MEDICO

Gen 50:2 mandó José .. los m que embalsamasen
2Ch 16:12 no buscó a Jehová, sino a los m
Job 13:4 porque .. sois todos vosotros m nulos
Jer 8:22 ¿no hay allí m? ¿Por qué, pues, no hubo
Mat 9:12; Mar 2:17; Luk 5:31 los sanos no tienen necesidad de m
Mar 5:26 y había sufrido mucho de muchos m
Luk 4:23 diréis este refrán: M, cúrate a ti mismo
8:43


Médico (heb. rôfê’ [del verbo râfâ’ , “atar (ajustar, ceñir)”, “vendar” “sanar (curar)”]; gr. iatrós. “médico”). Persona preparada y hábil en el arte de sanar. Los antiguos médicos egipcios eran superiores a los de cualquier otro pueblo del Cercano Oriente. Se han descubierto varios tratados médicos egipcios, de los cuales merecen mencionarse el Papiro Quirúrgico Edwin Smith y el Papiro Médico Ebers. Estos tratados indican que, desde el punto de vista práctico, la medicina egipcia tení­a un nivel notablemente alto. Herodoto afirma que los emperadores persas Ciro y Darí­o emplearon médicos egipcios, y que cada médico egipcio se especializaba en una parte del cuerpo. También actuaban como embalsamadores (Gen 50:2, 3). Los griegos se apoyaron mucho en el conocimiento egipcio en este campo. Jeremí­as (Jer 46:11) parece sugerir que aunque los egipcios produjeran buenos médicos, no habrí­a curación para sus propias heridas el dí­a de su visitación. Los de Crotona gozaban de una envidiable reputación entre los de la antigua Grecia; los de Cirene estaban en segundo lugar después de ellos. Mucha de la práctica médica antigua estaba basada en supersticiones y, por tanto, no tiene valor. Se creí­a que los amuletos de Isis, usados en Egipto, prevení­an las enfermedades. El Código de Hamurabi mencionaba y regulaba la práctica de los médicos en la Mesopotamia. El principal dios babilonio del arte de curar era Ea; se creí­a que lshtar ayudaba a las mujeres en el alumbramiento, Marduk a los enfermos, y que Shamash prolongaba la vida. Los médicos griegos invocaban al dios Esculapio (cuya vara con 2 serpientes enrolladas en ella es nuestro sí­mbolo actual de las artes médicas). Comúnmente se consultaban los oráculos en favor de los enfermos, y el uso de hierbas medicinales estaba muy difundido. 345. Instrumentos de cirugí­a encontrados en la casa de un médico en Pompeya. 346. Cráneo, encontrado en Laquis, que muestra una trepanación quirúrgica. Se dice que el médico más famoso de la antigüedad fue Galeno (c 130-c 200 d.C.). Nació en Pérgamo y se educó en su famoso Asclepeion (se perfeccionó en Esmirna, Corinto y Alejandrí­a), y su influencia se sintió fuertemente durante la Edad Media. Los escritos de Galeno evidencian algún conocimiento de las funciones del cuerpo humano y de ciertos medicamentos y tratamientos terapéuticos. Ya en la antigüedad se usaba la cirugí­a para la extracción de tumores y abscesHos_766 Hay documentación de cirugí­as de cerebro (trepanaciones) realizadas con éxito (fig 346). Se amputaban los miembros con mucha habilidad, se arreglaban los huesos, y en los tiempos romanos se hací­an operaciones cesáreas, en particular en los casos de madres muertas o moribundas. Pero los antiguos cirujanos no tení­an los conocimientos necesarios acerca de las funciones de los órganos internos para realizar correcciones quirúrgicas en el abdomen o el tórax. A menudo los profetas de Israel se vieron involucrados en actividades senadoras (2Ki 5:10; cf Jer 8:22), y en cierto sentido, cada sacerdote realizaba algunas de las funciones de un médico (Lev_12-15). La ley leví­tica presentaba un código de salud muy superior a los de las naciones paganas. La autoridad del Creador del cuerpo humano estaba expresada en él, y mientras los judí­os obedecieron las instrucciones divinas gozaron de un vigor fí­sico y mental superiores (Exo 23:25; Deu 7:15). Cristo vino como el gran Médico, y ministró no sólo las necesidades espirituales de la gente, sino también las fí­sicas (Mat 4:23; 9:12; Mar 2:17; Luk 4:23; 6:17, 18; 8:43; etc.). Lucas, el autor del Evangelio que lleva su nombre y de Hechos, y compañero de viaje de Pablo, era médico (Col 4:14). Véanse Jesucristo; Milagros. Bib.: Herodoto iii.1,129; ii.84; iii.131. Medida. Unidad de capacidad, cantidad o longitud, definida o indefinida en el sentido de “medida” en sí­; también, en sentido figurado, una cantidad indefinida que tiene que ver con la capacidad de recibir algo, incluso inmaterial, de las personas. A continuación se describen algunos términos que tienen que ver con medidas: 1. Heb. se’âh, medida de áridos. Véase Seah. 2. Heb. ‘êfâh, medida de áridos. Véase Efa 4. 3. Heb. meí‘ûrâh, una medida para lí­quidos (Lev 19:35; 1Ch 23:29; Eze 4:11, 16). 4. Heb. middâh (del verbo mâdad, “medir”, “extender”), una vara especial para medir porciones de terreno (Lev 19:35; Psa 39:4; Eze 40:10, 21, 22, 24; 42:15; 46:22; etc.). 5. Gr. kóros, medida para áridos y lí­quidos. Véase Coro. 6. Gr. métron, “medida” en general (de esta palabra deriva nuestro “metro”; Mat 7:2; 23:32; Mar 4:24; Luk 6:38; Rom 12:3; 2Co 10:13; Eph 4:7, 13, 16; etc.). 7. Gr. analoguí­a, “proporción”, “analogí­a” (Rom 12:6). 8. Gr. anapl’róí‡, “colmar la medida o capacidad” (1Th 2:16). 9. Gr. sáton, medida de áridos en tiempos del NT (Mat 13:33; Luk 13:21). 10. Gr. jóinix, medida de capacidad. Véanse Cuartillo; Libra; Medidas y Pesas. Medidas y Pesas. Las medidas y las pesas, tal como aparecen en la Biblia, se tratan separadamente bajo sus respectivos nombres. Sin embargo, cabe acotar que su equivalencia con el sistema métrico decimal es sólo aproximada, porque nuestra antigua fuente de información es a veces escasa y a menudo contradictoria. Hay diferencias de valor en las medidas entre un paí­s y otro (como hoy las hay entre las de lengua española y las anglosajonas), y entre una época y otra posterior. Además, las medidas de longitud, capacidad y peso que se han descubierto difieren mucho entre sí­, lo que en la antigüedad se explicaba por no existir un organismo centralizado que las definiera ni normas oficiales obligatorias. Los valores de la tabla adjunta -p 767, medidas y pesas que figuran en la Biblia- se basan en los mejores datos que se consiguieron, y a veces es un promedio de los valores de las diversas medidas que han sobrevivido. Los decimales que aparecen en la tabla causan una impresión de exactitud que en realidad no existe, pero tales aproximaciones son lo suficientemente cercanas como para ser útiles. Y valga una aclaración: Ezequiel utilizó las medidas “egipcias” (en Babilonia las medidas variaban ostensiblemente). 347. Pesas inscriptas encontradas en Bet-sur. Las 2 pesas de arriba (inscripción: nsf) pesan 9,54 y 9,8 g, respectivamente. Una de abajo (inscripción: py[m]) pesa 7,18 g. La de abajo a la derecha (inscripción: bq’, “becá”) pesa 5,8 g. Bib.: De la gran cantidad de artí­culos y libros relativos al tema de medidas y pesas, en esta lista aparecen sólo algunos de los más recientes: A. Segré, JBL 64 (1945), 357-375; A-G, Barrois, Manuel d’ archéologie biblique [Manual de arqueologí­a bí­blica] (Parí­s, 1953) II:243-258; The Interpreter’s Bible [La Biblia del intérprete] (Nueva York, 1952), t 1. pp 153-157; J. Trinquet, Dictionaire de la Bible, Supplément [Diccionario de la Biblia. Supelemento] 767

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

ver OFICIOS

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Yahweh es quien manda la enfermedad, y El es también quien manda la cura: (Deu 32:39, Exo 9:15, Exo 15:26).

Manda la cura, la sanación.

1- A través de los profetas, 1Re 13:6, 1Re 17:17, 2Re 2:20, 2Re 4:18, 2Re 4:38, 2Re 5:3, 2Re 20:7, Jesús y los Apóstoles, en el N.T.

2- A través de “la serpiente de bronce”, Num 21:4-9.

3- A través de los “médicos”, Eclco. 38. Este capí­tulo es el que más habla del “médico” en toda la Biblia, y en 38:8-12 dice que tiene que hacer el que está enfermo. Ver “Enfermedad”.

– En 2Cr 16:12, Asa no sanó, porque no buscó la ayuda de Yahweh, sino la de los médicos.

– San Lucas, el médico amado, Col 4:14.

– La hemorroisa, no se curaba, a pesar de haber gastado el dinero en los médicos, Mar 5:26.

– Don de sanidades, 1Co 12:9, 1Co 12:28, 1Co 12:30, Mar 16:1$. Stg 5:15-17.

(Ver “Curación”).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

En el A. T. se piensa que la enfermedad es provocada por Dios, como castigo por los pecados cometidos (Ex 9,15; 15,26; Dt 32,39). Es, por tanto, inútil acudir a los médicos (2 Crón 16,12); es mejor acudir a los representantes de Dios (los profetas), para buscar por su medio la curación (1 Re 13,6; 17,17; 2 Re 2,20; 4,18; 5,3; 20,7; Is 1,6; 3,7; Jer 8,22; 30,13). En la época del N. T. se sigue pensando que la enfermedad es un castigo de Dios por el pecado (Jn 5,14). Jesucristo también cura enfermedades (Lc 4,19); el poder de curar es considerado como un carisma (Mt 10,8). Se manifiesta un claro escepticismo hacia los médicos, a los que no se trata nada bien (Mc 5,26; Lc 4,23; 8,43), aunque se reconoce el ejercicio de su profesión como útil e incluso necesario para los enfermos (Mt 9,12; Mc 2,17; Lc 5,31).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Véase ENFERMEDADES Y SU TRATAMIENTO.

Fuente: Diccionario de la Biblia

iatros (ijatrov”, 2395), relacionado con iaomai, sanar, significando “médico”. Aparece en Mat 9:12; Mc 2.17; 5.26; Luk 4:23; 5.31; 8.43; Col 4:14:¶ (Cf. el término castellano “pediatrí­a”, etc.).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento