MOLOC

Lev 18:21 no des hijo tuyo para .. por fuego a M
Amo 5:26; Act 7:43 llevabais el tabernáculo .. M


Moloc (heb. Môlek; gr. Molój). Nombre de un dios a quien se ofrecí­an sacrificios humanos; no identificado. Originalmente el nombre probablemente fue Melek, “rey”, que era un tí­tulo que los hebreos también aplicaban al verdadero Dios (véase Psa 5:2; 10:16; etc.). Si es así­, parecerí­a que los judí­os posteriores, considerando vergonzoso referirse a una deidad pagana con la misma palabra que empleaban para el verdadero Dios, cambiaron la pronunciación a Môlek, al tomar las vocales o y e de la palabra heb. bôsheth, “vergüenza”. Algunos eruditos han negado que existiera este dios en la antigüedad; sin embargo, textos descubiertos, en varios luagares, documentan su existencia. Un dios Malkûm, mencionado por 1a vez en 4 textos de Drehem (fines del 3er milenio a.C.), aparece como Mulûk en los de Mari, y como, Malik en 3 escritos asirios que lo identifican con Nergal, la divinidad asirio-babilónica del mundo subterráneo. Un texto recientemente descubierto de Ugarit habla claramente de un “sacrificio a Mlk”, con lo cual no quedan dudas de que Mlk era un dios. En la lengua púnica, estrechamente emparentado con el hebreo, môlek aparece con el significado de “voto”, “promesa”. En consecuencia, algunos eruditos explican la expresión “pasar por el fuego a Moloc” diciendo que significa “pasar por el fuego como cumplimiento de un voto a cierta deidad”. La palabra môlek pudo haber tenido este significado en Cartago, pero en el uso bí­blico parece limitarse a designar a un dios pagano a quien se ofrecí­an sacrificios, entre los cuales también los habí­a humanos. La ley mosaica prohibí­a terminantemente dedicar los hijos a Moloc (2Ki 23:10) y con denaba a muerte a quienes transgredieran esta ley (Lev 18:21; 20:1-5). Sin embargo, los israelitas con frecuencia siguieron esta práctica (Jer 7:31; 19:4, 5; 32:35; Eze 16:21; 23:37, 39). Acaz y Manasés quemaron a sus hijos en el alto de Tofet, en el valle de Hinom, al sur de Jerusalén (2Ch 28:1, 3; 33:1, 6), pero el piadoso rey Josí­as destruyó este lugar para que no se lo pudiera usar más (2Ki 23:10). Una declaración del profeta Amós (Amo 5:26) citada por Esteban (Act 7:43) parece indicar que los hebreos tuvieron alguna vez un santuario portátil dedicado a este dios. Sin embargo, algunos comentadores entienden que el heb. sikkûth, traducido “tabernáculo” en la RVR, es un nombre propio: Sakkut (BJ). En consecuencia, ponen vocales diferentes en el término traducido “vuestro Moloc” para que se lea “vuestro rey”, de modo que la frase diga: “Sakkut vuestro rey”. En 1Ki 11:7, el nombre Moloc quizá se deba leer Milcom (cf vs 5, 33). La diferencia podrí­a haber surgido por haberse omitido sin percibirlo la letra m final del nombre hebreo. Bib.: A. R. W. Green, The Role of Human Sacrifice in the Ancient Near East [El papel del sacrificio humano en el Antiguo Cercano Oriente] (Missoula, Mont., 1975).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Un dios pagano, especialmente de los amonitas, el cual era adorado con orgí­as horripilantes en las cuales eran sacrificados niños. Por lo menos en algunos sitios la imagen del dios era calentada y los cuerpos de los niños que acababan de ser muertos se colocaban en sus brazos. El culto de Moloc era conocido por los israelitas antes de entrar a Canaán, porque Moisés prohibió terminantemente su adoración (Lev 18:21; Lev 20:1-5). A pesar de haber sido prohibido, el rey Salomón, para agradar a sus numerosas esposas paganas, levantó lugares altos para Quemós y para Moloc en el monte de los Olivos (1Ki 11:7), aunque el lugar principal para el culto a Moloc durante y después del tiempo de Manasés era el valle de Ben-hinom (2Ch 33:6), un lugar de tan mala reputación que Gehena (el valle de Hinom) llegó a ser un tipo del infierno (Mat 5:29-30). Las palabras Moloc y Milcom (1Ki 11:5; Zep 1:5) traducen las palabras heb. malcham, milcom, molech y moloch que son todas variaciones de palabras heb. que significan †œel que reina†. Judí­os de otros tiempos, después de ofrecer holocaustos a Moloc, con frecuencia iban a adorar en la casa de Jehovah (Eze 23:37-39); esto era muy ofensivo para Dios (Jer 7:9-11; Jer 19:4-13). Debido a este culto pagano Dios permitió que los enemigos de Israel gobernaran sobre ellos por muchos años (Psa 106:35-42).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

También llamado Milcom. Era la deidad principal de los amonitas. Algunos piensan que el nombre viene del hebreo melek, que significa †œrey†. Y que los israelitas utilizaban las vocales de la palabra boshet (vergüenza), para cambiar el significado de melek. En su culto se sacrificaban niños (†œY no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a M.; no contamines así­ el nombre de tu Dios† [Lev 18:21; Lev 20:2-5]). Desafortunadamente, los israelitas cayeron muchas veces en esta funesta práctica (2Re 23:10; Jer 32:35; Hch 7:43), por lo cual se lee en el Sal 106:37 : †œSacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios†. Incluso se nos dice que Salomón †œedificó … un lugar alto a Quemos … y a M., í­dolo abominable de los hijos e Amón† (1Re 11:7, 1Re 11:33). Las palabras de Isa 30:33 (†œPorque †¢Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende†) se refieren claramente al culto de M. Algunos eruditos han puesto en duda si en realidad el culto a M. incluí­a sacrificios humanos, interpretando la expresión †œpasar por fuego† como una especie de dedicación o consagración de niños.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DIOS

ver, DIVINIDADES PAGANAS, QUEMí“S, TOFET sit,

vet, Divinidad adorada por los amonitas (1 R. 11:7). El artí­culo que precede al término en heb. indica que no se trata de un nombre propio, sino de una expresión que significa “aquel que reina”. Recibí­a también el nombre de Milcom (1 R. 11:5, 33; Jer. 49:1, 3; Sof. 1:5). Esta divinidad presentaba uno de los aspectos de Baal (Jer. 32:35), nombre propio que es asimismo nombre común, sinónimo de señor. Bajo el nombre de Melcart, “rey de la ciudad”, Baal recibí­a en Tiro sacrificios humanos. El culto a Moloc demandaba holocaustos de niños que le eran quemados vivos. Para ello, eran depositados en los brazos del í­dolo, que estaban en posición de pendiente. Al son de tambores y cánticos la ví­ctima rodaba hacia una apertura por donde caí­a a un horno caliente. Las motivaciones de este sacrificio eran varias: desde emergencias nacionales hasta el mero cumplimiento de un voto por un don recibido de parte del dios. La edad de los niños sacrificados oscilaba entre recién nacidos hasta tres e incluso cuatro años; no se trataba siempre del primogénito, como se ha asumido en ocasiones. De hecho, se han hallado urnas en el Tofet de Cartago con dos o tres cadáveres de niños sacrificados, entre los tres/cuatro años de edad y recién nacidos, pertenecientes a una misma familia. Se trataba de una práctica que, como han documentado las excavaciones de Cartago, se llevaba a cabo con regularidad y normalidad. Esta práctica aumentó con la sofisticación de la civilización urbana cananea, en contra de las concepciones evolucionistas del progreso. En Cartago, las prácticas no cesaron totalmente ni aún cuando la autoridad romana, después de la conquista de la ciudad, dio muerte a los criminales sacerdotes de Baal, colgándolos de los árboles de su mismo santuario. En la ley de Moisés se condenaba a muerte a todo el que fuera culpable de este abominable crimen (Lv. 18:21; 20:1-5). A pesar de ello, Salomón, ya anciano, erigió un altar a Milcom para complacer a sus mujeres amonitas. Durante los siglos posteriores, se sacrificaron niños a Moloc, quemados vivos, en el lugar alto de Tofet, en el valle de Hinom (Sal. 106:38; Jer. 7:31; 19:4, 5; Ex. 16:21; 23:32, 39; cfr. Is. 30:33). Acaz hizo morir así­ a sus propios hijos (2 Cr. 28:3); Manasés inmoló, igualmente, al menos, a uno de sus hijos (2 R. 21:6). Los israelitas del reino del norte practicaron también este rito horrendo (2 R. 17:17; Ex. 23:37). Josí­as destruyó los altares que Salomón habí­a erigido sobre el monte de la perdición (una de las cumbres del monte de los Olivos) para este falso dios y para otros í­dolos. El rey Josí­as profanó el lugar alto de Tofet (2 R. 23:10, 13). (Véanse DIVINIDADES PAGANAS, QUEMí“S, TOFET.) Se debe hacer notar también que la LXX introduce la forma Moloc en Am. 5:26, citado en Hch. 7:43. El texto heb. puede leerse “vuestro rey” en lugar de Moloc (heb. “melek”, con las vocales de “bõsheth”, vergüenza, para indicar menosprecio hacia la divinidad pagana). Bibliografí­a: Free, J. P.: “Archaeology and Bible History” (Van Kampen Press, Wheaton, 1950); Stager, L. E. y Wolff, S. R.: “Child Sacrifice at Carthage”, en Biblical Archaeology Review, vol. 10, n.º 1, ene./feb. 1984, PP. 31-51.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Véase Mí“LEK.

Fuente: Diccionario de la Biblia

El AT habla a menudo del hecho de que los israelitas en tiempos de apostasía hacían pasar “su hijo o su hija por fuego a Moloc (°bj “Mólek”)” (2 R. 23.10; cf. Jer. 7.31; 19.5). En algunos pasajes se hace referencia claramente a una deidad a la cual se hacían sacrificios humanos, especialmente en el valle de Hinom al SO del monte de Jerusalén (2 R. 23.10; Jer. 32.35), en un lugar conocido por el nombre de Tofet (en sir. “pozo de fuego”). La deidad se asocia con Amón en 1 R. 11.7, donde se hace referencia al “ídolo abominable de los hijos de Amón”. El culto a Moloc parece haberse asociado con el sacrificio de niños en fuego (Lv. 18.21; 20.2–5; 2 R. 23.10; Jer. 32.35; cf. 2 R. 17.31).

Cuando examinamos con más detención la etimología de la palabra, se descubren algunos datos interesantes. Algunos comentaristas consideran que las consonantes hebreas de meleḵ, ‘rey’, y las vocales de bōšeṯ, ‘vergüenza’, fueron combinadas para formar el heb. môleḵ, que expresaba desprecio por el dios pagano. Pero hay otra posibilidad según la cual en algunos pasajes el término Moloc quizás no se refiera a ninguna deidad. Algunas inscripciones feniciocartaginesas (púnicas) del período 400–150 a.C. sugieren que la palabra mlk (pronunciada molk en inscripciones latinas de Cártago alrededor del año 200 d.C.) es un término general que significa “sacrificio” u “ofrenda”, y una cantidad de pasajes del AT pueden interpretarse como afirmaciones de que había quienes hacían pasar niños por el fuego “como ofrenda votiva o sacrificio môleḵ”. En pasajes tales como Lv. 18.21; 20.3–5; 2 R. 23.10; Jer. 32.35 la traducción debe quedar como asunto discutible.

Estas observaciones no niegan que la Biblia se refiera a una deidad llamada Moloc o Molec. Se lo conoce como el dios nacional de Amón en 1 R. 11.7. Puede ser identificado con la deidad muluk a quien se rendía culto en Mari alrededor del año 1800 a.C., y malik, conocido por textos acádicos, y que aparece en las formas Adramelec y Anamelec en 2 R. 17.31. En algunos pasajes veterotestamentarios la palabra Moloc (o Molec) lleva el artículo, lo que sugiere que la misma pudo haber sido un apelativo para indicar “el que gobierna” (Lv. 18.21; 20.2–5; 2 R. 23.10; Jer. 32.35). En Jer. 32.35 parece haber una conexión con Baal, cuyo nombre también es un apelativo, y a quien, como Baal-melqart, se ofrecían sacrificios humanos en Tiro.

La práctica de ofrecer niños como sacrificios humanos estaba prohibida en la antigua Israel. Aparte de referencias generales a Moloc en Jer. 49.1, 3 y quizás Am. 1.5, o al culto a Moloc en 1 R. 11.7, 33; Sof. 1.5 y algunos pasajes especiales mencionados arriba, se desprende claramente en el AT que el sacrificio de niños era practicado por algunos en Israel. La ley de Moisés exigía la muerte de cualquiera que ofreciera su hijo a Moloc en sacrificio (Lv. 18.21; 20.2–5). Sin embargo, Salomón edificó un lugar alto para este dios en “el monte que está enfrente de (al E de) Jerusalén”, e. d. el monte de los Olivos (1 R. 11.7). Se pueden incluir aquí varias referencias veterotestamentarias al sacrificio de niños, aunque no se refieran específicamente a Moloc (Sal. 106.38; Jer. 7.31; 19.4–5; Ez. 16.21; 23.37, 39). El rey Acaz, ca. 730 a.C., quemó a sus hijos en el fuego (2 Cr. 28.3), y Manasés hizo lo mismo (2 R. 21.6). Samaria fue juzgada por este pecado (2 R. 17.17). Josías, en Judá, destruyó los lugares altos de Moloc (2 R. 23.10; 13). Ezequiel seguía condenando la práctica a principios del ss. VI a.C. (Ez. 16.20ss; 20.26, 31; 23.37). El exilio parece haber puesto fin a este culto en Israel, pero se mantuvo en el N de África entre los fenicios cartagineses hasta entrada la era cristiana.

Bibliografía. J. G. Février, “Molok”, °EBDM, t(t). V, cols. 273–277; R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985, pp. 562–565; id., Historia antigua de Israel, 1975, t(t). I, pp. 154ss; M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 289ss; G. E. Wright, Arqueología bíblica, 1975, pp. 145ss.

W. F. Albright, Archaeology and the Religion of Israel, 1953, pp. 162ss; H. Ringgren, Religions of the Ancient Near East, 1973, pp. 161s; M. Weinfeld, “The Worship of Molech and the Queen of Heaven”, UF 4, 1972, pp. 133–154; A. R. W. Green, The Role of Human Sacrifice in the Ancient Near East, 1976, pp. 176ss.

J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(Hebreo Molech, rey).

Divinidad a la que rendían culto los israelitas idólatras. La palabra hebrea Molech no representa la pronunciación original del nombre, no más que la vocalización griega Moloch hallada en la Versión de los Setenta y en los Hechos (7,43). El nombre primitivo de este dios era muy probablemente Melech, “rey), cuyas consonantes vinieron a ser combinadas a través de la mofa con las vocales de la palabra Bosheth, “vergüenza”. Como la palabra Moloc (V.A. Molek) significa rey, es difícil determinar en varios lugares del Antiguo Testamento si debe considerarse como el nombre propio de una deidad o como un simple apelativo. Los pasajes del texto original en los que aparece el nombre probablemente designando a un dios son: Levítico 18,21; 20,2-5; 1 Reyes 11,7; 2 Rey. 23,10; Isaías 30,3; 57,9; Jeremías 32,35. La principal característica del culto a Moloc entre los judíos parece haber sido el sacrificio de niños, y la expresión usual para describir ese sacrificio era “pasar por el fuego”, un rito realizado luego de haber asesinado a las víctimas. El centro especial de tales atrocidades era justo en las afueras de Jerusalén, en un lugar llamado Tofet (probablemente, “lugar de abominación”), en el valle de Ben Hinnom. Según 1 Reyes 11,7, Salomón le erigió “un templo a Moloc “sobre el monte que está frente a Jerusalén”, y debido a ese a veces se le considera como el monarca que introdujo el impío culto a Israel.

Luego de la ruptura, aparecieron rastros del culto a Moloc tanto en Judá como en Israel. La costumbre de hacer pasar por el fuego a los niños parece haber estado generalizada en el Reino del Norte [2 Rey. 17,17; Ezequiel 23,37], y gradualmente creció en el Reino del Sur, alentada por el ejemplo real de Ajaz (2 Rey. 16,3) y Manasés (2 Rey. 16,6), hasta que prevaleció en tiempos del profeta Jeremías (Jer. 32,35), cuando el rey Josías suprimió el culto a Moloc y profanó el Tofet [2 Rey. 23,13(10)]. Es probable que este culto fuese revivido bajo Joaquín y continuado hasta el exilio a Babilonia.

A base de la interpretación hebrea de 1 Rey. 11,7, a Moloc se le ha identificado a menudo con Milcom, el dios nacional de los amonitas, pero esta identificación no puede ser considerada como probable. Como muestran las versiones griegas, la variante original de 1 Rey. 11,7 no era Molech sino Milchom [cf. también 1 Rey. 11,5.33]; y según Deuteronomio 12,29-31 y 18,9-14, el paso de los niños por el fuego era de origen cananeo [cf. 2 Rey. 16,3]. Últimamente se han hecho muchos intentos para probar que al sacrificar sus niños a Moloc los israelitas simplemente pensaban que se los estaban ofreciendo en holocausto a Yahveh. En otras palabras, el Melech al que se le ofrecían sacrificios de niños era Yahveh bajo otro nombre. Para defender este punto de vista se ha apelado en particular a Jeremías 7,31 y 19,5, y a Ezequiel 20,25-31. Pero esta posición es, por decir lo menos, improbable. Los textos a los que se apela muy bien pueden ser entendidos de otro modo, y los profetas expresamente tratan el culto a Moloc como extranjero y como una apostasía del culto al verdadero Dios. Las ofrendas por fuego, la probable identidad de Moloc con Baal y el hecho de que en Asiria y Babilonia Malik, y en Palmira Malch-bel, eran dioses sol, les ha sugerido a muchos que Moloc era un dios del sol o del fuego.

Bibliografía: BAUDISSIN, Jahve et Moloch (Leipzig, 1874); SMITH, Religion of the Semites (Londres, 1894); SCHULTZ, Old Testament Theology, I (tr., Edimburgo, 1898); LAGRANGE, Etudes sur les Religions Semitiques (París, 1903).

Fuente: Gigot, Francis. “Moloch.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.
http://www.newadvent.org/cathen/10443b.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina

Fuente: Enciclopedia Católica