NEGACION

En el conjunto de las narraciones bí­blicas destaca la afirmación de la vida y la fidelidad personal interpretada como compromiso a favor de los hombres. Pero la Biblia pone de relieve, al mismo tiempo, las negaciones de los hombres, que se expresan en forma de violencia y de rechazo de los otros, desde una perspectiva de egoí­smo. En el principio de las negaciones bí­blicas se encuentra el asesinato* de Abel (Gn 4). Al final hallamos la serie de negaciones vinculadas a la muerte de Jesús, entre las que destaca, en lí­nea cristiana, la de Pedro, que niega su vinculación con Jesús en el juicio, quizá por miedo* personal, quizá por influjo del sistema religioso que le condena a muerte.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Arnēsis es poco común (Martirio de Policarpo 2, 4) pero se deriva de los verbos bíblicos arneomai y aparneomai. Ambos se usan (1) para repudiar a una persona o creencia. Josué advierte a Israel acerca de este peligro (Jos. 24:27), aunque la máxima negación se perpetra delante de Pilato (Hch. 3:13), Jesús advierte a sus discípulos, el nuevo Israel, que no lo nieguen (Mt. 10:33) para que Dios no los niegue a ellos. Probablemente aquí él se iguala a sí mismo como Hijo del Hombre con sus santos o iglesia y deplora la apostasía (Lc. 9:26). Pedro «negó delante de todos» por tres veces (Mt. 26:70; cf. 10:33) cualquier relación con el hombre Jesús, imprecando maldiciones sobre sí mismo si mentía; pero no vemos en él un repudio colectivo del Hijo del Hombre o de la iglesia, como lo hizo Judas; él permanece en el grupo y es restaurado después del arrepentimiento (Jn. 21:15). Los herejes en 2 P. 2:1 y Tit. 1:16 pueden ser aquellos que por palabra profesan conocer a Cristo, pero le repudian en su conducta. Aquellos en 1 Jn. 2:22 (cf. 4:2) son los maestros que separan al hombre Jesús del Cristo divino. El repudio de la fe o del nombre en Apocalipsis (Ap. 2:13; 3:8) incluye cualquier apostasía en la persecución; en 1 Ti. 5:8 se trata de una conducta negligente, y evoca una negación recíproca en 2 Ti. 2:12 y Lc. 12:9. Otros significados son (2) negar un hecho o rehusar admitirlo (Lc. 8:45; Hch. 4:16); (3) negarse a sí mismo (a) al actuar de una manera desinteresada y renunciar al interés mundano diario (Lc. 9:23), y para una declaración extrema (cf. Lc. 14:26) o (b) siendo infiel a sí mismo, como Dios no puede serlo (2 Ti. 2:13); (4) negar, por medio de una ortodoxia formal, el poder del evangelio (2 Ti. 3:5); y (5) negarse como un nombre de fe a asociarse con los paganos (Heb. 11:24).

Negaciones especificas en el NT son hechas por los saduceos, quienes rechazaban la resurrección y la angelología popular (Hch. 23:8), y por los falsos maestros en Judas 4 quienes negaban el título de Kurios a Jesús.

BIBLIOGRAFÍA

Arndt; M. Goguel, «Did Peter Deny his Lord?» HTR 25, 1932, pp. 1–27; H. Riesenfeld, CN, pp. 11, 47, 207–219; Vincent Taylor, St. Mark, pp. 572–577.

Denis H. Tongue

HTR Harvard Theological Review

CN Coniectanea Neotestamentica (Lund)

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (418). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología