MIDRAS

Se hizo costumbre entre los judí­os que después de la lectura de las Escrituras en la sinagoga, en hebreo, alguien diera algunas explicaciones sobre el texto por medio de una traducción al arameo. Así­ surgieron los m., que unas veces son comentarios a porciones bí­blicas o ampliaciones al relato escritural con detalles que no figuran en el texto.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, LIBR MANU

vet, (heb. “investigación”, cfr. 2 Cr. 13: 22, donde este término se traduce “historia”; pl.: “midrashim”). Recibe este nombre una serie de historias, sermones y comentarios, los más antiguos de los cuales pertenecen al siglo II d.C., y los más tardí­os al siglo VI. Hay una compilación de midrashim procedente del siglo XI, o, según otra autoridad, del XIII, que cubre todo el AT. Su tí­tulo es Yalkut Shim’õnî. Hay varias otras colecciones de diversos de estos complementarios rabí­nicos. En ellos se sigue un cuádruple sistema de interpretación: (a) el literal, (b) la explicación alegórica, (c) el comentario homilético, (d) la enseñanza esotérica. Así­, a partir del sentido llano del texto, se consiguen aplicaciones de todo tipo, que van desde concepciones sobrias hasta las sumamente especulativas y carentes de una sólida base. Bibliografí­a: Gonzalo Maeso, D.: “Midrás”, en Gran Enciclopedia Rialp (Rialp, Madrid, 1973); Oko, A. S.: “Commentaries”, en ISBE (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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En el hebreo significa “explicación” y es el modo piadoso y ascético de explicar la Escritura Sagrada que tuvieron los rabinos después de la destrucción de Jerusalén. Las sinagogas de la Diáspora multiplicaban por medio de sus doctores en la Ley o sus rabinos los comentarios, las explicaciones, las homilí­as, que fueron quedando por escrito y fueron constituyendo un cuerpo de doctrina tradicional y cada vez más divulgada.

Los midras (en plural “midrasim”) fueron un soporte del espí­ritu y de las tradiciones judaicas a través de los siglos y de los diversos lugares del Mediterráneo y del Oriente. Se desarrolló sobre todo desde el siglo II al VI. La primera recopilación “autorizada” fue del siglo XI. Gozan de cierta autoridad en el judaí­smo ortodoxo.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(-> judaismo). Del hebreo darás, investigar: es una interpretación o relectura de la Biblia, que aplica y actualiza su sentido, dentro de una determinada comunidad creyente, en el interior del judaismo. Se inicia en tiempos de Jesús y ha continuado influyendo hasta la actualidad. Se distinguen dos grandes lí­neas: el midrás halákico, que desarrolla y comenta las partes legales de la Biblia (y que se ha desarrollado en la Misná* y el Talmud*); y el midrás Itaggádico, que desarrolla las partes narrativas. Este último ha tenido un gran influjo en la piedad y vida de los creyentes judí­os hasta la actualidad y ofrece interpretaciones y aplicaciones muy importantes de la Biblia.

Cf. H. L. Strack y G. Stemberger, Introducción a la literatura talmúdica y midrásica. Biblioteca Midrásica, Verbo Divino, Estella 1996. La Biblioteca Midrásica, Verbo Divino, Estella (1984-), cuenta con 26 volúmenes con textos y comentario del judaismo clásico y estudios sobre lengua, literatura e historia del perí­odo rabí­nico.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

El término midrás se deriva del verbo hebreo daraS, que significa “buscar”; en este caso la búsqueda se refiere al estudio interpretativo y actualizante del Antiguo Testamento. Así­, ya en Esd 7 lO se lee que Esdras se dedicaba a la “búsqueda de la Torá” (cf. también 2 Cr 13,22).

Sin embargo, prescindiendo del origen etimológico del término, resulta complejo definir del midrás, hasta el punto de que muchas veces se prefiere describir solamente esta búsqueda exegética del Antiguo Testamento (Le Déaut). Por lo que se refiere a la catalogación del material midrásico, se suelen seguir sobre todo dos criterios, uno cronológico y otro en relación con el contenido. Así­, desde el punto de vista cronológico, se pueden identificar en primer lugar los midrasim tannaí­ticos es decir, las interpretaciones del Antiguo Testamento que van desde el siglo 1 a.C. hasta la redacción final de la Misná (siglo III d.C.). Estos midrasim se atribuyen sobre todo a las dos principales escuelas rabí­nicas de la época: la de Hillel y la de Shammai. A su vez, una segunda fase cronológica ” midrásica” guarda relación con el perí­odo de los amoraim, es decir, de los rabinos que vivieron entre la redacción final de la Misná y el final de la época talmúdica (siglo VII d.C.). Así­ pues, generalmente el término final de la literatura midrásica suele ponerse en la redacción definitiva del Talmud de Babilonia.

Aunque no ignora la importancia de una criteriologí­a cronológica, dada la dificultad de atribuir un midrás a Hillel más bien que a Shammai, sobre todo debido a la pseudoepigrafí­a, la metodologí­a sobre el contenido parece ser la más difundida. De esta manera se pueden señalar los midrashim haggádicos (derivados del verbo nagad, que significa “contar)”); otro tipo de midrás que puede identificarse en la literatura judí­a es el halákico, o sea, moral. El término halakah se deriva del verbo hebreo halak, que significa “caminar”, ” proceder”), bien en sentido material o bien en sentido interior o ético. En este segundo modelo midrásico predomina el aspecto ético de la interpretación bí­blica.

Una tercera clasificación, que de hecho siguen pocos autores, distingue entre midrasim homiléticos y midrasim estrictamente exegéticos; se trata de una clasificación demasiado marcada y por consiguiente, poco adecuada para una verificación de los textos.

La escasa solidez de esta última clasificación se ve confirmada por el tipo de midrás que se practicaba en la comunidad de Oumrán (siglo 1 a,C.siglo 1 d.C.): el pesher Los rollos de esta comunidad nos ofrecen un importante pesher de Habacuc, es decir, una interpretación construida palabra por palabra sobre el libro del profeta.

En efecto, después de cada cita directa, el comentarista se introduce con el término pishro que se puede traducir por: “SU significado es éste…” (cf 10pHab 7, 7-8). En este tipo de midrás, la interpretación homilética no se distingue claramente de la exegética. Según. algunos, el mismo Nuevo Testamento atestigua la utilización del midrás pesher sobre todo en Lc 4,16-21 y 1 Cor lí“,3-4. Sin embargo, es necesario decir que la naturaleza midrásica del pesher es discutida por los autores, bien sea por la instancia escatológica que se encuentra en Oumrán de forma masiva, o bien por el papel interpretativo que la misma comunidad atribuí­a al ” Maestro de justicia”.

Por tanto, aun reconociendo la interdependencia entre historia y moral, entre anuncio e instancia ética, la distinción entre midrás haggádico y midrás halákico parece ser la más adecuada.

La identificación de las reglas midrásicas o middot no sólo es fundamental para analizar los diversos midrasim que nos ha transmitido la tradición judí­a, como la Mekilta al Exodo, o bien el Sifré a los Números y al Deuteronomio, sino también para valorar la metodologí­a con que el Nuevo Testamento interpretó el Antiguo.

Por ejemplo, la regla de qal wahomer, conocida también como “argumentación a fortiori”, puede reconocerse en Rom 5,15-21; Lc 1 1,13; Jn 723. De forma análoga, la regla según la cual dos textos bí­blicos que comparten las mismas palabras se explican mutuamente se encuentra también en Rom 4,1-12, donde Pablo sitúa a Gn 15,6 junto con el Sal 32,1-2, debido al verbo “acreditar” presente en ambos textos.

Así­ pues, en la exégesis midrásica es necesario tener presentes las reglas básicas atribuidas a Hillel por la tradición judí­a:

1. Qal wahomer. lo que vale para un caso menor se aplica mejor aún a un caso mayor.

2. Gezerah shawha: analogí­a literal o semántica entre dos textos que, debido a esta conexión, se iluminan mutuamente.

3. Binyan ab nzikathub ehad: identificación de una categorí­a temática a partir de un solo texto, que sirve de base interpretativa.

4. Binyan ab mishene kethubim : identificación de una categorí­a temática sobre la base de la relación entre dos textos que se clarifican mutuamente.

5 Kelal upherat upherat ukelal: de lo general a lo particular y de lo particular a lo general. Un principio general vale para la interpretación de uno particular, y viceversa.

6. Kayoze bo bemaqom aher. las dificultades de un texto pueden resolverse a partir de otro texto que se le puede yuxtaponer incluso en términos generales.

7, Dabar halamed me’inyano’. el significado de un término o de un versí­culo debe explicarse a partir de su contexto.

Con Rabbí­ Ismael (siglo 11 d.C.), se multiplicaron estas reglas midrásicas, que llegaron a formar las 33 normas interpretativas del Antiguo Testamento.

Los ámbitos en los que la investigación sobre el midrás se va orientando cada vez más se refieren sobre todo a su contexto sociológico y a su relación con la retórica clásica. .De hecho, los autores están de acuerdo en reconocer que el midrás revela un contexto marcadamente litúrgico o celebrativo-sinagogal. Quizás el mismo carácter primario que recibe el texto bí­blico, tanto respecto a las instancias del autor como a las del lector, se deriva de este fondo sociológico. Sin embargo, el movimiento interpretativo no se detiene en el mismo texto, sino que procede del texto al lector; quizás no será entonces equivocado considerar la finalidad interpretativa y actualizante como el elemento más caracterí­stico del midrás.

Finalmente, el valor retórico o persuasivo del midrás se puede reconocer por el análisis argumentativo del propio texto. Por eso mismo, la relación entre el midrás hebreo y la retórica grecorromana no está ni mucho menos fuera de lugar, a pesar de la complejidad de sus conexiones. Así­, por ejemplo, las figuras retóricas de la metonimia, de la sinécdoque, de la anfibologí­a, expresan en el mundo grecorromano lo mismo que el midrás se propone realizar con sus reglas, en el contexto sinagogal. Por consiguiente, la relación entre el midrás judí­o y la retórica grecorromana no pone de manifiesto una simple oposición, sino una relación compleja entre el judaí­smo y el helenismo.

A. Pitta

Bibl.: A. del Agua pérez, El método midrásico y la exégesis del Nuevo Testamento, Inst, San Jerónimo, Valencia 1985; H. L, Strack G. Stemberger, Introducción a la literatura talmúdica y midrásica, Inst. San Jerónimo, Valencia 1988; P. Lenhardt – M. Collin, La Torá oral de los fariseos, Verbo Divino, Este11a 1991.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico

Contenido

  • 1 Definición
  • 2 Origen y clases de Midrás
  • 3 Principales Midrás
  • 4 Importancia del Midrás

Definición

Este término designa comúnmente unos comentarios rabínicos antiguos sobre las Escrituras Hebreas. Midrashim es la forma plural de la forma MDRSH Midrash, la cual se halla sólo dos veces en el Antiguo Testamento (2 Crón. 13,22 y 24,27), donde es traducida como liber (libro) en la Vulgata y por “comentario” en la Versión Revisada (B.J. midrás). En el lenguaje rabínico, Midrás tiene el sentido abstracto y general de estudio, exposición de la Escritura, mientras que Midrashim son principalmente las explicaciones libres y artificiales del texto sagrado dadas por los antiguos expositores, y en segundo lugar, las colecciones de tales explicaciones en forma de comentarios sobre la Sagrada Escritura.

Origen y clases de Midrás

Luego del regreso de Babilonia la Ley fue el centro de la vida de los judíos en casa y afuera. De ahí en adelante, la única ocupación de las autoridades judías era asegurarse de que todos cumplieran cabalmente los preceptos mosaicos, y bajo todas las circunstancias, y es desde este punto de vista práctico que los escribas, y luego de ellos los rabinos, estudiaron y expusieron el contenido de sus escritos sagrados. Parte de ese contenido, es decir, las aprobaciones y sanciones de la Legislación de Moisés, fueron hechas por supuesto con el propósito directo de promover la justicia legal en Israel; sin embargo, como estas leyes habían sido moldeadas en vista de circunstancias concretas del pasado, tenían que ser explicadas de un modo más o menos artificial para adecuarlas a las circunstancias alteradas de la vida judía, o para servir como base y apoyo de las diversas observancias tradicionales que componían la ley oral. Todas esas explicaciones artificiales de los términos de la Ley mosaica eran midrashim legales o halachic.

Distintos de esta clase general de Midrás están aquellos llamados homiléticos, o hagadic, que abarcan la interpretación, ilustración o expansión, de un modo moralizante o edificante, de las partes no legales de la Biblia Hebrea. Como el objetivo de esta última clase de Midrás no era determinar los requisitos exactos de la Ley, sino más bien confirmar de modo general a los oyentes judíos en su fe y su práctica, las explicaciones hagádicas de las partes no legales de la Escritura se caracterizan por una mayor libertad de exposición que el Midrás halachic. Se puede decir ciertamente que los expositores hagádicos se valieron de cualquier material—dichos de rabinos prominentes (por ejemplo, disquisiciones místicas o filosóficas sobre ángeles, demonios, el paraíso, el infierno, el Mesías, Satanás, fiestas y ayunos, parábolas, leyendas, asaltos satíricos a los paganos y sus ritos, etc.)—que pudiera su tratamiento de las porciones de los textos sagrados más instructivo o edificante. Al principio, ambos tipos de Midrás eran conservados sólo verbalmente, pero en el siglo II d.C. comenzaron a anotarlos, y ahora existen en la forma principalmente de obras exegéticas u homiléticas sobre la totalidad o partes de la Biblia hebrea.

Principales Midrás

Los primeras tres y en varios aspectos las más importantes colecciones de Midrás son:

  • (1) el Mechilta, sobre una parte del Éxodo, y que contiene principalmente la tradición de la Escuela del Rabí Ismael (siglo I);
  • (2) la Siphra, sobre el Levítico, contiene la tradición del rabino Aqiba con adiciones de la Escuela del rabino Ismael;
  • (3) la Siphre, sobre Números y Deuteronomio, que se remonta principalmente a las escuelas de los mismos dos rabinos. Estas tres obras se utilizan en la Gemaras.
  • (4) La Rabboth (grandes comentarios), una gran colección de diez Midrás sobre el Pentateuco y Megilloth, que llevan los nombres respectivos de:
    • (a) Bereshith Rabba, sobre el Génesis (sobre todo desde el siglo VI);
    • (b) Shemoth Rabba , sobre el Éxodo (siglos XI o XII);
    • (c) Wayyiqra Rabba, sobre el Levítico (mediados del siglo VII);
    • (d) Bamidbar Rabba, sobre Números (siglo XII);
    • (e) Debarim Rabba, sobre el Deuteronomio (siglo X);
    • (f) Shir Ashshirim Rabba, sobre el Cantar de los Cantares (probablemente antes de mediados del siglo IX);
    • (g) Ruth Rabba, sobre Ruth (misma fecha que el anterior);
    • (h) Echa Rabba, sobre Lamentaciones (siglo VII);
    • (i) Midrash Qoheleth, sobre el Eclesiastés (probablemente antes de mediados del siglo IX);
    • (j) Midrash Esther, sobre Ester (940 d.C.). De estos Rabboth, el Midrás sobre el Éxodo, Levítico, Nümeros y Deuteronomio están principalmente compuestos de homilías sobre las secciones de la Escritura para el Sabbath o festival, mientras que las demás son más bien de naturaleza exegética.
  • (5) La Pesiqta, una compilación de homilías sobre lecciones especiales del Pentateuco y proféticas (principios del siglo VIII);
  • (6) Pirqe Rabbi Eliezer (no antes del siglo VIII), una narrativa midrásica sobre los eventos más importantes del Pentateuco;
  • (7) Tanchuma o Yelammedenu (siglo IX) sobre todo el Pentateuco; sus homilías consisten de una introducción “haláchica”, seguida por varios poemas, exposición de los primeros versos, y la conclusión mesiánica;
  • (8) Midrash Shemuel, sobre los dos Libros de Samuel (I y II Reyes);
  • (9) Midrash Tehillim, sobre los Salmos;
  • (10) Midrash Mishle, sobre los Proverbios;
  • (11) Yalqut Shimeoni, una especie de catena que se extiende sobre todas las Escrituras Hebreas.

Importancia del Midrás

A primera vista, uno podría pensar que tal mezcla como la literatura midrásica podría ser de interés y valor sólo a un judío como judío, ya que el Midrás está completamente empapado en el espíritu del judaísmo, dan un testimonio claro de las leyes, costumbres, doctrinas, aspiraciones de la raza judía, y registran las más nobles ideas, dichos y enseñanzas de los sabios judíos de los primeros tiempos. Sin embargo, mientras más él examina el contenido de estas obras expositivas antiguas, más descubre que son una fuente inestimable de información para el apologista cristiano, el estudiante bíblico, y el estudioso en general. En este cuerpo de literatura antigua, hay mucho en la línea de ideas, expresiones, razonamientos y las descripciones, que pueden ser utilizadas para ilustrar y confirmar los registros inspirados del cristianismo y las enseñanzas tradicionales de la Iglesia, especialmente en relación con los pasajes del Antiguo Testamento para ser considerados como mesiánicos. El estudiante bíblico notará a veces en las partes más antiguas del Midrás, lecturas bíblicas anteriores a las contenidas en el texto masorético. Una vez más, “cuando se tiene en cuenta que los anotadores y correctores del texto hebreo, y los traductores de las versiones [más] antiguas, fueron judíos impregnados de las opiniones teológicas de la nación, y que ejecutaron sus trabajos bíblicos en armonía con estas opiniones… la importancia de la exégesis haláchica y hagádica para la crítica del texto hebreo, y para una recta comprensión de las versiones griega, caldea, siríaca y otras, difícilmente puede ser sobrevalorada” (Ginsburg, en el “Cyclop. Of Biblical Liter.” De Kitto, III, 173). Por último, el filólogo, historiador, filósofo, jurista y hombre de estado encontrará fácilmente que los comentarios y discusiones del Midrás tienen una incidencia directa en sus respectivas ramas de estudio.

Bibliografía: UGLINI, Thesaurus Antiquitatum Sacrarum, vols XIV-XVI (Venice, 1752-1754); JELLINECK, Bet Ha-Midrasch (Leipzig, and Vienna, 1853-1877); SCHURER, The Jewish People in the Time of Christ (New York, 18910; ZUNE, die gottesdienstlichen Vortrage d. Juden (Frankfort, 1892); WUNSCHE, Bibliotheca Rabbinica (Leipzig, 1880-1885); Trier, 1892, 1893); GRUNHUT, Sofer Ha Likkutim (Jerusalem, (1898-1901); STRACK, Einl. i. d. Talmud (Leipzig, 1900); OESTERLEY AND BOX, The Religion and Worship of the Synagogue (New York, 1907).

Fuente: Gigot, Francis. “Midrashim.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.
http://www.newadvent.org/cathen/10286b.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina

Fuente: Enciclopedia Católica