Creencias de la antigüedad. El nombre «religiones de misterio» se deriva de símbolos y ritos secretos que se revelaban en forma exclusiva a los iniciados, a los que no se les exigía abandonar la práctica de religiones tradicionales ya que el elemento sincrético prevalecía en casi todos los grupos. Se trataba de religiones de salvación basadas en misterios y mitos. La mayoría de estos cultos eran religiones de fertilidad con una mitología de muerte y resurrección que figuraba en el ciclo anual de la naturaleza. Los principales misterios griegos eran los de Eleusis y los órficos.
La iniciación en estas religiones permitía la posesión de una especie de salvación personal para esta vida o el más allá anticipando la inmortalidad. Incluía una purificación preliminar y la comunicación de los conocimientos por parte del hierofante o sacerdote, así como dramas sacros y banquetes de tipo sacramental.
Entre las principales religiones de misterio estaba el culto a Cibeles o «La Gran Madre» procedente de Frigia, la cual tuvo gran relieve en Roma en el siglo III. Esta religión incluía la castración de sus sacerdotes. El culto a Dionisos, de carácter extático, procedía de Tracia y floreció en Roma en el siglo II a.C. También era importante el culto a Isis, la diosa egipcia, religión que se extendió por casi todo el Imperio Romano.
El ® MITRAíSMO o religión de Mitra es más difícil de estudiar y causó graves problemas al cristianismo, pues competía con él en la búsqueda de adeptos. Mitra era el antiguo dios de la luz entre los persas, pero incluía elementos de zoroastrismo. Las religiones de misterio se extendieron considerablemente y disfrutaron de una enorme popularidad.
Varios eruditos se han especializado en señalar el parecido de algunos de estos grupos con prácticas litúrgicas o rituales del cristianismo, así como con ciertas creencias tradicionales del cristianismo acerca de la redención, la vida futura, el culto a la virgen y el niño, etc.
Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas