ORO

v. Dinero, Moneda, Plata
Exo 25:17 harás un propiciatorio de o fino, cuya
Exo 32:24 respondí: ¿Quién tiene o? Apartadlo
1Ki 7:48 un altar de o, y una mesa también de o
1Ki 9:28 fueron a Ofir y tomaron de allí o, 420
1Ki 20:3 tu plata y tu o son míos, y tus mujeres
2Ki 18:16 Ezequías quitó el o de las puertas del
2Ch 1:15 acumuló el rey plata y o en Jerusalén
2Ch 8:18 tomaron de allá 450 talentos de o, y los
Job 22:24 tendrás más o que tierra .. o de Ofir
Job 23:10 mas él .. me probará, y saldré como o
Job 28:1 la plata .. y el o lugar donde se refina
Job 28:15 no se dará por o, ni su precio será a
Job 31:24 si puse en el o mi esperanza, y dije al
Psa 19:10 deseables son más que el o .. o afinado
Psa 72:15 vivirá, y se le dará del o de Sabá, y se
Pro 16:16 mejor es adquirir sabiduría que o
Pro 25:11 manzana de o con .. es la palabra dicha
Isa 13:12 haré más precioso que el o .. al varón
Isa 60:6 o en incienso, y publicarán alabanzas
Isa 60:17 en vez de bronce traeré o, y por hierro
Lam 4:1 ¡cómo se ha enzegrecido el o! .. el buen o
Dan 2:38 sobre todo; tú eres aquella cabeza de o
Zep 1:18 ni su o podrá librarlos en el día de la
Hag 2:8 es la plata, y mío es el o, dice Jehová
Zec 13:9 y los probaré como se prueba el o
Mat 2:11 le ofrecieron presentes: o, incienso y
Mat 10:9 no os proveáis de o, ni plata, ni cobre
Mat 23:16 pero si alguno jura por el o del templo
Act 17:29 que la Divinidad sea semejante a o
Act 20:33 ni plata ni o .. de nadie he codiciado
1Co 3:12 si sobre este fundamento .. edificare o
1Ti 2:9 no con peinado ostentoso, ni o, ni perlas, ni
2Ti 2:20 no solamente hay utensilios de o y de
Jam 5:3 vuestro o y plata están enmohecidos
1Pe 1:7 vuestra fe, mucho más preciosa que el o
1Pe 1:18 no con cosas corruptibles, como o o
1Pe 3:3 no .. de adornos de o o de vestidos lujosos
Rev 3:18 yo te aconsejo que de mí compres o
Rev 17:4 adornada de o, de piedras preciosas
Rev 21:18 la ciudad era de o puro, semejante al
Rev 21:21 la calle de la ciudad era de o puro


Oro (heb. generalmente zâhâb y jârûts; también heb. ketem [“oro” de Ofir], pâz [“oro” fundido o depurado, refinado en el crisol], zâhâb sâgûr [o Segôr, “oro” macizo, trabajado al martillo] y betser [“oro” en estado nativo impuro]; aram. dehab; gr. jrusós y jrusí­on). Metal ampliamente distribuido, apreciado por sus usos ornamentales. Fue uno de los metales conocidos desde muy antiguo en Egipto y se usó aun para ataúdes reales. Antes del diluvio era abundante en Havila (Gen 2:11,12), y pronto después del diluvio el metal fue popular para joyas y adornos (Gen 24:53; Exo :22; 2Ch 21:3; etc.). Centros mineros de extracción de oro eran Sabá (Psa 72:15; cf 1Ki 0:2), Ofir (1Ki 10:11;1Ch 29:4; Job 28:16; Isa 13:12) y quizás Arabia (2Ch 9:14). Tanto en el tabernáculo como en el templo se usó el oro en forma abundante para recubrir las paredes de madera y los muebles, y para la fabricación de utensilios (Exo 25:10, 11, 31, 38;1Ki_6; véase la fig 521). Este metal precioso simbolizaba un valor grande (Pro 25:12; Lam 4:2; Rev 3:18). Ryckmans ha señalado que la antigua palabra árabe dhb, afí­n al heb. zâhâb, significa no sólo “oro” sino también “perfume”, y es posible que en algunos textos, especialmente los que mencionan zâhâb de Havila y Sabá, la palabra se refiera a perfumes y no al oro. Bib.: G. Ryckmans, RB 58 (1951):372-376; JEOL14 (1955-1956):81.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

metal precioso. No existe en Palestina, por lo tanto, tení­a que ser importado de Ofir, 1 R 9, 28, y de Sabá, 1 R 10, 2. Era aplicado en la fabricación joyas, en los objetos que se usaban en el culto y en un sinnúmero de enseres para la corte del rey. El oro que recibí­a Salomón cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro, sin contar lo que recibí­a de los impuestos a los mercaderes, las ganancias por el tráfico comercial y lo aportado por todos los reyes árabes y los inspectores del paí­s; llegó a hacer gran cantidad de escudos de o. de gran tamaño y los guardaba en una casa llamada Bosque del Lí­bano, 1 R 10, 14 ss. El o. era sí­mbolo de la riqueza terrenal, y también de la pureza, Jb 23, 10.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver MINERALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Este metal, muy apreciado desde la más remota antigüedad, se menciona por primera vez en la Biblia en Gen 2:11-12 (†œ… Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay o.; y el o. de aquella tierra es bueno…†). El o. de †¢Ofir era muy famoso (Job 22:24; Sal 45:9). Se conseguí­a el o. mayormente en los terrenos aluviales, en rí­os y arroyos (Job 28:1, Job 28:6). En tiempos bí­blicos habí­a minas de oro en Egipto, en Sudán, en Arabia y en la India, lugares donde los israelitas lo conseguí­an para utilizarlos en artí­culos de joyerí­a, para la confección de vasos y artí­culos de uso religioso.

Como el o. es un material blando, artesanos especializados (los plateros) tomaban los granos del metal y los golpeaban con un martillo hasta convertirlos en planchas muy delgadas (†œY batieron láminas de o.† [Exo 39:3]). También se fundí­a el o. en un horno para ponerlo en moldes cuando estuviera en estado lí­quido. Se hací­an así­ varios objetos, especialmente í­dolos (†œEntonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de o.† [Isa 30:22]).
aprecio por este metal lo convirtió en el sí­mbolo por excelencia de la riqueza. †œAbraham era riquí­simo en … plata y en o.† (Gen 13:2). Se dice de Job, que aunque era sumamente rico, no puso su esperanza en el o. (Job 31:24). Se utiliza el o. para compararlo con los juicios y mandamientos de Dios, a fin de decir que éstos son †œdeseables más que el o., y más que mucho o. afinado† (Sal 19:10; Sal 119:72). La riqueza que el o. simbolizaba y su uso abundante por parte de los reyes y potentados, hizo que se asociara siempre el o. con la idea de poder. Sin embargo, los profetas advirtieron a los israelitas que por desobedecer a Dios, †œni su plata ni su oro podrá librarlos en el dí­a de la ira de Jehovᆝ (Sof 1:18).
salieron de Egipto, los israelitas pidieron a los egipcios †œalhajas de plata, y de o., y vestidos† (Exo 12:35). Más tarde, en el desierto, el pueblo usó el o. que sacó de Egipto para confeccionar la estatua de un becerro, a la cual adoraron (Exo 32:1-6). Después, Dios les dio la oportunidad de usar o. también sacado de Egipto para construir el †¢tabernáculo. Tanto en éste como en el †¢templo el o. fue utilizado profusamente para construir el arca, el altar de incienso, el candelero, etcétera.
de los métodos para separar el o. de otros materiales con los cuales estuviera mezclado consistí­a en someterlos a altas temperaturas, por lo cual se habla de que Dios †œes como fuego purificador…. los afinará como a o. y como a plata† (Mal 3:2-3). Pedro dice que el o. †œaunque perecedero se prueba con fuego†. Y que así­ la fe de los creyentes †œmás preciosa que el o.†, será también probada (1Pe 1:7). †¢Metales y minerí­a.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, META TIPO

ver, ARCA

vet, Metal precioso; en la antigüedad se extraí­a: del paí­s de Havila (Gn. 2:11, 12), de Sabá (1 R. 10:2; Sal. 72:15), de Ofir (1 R. 22:49; 2 Cr. 8:18). Se empleó en profusión para recubrir los accesorios del Tabernáculo, así­ como para el mobiliario y la decoración del Templo (Ex. 25:18; 38:24; 1 R. 6:22, 28). Se hací­an de este metal: í­dolos (Ex. 20:23; 32:31; Is. 40:19; Hch. 17:29), coronas (Sal. 21:4), collares (Gn. 41:42), anillos (Cnt. 5:14), pendientes (Jue. 8:26). Después se empezaron a acuñar monedas de oro (Esd. 2:69; cfr. Hch. 3:6; 20:33). A causa de su brillo, de su maleabilidad, ductilidad e inalterabilidad, el oro ha sido extremadamente apreciado desde el comienzo de la Historia. Según los relatos que nos han venido de la antigüedad, y de los recientes descubrimientos, es evidente que ha sido empleado en el pasado en cantidades desconocidas en nuestra época. Una gran parte de nuestras reservas de este metal se conservan en forma de moneda o de lingotes, por lo que escapan a su utilización en las artes aplicadas. Por otra parte, el oro no se usaba en demasí­a como medio de intercambio, y el patrón oro para el dinero es una institución relativamente reciente. Desde el Génesis se hacen alusiones a grandes riquezas consistentes en objetos o joyas de oro, como las: de Abraham (Gn. 13:2; 24:22), de los egipcios (Ex. 12:35), de los israelitas (Ex. 32:3-4; 35:22), de los madianitas (Nm. 31:50); más tarde, de David (1 Cr. 22:14-16), de Salomón (2 Cr. 1:15), de la reina de Sabá (2 Cr. 9:1), sin hablar de las grandes cantidades que se emplearon para el Tabernáculo y para el Templo (cfr. más arriba). Estas descripciones bí­blicas están en total acuerdo con diversas fuentes de la antigüedad, en particular con los antiguos relatos de historiadores profanos, y con la profusión asombrosa de oro en la decoración de ciertos templos, palacios y sepulcros (como el del faraón Tutankhamon). El historiador Atenea relata que la pira funeraria de Sardanapalo estuvo ardiendo durante quince dí­as, consumiendo montones de madera de sándalo y oro en enormes cantidades. Si las excavaciones arqueológicas permiten el constante hallazgo de tesoros de este precioso metal, se tienen que tener en cuenta todas las cantidades que han sido anteriormente saqueadas por los ladrones de tumbas, y destruido o vuelto a fundir a lo largo de los siglos. El oro es un sí­mbolo de integridad (Lm. 4:2) y de gran valor (Ap. 3:18). El refino del oro en el crisol sirve de imagen para la purificación del pueblo de Dios en el horno de la prueba (Zac. 13:9; Mal. 3:3; 1 P. 1:7). En la tipologí­a del Tabernáculo (cfr. He. 8:5), así­ como la plata representa el rescate de cada israelita (Ex. 38:25-28), el oro parece simbolizar lo divino e inalterable en el santuario. El arca, que es el tipo más completo de Cristo (véase ARCA), estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro, lo mismo que la mesa de los panes de la proposición y el altar de incienso, mientras que el candelero de siete brazos era de oro puro (Ex. 37:1-2, 10-11, 25-26; v. 27).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Metal precioso, no sólo por su escasez en la naturaleza, sino también por los usos nobles y ornamentales a que se aplica y por la tradición de convertirlo en objeto de adorno, con frecuencia relacionado con la divinidad, de aprecio social y en signo de enriquecimiento. Así­ se hacia en el valle del Nilo y en el los valles de la Mesopotamia y en las culturas que en ambos lugares surgieron desde el tercer milenio anterior a Cristo.

En la Escritura se habla con frecuencia del oro, al ser habitual hacerlo en la cultura en la que se escribe la Biblia. El oro se presenta como elemento de poder, signo de dominio y objeto de codicia. En el Nuevo Testamento son 43 las ocasiones en que se habla de este metal precioso, (jrisos), 20 de ella en el Apocalipsis y como signo de abundancia.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El oro fue muy conocido y apreciado por los judí­os. Se obtení­a como botí­n de guerra (Jue 8,24-26) y se importaba de Ofir (1 Re 9,28). Se empleaba como adorno (Sal 45,10), para hacer los utensilios del templo (1 Re 7,10; Mt 23,16-17); metal precioso y preciado, sí­mbolo de riqueza y de gloria (Mt 2,11), utilizado también, para acuñar monedas. Jesucristo ordena a sus discí­pulos que no estén apegados al oro, al dinero (Mt 10,9).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

El metal que se menciona por primera vez y con más frecuencia en la Biblia. (Gé 2:11.) Desde el principio ha sido un metal precioso altamente valorado por su belleza, peso, rareza, color brillante y notable inalterabilidad, ductilidad y maleabilidad. Son varios los términos que se utilizan en hebreo para referirse al oro: za·háv (Ex 25:11), ja·rúts (Zac 9:3), ké·them (Sl 45:9), paz (†œoro refinado†; Sl 19:10), seghóhr (†œoro puro†; Job 28:15) y ´oh·fí­r (†œoro de Ofir†; Job 22:24). Los términos kjry·sós y kjry·sí­Â·on, que se emplean en las Escrituras Griegas Cristianas, hacen referencia a monedas, adornos y al oro en general, aunque también pueden emplearse en sentido metafórico. (Mt 10:9; 1Pe 3:3; Mt 2:11; 1Co 3:12.)
La rareza del oro le daba un valor monetario que resultaba útil como medio comercial de cambio, y era también un signo de riqueza y prominencia. (Gé 13:2; 1Cr 21:25; Est 8:15.) Sin embargo, la acuñación del oro fue un invento posterior. El color y el lustre del oro, así­ como su resistencia a la oxidación o inalterabilidad, lo hacen especialmente valioso para la joyerí­a y ornamentación de todas clases. (Gé 24:22; 41:42; Jue 8:24-26; Sl 45:9, 13.)
El oro nativo hallado en depósitos de grava y en los lechos de los rí­os puede separarse y recuperarse fácilmente debido a su gran peso. El libro de Job menciona las operaciones de extracción y refinamiento. (Job 28:1, 2, 6.)

Se empleó en el tabernáculo y en el templo. La maleabilidad del oro permite forjarlo a fin de darle innumerables formas. En la construcción del tabernáculo, el oro se batí­a en láminas para el trabajo de revestimiento, y en hojas delgadas cortadas en hilos, para tejerlo en ciertas prendas de vestir de los sumos sacerdotes. (Ex 25:31; 30:1-3; 37:1, 2; 39:2, 3.) Asimismo, se usó en la construcción del templo de Salomón. (1Re 6:21-35; 10:18; 2Cr 3:5-9.) La aleación del oro con otro metal para incrementar su dureza aumenta su utilidad. Este proceso ya se empleaba en el antiguo Israel. (1Re 10:16; véase ELECTRO.)
En el tabernáculo se emplearon grandes cantidades de oro, cuyo valor actual se ha estimado en cerca de 11.269.000 dólares (E.U.A.). (Ex 25:10-40; 38:24.) No obstante, comparando la cantidad de oro que se empleó, el tabernáculo del desierto no fue más que una miniatura del glorioso templo de Salomón. David habí­a apartado por lo menos 100.000 talentos de oro para aquel templo, que hoy equivaldrí­a a más de 38.535.000.000 dólares (E.U.A.). (1Cr 22:14.) Los candelabros y los utensilios del templo: tenedores, tazones, cántaros, palanganas, copas y objetos similares estaban hechos de oro y plata y algunos utensilios eran de cobre. Los querubines que estaban en el Santí­simo, el altar de incienso e, incluso, todo el interior de la casa, estaban revestidos de oro. (1Re 6:20-22; 7:48-50; 1Cr 28:14-18; 2Cr 3:1-13.)

Ingresos en oro de Salomón. Grandes cantidades de oro engrosaron las arcas de la tesorerí­a de Salomón procedentes del rey de Tiro (120 talentos) y la reina de Seba (120 talentos), tributos e impuestos anuales y su propia flota mercante. El registro bí­blico dice: †œY el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro [aproximadamente 256.643.000 dólares (E.U.A.)]†. Esa cantidad no incluí­a los ingresos procedentes de comerciantes, gobernadores, etc. (1Re 9:14, 27, 28; 10:10, 14, 15.)
Ofir era un lugar de donde Salomón adquirí­a oro de excelente calidad. Se ha descubierto un fragmento de cerámica, que se cree data del siglo VIII a. E.C., con la siguiente inscripción: †œOro de Ofir a bet horón, 30 siclos†. (1Re 9:28; 10:11; Job 28:16; véase OFIR.)

Qué se hací­a con el oro de las ciudades capturadas. Dios mandó a Israel que se quemasen en el fuego las imágenes esculpidas y los dioses idolátricos de las naciones: †œNo debes desear la plata ni el oro que haya sobre ellas, ni realmente tomarlo para ti, por temor de que a causa de él seas prendido en un lazo; porque es cosa detestable a Jehová tu Dios. Y no debes introducir una cosa detestable en tu casa y realmente llegar a ser una cosa dada por entero a la destrucción como ella. Debes tenerle asco en sumo grado y detestarla absolutamente, por ser cosa dada por entero a la destrucción†. (Dt 7:25, 26.) Por lo tanto, se quemaban los í­dolos y todo lo que tení­a que ver con ellos, y el oro y la plata que habí­a sobre ellos a veces se trituraban hasta reducirlos a polvo. (Ex 32:20; 2Re 23:4.)
Podí­an tomar otros artí­culos de oro y plata que encontrasen en las ciudades capturadas, siempre que antes los pasaran por fuego para su limpieza. (Nú 31:22, 23.) El caso de Jericó fue una excepción, ya que constituí­a las primicias de la conquista de Canaán. En aquella ocasión, el oro y la plata (excepto el de los í­dolos) tení­an que entregarse a los sacerdotes y dedicarse al uso del santuario. (Jos 6:17-19, 24.)

La sabidurí­a y la fe, mejor que el oro. Aunque el oro tiene un gran valor, al igual que las demás riquezas materiales, no puede dar vida a los que lo poseen (Sl 49:6-8; Mt 16:26), y ninguna cantidad de oro puede comprar la sabidurí­a verdadera que procede de Jehová. (Job 28:12, 15-17, 28.) Son mucho más deseables sus leyes, mandamientos y disciplina que mucho oro refinado. (Sl 19:7-10; 119:72, 127; Pr 8:10.) El oro no podrá librar a nadie en el dí­a de la cólera de Jehová. (Sof 1:18.)
Los hombres de una sociedad materialista se mofan de la fe en Dios y la llaman impráctica; sin embargo, el apóstol Pedro señala la durabilidad insuperable de la fe y su valor permanente. Explica que la cualidad probada de la fe de una persona es de mucho más valor que el oro, que aunque puede resistir el fuego, también puede corroerse y destruirse por otros medios. Los cristianos tienen que aguantar diversas pruebas, que a veces son penosas, pero que sirven para resaltar la cualidad de su fe. (1Pe 1:6, 7.) La fe verdadera puede mantenerse firme bajo cualquier prueba.

Uso simbólico. Job se refirió al oro como sí­mbolo de materialismo, una de las cosas que sabí­a que tení­a que evitar para agradar a Jehová. (Job 31:24, 25.) Por otro lado, la belleza, pureza y valor del oro refinado lo convierten en un sí­mbolo apropiado para describir la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, y su camino ancho. (Rev 21:18, 21.)
La imagen del sueño de Nabucodonosor tení­a la cabeza de oro, y el resto de la imagen estaba hecho de materiales menos preciosos. Daniel interpretó que las diferentes partes de la imagen representaban potencias mundiales. La cabeza de oro era Nabucodonosor, es decir, la dinastí­a imperial de reyes de Babilonia encabezada por Nabucodonosor. (Da 2:31-33, 37-40.) De manera similar, Babilonia, que fue útil a Jehová para ejecutar sus juicios sobre las naciones, fue simbolizada por †œuna copa de oro en la mano de Jehovᆝ. (Jer 51:7.)
En el tabernáculo que construyó Moisés, se utilizó oro en los compartimientos del Santo, donde los sacerdotes podí­an entrar para ministrar, y del Santí­simo, al que únicamente accedí­a el sumo sacerdote. Dado que el Santí­simo, que contení­a el arca del pacto revestida de oro, representaba el cielo, la morada de Dios, y solo los sacerdotes, y no los israelitas comunes, podí­an entrar en el Santo, es obvio que estas cosas representan algo concerniente a los cielos y al †œsacerdocio real†, es decir, los que han sido llamados a vida celestial, y su actividad y deberes para con Dios. (1Pe 2:9; Heb 9:1-5, 9, 11, 12, 23-25; 3:1.) De este modo se distingue a este sacerdocio de las personas que vivirí­an en la Tierra, a las que ministrarí­a.
Cuando el sabio escritor de Eclesiastés anima al joven a que sirva a su Creador mientras todaví­a tiene fuerza y vigor, señala que esto debe hacerse antes de que †œse quebrante el tazón de oro†. Parece que se refiere al cráneo, semejante a un tazón que contiene el cerebro, cuyo quebrantamiento causarí­a la muerte de su poseedor. (Ec 12:6, 7.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

zahab (bh;zE , 2091), “oro”. Este vocablo tiene cognados en arábigo y arameo. Se encuentra unas 385 veces en hebreo bí­blico, durante todos los perí­odos. Zahab puede referirse al mineral sin refinar. Este es su significado la primera vez que aparece: “El nombre del primero era Pisón. Este rodeaba toda la tierra de Havila, donde hay oro” (Gen 2:11 rva). También puede significar “oro refinado”: “Sin embargo, El conoce el camino en que ando; cuando El me haya probado, saldré como oro” (Job 23:10 rva). El “oro” también podí­a trabajarse (1Ki 10:16) y purificarse (Exo 25:11). También se puede hablar de “buen oro” o de buena calidad (2Ch 3:5). Se puede pensar en zahab como una “riqueza”: “Y Abram era riquí­simo en ganado, en plata y en oro” (Gen 13:2). O sea que el “oro” se considera de mucho valor, precioso. Por consiguiente, el término se usa en comparaciones: “Ni el oro ni el cristal son comparables a ella; no será dada a cambio de objetos de oro fino” (Job 28:17 rva). El “oro” era a menudo un botí­n de guerra: “Pero toda la plata, el oro y los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados a Jehovah y formarán parte del tesoro de Jehovah” (Jos 6:19 rva). El “oro” se compraba y vendí­a como mercancí­a: “Los mercaderes de Saba y de Raama comerciaban contigo. Con lo mejor de todas las especias, con toda piedra preciosa y con oro pagaban tus mercaderí­as” (Eze 27:22 rva). Zahab se ofrecí­a como don de gran valor: “Pero Balaam respondió y dijo a los servidores de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande” (Num 22:18). Con este metal se diseñaban joyas y otros objetos valiosos: “Cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez” (Gen 24:22). El templo de Salomón se adornó con “oro” (1Ki 6:20-28). El “oro” serví­a de moneda de intercambio, en varios pesos con sus valores correspondientes: “Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro” (1Ki 10:17; cf. 2Sa 12:30). Se acuñaban también monedas de “oro” (Esd 2.69). Finalmente, zahab se refiere al color “dorado”: “¿Qué significan las dos ramas de olivo que están al lado de los tubos de oro y que vierten de sí­ aceite como oro?” (Zec 4:12; “dorado” lba).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

1. crusos (crusov”, 5557), se utiliza: (a) de monedas (Mat 10:9; Jam 5:3); (b) de ornamentos (Mat 23:16, 17; Jam 5:3, quizá monedas y ornamentos al mismo tiempo; Rev 18:12); en TR, y apoyado por otras autoridades textuales, aparece en 1Co 3:12 en lugar de Nº 2; (c) de imágenes (Act 17:29); (d) del metal en general (Mat 2:11; Rev 9:7; 17.4, TR; 18.16, TR).¶ 2. crusion (crusivon, 5553), diminutivo del Nº 1. Se utiliza: (a) de monedas, primariamente más pequeñas que las del Nº 1 (a) (Act 3:6; 20.33; 1Pe 1:18); (b) de ornamentos (1Pe 3:3, y los siguientes; donde autoridades como TR tienen Nº 1; 1Ti 2:9; Rev 17:4; 18.16); (c) del metal en general (Heb 9:4; 1Pe 1:7; Rev 21:18, 21); metafóricamente: (d) de la sana doctrina y de sus efectos (1Co 3:12); (e) de la justicia de vida y de conducta (Rev 3:18).¶ 3. cruseos o crusous (cruvseo”, 5552), es un adjetivo que denota “dorado”, esto es, hecho de, o recubierto de, oro (2Ti 2:20; Heb 9:4, y quince veces en Apocalipsis). Nota: Otro adjetivo, crusodaktulios, que denota “con un anillo de oro” (daktulos, dedo, cf. el término “dactilar”), aparece en Jam 2:2: Véase ANILLO.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento