PIEDAD

v. Benevolencia, Benignidad, Bondad Compasión, Misericordia
Psa 25:6 acuérdate, oh Jehová, de tus p y de tus
Psa 51:1 ten p de mí, oh Dios, conforme a tu
Isa 14:1 tendrá p de Jacob, y todavía escogerá a
Isa 26:10 mostrará p al malvado, y no aprenderá
Isa 30:18 Jehová esperará para tener p de vosotros
Hos 6:4 la p vuestra es como nube de la mañana
Amo 5:15 quizá Jehová .. tendrá p del remanente
Jon 4:11 ¿y no tendré yo p de Nínive, aquella
Zec 7:9 haced .. y p cada cual con su hermano
Act 3:12 como si por nuestro .. p hubiésemos
1Ti 2:2 que vivamos .. en toda p y honestidad
1Ti 2:10 corresponde a mujeres que profesan p
1Ti 3:16 grande es el misterio de la p: Dios fue
1Ti 4:7 desecha las fábulas .. Ejercítate para la p
1Ti 6:3 y a la doctrina que es conforme a la p
1Ti 6:6 pero gran ganancia es la p acompañada de
1Ti 6:11 sigue la justicia, la p, la fe, el amor, la
2Ti 3:5 tendrán apariencia de p, pero negarán
2Pe 1:3 cosas que pertenecen a la vida y a la p


Piedad (gr. generalmente eusébeia, “piedad”, “santidad”, “religión”). Eusébeia enfatiza la idea de piedad y reverencia hacia Dios. Sin embargo, la fuerza básica del vocablo griego se acerca mucho más al sentido de piedad (1 Tit 4:7, 8; 6:3; 2Pe 1:3, 6, 7). A veces eusébeia parece asumir una significación adicional como para denotar “religión”, y especialmente la religión cristiana (1 Tit 3:16, DHH; 2 Tit 3:5, DHH).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., hesedh, benignidad, raham, entrañas, hanan, bondadoso; gr., eleos, benignidad, oiktirmos, compasión).
1. Abstenerse de infligir un castigo a un adversario o al que rompe la ley.
2. La compasión que le impulsa a uno a ayudar al débil, al enfermo, o al pobre: una virtud cardinal del creyente verdadero (Jam 2:1-13) y una faceta del fruto del Espí­ritu (Gal 5:22-23). La misericordia de Dios fue demostrada al dar a su hijo amado a morir en lugar del pecador. La piedad de Cristo lo fortaleció para que pudiese hacer, de voluntad propia, el terrible sacrificio (Rom 5:8). La palabra hebreo raham es, de todas las utilizadas para describir el amor del Señor por su pueblo, la más emotiva (Psa 103:13), lo cual merece ciertamente la traducción compasión.

3. La piedad hacia Dios y la conducta correcta que surge de una relación correcta con él. Es la suma total del carácter y las acciones religiosas y produce un estado de felicidad tanto presente como futuro. No es una acción correcta que se realiza por un sentido de deber, sino la virtud espontánea que surge del Cristo que mora adentro y lo refleja.

4. La palabra se menciona en 1Ti 5:4. La BJ traduce piedad tres veces en Job (1Ti 54:6; 1Ti 15:4; 1Ti 22:4), donde otras versiones traducen temor (de Dios) o devoción. El término es muy común en la RVA y RVR-1960 lo utiliza unas 40 veces.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Es sentir conmiseración hacia alguien que merece un castigo. En el AT este término se relaciona con la misericordia (†œTen p. de mí­ oh Dios, conforme a tu misericordia† [Sal 51:1]). Pero en el NT el término eusebeia, traducido como p., incluye las ideas de temor a Dios, obediencia a sus mandamientos y vida religiosa. El énfasis es hacia la vida práctica. †œLa doctrina que es conforme a la p.† (1Ti 6:3). O sea, que la p. es la doctrina puesta en acción, vivida, practicada. Una persona de vida religiosa sincera, era llamada piadosa. Así­ se nos habla de †¢Simeón (†œ… este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel† [Luc 2:25]). En el dí­a de †¢Pentecostés, †œmoraban … en Jerusalén judí­os, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo† (Hch 2:5).

†œTodas las cosas que pertenecen a la vida y a la p. nos han sido dadas por el poder de Dios† (2Pe 1:3). Esto incluye †œpreciosas y grandí­simas promesas† (2Pe 1:4). El evangelio anuncia que †œla gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente† (Tit 2:11-12). Por lo tanto, se espera que los creyentes procuren andar †œen santa y piadosa manera de vivir† (2Pe 3:11). Deben entender, sin embargo, que †œtodos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución† (2Ti 3:12).
algunos que tienen la p., esto es, la vida religiosa, †œcomo fuente de ganancia† económica (1Ti 6:5). Son los que tienen †œapariencia de p.†, pero niegan †œla eficacia de ella† (2Ti 3:5). Personas que así­ actúan deben ser evitadas.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT

vet, (heb. “ghãhseed”, “piadoso”, Sal. 4:3; “santo”, Sal. 32:6; “rahghãmeem”, “piedades”, Sal. 25:6; gr. “thesebeia”, “adoración” o “reverencia” a Dios, “temor reverencial a Dios”, 1 Ti. 2:10; “eusebeia”, etim. “adorar bien”, y de ahí­ “piedad hacia Dios”; lat. “pietas”). Es un afecto y respeto hacia Dios y los padres. Al clamar: “misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Os. 6:6; “misericordia” es el término traducido en otros pasajes por piedad), el Señor demanda una respuesta de corazón, un don de todo el ser, en lugar de una religión formalista que cumpla mecánicamente los sacrificios ordenados por la Ley. Pablo, que usa en varias ocasiones este término, escribe a Timoteo: “Ejercí­tate para la piedad… la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Ti. 4:7-8). La encarnación y la glorificación de Cristo constituyen el gran misterio de la piedad (1 Ti. 3:16). La sana doctrina es “conforme a la piedad”, por cuanto ambas cosas son inseparables (1 Ti. 6:3). La piedad es nuestra principal fuente de ganancia aquí­ abajo (1 Ti. 6:6), y debemos buscarla intensamente (1 Ti. 6:11), para vivir verdaderamente “en toda piedad” (1 Ti. 2:2; Tit. 2:12; cfr. 2 P. 1:6). La marca de la apostasí­a es la de tener “apariencia de piedad, pero negar(án) la eficacia de ella” (2 Ti. 3:5). Así­, debemos dar a Dios un culto que le sea agradable “con temor y reverencia” (He. 12:28). El hombre piadoso de los Salmos es objeto de la bendición y protección del Señor (Sal. 4:3; 32:6; 86:2). Los judí­os y los prosélitos piadosos acogieron felices la predicación del Evangelio (Lc. 2:25; Hch. 2:5; 8:2; 10:2; 13:43). Tanto en nuestros dí­as como entonces, “todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti. 3:12). El mismo Dios da a los creyentes todo aquello que pertenece a la vida y a la piedad, y no dejará de librar de las pruebas a todos los hombres piadosos (2 P. 1:3; 2:9). La piedad se ejerce también en el seno de la familia y hacia los padres: viene a ser la piedad filial, particularmente grata a Dios. Por cuanto si uno no se cuida de los suyos, y principalmente de los de su familia, ha renegado de la fe, y es peor que un infiel (1 Ti. 5:4, 8).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Término asociado a la idea de compasión, misericordia y perdón por una parte y a delicadeza, sentido de oración, sensibilidad espiritual por otra.

Se la puede definir como la virtud que mueve a tener pena ante el dolor ajeno, sea material o espiritual. En la Escritura Sagrada aparece con frecuencia la alabanza a la piedad en el doble sentido de compasión y de sensibilidad espiritual.

– En el primer sentido, suele traducirse por piedad (“ten piedad de mí­”: Mt. 15.22) el término de “compasión” (oiktirmos, unas 10 veces) o el de “misericordia” (eleao o eleos, unas 70 veces)
– En el segundo, se identifica con la idea de plegaria, oración, culto (eusebeia) y se halla unas 35 veces.

En castellano implica la denominación de una representación pictórica o escultórica de la Virgen Marí­a dolorosa, cuando recibió en sus brazos el cuerpo de Jesús muerto. La devoción cristiana a este momento mariano multiplicó portentosamente las producciones artí­sticas, sobre todo en la imaginerí­a barroca.

Desde las pinturas de “La Piedad”, de Fray Angélico a las de Mantegna, Rafael o Murillo; o desde las esculturas de “La Pietí ” de Miguel Angel y de Gregorio Fernández, Juan de Juni o Berruguete, el abanico de estas imágenes conmovedoras es interminable en todos los tiempos y en todos los estilos.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. dones del Espí­ritu Santo, espiritualidad, religiosidad popular).

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

Virtud que inspira devoción, reverencia hacia Dios, dándole el culto debido; actitud de un practicante religioso (gr. eusebeia: Mt 15, 9; Mc 7, 7). Dios escucha al que es piadoso sincero (Jn 9, 31). Amor entrañable, filial y reverencial hacia los padres (1 Tim 5, 4). Atención reverencial a la voluntad de Dios, temor de Dios (gr. eulebeia: Lc 2, 25).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

El término piedad puede tomarse en diversos significados: como sinónimo de devoción, como compasión y misericordia (“ten piedad de nosotros”), como una virtud derivada de la justicia, como uno de los dones del Espí­ritu Santo. Gracias a este don el fiel, con el convencimiento í­ntimo de ser una criatura, hijo de Dios, redimido por Cristo, se siente movido a amar a Dios como Padre misericordioso con afecto filial y a cumplir los deberes religiosos con celo y solicitud. Resulta entonces claro el sentido de la expresión “prácticas de piedad” (con la que se entienden de ordinario las oraciones y devociones) y la de “libros y opúsculos de piedad” – También se hábla de “ejercicios piadosos”: expresión de oración comunitaria o individual, que se desarrolló en la piedad de la Edad Media y de la época moderna para cultivar e1 sentido de la fe y de la devoción al Señor, a la Virgen Marí­a y a los santos, en unos tiempos en que el pueblo permanecí­a lejos de las fuentes de la Biblia y de la liturgia. Entre estos piadosos ejercicios podemos mencionar el Ví­a crucis, la oración del íngelus, el santo rosario y las letaní­as de la Virgen…

Pero en los manuales de teologí­a moral la piedad sirve también para indicar una virtud que es “parte potencial de la justicia”, que inclina a rendir el amor y el honor debido, no solamente a Dios, sino a los padres, a la Iglesia y a la patria. Esta virtud está impuesta en el cuarto mandamiento del Decálogo, que asienta las bases de la vida familiar y social. Los autores especifican en particular los deberes de piedad: de los padres con los hijos, entre los hermanos, entre los esposos, de los hijos con los padres, con las personas de servicio, con la patria, con los difuntos.

R. Gerarai

Bibl.: B, Neunheuser, Piedad, en DE, III, 167-169; E. Ruffini, Ejercicios de piedad, en NDE, 406-415; AA. VV , Compasión, Sal Terrae, Santander 1985; F KOnig, El hombre y la religión, en Cristo y las religiones de la tiérra, 1, BAC, Madrid 1960, 16-76; R. ílvarez Gastón, La religión del pueblo: defensa de sus valores, BAC, Madrid 1976.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico

Lástima, misericordia o compasión hacia una persona desgraciada o que sufre. El nombre plural ra·jamí­m indica †œpiedad†, †œmisericordias† o †œemociones internas†. (Gé 43:14, 30; 1Cr 21:13; Sl 40:11; véase MISERICORDIA.) El verbo griego splag·kjní­Â·zo·mai significa †œconmover las entrañas, sentir pena o compasión† o †œcompadecerse, apiadarse†. Procede del nombre splág·kjna, cuyo significado literal es †œentrañas† o †œintestinos†. (Hch 1:18.) Puesto que los sentimientos intensos pueden afectar la zona del abdomen, el nombre griego splág·kjna suele emplearse con el significado de †œtiernos cariños† o †œtiernas compasiones†. (Véase CARIí‘O.)
Jehová Dios puso el ejemplo de mostrar compasión a los que experimentan aflicción, y puede mover a otros a mostrar este sentimiento amoroso. Por eso, el rey Salomón pudo orar apropiadamente a Jehová que cuando los israelitas cayesen cautivos debido a su infidelidad, hiciera que sus captores sintieran compasión por ellos. (1Re 8:50.) Con respecto a la respuesta a esta petición, el salmista inspirado escribió: †œLes otorgaba ser objeto de piedad delante de todos los que los tení­an cautivos†. (Sl 106:46.) Por eso, pasado un tiempo, Jehová repatrió a su tierra a un resto arrepentido (Jer 33:26; Esd 1:1-4), y en armoní­a con Su voluntad, Artajerjes dio a Jeremí­as el permiso para que reconstruyera la ciudad de Jerusalén. (Ne 1:11–2:6.)
Jesucristo reflejó a la perfección la personalidad de su Padre a la hora de manifestar compasión. †œSe compadeció† de las muchedumbres, sin preocuparse por su propia intimidad, †œporque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor†. (Mt 9:36; Mr 6:34.) El ver a personas con privaciones, leprosas o ciegas hací­a que Jesús sintiera compasión, por lo que los aliviaba de forma milagrosa. (Mt 14:14; 20:30-34; Mr 1:40, 41; Lu 7:12, 13.) También fue la compasión por la gente que habí­a permanecido con él durante tres dí­as sin nada que comer lo que lo impulsó a proporcionarles alimento de manera milagrosa. (Mt 15:32-38; Mr 8:2-9.)
Los discí­pulos de Jesucristo pueden imitar su ejemplo y el de su Padre ayudando de buena gana y con gozo a los que experimentan dificultades y dando la bienvenida a todos los que se arrepienten del pecado con sinceridad y regresan de toda alma a Jehová. (Mt 18:21-35; Lu 10:30-37; 15:11-32.) Así­ podrán tener la seguridad de que Jehová les mostrará misericordia. (Mt 5:7.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Para los modernos es la piedad la fidelidad a los deberes religiosos, reducidos con frecuencia a los ejercicios de piedad. En la Biblia tiene la piedad mayor irradiación : engloba también las relaciones del hombre con los otros hombres.

