culpa de ellos, y procurar rescatarlos (vv. 22–23).
La epístola termina con alabanza a Dios como el único que es capaz de guardar a su pueblo de las caídas hasta que aparezcan sin “mancha delante de su gloria con gran alegría”.
Bibliografía. K. H. Schelkle, Cartas de Pedro. Carta de Judas, 1974; A. Stöger, Carta de san Judas: Segunda carta de san Pedro, 1967; T.W. Leahy, “Epístola de san Judas”, Comentario bíblico “San Jerónimo”, 1972, t(t). IV, pp. 313–319; R. Díaz Carbonell, “Judas, Epístola de san”, °EBDM, t(t). IV, cols. 739–742.
J. B. Mayor, The Epistle of Jude and the Second Epistle of Peter, 1907; M. R. James, 2 Peter and Jude,
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico