PIE, PATA

El heb. reḡel, con paralelos en otras lenguas del Cercano Oriente, se emplea ocasionalmente para objetos (Ex. 25.26), pero principalmente para pies humanos o patas de animales, o piernas y, antropomórficamente, para los pies de Dios. También, como derivado, se lo aplica al paso de marcha (Gn. 33.14). El gr. pous se emplea tanto para los pies del hombre como para las patas de las bestias.

En heb. y en gr. el pie frecuentemente indica la posición, el destino, ola inclinación de la persona (Pr. 6.18; 7.11; Hch. 5.9), y además como referencia a la guía y el cuidado vigilante de una persona, principalmente de parte de Dios (1 S. 2.9; Sal. 66.9; Lc. 1.79).

A menudo la palabra se usa figuradamente para simbolizar la derrota de un enemigo, con la figura del vencedor que pone el pie sobre su garganta o su cuello (Jos. 10.24; 1 Co. 15.25).

Caer a los pies de una persona significa homenaje o súplica (1 S. 25.24; 2 R. 4.27), sentarse a los pies indica discipulado o aprendizaje (Hch. 22.3), y arrojar algo a los pies de una persona simboliza ofrenda (Hch. 4.35). La figura del pie tomado en una trampa, o resbalando, se aplica a la calamidad (Sal. 73.2; Jer. 18.22).

La necesidad de lavar los pies, para comodidad e higiene, surgió de los caminos polvorientos, y el lavado de los pies era signo de *hospitalidad, generalmente realizado por el más bajo de los esclavos (1 S. 25.41; Lc. 7.44; Jn. 13.5ss; cf. Hch. 13.25). Quitarse las sandalias polvorientas era signo de respeto (Ex. 3.5) y de duelo (Ez. 24.17). Sacudir el polvo de los pies era *gesto de desprecio, probablemente basado en la idea de que acumular aunque sólo fuese polvo de un lugar equivalía a establecer un vínculo con él (Mr. 6.11; cf. 2 R. 5.17).

B.O.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico