PATRIARCAS DE LA IGLESIA

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Es el tí­tulo que, por tradición o por reconocimiento explí­cito, se da a los Obispos de algunas sedes significativas en la Iglesia. Equivale a un reconocimiento de dignidad moral, y en ocasiones canónica, sobre las zonas o sedes sufragáneas a las que llega su patriarcado.

En la Iglesia Oriental, el Patriarca representa una autoridad moral significativa, similar a la del Arzobispo en Occidente. Sin embargo el Derecho Canónico determina que «aparte la prerrogativa honorí­fica, el tí­tulo de Patriarca o de Primado no lleva consigo en la Iglesia latina ninguna potestad de régimen, a no ser que en algún caso conste otra cosa por privilegio apostólico o por costumbre aprobada» (c. 438)

Por tradición antigua en Oriente y más tardí­a en Occidente se reconocen como Patriarcas a los Obispos de determinadas Diócesis importantes en al Historia de la Iglesia.

– Los patriarcados llamados mayores son por tradición cinco: Roma, Antioquí­a, Alejandrí­a, Jerusalén y Constantinopla.

– El tí­tulo de patriarcados menores o recientes se da las sedes de Venecia, Lisboa, Indias Occidentales (creado en 1524 y asociado al Obispo de Toledo por León XIII en 1885) y el de las Indias Orientales, segregado del de Lisboa en 1886 y asociado al Obispado de Goa.

– En Oriente han existido tí­tulos patriarcales católicos que han oscilado con la Historia y hoy perduran: el de Antioquí­a de los maronitas, con residencia en Bekorki, en Lí­bano; el de Babilonia, de los caldeos, con sede en Mosul; el antioqueno de los melquitas, con sede en Damasco; el de Cilicia de los Armenios con sede en Constantinopla; el antioqueno de los sirios, con sede en Mardin de Siria; el alejandrino de los coptos, con sede El Cairo.

El Papa Pablo VI, en el Decreto «Ad purpuratorum patrum» de 1965, reconoció a los Patriarcas equivalencia con los Cardenales en derechos y deberes.

– Las Iglesias ortodoxas organizaron también sus «tí­tulos patriarcales». Se suele denominar «Patriarca ecuménico», el Obispo ortodoxo de Constantinopla. Y se denominan patriarcas especiales a los ortodoxos de Antioquí­a y Jerusalén, que se independizaron al terminar el dominio de los cruzados en el siglo XIII. Alejandrí­a tuvo dos Patriarcas, uno monofisita y otro abisinio.

El de Constantinopla extendió su autoridad en el siglo IX a toda Grecia y a Bulgaria, Rumaní­a y parte de la sociedad cristiana ortodoxa de Polonia.

Al caer la sede de Constantinopla en manos turca en 1453, se estableció un patriarcado independiente en Kiev, que luego se trasladó a Moscú.

El tí­tulo afectuoso de Patriarca se da, en otro sentido, a personajes que vieron mucha descendencia en la Iglesia. Patriarcas monásticos se suelen llamar a los Fundadores de las grandes í“rdenes monásticas como S. Benito, S. Basilio, S. Agustí­n, S. Francisco de Así­s, Sto. Domingo. Esos tí­tulos no son más que analogí­as con los citados anteriormente.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa