LEA

Gen 29:16-30:20


Lea (heb. Lê’âh, posiblemente “vaca” o “fatigada [lánguida]”). Hija mayor de Labán, que por engaño fue dada a Jacob en lugar de Raquel, su hermana menor, por quien habí­a servido 7 años. Era menos atractiva que su hermana, pero tení­a “ojos delicados [tiernos]”* (Gen 29:16-26). Fue madre de 6 de los hijos de Jacob: Rubén, Simeón, Leví­, Judá, Isacar y Zabulón, y de Dina, una hija (cps 31-35; 30:17-21). Fue enterrada en la tumba familiar de Macpela (49:31). En Rth 4:11 se menciona a Lea junto con Raquel como honrosa fundadora de Israel.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

La hermana de Labán y primera esposa de Jacob (Gen 29:21-30); madre de Rubén, Simeón, Leví­, Judá, Isacar, Zabulón y Dina (Gen 29:31-35; Gen 30:17-21). Leal a Jacob (Gen 31:14-16), regresó con él a Canaán, donde, al morir, fue sepultada en Macpela (Gen 49:31). Dos de sus hijos (Leví­ y Judá) fueron progenitores de tribus prominentes en Israel.

Por medio de Judá, vino Jesucristo (Gen 49:10; Mic 5:2; Mat 2:6; Heb 7:14; Rev 5:5; comparar Rth 4:11).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Gacela). Mujer de Jacob. Hija de Labán. Hermana mayor de Raquel. †œLos ojos de L. eran delicados†, pero Jacob se enamoró de Raquel y sirvió siete años por ella. En el momento de la boda, sin embargo, Labán engañó a Jacob casándolo con L., y dijo después que no era costumbre casar †œla menor antes que la mayor†. †œDio Labán su sierva Zilpa a su hija L. por criada† (Gen 29:16-26). L. fue madre de Rubén, Simeón, Leví­, Judá, Isacar, Zabulón y Dina. Cuando habí­a dejado de dar a luz y por su rivalidad con Raquel †œtomó a Zilpa su sierva y la dio a Jacob por mujer† (Gen 30:9). Así­ nacieron Gad y Aser. La vida conyugal de L. se vio empañada por el amor de Jacob hacia su hermana. Los nombres que daba a sus hijos reflejan esa situación. Cuando Jacob decidió irse de Labán L. le apoyó (Gen 31:14-16). La tradición judí­a resalta el hecho de que los sufrimientos de L. fueron compensados por el hecho de que tuvo más hijos y que la lí­nea sacerdotal salió de uno de ellos, Leví­, y la real de otro, Judá.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG MUJE MUAT

vet, = “fatigada”. Hija mayor de Labán; no era tan bella como Raquel, su hermana menor, y tení­a “los ojos delicados”. Lea fue dada a Jacob en matrimonio, en lugar de Raquel, por la que Jacob habí­a servido siete años. La razón de Labán era que en su medio social no podí­a darse la menor en matrimonio antes que la mayor. Lea dio los siguientes hijos a Jacob: Rubén, Simeón, Leví­, Judá, Isacar, Zabulón y también Dina, la hermana (Gn. 29:16-35; 30:17-21). A su muerte fue sepultada en la cueva de Macpela (Gn. 49:31), el sepulcro también de Sara, Abraham, Isaac y Rebeca, y posteriormente de Jacob (Gn. 23:19; 25:9-10; 35:9; 50:13).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

“Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.” Génesis 29: 17
Léase: Génesis 29:16-35. Lea recibe el comentario curioso de que sus ojos eran tiernos; sin embargo, al compararla, con un “pero”, con Raquel de la que se dice que era hermosa, podemos deducir que no podí­a compararse a su hermana. Lea tendrí­a facciones comunes, sin que tuviera que ser fea. Pero ante sus propios ojos se consideraba como poco atractiva.

El ser una joven hermosa puede resultar peligroso para ella. Pero no es razón para que la que no lo es se sienta postergada. Esta carencia de hermosura puede ser compensada por una naturaleza rica, un corazón ferviente, ternura y afecto. Sabemos que hay caras comunes que pueden esconder rasgos angélicos. Pero esta falta de hermosura puede ser una preocupación para una joven. “¿Por qué no puedo ser más hermosa?” Este deseo no es en sí­ pecaminoso, sino muy humano. Las Escrituras de vez en cuando usan la expresión “de hermoso semblante”. Al hacerlo, la Biblia confirma que la caracterí­stica de la hermosura es una de las bendiciones en nuestra vida humana.

Pero hemos de decir también que la Escritura ofrece consuelo a las Leas. Lea, que no era tractiva, recibe, en realidad, una bendición más rica que la hermosa Raquel. Raquel tuvo sólo dos hijos, José y Benjamí­n. De éstos, José fue vendido como esclavo y dio origen a una de las tribus mancilladas de Israel. En cuanto a la tribu de Benjamí­n, fue casi totalmente eliminada a causa de un terrible pecado nacional en que incurrió. Lea puede blasonar de ser la madre de Judá, y Judá de David y de Cristo.

Esto no se dice en alabanza de Lea como mujer. Sabemos que la posición económica, social y moral de Labán era muy inferior a la de Betuel. Cuando Eliezer llamó a Rebeca, ésta todaví­a podí­a partir como hija libre. Pero las cosas habí­an empeorado rápidamente en Padan-Arán. Lo muestra el que Labán prácticamente vendió a Lea. Jacob tuvo que trabajar siete años para ganar a Lea. Además, Labán engañó a Jacob, y Lea fue su cómplice, pues Jacob deseaba casarse con su hermana Raquel. Es evidente que el tono moral de la familia habí­a degenerado como lo demuestra el hecho que luego se aprovechara de las mandrágoras que habí­a traí­do su hijo Rubén del campo para causar celos en su hermana.

Sin embargo, Lea tení­a una cosa. Dios habí­a puesto milagrosamente fe en su corazón. Al principio era fe egoí­sta. Cuando nació Rubén alabó a Dios porque habí­a sido mirada con favor. Cuando recibió Simeón estuvo contenta porque Dios la habí­a consolado del odio de que habí­a sido ví­ctima. Cuando nació Leví­ se regocijó porque su marido la amarí­a. Pero cuando nació Judá ya habí­a derrotado el egoí­smo de su corazón y lo habí­a reemplazado por sincero agradecimiento: “Ahora”, dijo, “alabaré al Señor”.

Lea no lo hizo por si sola, sino que fue Dios quien lo realizó en su corazón. Raquel no hizo lo mismo. La gloria del Señor no se expresa ni en el nombre de José ni en el de Benjamí­n. La alabanza al Señor está sólo en Judá, porque Judá significa “El que alaba a Dios”.

Es evidente, el maravilloso gobierno de Dios operando en todas estas cosas. En su soberaní­a creó a Raquel hermosa y a Lea de facciones corrientes. Como resultado de ello resultó prácticamente una tragedia entre las dos hermanas. No fue Raquel sino Lea la que dio nacimiento a Judá y con ello al antecesor de la madre de Cristo. La alabanza a Dios procede de Lea, no de Raquel.

De ello se sigue que Dios no ve las cosas con los mismos ojos que los hombres. Hay dos clases de belleza. Hay la belleza que Dios da al nacer, y que se marchita como una flor. Y hay la belleza que Dios concede cuando en su gracia, los hombres nacen de nuevo. Esta clase de belleza no se marchita, sino que florece eternamente.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1- ¿Consiste la bendición de Dios en la belleza externa del cuerpo? Si no lo es, ¿cuál fue la bendición de Lea?
2- ¿Es un pecado desear la belleza exterior?
3- ¿Puede considerarse el matrimonio arreglado de Lea y Jacob posiblemente un castigo para Jacob, por su pecado anterior?
4- ¿Cuál es la lección de Dios para nosotros, que vemos en la vida de Lea?

Fuente: Mujeres de la Biblia

(posiblemente, relacionada con una palabra acadia que significa: †œvaca†, o bien con un término árabe que significa: †œvaca salvaje†).
Hija mayor de Labán, el sobrino nieto de Abrahán. Como Labán era hermano de Rebeca, la madre de Jacob, este último y Lea eran primos. (Gé 22:20-23; 24:24, 29; 29:16.) Lea no era tan hermosa como su hermana más joven, Raquel; se destaca especialmente que sus ojos no tení­an brillo, es decir, carecí­an de vida. (Gé 29:17.) En el caso de las mujeres orientales, los ojos brillantes se consideran un atributo especial de belleza. (Compárese con Can 1:15; 4:9; 7:4.)
Lea llegó a ser la primera esposa de Jacob, pues Labán le engañó cuando por la noche se la dio como esposa en lugar de Raquel, que era, en realidad, a quien Jacob amaba. Este protestó porque se le habí­a embaucado, pero Labán arguyó que no era la costumbre dar a la menor en matrimonio antes que a la primogénita. Es probable que Lea llevase un velo, de acuerdo con la antigua costumbre oriental de que la novia fuese con velo, lo que debió contribuir al éxito del ardid. Jacob habí­a servido siete años pensando en Raquel; sin embargo, en pago por este trabajo recibió a Lea. Más tarde, se le concedió a Raquel —una vez que hubo permanecido una semana con Lea—; no obstante, tuvo que trabajar siete años más para pagar por ella. (Gé 29:18-28.)
El relato dice que Lea era †œodiada† (Gé 29:31, 33), pero también muestra que, tras conseguir finalmente a Raquel, Jacob †œexpresó más amor a Raquel que a Lea†. (Gé 29:30.) Sin duda Jacob no le tení­a odio malicioso a Lea, sino que amaba más a Raquel, su esposa favorita. El siguió cuidando de Lea y cumplió con el débito conyugal. Por consiguiente, Jacob †˜odiaba†™ a Lea en el sentido de que la amaba menos que a Raquel. (Véase ODIO.)
Lea fue madre de siete de los hijos de Jacob, seis varones —Rubén, Simeón, Leví­, Judá, Isacar y Zabulón— y una mujer, Dina. (Gé 29:32-35; 30:16-21.) Por consiguiente, en Rut 4:11 se menciona a Lea junto con Raquel entre las que †œedificaron la casa de Israel†. Lea tuvo el honor de ser la madre de Leví­, el fundador de la tribu sacerdotal de Israel, y de Judá, el padre de la tribu real de la nación.
Lea y sus hijos acompañaron a Jacob cuando este dejó Padán-aram y volvió a Canaán, la tierra donde habí­a nacido. Gé 31:11-18.) Antes de encontrarse en el camino con Esaú, Jacob repartió los hijos a Lea, a Raquel y a sus siervas como medida de protección. En primer lugar, puso a las siervas y a sus hijos; después, a Lea y a los suyos, y detrás de todos, a Raquel y a José. (Gé 33:1-7.) Los hijos de Lea acompañaron a Jacob a Egipto, pero el relato bí­blico no dice que ella lo hiciese. (Gé 46:15.) No se especifica cuándo, dónde y en qué circunstancias murió Lea; tal vez muriese en Canaán. Sea cual fuere el caso, el patriarca hizo llevar su cuerpo al lugar de sepultura de la familia: la cueva del campo de Macpelá. Las instrucciones de Jacob con respecto a sus propios restos muestran que su deseo era que le enterrasen en el mismo lugar donde se habí­a dado sepultura a Abrahán y a Sara, a Isaac y a Rebeca, y a Lea. (Gé 49:29-32.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. lē˒â, ‘vaca salvaje’ [?]). Hija mayor de Labán el arameo. Mediante el engaño de su padre se convirtió en esposa de Jacob, a causa de la costumbre local que prohibía que la hija menor se desposara antes que la mayor (Gn. 29.21–30). Es natural que estuviera celosa de su hermana Raquel, que era más atractiva.

Como madre de Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón y Dina fue aclamada, junto con Raquel, como “edificadoras” de la casa de Israel (Rt. 4.11). Ambas se aliaron con Jacob contra Labán, y cuando fueron a encontrarse con Esaú, a ella se la ubicó en la mitad de la procesión.

Fue sepultada en Macpela, Hebrón, presumiblemente antes del traslado de Jacob a Egipto (Gn. 49.31).

M.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico