MOAB

Gen 19:37 dio a luz la mayor un hijo .. nombre M
Num 22:3 M tuvo gran temor .. se angustió M a
Deu 2:9 Jehová me dijo: No molestes a M, ni te
Rth 1:1 varón .. fue a morar en los campos de M
2Ki 1:1 después de la muerte de .. se rebeló M
Psa 60:8; 108:9


Moab (heb. Mô’âb, “de su padre”; Piedra Moabita, M’b; cun. Ma’aba, Ma’ab y Mu’aba; jeroglí­ficos egip., Mib). El nombre parece ser una combinación de mô (= min, “de”) + ‘âb (“padre”), con lo que se hace referencia al hecho de que el antepasado de la tribu nació de un incesto. 1. Hijo de Lot con su hija mayor (Gen 19:30-37). 2. Nación de los moabitas;* los descendientes de Moab. Eran una nación hermana de los amonitas (Gen 19:37, 38), y ambos parientes lejanos de los israelitas, ya que Lot, el padre de Moab, habí­a sido sobrino de Abrahán (12:5). La tribu se desarrolló en la Transjordania del sudeste, donde Lot habrí­a vivido después de la destrucción de Sodoma. Cuando fueron lo suficientemente fuertes desplazaron a los emitas y ocuparon su territorio (Deu 2:9-11) desde el Arroyo Zered (Wâd§ el-Hes~), que entra al Mar Muerto en el extremo sur, hasta los “campos de Moab” (Num 22:1), que estaban al noreste del Mar Muerto. Sin embargo, poco antes de la llegada de los israelitas, Sihón, un rey amorreo, tomó de Moab el territorio al norte del Arnón (Wâd§ el-Môjib) y estableció su capital en Hesbón (21:13, 26-30). Moab entonces se extendí­a desde el Zered hasta el Arnón, Mapa VI, F-4. Cuando los israelitas llegaron a la frontera sur de Moab, pidieron permiso para cruzar el paí­s, pero se les negó (Jdg 11:17). Como los edomitas, los moabitas y los amonitas estaban emparentados con los israelitas, no se le permitió a Moisés atacarlos o tomar partes de sus paí­ses (Deu 2:4, 5, 9, 18, 19). Sin embargo, Balac, el rey de Moab, se alarmó cuando los israelitas conquistaron el territorio del rey Sihón, con lo que llegaron a ser sus vecinos del norte. Temiendo no poder enfrentarlos con éxito por las armas, alquiló a Balaam con la esperanza de debilitar a los hebreos mediante maldiciones. Por intervención divina, éstas se transformaron en bendiciones. Más tarde, por consejo de Balaam, los moabitas sedujeron a los israelitas a participar de la licencia sexual y la idolatrí­a (Num_22-25). Por esta causa, fueron excluidos de la congregación de Israel hasta la 10ª generación, e Israel recibió la orden de mantenerse apartados de ellos (Deu 23:3-6; Neh 13:1,2). Durante el perí­odo temprano de los jueces, los moabitas, bajo el rey Eglón, invadieron Canaán occidental, tomaron posesión de Jericó la “ciudad de las palmeras”, y oprimieron al pueblo de Israel durante 18 años. Al final de ese perí­odo, Aod, un benjamita, asesinó a Eglón en su palacio, empujó a sus súbditos hacia el este y libertó al pueblo (Jdg 3:12-30). Más tarde, durante los jueces, cuando un hambre azotó la Palestina occidental, Elimelec, ciudadano de Belén, se mudó a Moab, donde sus 2 hijos se casaron con mujeres del paí­s: Orfa y Rut. Después que los 3 hombres murieron, Noemí­, la esposa de Elimelec, regresó a Belén con Rut, donde ésta llegó a ser la esposa de Booz y, con ello, antepasada de David, y por éste de Jesús (Rth_-4). Saúl tuvo dificultades con los moabitas y peleó con éxito contra ellos (1Sa 14:47). Cuando persiguió a David, el rey de Moab protegió a sus padres (22:3, 4), posiblemente un pariente lejano de los antepasados de Rut. Sin embargo, luchó contra los moabitas después que fue rey (2Sa 8:2, 11, 12; 1Ch 18:2, 11), y quizá recibió tributos del paí­s. Luego de la división del reino unido, parece que Moab aprovechó la debilidad de Israel para reconquistar cierta independencia. Sin embargo, Omri, un rey fuerte, los subyugó una vez más y los obligó a pagar un alto impuesto anual (Piedra Moabita,* lí­neas 4-8; 2Ki 3:4). Después de la muerte de Acab, Mesa, rey de Moab, se rebeló contra Israel (2Ki 1:1; 3:4, 5). Probablemente poco después de este evento, Joram de Israel hizo un intento de recuperar su dominio sobre el paí­s. Indujo a Josafat y al rey de Edom (de quien no se da el nombre) a unirse con él en la campaña. Aunque los ejércitos aliados derrotaron a sus enemigos en la batalla, invadieron su territorio, destruyeron muchas ciudades y sitiaron la fortaleza de Kir-hareset (Kerak), regresaron a su tierra poco antes de una victoria decisiva (3:6-27). Aparentemente, por ese tiempo, el rey Mesa extendió su frontera hacia el norte y ocupó mucho territorio de Israel, como sabemos por la Piedra Moabita. Hacia el fin del reinado de Josafat, los moabitas junto con los amonitas y los edomitas invadieron Judá. Sin embargo, Dios hizo que se destruyeran unos a otros, de modo que Josafat, rey de Judá, sólo tuvo que recoger los despojos (2Ch 20:1-30). Grupos moabitas devastaron partes de Israel durante el tiempo de cosecha después de la muerte de Eliseo (y tal vez también antes; 2 R. 13:20). Estas incursiones probablemente ilustran su hostilidad hacia sus vecinos hebreos. Nuevas invasiones contra Judá se registran en tiempos del rey Joacim (24:2). Los profetas denunciaron severamente a esta 796 nación hostil (ls. 15; 16; 25:10; Jer 9:25, 26; 25:17, 21; 48:1-47; Eze 25:8-11; Amo 2:1, 2; Sof. 2:8-11). Sin embargo, algunos de los judí­os encontraron refugio en Moab cuando su paí­s fue devastado por Nabucodonosor y regresaron después del nombramiento de Gedalí­as como gobernador (Jer 40:11, 12). Los moabitas son mencionados en forma tan convencional y ambigua en los libros postexí­licos del AT, que es difí­cil decir si por entonces existí­an como nación. Mapas VII, E/F/G-4; VIII, F-4; IX, E/F/G-4. 358. Vista a vuelo de pájaro de las montañas situadas al sur de Moab. Durante el perí­odo del Imperio Asirio, cuando prácticamente toda Siria y Palestina le estaban sometidas, Moab también fue su vasallo, y se lo menciona con frecuencia en los registros asirios pagando tributos. Figuran los nombres de los siguientes reyes moabitas: bajo Tiglat-pileser III (745-727 a.C.) el rey Salamanu de Moab; bajo Senaquerib (705-681 a.C.) el rey Kammusunadbi (ANET 287); y bajo Esar-hadón (681-669 a.C.) y Asurbanipal (669-627? a.C.), los reyes Musuri y Kamashaltu . Cuando Babilonia se apoderó del reino asirio, también incorporó Moab a su territorio. Durante el dominio de los persas hubo un ingreso de árabes en él, con el resultado de que los habitantes eventualmente perdieron su identidad y se confundieron con los árabes nabateos, formando parte del reino nabateo en tiempos de Cristo. Después del 105 d.C., el antiguo territorio moabita fue parte de la provincia romana de Arabia. Mapas X, E/F/G-4; XI, C-4; XVI, F-4. Su religión era politeí­sta, y su dios principal, Quemos (Jer 48:13), cuyo nombre aparece en la Piedra Moabita (lí­neas 3, 5, 9, etc.) y en nombres personales como Kammusunadbi y Kamashaltu, ya mencionados. En Num 25:3 y en otros pasajes se menciona a Baal de Peor, presumiblemente un dios local. El nombre de la diosa Astar también aparece en la Piedra Moabita;* y la estela de Balu’a, descubierta en Balu’a, muestra un dios similar a una deidad egipcia. Que ocasionalmente ofrecí­an sacrificios humanos a sus dioses está documentado en 2Ki 3:27 Su lengua estaba estrechamente emparentado con la hebrea, y habí­a sólo variaciones de dialecto con el hebreo bí­blico, como lo muestran las inscripciones de la Piedra Moabita. Mapa VI, F-4. Bib.: ANET 282, 291, 294, 298; FJ-AJ x.9.7. 3. Campos [estepas, llanos] (heb. í‘’dêh [‘arbôth] Mô’âb) que forman parte del valle del Jordán. Está entre las montañas de Transjordania y el rí­o Jordán, al noreste del Mar Muerto, frente a Jerico (Num 22:1; 26:3, 63; 31:12; 33:48-50; 35:1; 36:13; Deu 34:1, 8; Jos 13:32). Recibió su nombre quizá por el hecho de que habí­a sido parte de Moab antes que el rey amorreo Sihón se apropiara de ellos (Num 1:26). Mapa I, C-2. 4. Ciudad (heb. ‘îr Mô’âb) mencionada en Num 22:36 como el lugar donde Balac, rey de Moab, se encontró con Balaam, que habí­a venido para maldecir a Israel. En otras referencias se la menciona como “la ciudad que está en el valle” o “la ciudad que está en medio del valle” (Deu 2:36; Jos 13:9, 16; 2Sa 24:5). Como los hijos de Israel aparentemente se acercaron a ella durante su peregrinación por el desierto alrededor de Moab, generalmente se la ha buscado en algún lugar próximo a las fuentes del rí­o Arnón (Mapa VI, F-4), pero hasta ahora no se ha sugerido ningún sitio con certeza. Algunos eruditos identifican Ar (‘=r) de Num 21:15, Deu 2:18 e Isa 15:1 con la “ciudad” (‘íŽr) de Moab. Mapa VI, F-4. Bib.: A. H. Van Zyl, The Moabites [Los moabitas] (Leiden, 1960). 5. Desierto ubicado en la rejión de Moab (Deu 2:8; etc.). Moabita, Piedra. Estela de basalto negro que contiene 34 lí­neas de texto escrito en hebreo preexí­lico (también llamado fenicio) del s IX a.C. Es la inscripción histórica más larga de la antigua Palestina descubierta hasta el presente en ese paí­s. Está en lengua moabita, lengua estrechamente emparentado con el hebreo antiguo, del que sólo tiene diferencias de dialecto. Este monumento, ahora en el Museo del Louvre, Parí­s, fue descubierto en 1868 por el misionero alemán F. Klein en Dh§bân (la Dibón bí­blica), al este del Mar Muerto, adonde en ese tiempo muy pocos europeos podí­an viajar con seguridad. Informó de su hallazgo al cónsul prusiano Petermann en Jerusalén, quien a su vez obtuvo fondos del Museo de Berlí­n para comprar el monumento. Entretanto, Charles Clermont-Ganneau del consulado francés escuchó acerca del descubrimiento de la piedra y obtuvo una copia de algunas lí­neas de su texto, que lo convenció de su importancia. 797 Por lo tanto, comenzó negociaciones con la gente del otro lado del Jordán para obtener la piedra para Francia. Esta competencia desafortunada entre 2 poderes occidentales despertó la sospecha de la gente de Dh§bân. Presintiendo que la piedra tení­a oro o algún valor mágico, aumentaron el precio, y cuando Petermann, desgraciadamente, hizo tratos con las autoridades militares turcas para obligar a sus poseedores a entregar el monumento de acuerdo con lo pactado, la gente de Dh§bân decidió destruirlo. Después de calentar la piedra al rojo le echaron encima agua frí­a y la quebraron en muchos pedazos. Estos se repartieron entre la gente que la usó como amuletos. Clermont-Ganneau hizo que sus agentes compraran tantos pedazos como pudieran. Eventualmente recuperaron unos 2/3 del monumento, y lo restauraron con la ayuda de un molde de muy mala calidad, hecho con papel por un nativo antes que rompieran la Piedra (fig. 359). Este monumento, que por su contenido histórico puede ser fechado en la 2a mitad del s IX a.C., es de gran importancia para el estudio del alfabeto y la escritura hebreos. También arroja mucha luz sobre las caracterí­sticas gramaticales y léxicas de la lengua hebrea que se usaba en ese tiempo. Muchos de sus pasajes y expresiones son paralelos de pasajes bí­blicos, y contienen el primer texto no bí­blico conocido que menciona el nombre de Yahweh (Jehová*) con la misma ortografí­a que se encuentra en el hebreo (lí­nea 18). También menciona a los reyes Omri de Israel, Mesa de Moab y a la tribu de Gad, además de numerosas ciudades transjordanas también conocidas por la Biblia. La siguiente traducción es un intento de reproducir el texto tan fielmente como sea posible. Las divisiones de párrafo no están en la inscripción original, pero fueron hechas en la traducción por comodidad. Los pequeños números elevados indican las lí­neas, muchas de las cuales comienzan en medio de una palabra. Están insertadas aquí­, ya que con frecuencia en este Diccionario se citan porciones de la Piedra. Los corchetes [ ] indican que el texto está cortado, y las palabras encerradas en ellos han sido agregadas. Cada vez que una porción no puede ser reconstruida con certeza, se usan puntos suspensivos entre corchetes [ ]. Las palabras incluidas entre paréntesis ( ) fueron añadidas para clarificar el significado del texto, pero ellas no forman parte de la inscripción. La lí­nea 34 está muy mal conservada como para traducirla en forma coherente. “1Yo soy Mesa, hijo de Quemos [… ] 4, rey de Moab, el D2ibonita. Mi padre reinó sobre Moab 30 años, y yo rei3né después de mi padre. Y yo hice este alto a Quemos en Qorjah […,]4 porque él me salvó de todos los reyes y me hizo triunfar sobre mis enemigos. Omr5i, rey de Israel, habí­a oprimido a Moab durante muchos dí­as, porque Quemos estaba enojado con su tie6rra. Y su hijo le sucedió y él también dijo: “Yo oprimiré a Moab’. En mis dí­as él habló [así­], 7pero yo triunfé sobre él y su casa, e Israel pereció para siempre. Y Omri habí­a ocupado la [tier]8ra de Medeba, e (Israel) vivió en ella sus dí­as y la mitad de los dí­as de su hijo, 40 años, pero 9Quemos vivió allí­ en mi tiempo. “Y yo construí­ Baal-meón e hice un estanque en él, y constr[uí­] 10Quiriatan (Quiriataim). Ahora bien, los hombres de Gad habí­an vivido en la tierra de Atarot desde antiguo, y el rey de I11srael habí­a edificado Atarot para ellos, pero yo peleé contra la ciudad y la tomé, y herí­ a todo el pueblo 12de la ciudad como una embriaguez para Quemos y para Moab. Y yo traje de allí­ a Orel, su comandante (?), arrastr[án]13dolo ante Qemos en Queriot y puse allí­ a los hombres de Sarón y a los hom[bres] de 14Maharat. 359. La Piedra Moabita. “Y Quemos me dijo: ‘Ve, toma a Nebo de lsrael’, y yo 15fui de noche y peleé contra él desde el amanecer hasta el mediodí­a, y la 16tomé y herí­ de ellos a 7.000 hombres, [muchachos], 798 mujeres, [niña]s,17y siervas, porque la habí­a dedicado a Astar-Quemos. Y yo tomé de allí­ lo[s va]18sos de YHWH (Yahweh) y los arrastré delante de Quemos. Y el rey de Israel habí­a construido 19Yahas, y habitado en ella mientras peleaba conmigo. Pero Quemos lo echó de allí­ delante de mí­, [y]20 yo tomé de Moab 200 hombres, todos jefes, y los puse contra Yahas, y yo la tomé21 con el fin de añadirla a Dibón. “Yo construí­ Qorjah, el muro del bosque, y el muro22 de la ciudadela; yo también edifqué sus puertas y construí­ sus torres, y23 construí­ el palacio, e hice ambos estanques para agua dent[ro] 24de la ciudad. Y no habí­a cisterna dentro de la ciudad de Qorjah. Y yo dije a todo el pueblo: ‘Háganse para cada 25uno una cisterna en su casa’. Y corté madera para Qorjah con prisionero26s de Israel. “Yo construí­ Aroer e hice el camino el Arnón. 27yo construí­ Bet-bamot, porque habí­a sido destruida. Yo construí­ Beser, por (que estaba en) ruinas, 28[con] 50 [homblres de Dibón, porque todo Dibón era obediente. Y reiné 29[sobre] 100 ciudades que yo añadí­ a la tierra. Y yo construí­ 30[Med]eba y Bet-diblataim, y Bet-baalmeón, y puse allí­ [rediles] 31[para las] ovejas de la tierra. Y acerca de Hauronen, viví­an allí­ […], 32Pero Quemos me dijo: ‘Ve, pelea contra Hauronen’. Y Yo fui [y] 33[la tomé] y Quemos [habitó] en ella en mis dí­as […]” La inscripción se refiere a la conquista de Moab por Omri, y a la rebelión del rey Mesa contra el dominio de Israel en un perí­odo posterior. Trata casi seguramente con los eventos mencionados en 2Ki 1:1 y 3:4, 5. La conquista de Mesa de las ciudades de Medeba, Nebo y Jahaz tomadas a Israel, y su ocupación de Atarot, anteriormente poblada por Gad, probablemente ocurrieron después de la campaña fallida de Joram y Josafat contra Moab descripta en 3:5-27. Algunos eruditos, sin embargo, piensan que los actos hostiles de Mesa contra esas ciudades precedieron la campaña militar de Israel y de Judá. Es difí­cil tener certeza acerca de la secuencia de los acontecimientos, porque la Biblia no menciona los descriptos en la Piedra Moabita, y Mesa guarda silencio acerca de la campaña de Joram y Josafat, lo que es comprensible, ya que ella habí­a devastado su paí­s y habí­a costado la vida de su hijo mayor, a quien habí­a sacrificado sobre el muro de Kir-hareset (el-Kerak) para obtener la ayuda de su dios Quemos en la situación desesperada por el sitio de la ciudad. Es interesante leer en las lí­neas 14-18 que Mesa habí­a llevado consigo como botí­n de guerra algunos objetos de Yahweh, de Nebo, tal vez empleados en el culto de un lugar alto, sobre el que los israelitas, oponiéndose a la voluntad divina, lo adoraban al estilo pagano. Un sitio así­ parece haber estado ubicado en la cumbre del monte Nebo, que era venerado por el recuerdo de la muerte de Moisés (Deu 34:1-5). En forma verdaderamente bárbara Mesa arrastró esos objetos de culto de Yahweh ante su propio dios Quemos, y de ese modo esperaba humillar al Dios de Israel, cuyo poder los moabitas creí­an que era inferior al de su dios.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

hebreo mê`ab, salido del padre. Como lo indica la etimologí­a de su nombre, hijo nacido de la relación incestuosa de Lot con su hija mayor, epónimo del pueblo de los moabitas, Gn 19, 31-37. Los moabitas estaban establecidos en Transjordania antes de la conquista de Canaán, en una llanura elevada al este del mar Muerto, en lo que hoy es Jordania, entre el valle del rí­o Zéred, al sur, y el del Armón, al norte. La parte de su territorio situada al norte del Armón se conocí­a como †œEstepas de Moab†, Nm 33, 48-49. En época del patriarca Abraham, hubo ciudades- Estado regidas por reyes, Gn 14, 5-12. En la época de la conquista de Canaán, los amorreos habí­an ocupado Moab bajo el rey Sijón, Nm 21, 21-31. Los israelitas tuvieron relaciones con las mujeres de M., y lo hicieron caer en sus abominaciones idolátricas, participaron en los sacrificios a sus dioses y en sus banquetes sagrados, Nm 25, 1-5. En el reparto de Transjordania, a la tribu de Rubén le tocó en suerte la tierra al norte del rí­o Armón, la tierra conquistada al rey Sijón, Jos 13, 15-23. Tras la derrota de Sijón por parte de Israel, los moabitas se inquietaron, y su rey Balaq envió por el adivino ® Balaam para que maldijera al pueblo de Israel; al final, Balaam fue obligado por Yahvéh a bendecir a los israelitas y el rey moabita se volvió a su paí­s, Nm 22; 23; 24. En la época de los jueces, Eglón, rey de los moabitas, llevó a cabo una invasión al oeste del Jordán, y conquistó la †œciudad de las Palmeras†, es decir, Jericó, y su dominio sobre Israel se extendió durante dieciocho años, del cual lo libró el juez Ehúd, quien cuando fue a pagar el tributo a Eglón lo asesinó, tras lo cual los moabitas fueron derrotados por los israelitas, y hubo ochenta años de paz, Jc 3, 12-30.

En la época de la monarquí­a Saúl guerreó con los moabitas y los venció, 1 S 14, 47. Cuando Saúl perseguí­a a David, como éste tení­a lazos familiares en Moab, Rt 4, 17; Mt 1, 5-6, llevó a esta tierra a sus padres para protegerlos del rey, 2 S 22, 3-5. Siendo ya rey, David batió a los moabitas y los sometió a tributo, 2 S 8, 2. El rey Salomón tuvo entre sus mujeres, que eran muchas, moabitas que lo incitaron a la idolatrí­a y el soberano levantó un altar en honor de Camós, dios nacional de M., 1 R 11, 7.

Tras la división del reino Moab fue vasallo del reino de Israel, pero se rebeló tras la muerte del rey Ajab. Joram, rey de Israel, 852-841 a. C., se alió con Josafat, rey de Judá, para pelear contra Mesá, rey de M., lucha en la cual los moabitas quedaron muy debilitados, 2 R 3, 4-27; a pesar de que la estela del rey moabita, encontrada en Dibón, diga que obtuvo una gran victoria. En el siglo VIII a. C., los moabitas quedaron bajo el dominio de los asirios y en el VI a. C., de los babilonios.

Tras la vuelta del destierro en Babilonia muchos judí­os casados con mujeres moabitas se comprometieron a abandonarlas, Esd 9, 1-4; Ne 13, 23-31.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., mo†™av, semilla).
1. Nieto de Lot a causa de incesto con su hija mayor (Gen 19:30-38).
2. La nación o pueblo que descendió de Moab. Al principio se instalaron en Ar al este de la parte sur del mar Muerto. Jehovah le mandó a Moisés no molestarlos cuando Israel pasara por sus alrededores en camino a la tierra prometida. Sin embargo, su rey Balac contrató a Balaam para que fuera a maldecir a Israel (Números 22—24). Cuando Dios le impidió maldecir a los israelitas, Balaam sugirió otras tácticas. Las mujeres moabitas entraron en el campamento de Israel (Num 31:16) y sedujeron a los hombres (Num 25:1-9). Como resultado Dios envió una plaga que mató a 24.000 hombres. Moisés murió en el monte Pisga en la tierra de Moab.

Casi un siglo después de la conquista de Canaán, Israel fue dominada por Moab por 18 años (Jdg 3:12-14). Dios levantó a Ehud quien mató al rey Eglón y de esa manera sometió a Moab bajo la mano de Israel (Jdg 3:30). Rut la moabita era una antepasada de David. David, cuando se vio en dificultades con el rey Saúl, llevó a su padre y a su madre al rey de Moab para que los protegiera (1Sa 22:3-4). Más tarde Mesa el rey de Moab pagó un fuerte tributo a Acab el rey de Israel (2Ki 3:4). Después de la muerte de Acab, se rebeló, pero Joram el rey de Israel junto con Josafat de Judá lo derrotaron completamente y, muy posiblemente, arruinaron su tierra.

De allí­ en adelante, Moab empezó a disminuir de acuerdo con la palabra de Jehovah por medio de sus profetas (Isaí­as 15—16; Jeremí­as 48; Eze 25:8-11; Amo 2:1-3; Zep 2:8-11).

3. La tierra de los moabitas. Moab tení­a frontera con el mar Muerto al oeste, el desierto al este, Arnón al norte y Edom al sur.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

tip, BIOG ARQU HOMB HOAT

ver, MOABITAS, MESA

vet, = “salido de un padre” (a) Hijo de Lot y de su hija primogénita (Gn. 19:37) (b) MOAB (PIEDRA DE) Véase MESA [Estela de].

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[012]
Pueblo del grupo abrahámico, habitante en el Este del Mar muerto y con frontera natural en los desierto de la Arabia actual. Ocupaba una extensión de unos 100 kms. de norte a sur y unos 40 de ancho, en una planicie de unos 1000 msnm. y con tierra medianamente fecundas. El territorio histórico está cruzado por el rí­o Arnón (hoy Seil-el-Mogrib)

Las relaciones con los israelitas no fueron buenas, a juzgar por el origen incestuoso que el Génesis les atribuye (Gn. 19.30-37). Sin embargo el libro de Ruth hace emparentar a la monarquí­a daví­dica, la predilecta de Israel y que seria la originante del Mesí­as, con una ascendiente moabita (Ruth. 1), desposada con Booz, ascendiente de David y del Mesí­as profetizado.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Moab era un distrito al este del mar Muerto, se extendí­a de la parte del sur del mar Muerto hasta un poco más arriba de su lí­mite septentrional. La frontera oriental era el desierto, por lo tanto bastante irregular. Toda la región era de unos 64 kms. por
80 kms. Es una aldea meseta de 912 metros sobre el nivel del mar y 1.217 metros sobre el nivel del mar Muerto. La meseta está dividida por profundas cañadas o abismos de modo que el canal del rí­o Arnón mide cerca de 520 metros de profundidad, y como 3 kms. de ancho antes de entrar al mar Muerto. Las riberas están tan empinadas que es casi imposible pasar a menos que vaya uno muy arriba hacia el desierto donde esta meseta es fértil, pero le falta agua, de modo que es casi destituido. Habí­a numerosos pueblos y muchas cisternas todaví­a se ven. También todaví­a hay buena pastura, pero frecuentes incursiones repentinas por las tribus
convecinas estorban a que haya un crecimiento en la agricultura. El lado occidental de la meseta, visto del otro lado del mar Muerto, parece como una cordillera. Aquí­ están los montes Nebo y Pisga que parecen ser iguales (Deuteronomio
34:1). Uno puede ser la cordillera mientras que el otro es un picacho de las montañas. Ve hacia abajo en el desierto y marca una etapa en la jornada de Israel a Canaán, Números 21:20.
Los moabitas son descendientes de Lot, el sobrino de Abraham, de modo que eran parientes de los hebreos. En un tiempo no muy bien conocido a nosotros ellos consiguieron posesión de su paí­s por vencer una raza gigante llamada el emim
(Deuteronomio 2:8-11). Después de este relato de los moabitas muy poco se sabe de su origen hasta el tiempo de éxodo, excepto que su paí­s parece haber sido invadido por los amorreos, cuyo rey Sehón conquistó la parte norteña de Moab
(Números 21:21-31). En un perí­odo después de las conexiones y eventos mencionados en el Antiguo Testamento, fueron subyugados por los árabes que conquistaron todo el territorio al este del Jordán, hasta Damasco. Después de esto los moabitas perdieron su identidad como nación, confundiéndose o mezclándose con los árabes.
El dios principal de los moabitas era Quemos, a quien se menciona frecuentemente en el Antiguo Testamento. Era el dios nacional para ellos, así­ como Moloc lo fue para los amonitas, y parece haber sido adorado por medio de sacrificios humanos
(2 Reyes 3:27). Su idolátrica adoración estaba muy corrompida y las muchas veces que se la combinó con Baal, hizo claro el que como otras naciones, ellos también tuvieron sus baales.
El relato de su origen, Génesis 19:30-38.
Balac quiso conseguir que Balaam maldijera a Israel, Números 22-24.
Israel sufrió desastre por causa de relaciones ilí­citas con los moabitas, Números 25. Israel pasó su frontera, Deuteronomio 2:8, 9.
Los moabitas fueron excluidos de la asamblea, Deuteronomio 23:26.
A Moisés le fueron dadas más revelaciones allí­, Deuteronomio 29:1 sig.;
Leví­tico 26:46; 27:34.
Pisga fue de donde Moisés vio Canaán y murió, Deuteronomio 32:48-52; 34:1-8.
Aod libró a Israel de su opresión, Jueces 3:12-30. Saúl hiere a Moab, 1 Samuel 14:47.
Los padres de David fueron protegidos allí­ mientras Saúl lo perseguí­a, 1 Samuel 22:3, 4.
Moab se unió con Amón en guerra contra Josafat, 2 Crónicas 20. Fue derrotado por Josafat, 2 Reyes 3.
Los lugares más importantes (45 nombrados) Números 21:2, 15; 23:3, 4;
Deuteronomio 3:29; Jeremí­as 48:22, 24; Isaí­as 15:1-5; 16:11;
Josué 13:19.
Discutida en la profecí­a, Isaí­as 11:14; caps. 15-16; 25:10 sig.; Jeremí­as 48; Ezequiel 25: 8-11; Daniel 11:41; Amós 2:1-3.

Fuente: Diccionario Geográfico de la Biblia