ORIGENISMO
Seguidores de Orígenes. El ilustre teólogo alejandrino del siglo III es conocido por su condición de padre griego de la Iglesia y de dirigente de la escuela de Alejandría. Entre sus doctrinas características estaban su concepto acerca de la preexistencia del alma y la temporalidad del cuerpo.
Entre los origenistas se destacaron los llamados «protoktistas» que renunciaron a la doctrina de la preexistencia y se unieron a los ortodoxos, mientras los «isochristi» afirmaban que todas las almas llegarían a ser como la de Cristo.
Tanto Orígenes como sus doctrinas fueron condenados por el Concilio de Constantinopla en 553. Como Orígenes creía en el ascetismo, e incluso se castró a sí mismo, sus partidarios promovían la vida monástica y lucharon por controlar o mantener su control sobre varios monasterios en Palestina.
Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas
Se llama así la orientación de pensamiento relacionada con Orígenes (185-por el 253). Este se nos presenta ante todo como místico, al tratar un tema procede por tesis-antítesis, no crea un sistema sino que ofrece una síntesis del pensamiento cristiano y en las cuestiones dudosas, a pesar dé que manifiesta lo que él piensa, deja la última palabra al lector. Orígenes es consciente de que no puede decir la «última palabra» sobre muchos temas y se muestra bastante modesto al confesar su ignorancia («demos gracias a Dios de que… no ignoramos nuestra ignorancia», Comm. in Joh). En esta teología suya de investigación o de «hipótesis de trabajo» acogió algunas doctrinas, restos de la tradición platónica, que se consideraron heterodoxas, al menos en una época posterior, como la teoría de la preexistencia de las almas y de su caída en pecado en una vida anterior: la teoría de la eternidad del mundo; la de la apocatástasis (restauración al final de los tiempos: la teoría de la subordinación del Hijo al Padre, etc.).
En el siglo 1V algunos monjes egipcios y palestinos llevaron hasta el exceso algunas posiciones del maestro alejandrino. El representante típico de esta orientación fue Evagrio Póntico, el cual, en el intento de sistematizar el pensamiento teológico de Orígenes, asumió solamente algunos elementos, olvidando el carácter dialéctico, de tesis-antítesis, fundamental en él. Así pues, la obra de Evagrio tiene un fundamento real en algunas ideas e hipótesis de Orígenes, pero la construcción que ofrece se aparta del método y de las intenciones del doctor alejandrino, La controversia que continuó hasta el siglo VI se centró ante todo en el De principiis, que constituía el fundamento de las especulaciones de los monjes palestinos y egipcios, así como de las acusaciones del frente antiorigenista (Epifanio, Jerónimo, Teófilo de Alejandría). Esta obra está, por consiguiente, en la base tanto del origenismo como del antiorigenismo posterior. Tras la disputa que se produjo, Orígenes fue condenado por el Sínodo » endemoum» del ario 543. Pero, de hecho, lo que se anatematizaba era el origenismo posterior. En el Y concilio de Constantinopla (553) se condenó de nuevo a Orígenes. Pero también en este caso, más que al maestro alejandrino, se condenaba a los «isocristos», es decir, a los que afirmaban que en la apocatástasis todos los hombres serán iguales a Cristo.
La acusación fundamental que se les puede hacer tanto a los origenistas como a sus adversarios es el hecho de haber aislado demasiado algunos aspectos de la teología de Orígenes, olvidando su carácter dialéctico. Finalmente, hay que señalar la falta de «sentido histórico» por parte de los antiorigenistas, que juzgaron al doctor alejandrino, no sólo a partir de las elucubraciones de sus presuntos discípulos, sino también aplicando a su pensamiento unos criterios de ortodoxia que sólo se afirmaron más tarde.
L. Padovese
Bibl.: H. Crouzel. Origenismo, en DPAC, 1617-1619: Orígenes, Controversias origenistas, en ERC, Y 1069-1073; E, Vilanova, Historia de la teología cristiana, Herder. Barcelona 1987 188-204.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico
Este término no designa todo el sistema doctrinal de Orígenes, que por medio de los padres del siglo iv vino a ser patrimonio común de la Iglesia, sino una corriente de ideas nacida de ciertas especulaciones contenidas en su obra Perí Arjón. Esas ideas, separadas del conjunto y despojadas de su carácter hipotético y antitético, fueron sistematizadas en los siglos iv-vi.
Sus características son: 1º. El subordinacionismo trinitario, que implica una cierta inferioridad del Hijo respecto del Padre, y del Espíritu respecto del Hijo. De hecho, Orígenes en sus escritos no distingue claramente entre jerarquía de origen y jerarquía de operación. 2.° La hipótesis de la preexistencia de las almas, que al principio habrían sido creadas todas de igual manera para la contemplación de Dios. Una disminución de su fervor (el pecado original, según Orígenes) las diferenció en ángeles, hombres (con creación posterior del cuerpo terrestre por parte de Dios) y demonios. Los límites entre esas clases de almas no aparecen muy marcados. Con ayuda de esa hipótesis (que en último término se remonta a Platón) Orígenes quería impugnar a los valentinianos y a los marcionitas. 3° En consonancia con esto, se da una preexistencia del alma humana de Cristo, que por estar unida al Verbo desde el principio se libró de la caída original. Por lo demás, Orígenes afirma suficientemente la unión personal entre el Verbo y el hombre en Jesús, pero en ese punto no le siguieron sus sucesores. 4.° La -> apocatástasis, que en Orígenes no es entendida de manera panteísta, no contiene claramente la redención del diablo, y ha de verse en unión con posiciones opuestas de su doctrina: especialmente la libertad del hombre en el acontecer salvífico. Hay que añadir la concepción de los astros como seres animados e inteligentes, doctrina corriente en el helenismo, y la exégesis alegórica de las Escrituras.
Otras interpretaciones falsas tienen como base una inteligencia errónea o unilateral de ciertos textos, los cuales, leídos en el contexto total de su sistema se explican suficientemente, o bien se deben a un conocimiento deficiente de su terminología. 1° El Hijo y el Espíritu serían criaturas. 2.° El Hijo no ve al Padre. 3° La creación de las inteligencias preexistentes habría tenido lugar desde toda la eternidad. 4.° El sacrificio de Cristo se habría renovado en el cielo para los demonios. 5.° Orígenes habría profesado la ->metempsícosis, que él mismo rechaza en diversos textos griegos indiscutibles. Otras desviaciones de tendencia platónica, particularmente en cuanto al valor del cuerpo terrestre, pueden invocar textos de Orígenes, pero sólo si éstos se separan de otros pasajes que restablecen el equilibrio. Así, él usa a veces en sentido ortodoxo fórmulas que luego serán interpretadas con un significado herético; como lo hacen concretamente sus adversarios de -> Alejandría y, sobre todo Jerónimo.
Antes de fines del siglo iv fueron atacadas ya algunas de estas especulaciones (Metodio, Pedro de Alejandría, Eustatio de Antioquía). Pánfilo de Cesares tuvo que justificarlas en su Apología de Orígenes sirviéndose de otros textos del teólogo. Los grandes doctores del siglo iv lo leen constantemente, se alimentan de él, lo admiran y, sin cerrar los ojos a ciertas doctrinas temerarias, lo conocen suficientemente para no exagerar su importancia en el conjunto de su doctrina. Pero Evagrio Póntico (Cartas a Melania) une esas doctrinas en un sistema grandioso, omitiendo todo lo que las mantenía en equilibrio. Este o., abiertamente herético y comprometido además por la crisis arriana, provocó los ataques de Epifanio contra Juan de Jerusalén, de Jerónimo contra Rufino, de Teófilo de Alejandría contra Isidoro. Entonces Orígenes fue interpretado y condenado según la sistematización unilateral de Evagrio. En los siglos v y vi dentro del ámbito griego y siríaco se lee a Evagrio mucho más que a Orígenes; y su sistema recibe un carácter panteísta en los isocristas palestineses y en el Libro de Hieroteo, atribuido al monje siríaco Esteban bar Sudaili. Justiniano, para restablecer el orden en los conventos de Tierra Santa, condena a Orígenes (interpretado siempre según Evagrio) en la Carta a Menas y los diez anatematismos que van unidos a ella (543). Los quince anatematismos de 553, discutidos probablemente antes de la apertura oficial del quinto concilio ecuménico (Constantinopolitano II), van directamente contra los isocristas y reproducen las doctrinas evagrianas. En el canon 11 de este concilio se cita a Orígenes en una lista de herejes, probablemente por considerarlo como fuente de los origenistas.
Este hecho lamentable, que selló como hereje al más genial de los padres prenicenos, hizo que la Iglesia olvidara la santidad de su vida y su valiente confesión de fe bajo Decio. Aquí se pone de manifiesto cómo la evolución posterior de una doctrina puede traicionarla cuando ésta es forzada a entrar en un sistema, y cuán peligroso es juzgar a un gran espíritu basándose en textos aislados. La historia de la teología hasta nuestros días no carece de ejemplos análogos.
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Henri Crouzel
K. Rahner (ed.), Sacramentum Mundi. Enciclopedia Teolσgica, Herder, Barcelona 1972
Fuente: Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica
Orígenes (185–253 d.C.) fue un maestro cristiano sobresaliente. A la edad de diecisiete años llegó a ser el principal de la escuela de catequesis de Alejandría. Allí enseñó hasta el 231 d.C. cuando, debido al disgusto de Demetrio, obispo de Alejandría, disgusto que fue ocasionado por la ordenación de Orígenes en Palestina sin el permiso de Demetrio, dejó Egipto para ir a Cesarea, donde enseñó hasta su muerte. Su muerte fue acelerada por las torturas que sufrió durante la persecución de Decio.
Orígenes, como escritor, fue voluminoso. Escribió sobre temas textuales, exegéticos, homiléticos, teológicos, devocionales, apologéticos. La mayoría de sus escritos perecieron por causa de una condenación sinódica 300 años después de su muerte. Los más famosos que sobreviven son Sobre los principios y Contra Celso.
Junto con un fuerte sentido de la membresía en la iglesia y la autoridad de la tradición eclesiástica, Orígenes tuvo un profundo respeto por la autoridad de la Escritura; pero consideró el sentido místico como superior al sentido literal de la Escritura. Por medio de la interpretación alegórica, él fue capaz de vindicar el AT contra los ataques y la burla de los gnósticos. Era débil en su concepto de la historia, tampoco usó el concepto del progreso de la revelación para reconciliar el Antiguo Testamento con el Nuevo.
En asuntos en los que la Escritura estaba indecisa, Orígenes creyó que era libre para filosofar. Enseñó que las almas existieron antes que nacieran, y que el mundo fue creado para limpiarlas de los pecados que habían cometido antes de nacer. Nuestros cuerpos de carne son parte de este purgatorio. Sin embargo, negó la transmigración de las almas. Orígenes creyó firmemente en la libertad absoluta de la voluntad; y creyó que sin alguna teoría como la de la preexistencia, las desigualdades parecían injustas. También enseñó que todas las almas serían al final salvas como resultado de la disciplina de Dios. Creyó que la muerte de Cristo tuvo dos propósitos, vencer al diablo y revelar el carácter de Dios. La redención se efectuaba a través de la educación, y no hizo distinción entre progreso intelectual y moral. La expiación vicaria fue una doctrina ajena a su pensamiento.
Orígenes destruyó el gnosticismo, y le dio a la filosofía un lugar de reconocimiento en la teología cristiana.
Véase también, La Escuela de Alejandría.
BIBLIOGRAFÍA
B.F. Westcott, «Origenes» en DCB; W.R. Inge, «Alexandrian Theology» en HERE; C. Bigg, Christian Platonists of Alexandria; A. Harnack, History of Dogma; E. De Faye, Origen and his Work.
David Broughton Knox
DCB Dictionary of Christian Biography
HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (439). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología