Biblia

NOSTRADAMUS. MIGUEL

NOSTRADAMUS. MIGUEL

[951](1503-1566)
Michel de Nuestra Señora (Nostredame, Nostradamus) fue un médico que se mostró muy eficaz en la peste que asoló la Provenza en el siglo XVI. Era judí­o nacido en 1503. Parece que se consideraba de la tribu de Isacar. Su familia viví­a en Saint-Remy (en la Provenza). Tal vez sus abuelos, se habí­an hecho cristianos ante el decreto persecutorio de Luis XI, que reino entre 1461 y 1483, y confiscó los bienes de los judí­os no bautizados.

Nostradamus se doctoró en medicina en Montpellier a los 26 años, viajó por diversas regiones, por Italia y Luxemburgo. Se casó y, al morir la primera esposa y sus dos hijos en la peste que asoló la región, se retiró a la Abadí­a de Orval en Luxemburgo. Allí­ escribió sus primeras «profecí­as». Después se estableció definitivamente en Salon-de-Crau. En esta localidad pasó su vida y de nuevo contrajo matrimonio. Se dedicó a la medicina, pero también a estudiar y escribir sobre ocultismo.

«Las profecí­as» se publicaron en Lyon en 1555, en forma versificada y con la pretensión de señalar el porvenir para mucho tiempo, hasta el año 3797.

Catalina de Médicis lo llamó a la Corte y así­ se salvó de un incipiente proceso de la Inquisición.

La fuerza de sus profecí­as estuvo en el afán existente en los cí­rculos aristocráticos por la adivinación, ocultismo y curiosidad morbosa. Sus escritos, junto a los del monje que escribió el libro atribuido al obispo irlandés Malaquí­as (1095-1148), se hicieron célebres.

Estos dos textos, curiosos y hábilmente perfilados, alimentan con frecuencia a personas inficionada de milenarismo y de superstición adivinatoria. Por eso deben tenerse en cuenta en la educación de las personas, para evitar que la curiosidad se asocie a la credulidad, situación frecuente en épocas y ambientes en los que predomina la credulidad, y se perjudique la fe.

Las profecí­as más famosas las comenzó a escribir en 1547. Están expresadas en cien estrofas cuartetas. El mismo las llamó «Centurias astrológicas». Eran diez grupos, o centurias, y su formulación era intencionadamente ambigua, a fin de que pudieran interpretarse según la variedad de los acontecimientos y las expectativas variables de los intérpretes.

El libro se divulgó a pesar de variadas condenas, incluso de la inclusión por el Santo Ofició en 1781 en el índice de libros prohibidos.

Falleció el 2 de Julio de 1566. Además de las «Centurias», se le atribuyeron pronto otros escritos conocidos como «Presagios» y «Predicciones», aunque no es seguro que fueran suyos. El estilo de estos documentos es seco, ambiguo, lacónico, susceptible de múltiples interpretaciones. El escribir en forma versificada y en lengua provenzal, con expresiones de otras lenguas (latí­n, español, francés, hebreo), aumenta la curiosidad del lector que trata de entender lo escrito a la luz de las propias impresiones.

Por ejemplo, una profecí­a dice: «De simple soldado, él alcanzará el imperio; de ropa corta, él llegará a larga. Bravo en las armas, mucho peor en la Iglesia, él humillará a los padres, como el agua ensucia la esponja.» (Centuria VII). Estas frases se pueden aplicar a Napoleón y a otros 20 gobernantes absolutistas de diversas naciones y tiempos, desde Séptimo Severo y Tito en el tiempo romano hasta Carlos V, José de Austria, José Stalin o Adolfo Hitler.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa