NEOFITO

1Ti 3:6 no un n, no sea que envaneciéndose


Neófito (gr. neófutos, literalmente “recién plantado”). Término que sólo aparece en 1 Tit 3:6 Por el contexto, neófutos se refiere a una persona sin experiencia o a una que recién se ha convertido.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

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Nuevo creyente. Así­ se denominaba a los recién bautizados en la noche de Pascua en la Iglesia primitiva, después de haber terminado el catecumenado. La comunidad atendí­a de una manera especialmente afectuosa a estos nuevos cristiana, que con frecuencia llevan un vestido blanco distintivo de su nueva situación en la comunidad.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

neofutos (neovfuto”, 3504), adjetivo, lit. recién plantado (de neos, nuevo, y fuo, producir), denota a un nuevo converso, neófito (1Ti 3:6), de uno que por su inexperiencia no puede actuar como obispo o supervisor en una iglesia.¶ En la LXX, Job 14:9; Psa 128:3; 144.12; Isa 5:7:¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Así se le llamaba en la iglesia antigua al convertido recién bautizado, quien vestiría por ocho días las ropas blancas del bautismo. El griego neofutos, «recién plantado», sólo aparece una vez en el NT (1 Ti. 3:6), y se relaciona de cerca en significado con el latín novicius, «nuevo», de donde se deriva el español «novicio». En las religiones de misterio un neófito era aquel recién iniciado cultista. Dentro del catolicismo romano se llama neófitos a los nuevos convertidos de otras religiones y a los nuevos sacerdotes o monjas ordenadas.

Donald G. Davis

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (418). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

ESTE ARTÍCULO FUE ESCRITO EN 1911 Y ESTÁ EN PROCESO DE ACTUALIZACIÓN.

Neófito (griego, neothutoi, el recién plantado, es decir, incorporado al cuerpo místico de Cristo) es un término que se aplica en la teología a todos los que han entrado últimamente a un nuevo y más alto estado o condición de vida, por ejemplo, los que han comenzado la vida eclesiástico, o se han unido a una orden religiosa. Más particularmente se utiliza para aquellos que, convertidos recientemente del paganismo, por el sacramento del bautismo, han sido trasplantados a la vida superior de la Iglesia.

Desde tiempos muy remotos ha habido prohibiciones contra los neófitos en este último sentido al ser promovidos con demasiada rapidez a las órdenes sagradas y a puestos de responsabilidad en la Iglesia. Así, el Concilio de Nicea, en su segundo canon, establece normas sobre este tema, sobre la base de que en algún momento es necesario para el estado de un catecúmeno y para una prueba más plena después del bautismo, porque el decreto apostólico es claro, y dice como sigue: “Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma condenación del diablo” (1 Tim. 3,6). El período que debe transcurrir después de la conversión antes de la promoción no es fijo, sino (Benedicto XIV, “De Syn.”, VII, 65-6) que se deja a la discreción del obispo y variará según el caso individual. (Vea divorcio, subtítulo Privilegio Paulino.)

Fuente: Barnes, Arthur. “Neophyte.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911. 23 Dec. 2012
http://www.newadvent.org/cathen/10742a.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica