MARCIONISMO

Movimiento herético. Marción, lí­der cristiano en el Ponto (Asia Menor), excomulgado alrededor del año 144 d.C., organizó a sus partidarios en una especie de iglesia o movimiento enfrentando al cristianismo ortodoxo. Lo más importante en la vida de Marción pudo haber sido su canon de las Escrituras, que consistí­a en diez epí­stolas paulinas y el Evangelio según San Lucas (excluyendo relatos sobre el nacimiento de Cristo). Algunos le han acusado de «gnóstico».
Según Marción, el dios del Antiguo Testamento, el «demiurgo», era un ser inferior que creó el mundo material. No era necesariamente malvado, pero no era equivalente al Dios y Padre de Jesús, quien vino a revelar al Dios verdadero. En el marcionismo se produce una discontinuidad entre los dos testamentos, así­ como entre Israel y la iglesia cristiana, y entre el Dios del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Debido al crecimiento temporal del marcionismo, las iglesias aceleraron el proceso de definición del canon de la Biblia.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

El nombre de esta secta se debe a su fundador, Marción. Nacido en sí­nope (en la actual Turquí­a), en los primeros arios del siglo 11, parece ser que fue excomulgado por su propio padre, obispo de aquella Iglesia. Tertuliano lo presenta como un rico armador naval (De praescriptione, 30, 1). Al llegar a Roma, entró a formar parte de aquella Iglesia, a la que donó 200,000 sextercios, cantidad que se le restituyó cuando en el 144 fue expulsado de la comunidad.

Después de su separación, Marción fundó una Iglesia dotada de jerarquí­a, de teólogos y hasta de mártires, que «se extendió hasta los últimos confines de la tierra» (Justino) y estuvo vigente hasta mediados del siglo V.

La intención original de Marción parece ser que no era la de fundar una nueva Iglesia, sino la de anunciar el mensaje de Jesús, que le parecí­a adulterado por la comunidad cristiana de su tiempo. El núcleo de la doctrina marcionita era la proclamación de la redención realizada por Jesús por la misericordia de Dios Padre. La constatación de que el Dios del Antiguo Testamento no presentaba los rasgos de misericordia del Dios anunciado por Jesús llevó a Marción a distinguir entre el Dios benévolo y Padre de Cristo. que salva libremente y por amor, del Dios del Antiguo Testamento, señor de este mundo al que somete mediante el temor y la ley.

Siguiendo esta orientación antijudí­a, Marción rechazó todos los libros del Antiguo Testamento e incluso algunos del Nuevo. que consideraba interpolados por los judaizantes. Aceptó, aunque con algunas correcciones, a Lucas y a Pablo, dando vida de este modo al primer canon neotestamentario.

Sobre la base del dualismo existente entre las dos economí­as del Antiguo y del Nuevo Testamento, Marción impuso a sus seguidores una moral muy severa, que predicaba la abstinencia de todas las obras del Dios creador, especialmente el matrimonio, el uso de la carne y del vino.

No cabe duda de que Marción representó uno de los más graves peligros para la comunidad cristiana del siglo II. «Ejerció una influencia fundamental en la evolución de la doctrina de la Iglesia con su drástica denuncia de un peligro realmente existente, a saber, la progresiva deformación del kerigma en sentido legalista» (B. Aland).

L. Padovese

Bibl.: B. Aland, Marción, marcionismo. en DPAC, 11, 1354-1355; A. Orbe, Introducción a la teologí­a de los Siglos 11- y III, Sí­gueme, Salamanca 1988.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico