MARCAS

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Señales distintivas e identificadoras que permiten valorar y distinguir el sentido de los diversos productos, situación o realidades sociales. En los tiempos romanos, solí­an existir en determinadas vasijas que usaban para transportar lí­quidos, como aceite y el vino e indicaban el origen o el comerciante que lo preparaba o vendí­a.

En las sociedades de consumo actuales también existen tales signos o «marcas». Y se promueve la moda, signo de ligereza, de valorar los productos por sus «marcas» y no por sus cualidades objetivas y reales de bondad o utilidad.

Es importante en educación fomentar la autenticidad y no la fugacidad de los anuncios comerciales. Educar a una persona para que «desprecie» las marcas y prefiera la calidad objetiva es una necesidad en los tiempos recientes.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La variedad de “señales” o “marcas” que menciona la Biblia se ve reflejada por el número de diferentes términos heb. y gr. empleados para describirlas.

1. Las distintas formas verbales empleadas corresponden a nuestras voces cast. “considerar” (Sal. 48.13; 37.37), “escudriñar con mirada fija” (1 S. 1.12, °vrv2 “observar”), “observar (atentamente)” (Lc. 14.7), etc. Con el significado de “hacer una marca”, Isaías se refiere al carpintero que traza una línea con lápiz y compás (44.13), mientras que Jeremías habla de los pecados de Judá como indeleblemente marcados, como una mancha sobre una tela, que ni la lejía ni el jabón pueden sacar (2.22).

2. En Gn. 4.15 encontramos el primer uso fuera de lo común de “señal” o “marca” como sustantivo (°nbe “marcó”). Se trata aquí de una traducción del heb. ˒ôṯ, que describe la marca en la frente de Caín. En el AT ˒ôṯ generalmente significa “señal”; pero también quiere decir “augurios” (1 S. 10.7, 9), “símbolos” (Is. 8.18), “milagros” (Ex. 7.3). No obstante, en el fondo de muchos de estos diferentes usos se encuentra la idea común de “promesa”, como, p. ej., del bien (Sal. 86.17), de la presencia de Dios (Ex. 4.8s), y del pacto (Gn. 9.12–13, 17). En consecuencia, ˒ôṯ, cuando se lo emplea con referencia a la marca en la frente de Caín, debe entenderse en función de señal, promesa, o muestra de la protección del Señor para protegerlo contra la retribución. Si esto es así, ˒ôṯ podría entonces significar prenda en relación con algún tipo de pacto por el que Dios se compromete a proteger a Caín (Gn. 4.15).

3. En Ez. 9.4, 6 la voz heb. tāw se traduce “señal”. Esta es la marca que se coloca sobre la frente de los justos, a modo de certificación de que los que llevaban la señal constituían el pueblo del Señor (cf. Job 31.35, °vm, donde tāw se traduce. “firma”), y se distinguían de los idólatras, y, por lo tanto, estaban exentos del juicio a causa de la protección del Señor (cf. Ex. 12.22s). Aquí puede significar “sello” (cf. Ap. 7.3; 14.1; 22.4).

4. Otra palabra que se trad. “señal” sólo aparece una vez en la Biblia: qa˓aqa˓. Su etimología es oscura, pero en Lv. 19.28 probablemente se refiere a las marcas de tatuaje (así °vp; °vm “dibujo”) que, junto con “los rasguños en vuestro cuerpo” (e. d. “incisiones” o “laceraciones”) estaban prohibidas a los israelitas. La prohibición probablemente tiene que ver con sus asociaciones paganas y mágicas.

5. En la conocida metáfora paulina de “(proseguir) a la meta” (skopos) a fin de ganar el premio (Fil. 3.14) “meta (“señal”) significa “llegada”. El apóstol emplea aquí el lenguaje de las carreras de carros para describir la intensidad con que se concentra para ganar la corona, o sea el honor de ser llamado por Dios en Cristo.

6. Otra voz gr. que se trad. “marca” (así °vrv2) fue incorporada al castellano con poca alteración: stigma, ‘estigma’. Al igual que skopos, sólo aparece una vez (Gá. 6.17). La raíz significa “punzar”, pero probablemente Pablo la emplea en el sentido de los tatuajes o marcas de propiedad con que los amos estampaban a sus esclavos a fin de identificarlos. Pablo estaba orgulloso de ser siervo de Cristo (cf. Ro. 1.1, °vrv2, eds. Caribe, nota); para él no había estigma asociado con las marcas de esclavitud a Cristo que había recibido (Gá. 6.17) en el curso de su ministerio (2 Co. 11.23–27).

7. El último término, jaragma (Ap. 13.16), nos recuerda al heb. tāw en Ez. 9.4, 6, pero las circunstancias se invierten. En Ap. 13.16 es “la marca de la bestia”; y la llevan los seguidores del anticristo, que es la materialización de la apostasía. Ya sea con sentido literal o moral, esta marca puede significar una adulteración del “sello” de Dios en los cristianos.

Bibliografía. F. Stolz, “Signo, señal”, °DTMAT, t(t). I, cols. 156–163; Helfmeyer, “Signo”, °DTAT, 1978, t(t). I, cols. 180–201.

J.G.S.S.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico