MONISMO

Creencia en un solo ser. (® IDEALISMO; PANTEíSMO.)

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

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Interpretación filosófica y antropológica que alude a la unidad (monos) esencial y radical del ser humano. Lo contrario es el dualismo.

(Ver Cuerpo 2)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Este término designa aquellos sistemas filosóficos que asumen como nota dominante la univocidad del ser, sufriendo la fascinación de la fórmula presocrática (eleática) del én kai pan (Uno-Todo, o unitotalidad). Si en la época clásica se puede considerar a Plotino como uno de los máximos exponentes del monismo filosófico, en la edad moderna el monismo ontológico cuenta entre sus paladines a Spinoza y ciertamente a los románticos e idealistas (entre ellos, en primer lugar, a Schelling de la filosofí­a de la identidad y a Hegel).

Fundamentalmente, en estas concepciones se olvida la analogí­a del ser, es decir, su manifestación en formas diversificadas, entre ellas, en primer lugar, las del ser absoluto y el ente finito. Este olvido de la analogí­a supone, por consiguiente, un olvido de la diferencia ontológica entre el Ser y el ente, con la consiguiente pérdida de consistencia del segundo término en favor del primero. Se llega así­ a la que P. Bayle (hablando del spinozismo) definí­a como la hipótesis más monstruosa que pueda concebir la mente humana; en efecto, si somos sólo expresión de la única substancia, cuando ocurre algún conflicto por ejemplo entre los turcos y los cristianos, Dios en forma de turco mata a Dios en forma de cristiano. En esta concepción, tan rigurosamente entendida -como pasa en Spinoza-, la libertad debe entenderse solamente en el sentido de la autodeterminación Y no también como posibilidad de elegir entre diversas opciones. Además, el mal cósmico e histórico se entiende únicamente como lí­mite del universo, y no como pecado o debilidad debida a una elección libre del hombre.

En el plano religioso es posible encontrar concepciones moní­sticas sobre todo en las religiones orientales, que predican la aniquilación del yo en el gran todo del universo, como último estado al que se llega a través de la peregrinación en esta vida. La mí­stica cristiana ha sufrido a veces notablemente la influencia de las concepciones moní­sticas filosófico-religiosas.

Pensemos en Jacob BOhme y sobre todo en el Maestro Eckhart. En estas concepciones se encuentra fácilmente una notable vena nihilista, En efecto, la criatura resulta, por un lado, profundamente comprometida en descubrir su propia nada radical, y por otro, en perderse en el todo de lo divino como gota de agua en el océano.
N Ciola

Bibl.: 1. Ouiles. Panteismo, Y 159- 163; J Gómez Caffarena – J Martí­n Velasco, Filosofí­a de la religión, en Revista de Occidente, Madrid 1973; AA, W , El ateismo contemporáneo,4 vols., Cristiandad, Madrid 1971 (cf índice sistemático).

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico

El concepto de m. se remonta a Christian Wolff (Psychologia rationalis § 32), pero se encuentra ya de modo semejante en Aristóteles (Metafí­sica, 986b 21). En cuanto a su contenido, el m. es una doctrina que, a pesar de toda la evidente multiplicidad y variedad de cosas, quiere explicar la realidad (en su totalidad o en un terreno parcial) por un fundamento único, interior a la misma. Esto puede hacerse reduciendo todas las especies del ser a una especie única (m. de la especie; m. relativo), o negando la variedad de entes independientes (-> substancia), que son vistos en su referencia mutua y no en una relación de dependencia, de modo que sólo se reconoce como substancia este todo formado por la referencia mutua, o sea, el mundo, cuyos momentos particulares y formas de manifestación son los entes particulares (m. de la substancia, m. absoluto).

Estas dos formas de m. no se exduyen necesariamente: el m. de la especie puede admitir también diversos entes, aunque iguales en su esencia (p. ej., el espí­ritu infinito y los espí­ritus finitos: Berkeley), así­ como el m. de la substancia puede reconocer una pluralidad de modos de ser, no reductibles unos a otros (cf., p. ej., la substancia divina del mundo en Espinosa, determinada en forma igualmente originaria por la extensión y el pensamiento).

Las principales antí­tesis que se propone superar el m. de ambos tipos son las que se dan entre -> Dios y el mundo, y entre el espí­ritu y la materia (y aquí­ de nuevo entre alma y cuerpo). Desde el punto de vista formal, se ofrecen como soluciones posibles, aunque mutiladoras: la desaparición de un miembro de la antí­tesis en el otro o de los dos en un tercero, desconocido, del que son aspectos. Así­, p. ej., el contraste de materia y espí­ritu puede resolverse en tres direcciones: a) Únicamente lo material es real; el espí­ritu es sólo su «producto» o «epifenómeno» (-> materialismo). b) Sólo el espí­ritu es real: lo material es una mera representación del mismo (espiritualismo). c) Ni la materia ni el espí­ritu son reales; se comportan más bien como anverso y reverso de una realidad que en sí­ misma es desconocida (sistema de -> identidad).

La forma particular de m. que identifica a Dios y al mundo se llama -> panteí­smo. En cuanto el panteí­smo no admite la contraposición personal entre Dios y el hombre, y puesto que el vocablo «Dios» como designación de la esencia del mundo se vací­a muy pronto de sentido, de modo que puede prescindirse de él, está emparentado con el ateí­smo (¡aquí­ también los extremos se tocan!).

El m. absoluto fue defendido sobre todo por los antiguos filósofos indios, por la escuela de Elea (Parménides, Zenón), por Espinosa y (con algunas limitaciones) por los idealistas alemanes. Entre los monistas relativos hay que contar particularmente a materialistas y espiritualistas de matices muy diversos.

Hacia fines del siglo pasado el m. pareció gozar de actualidad, que llegó a concretarse en la fundación de una «liga monista», de carácter liberal y antieclesiástico, bajo la dirección de Haekel y Ostwald. Hoy dí­a, en cambio, el m. más obvio parece ser un m. de método. Así­ muchos sólo quieren reconocer como válidas las conclusiones logradas por los métodos de la ciencia «exacta» y niegan a las formas filosóficas y teológicas de reflexión todo valor cognoscitivo (fisicalismo, biologismo, psicologismo, sociologismo, etc.).

Las formas y los grados de doctrinas monistas defendidas en la historia son tan múltiples, que deberí­a procederse con gran cautela al calificar una teorí­a de m. y al emitir el consecuente enjuiciamiento, que varí­a según el punto de vista del que lo emite. Sin embargo, para una orientación general puede decirse lo siguiente: El derecho (relativo) y la fuerza del m. se fundan en la tendencia del espí­ritu humano a reducir racionalmente todo lo múltiple a lo sencillo; a ello corresponde como base ontológica que el ser en cuanto tal es uno. Pero concluir de ahí­ que sólo hay una especie de ser (lo cual significarí­a que sólo hay una especie de acceso a él) e incluso que no existe más que un ente en sentido pleno, serí­a desconocer el esencial carácter analógico del ser (-> analogí­a del ser).

El m. absoluto en particular se hace insostenible por la evidente multiplicidad de personas libres e independientes, según se pone de manifiesto en el encuentro personal. Todo m. de método adolece de que, sin acudir a métodos filosóficos extraños, no puede justificarse a sí­ mismo, con lo cual refuta su propia posibilidad. A la postre, el reconocimiento de la manifiesta multiplicidad en este mundo y en nuestra vida, la cual sólo queda superada en el Dios transcendente al mundo, es una tarea de aceptación de nosotros mismos como seres finitos y creados.

BIBLIOGRAFíA: W. Brugger, LThK2 VII 553 ss; A. Drews (dir.), Der M., dargestellt in Beiträgen seiner Vertreter, 2 vols. (Je 1908); R. Etsler, Geschichte des M. (L 1910); L. Klimke, Der M. und seine philosophischen Grundlagen (Fr 41919) (hihi.); A. M. Quinton, Pluralism and Monism: EBrit XVIII (1966) 66 as.

Gerd Haeffner

K. Rahner (ed.), Sacramentum Mundi. Enciclopedia Teolσgica, Herder, Barcelona 1972

Fuente: Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica

Monismo es la doctrina de la unidad de las cosas. Puede referirse a su origen, o a su sustancia, o a la forma en que se conocen. La doctrina que todas las cosas tiene sólo un origen se conoce como teísmo. Aunque tradicionalmente el cristianismo es en este sentido monista, éste es un uso raro del término y muy pocas veces se refiere a esto cuando se menciona el monismo. La doctrina que todas las cosas son una es panteísmo. Esta es la connotación más común del monismo, y como tal es incompatible con el teísmo, aunque el famoso panteísta monista, Spinoza, fue llamado un «ateo intoxicado de panteísmo». El panteísmo, que reduce toda la realidad a una sola sustancia, puede considerar esta sustancia como material (en este caso tenemos el materialismo de Haeckel), o espiritual (en cuyo caso tenemos el Idealismo Absoluto o el espiritualismo filosófico de Hegel). Algunos filósofos de hoy encuentran otro tipo de realidad que no es material ni espiritual, sino que se manifiesta a sí misma como materia o espíritu sin identificarse con ninguna. La doctrina que todas las cosas son una en cuanto a la forma en que son conocidas es Idealismo Epistemológico. Los defensores de esta teoría pueden o no estar comprometidos en el asunto de la metafísica en distinción de la epistemología (véase).

El cristianismo es monista en el primer sentido de la palabra, es decir, se adhiere al origen divino de todas las cosas. Es distintivamente hostil en contra del panteísmo en todas sus formas. Esta hostilidad se debe a varias razones: (1) porque las cosas cambian, pero Dios permanece el mismo; (2) la totalidad de todas las cosas incluye el mal, y Dios no es mal; (3) la totalidad de todas las cosas es algo impersonal y evolucionario, pero la conciencia que el hombre tiene de sí mismo testifica de la realidad de su personalidad y libertad.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Carus (editor), The Monist; E. Haeckel, Der Monismus; F. Klimke, Der Monismus und siene philosophische Grundlagen.

John H. Gerstner

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (407). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología