MARFIL

1Ki 10:18; 2Ch 9:17 hizo .. un gran trono de m
22:39


Marfil (heb. shên, “diente”; shenhabbîm [generalrnente se piensa que habbim significa “elefante”, aunque no está documentado aún]; gr. elefántinos). Los colmillos de elefante eran muy codiciados en el mundo antiguo para hacer artí­culos de lujo. El animal no es mencionado en la Biblia, pero se hace referencia a ellos en los libros de los Macabeos. Allí­ se los describe como bestias de guerra de los reyes sitios. En tales condiciones los animales eran conducidos por hindúes y tení­an sobre sus lomos torres de madera en las que habí­a arqueros (1 Mac. 1:17; 6:30-46; 8:6; 11:56; 2 Mac. 13:2-15). En tiempos antiguos, habí­a elefantes en el norte de Siria y el norte de la Mesopotamia. Tutmosis III (c-1486-c, 1450 a.C.) pretende haber cazado 120 en Ni, al sudeste de Alepo, y los reyes asirios Tiglat-pileser I (1113-1074 a.C.) y Adad-nirari II (910-889 a.C.) nos cuentan que cazaron estos animales en la región de Harán y sobre el rí­o Khabur. Un elefante recibido como tributo por Tutmosis III de Egipto está representado en la tumba de su visir Rekh-mi-Re, y otro recibido en esa ciudad por Salmanasar III de Asiria (859-824 a.C.) se observa en su Obelisco Negro. Eran de la India, y no africanos. Los numerosos objetos de marfil que se encontraron en todo el Cercano Oriente demuestran que, en la antigüedad, los elefantes habrí­an sido comunes en esas regiones. 338. Un panel de marfil procedente de Samaria, probablemente una pieza decorativa de la “casa de marfil” de Acab. Los egipcios importaban marfil de Punt (Somalí­a) ví­a Mar Rojo, o lo comerciaban en Elefantina en la frontera sur de Egipto. Salomón obtení­a el marfil del exterior (1Ki 0:22; 2Ch 9:21) por el puerto de Ezión-geber, sobre el Mar Rojo, y pudo haberlo recibido 753 de las mismos lugares que los egipcios. El marfil que éstos comerciaban y el que se usaba en la Mesopotania pudieron haber provenido de los elefantes sirios, o de las caravanas procedentes de Africa. El AT menciona el marfil en relación con el trono de Salornón (1 R. 10:18), camas (Amo 6:4), un palacio (1Ki 22:39; Psa 45:8; Amo 3:15) y una torre (Son 7:4). Es evidente que en estos casos no era un material de construcción, sino un elemento destacado de adorno. El autor del Cantar de los Cantares compara el cuerpo del novio (Son 5:14) y el cuello de la novia (7:4) con marfil blanco. 339. Un panel de marfil con diseño egipcio proveniente de Samaria; en él se ve al niño Horus. Probablemente una pieza decorativa de la “casa de marfil” de Acab. Las excavaciones de muchos sitios del Cercano Oriente, incluyendo los de Palestina, han sacado a luz diversos objetos de este material: pequeñas figuras de dioses y animales, amuletos, placas, relieves, peines, balanzas, elementos para jugar, utensilios para ungir y tiras que una vez estuvieron incrustadas en cajas de madera (ya descompuesta). Las piezas más finas de Palestina se encontraron en el Tell el-Fâr’ah del sur, en Meguido y en Samaria. Los de esta ciudad sin duda procedí­an del “palacio de marfil” de Acab. Objetos similares se han encontrado en Arslan Tash en el norte de la Mesopotamia, entre los que habí­a piezas inscriptas de una cama del rey Hazael de Damasco. En Nimrûd (la Cala bí­blica) se encontraron objetos de marfil, algunos de los cuales son tan similares a los de Samaria que se puede suponer que vinieron del palacio de Acab o fueron hechos por los mismos artí­fices en Asiria. En Rev 18:12 se mencionan objetos de marfil entre los tesoros que posee la Babilonia mí­stica (figs 247, 338-340). 340. Un panel de marfil, procedente de Nimrûd (la Cala bí­blica), donde se ve a una mujer mirando a través de una ventana. Bib.: J. W. y G. M. Crowfoot, Early Ivories From Samaria [Marfiles primitivos provenientes de Samaria] (Londres, 1938); R. D. Barnett, PEQ 71 (1939):4-19; G. Loud, The Megiddo Ivories [Los marfiles de Meguido] (Chicago, 1939); Barnett, The Nimrud Ivories [Los marfiles de Nimrud] (Londres, 1957); ANET 240; ARAB I, párrafos 247, 375, 392. Mari. Destacada ciudad mesopotámica durante la última parte del 3er, milenio a.C. y la mitad del 2º a.C., situada en el Eufrates Medio, a unos 370 km al noroeste de Babilonia. El sitio está ahora apenas dentro de los lí­mites de Siria, cerca de la frontera con Iraq. Después que fuera conquistada por reyes tan ilustres como Eannatum de Lagash y Sargón de Acad, y cambiara de manos repetidas veces, c 1800 a.C. cayó en poder de los amorreos, que gobernaron la ciudad hasta que fue conquistada por Hamurabi de Babilonia e incorporada a su reino. Poco después de esto, Mari perdió su importancia y cayó en el abandono. Mari fue descubierta por accidente en 1933, y desde entonces se han hecho excavaciones, sólo interrumpidas por guerras y problemas polí­ticos, bajo la dirección de A. Parrot, que dirigió 21 campañas arqueológicas en el lugar hasta 1974. Aparte de otros edificios, excavó 2 templos, la torre templo de la ciudad y el gran palacio real, que tení­a 300 habitaciones. El descubrimiento de los archivos reales con unas 20.000 tabletas cuneiformes es una de los hallazgos más importantes de la expedición. Estos textos datan, en su mayorí­a, del último siglo de la existencia de Mari, cuando la ciudad fue gobernada por amorreos. La mayorí­a de los documentos son de í­ndole administrativa, pero los archivos también contienen muchos textos jurí­dicos y cartas oficiales. Aunque los textos no tienen relación directa con la historia bí­blica, son de importancia para el estudioso de la Biblia porque proporcionan material de trasfondo para el perí­odo patriarcal, 754 y arrojan luz sobre la cultura y la religión de los amorreos, un pueblo con quienes los patriarcas tuvieron trato (Gen 14:13; 15:16). Los eruditos han quedado muy intrigados por la actividad de los profetas de Mari, como también de Alepo, como surge de cartas recibidas en Mari desde Alepo. Bib.: G. E. Mendenhall, BA 11 (1948): 1-19; H. B. Huffmon, BA 31 (1968):101-124-; A. Malamat, BA 34 (1971): 2-22; D. Pardee, AUSS 15 (1977):189-203.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

sustancia ósea que constituye los colmillos del elefante. Se empleó en Palestina para confeccionar objetos de lujo. El trono del rey Salomón estaba hecho de este material revestido de oro, llevado desde Tarsis en su flota de barcos, 1 R 10, 18 y 22; 2 Cro 9, 17 y 21. El rey Ajab de Israel construyó una casa de m., 1 R 22, 39. Se empleaba para hacer el mobiliario de la casa, Am 3, 15; 6, 4. En sentido figurado, en el Cantar de los Cantares, la novia compara el vientre del amado con el m. pulido, Ct 5, 14; y el novio, el cuello de la novia con una torre de m., Ct 7, 3.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

El marfil fue importado a Palestina tanto por barco como por caravanas que vení­an de la India. El trono de Salomón estaba hecho de marfil (1Ki 10:18), y él importó enormes cantidades de ello. Amós denunció a Israel por sus lujos, y entre estos estaba el uso de marfil (Amo 3:15; Amo 6:4). Los palacios estaban hechos o decorados de marfil (1Ki 22:39; Psa 45:8).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

La voz hebrea que se traduce m. es literalmente †œdiente de elefante†. Se utilizaba mayormente como material para la construcción de enseres delicados y adornos. Salomón hizo †œun gran trono de m., el cual cubrió de oro purí­simo† (1Re 10:18). El m. era traí­do de †¢Tarsis con la flota que viajaba cada tres años (1Re 10:22). Por su blancura y suavidad se usaba poéticamente el término m. Así­, al novio aludido en el Sal 45:8 se le dice: †œDesde palacios de m. te recrean†. El cuerpo del Amado en Can 5:14 es †œcomo claro m. cubierto de zafiros†. Y el cuello de la Amada es †œcomo torre de m.† (Can 7:4). Los bancos de las naves de Tiro, según Ezequiel, estaban †œincrustados de m.† (Eze 27:6), y la ciudad recibí­a el pago de sus mercancí­as, en parte, con †œcolmillos de m.† (Eze 27:15). El profeta Amós criticaba el exceso de lujo de los israelitas de su tiempo, que tení­an †œcasas de m.† (Amo 3:15) y dormí­an †œen camas de m.† (Amo 6:4). Una de las mercaderí­as con las cuales trafica †œla gran Babilonia† descrita en el Apocalipsis consiste en †œtodo objeto de m.† (Apo 18:12).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, MATE

vet, Material procedente de los colmillos de elefante, hipopótamo, morsa y otros animales. En heb.: “shen”, diente, o “shenhabbîm”, nombre compuesto cuyo elemento “habbîm” significa probablemente “elefantes”. La primera mención del marfil en la Biblia se halla en el pasaje relatando los largos viajes de las naves de Salomón (1 R. 10:22; 2 Cr. 9:21), probablemente a la India; de marfil se hizo un trono para el soberano (1 R. 10:18). Más tarde, cuando Jerusalén se vio sumida en el lujo, se hací­an camas de marfil (Am. 6:4), y habí­a incluso casas adornadas o recubiertas de este precioso material (1 R. 22:39; Am. 3:15; Sal. 45:9). Se menciona como adorno de las naves fenicias (Ez. 27:6). Etiopí­a suministraba también marfil a los pueblos de la antigüedad (Herodoto 3:97, 114).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Sustancia de la que están formados los colmillos del elefante, el hipopótamo, la morsa y otros animales. Las tonalidades de su color van del blanco al amarillo. Aunque es duro y tiene una densidad aproximadamente tres veces y media mayor que la de la madera de cedro seca, se puede esculpir o labrar fácilmente debido a su elasticidad. Su fina textura le da un tacto y un acabado agradable con una durabilidad extraordinaria. Las capas transversales de dentina, que varí­an de tono, añaden a su utilidad la belleza que lo caracteriza. Las palabras hebreas para †œmarfil† son schen (literalmente, †œdiente†) y schen·hab·bí­m (traducida †œdientes elefantinos† en la Septuaginta griega). El adjetivo griego e·le·fán·ti·nos significa †œebúrneo; marfileño†.
Se ha relacionado el marfil con los lujos de la vida: obras de arte, mobiliario suntuoso y bienes valiosos. Una vez cada tres años, los barcos de Salomón llevaban grandes cantidades de marfil desde lugares lejanos. (1Re 10:22; 2Cr 9:21.) En conformidad con su gloria y grandeza, Salomón †œhizo un gran trono de marfil, y lo revistió de oro refinado†. (1Re 10:18; 2Cr 9:17.) En los Salmos se menciona †œel magní­fico palacio de marfil† en conexión con instrumentos musicales de cuerdas. (Sl 45:8.) En el hermoso Cantar de los Cantares, el escritor utiliza el marfil como una metáfora y un sí­mil para expresar la belleza: †œSu abdomen es una lámina de marfil cubierta de zafiros†; †œTu cuello es como torre de marfil†. (Can 5:14; 7:4.) El rey Acab también se construyó un palacio valiéndose del costoso marfil, palacio que convirtió en una verdadera †œcasa de marfil†. (1Re 22:39.) En los dí­as de Amós se hací­an casas y lechos con marfil. (Am 3:15; 6:4.) Los descubrimientos arqueológicos han confirmado que Israel y otras naciones vecinas usaron bastante el marfil.
Egipto también utilizaba este †œplástico† natural para hacer peines, mangos para abanicos, platos, cajas para ungüentos, patas de silla, tableros de juego, estatuillas y obras de arte esculpidas. El gran comercio marí­timo de la ciudad de Tiro era conocido por las proas de barcos con incrustaciones de marfil. También se menciona el marfil entre los objetos suntuarios de los mercaderes de la antigua Tiro, así­ como en el surtido de los †œcomerciantes viajeros de la tierra† que lloran por la destructiva caí­da de Babilonia la Grande. (Eze 27:6, 15; Rev 18:11, 12.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. šēn, ‘diente’, o šenhabbı̂m (1 R. 10.22; 2 Cr. 9.21) que algunos han tomado como “diente de elefante” (así la LXX), pero que posiblemente significa ‘marfil (y) ébano’, como en Ez. 27.15; cf. el ac. šin piri).

El marfil evidenciaba riqueza, y era señal de lujo y suntuosidad (1 R. 10:18–22; Ap. 18.12, gr. elefantinos). Se utilizaba en los tronos, y a veces se recubría de oro (1 R. 10.18); para camas (Am. 6.4), y para amueblar y recubrir habitaciones o palacios, como “la casa de marfil” de Acab en *Samaria” (1 R. 22.39; cf. Sal. 45.8), práctica que fue condenada por Amós (3.15). Su uso más común era en la fabricación de objetos pequeños y modelos, en los que simulaba carne humana, por lo que se empleaba figuradamente en poesía (Cnt. 5.14; 7.4; en esta última ref., “torre de marfil” puede ser, sin embargo, una referencia a una localidad específica).

La mayor parte del marfil que se usaba en Siria y Palestina provenía de elefantes (Elefas maximus) sirios (llamados “asiáticos”), que habitaron la región del Éufrates superior hasta su extinción por la caza indiscriminada en las postrimerías del 1º milenio a.C. También provenían de la India, de donde los fenicios importaban a Babilonia (Ur) colmillos (qarnôṯ šēn) en barcos para navegación en alta mar (2 Cr. 9.17, 21). Los fenicios decoraban sus barcos con placas de marfil (Ez. 27.6). También se los llevaba por tierra desde la región del Sudán nilótico a través de Dedán, en Arabia central (v. 15). Se encontraron cinco colmillos en las excavaciones en *Alalak (Siria).

A principios del 3º milenio se empleaba el marfil para cincelar pequeñas figurillas (zona de Beer-seba), cabezas de animales (Jericó), o siluetas para incrustaciones, a la manera primitiva de Mesopotamia, en objetos de madera (El-Jisr). En el milenio siguiente floreció el comercio. En pinturas egipcias y esculturas asirias pueden verse colmillos como preciados trofeos de guerra. El comercio sirofenicio y las asociaciones de artesanos del marfil sometidos a influencia egipcia procuraron satisfacer el creciente mercado de exportación a Asiria utilizando técnicas de incrustación, aplicación, enchapado, y calado. Se han encontrado muebles, especialmente sillas, camas, cofres, y cajas redondas (píxides). El diseño de algunos de ellos evidencia influencia extranjera. Se recuperaron cantidades extraordinarias de marfil en Ras Shamra y Meguido (ca. 1200 a.C.), y Nimrud (* Cala) en Asiria (ca. 700 a.C.). Los marfiles del período israelita pracedentes de Samaria y Hazor indican su uso en peines para damas, vasijas para ungüentos, frascos y primorosas cucharas sostenidas por figuras de doncellas, como así también muebles. Véase también * Fenicia; * Artes y oficios.

Bibliografía. G. Camps, “Marfil”, °EBDM, t(t). IV, cols. 1302–1303; E. H. Maly, El mundo de David y Salomón, 1972, pp. 125ss.

R. D. Barnett, A Catalogue of the Nimrud Ivories 1975; “Phoenicia and the Ivory Trade”, Archaeology 9, 1956, pp. 87–97; J. V. y G. M. Crowfoot, Early Ivories from Samaria, 1938; I. J. Winter, “Phoenician and North Syrian Ivory Carving in Historical Context”, Iraq 38, 1976, pp. 1–22.

D.J.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(Francés, ivoire; italiano, avorio; latín ebur).

Dentina, los colmillos del elefante, hipopótamo, morsa y otros animales; una sustancia dura y elástica, de un blanco cremoso que toma un pulido duradero, usado ampliamente en las artes desde los tiempos prehistóricos. Los cristianos primitivos y medievales lo usaban extensamente en la fabricación o el adorno de objetos eclesiásticos. En los museos de Europa hay ejemplos de marfiles prehistóricos cortados y tallados, y también muchos ejemplares de bajorrelieves, estatuas, dípticos, placas y ataúdes egipcios, asirios, griegos y romanos. Los autores clásicos con frecuencia aluden al marfil, y el Antiguo Testamento está repleto de referencias a su uso, incluso utilizando sus atributos como cualificaciones poéticas, del mismo modo que hace hoy la Iglesia en la Letanía de Loreto (“Torre de marfil”).

Tan pronto como los cristianos estuvieron libres para mostrar los símbolos de su fe e ilustrar su historia gráficamente, adoptaron el arte en boga para este fin; y entre sus primeras expresiones estéticas, las más importantes fueron los dípticos de marfil tallado; éstos seguían de cerca los diseños utilizados en los dípticos consulares, excepto que el simbolismo y las imágenes poéticas tomaron el lugar de las representaciones de temas mitológicos. Consistían de dos placas de marfil, engoznadas de modo que se doblasen juntas como un libro. El interior de cada hoja era un poco fresada, con un margen estrecho elevado, con el fin de mantener la cera que recibía el escrito, mientras que el exterior de las hojas estaba profusamente adornado con talladuras. Se utilizaban para diversos fines, tales como para listar los nombres de los bautizados, obispos, mártires, santos y benefactores, y de los vivos y los muertos por los que había que orar. (vea el artículo díptico).

Es obvio que estos dípticos sugerían placas de marfil para portadas de libros, puertas de relicarios y urnas trípticas. Existen cientos de placas que datan desde el tiempo de Constantino hasta el siglo XVI, y muchas de ellos son exquisitas obras de arte. En el Museo Británico hay una, de seis por cuatro pulgadas, dividida en treinta paneles, de menos de una pulgada cuadrada, y cada compartimento contiene una escena de la vida de la Santísima Virgen, todos los cuales son bellos ejemplos de escultura en marfil.

Otro uso que los primeros cristianos le encontraron al marfil fue la fabricación de píxides cilíndricas de una parte transversal del colmillo del elefante; sobre las cubiertas, tallaban figuras de Nuestro Señor, San Pedro y San Pablo, y al lado de los Apóstoles y temas bíblicos. Una vez más, algo más tarde, sin duda recordando que Salomón hizo “un gran trono de marfil” (1 Ry. 10,18, que recubrieron sus sillas episcopales con tablillas de marfil tallado, como puede verse en Rávena en el trono de San Maximiano, arzobispo de esa ciudad (546). Después del siglo V, posiblemente antes, estaban en uso los báculos de marfil; existen todavía ochenta o más de ellos, incluyendo los que se dice que pertenecieron a un número de los santos. Al mismo tiempo, estaban en uso los peines de marfil litúrgico, un bello ejemplo del cual es el peine de San Lupo (623), el cual está en el tesoro de San Etienne en Lens. También eran comunes las representaciones de la Crucifixión en marfil sobre varios objetos, pero no el crucifijo. La mayoría de los crucifijos datan del siglo XVII, y de éstos hay muchos, pero de los primeros sólo han sobrevivido cinco a la acción del tiempo y al fanatismo de los reformadores. Durante toda la Edad Media se usó extensamente el marfil para paxes [1] (instrumenta pacis), tabernáculos, altares portátiles, ataúdes, envases para agua bendita, estatuillas, cuentas de rosarios, sellos y para la decoración de muebles eclesiásticos.

Fuente: Coleman, Caryl. “Ivory.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910.
http://www.newadvent.org/cathen/08257b.htm

Traducido por L H M.

NOTA:

[1] Paxes: una pequeña placa de metal o marfil, a menudo con una reprsentación de la Crucifixión, que antes se usaba para transmitir el beso de la paz desde el celebrante de la Misa a los asistentes, quienes a su vez besaban la placa.

Fuente: Enciclopedia Católica