AT. 1. La piedad en las relaciones humanas. En hebreo la piedad (hesed) designa en primer lugar la relación mutua que une a parientes (Gén 47,29), amigos (lSa 20,8), aliados (Gén 21,23); es una adhesión que implica una ayuda mutua, eficaz y fiel. La expresión hacer hesed indica que la piedad se manifiesta en actos. En la pareja hesed/emet, “piedad/fidelidad” (Gén 24,49; Prov 20,28; Sal 25,10), los dos términos se compenetran: el segundo designa una actitud del alma sin la cual no serí­a perfecta la bondad designada por el primero. Para los LXX que traducen hesed por eleos (= piedad, compasión), le esencial de la piedad es la bondad compasiva.

2. La piedad en las relaciones con Dios. Este lazo humano tan fuerte, que es la hesed, permite comprender el que establece Dios con la alianza, entre él y su pueblo. A la piedad de Dios, es decir, a su amor misericordioso a Israel, su primogénito (Ex 34,6; cf. 4,22; Jer 31,3; Is 54, 10), debe responder otra piedad, es decir, la adhesión filial que se traducirá en *obediencia fiel y en *culto amante (cf. Dt 10,12s). Por lo demás, de este amor practicado para con Dios debe fluir un amor fraterno entre los hombres, imitación de la bondad de Dios y de su solicitud por los pobres. Así­, para definir la verdadera piedad la asocia Miqueas con la justicia, el amor y la humanidad (Miq 6,8).

Esta definición es la de los profetas y de los sabios. Para Oseas no está la piedad en los ritos, sino en el amor que los anima (Os 6,6 = Mt 9,13), inseparable de la *justicia (Os 12,7) y de la *fidelidad a la ley (Os 2,21s; 4,1s). En cuanto a Jeremí­as, Dios se nos da como modelo de piedad y de justicia (Jer 9,23). En otras partes vemos que la piedad queda comprometida cuando son oprimidos los pobres y se viola la justicia (Miq 7,2; Is 57,1: Sal 12,2-6). En los Salmos e! culto del hombre piadoso (heb. hasid, gr. hosios o eusebes) se expresa en una *alabanza amante, confiada, gozosa (Sal 31,24; 149), que magnifica la piedad de Dios (Sal 103). Sin embargo, este culto no es acepto sino cuando va unido con la fidelidad (Sal 50). Dios otorga la sabidurí­a (Eclo 43,33) a loshombres piadosos que no separan culto y caridad (Eclo 35,1-10) y sacan provecho de todos los bienes creados por Dios (Eclo 39,27).

Esta piedad integral anima en la época macabea a los asideos (de hasidim: “piadosos”; l Mac 2,42), que luchan por su fe hasta la muerte: la piedad que los hace fuertes está segura de la resurrección (2Mac 12, 45). Tal es también “la piedad más poderosa que todo”, cuya victoria en el juicio final canta la Sabidurí­a (Sab 10,12; cf. la oposición justo! impí­o en Sab 2-5). De esta piedad estará dotado el Mesí­as que establecerá acá en la tierra el reinado de Dios (Is 11,2; LXX eusebeia).

NT. 1. La piedad de Cristo. La espera de los que desean “servir a Dios en la piedad (hosiotes) y en la justicia” es colmada por la piedad (eleos) de Dios que enví­a a Cristo (Lc 1,75.78). Cristo es el “piadoso” (Act 2,27; 13.35: hosios = Sal 16, 10: Parid) por excelencia. Su piedad filial le lleva a cumplir en todo la *voluntad de Dios, su Padre (Jn 8. 29; 9,31); la misma le induce a ,frecer un *edito perfecto (Heb 10. 5-10), le inspira la ardiente oración de su agoní­a y la ofrenda del doloroso sacrificio por el que nos santifica (Mc 14,35s p); siendo así­ el sumo sacerdote piadoso que necesitábamos (Heb 7,26), es escuchado por Dios “a causa de su piedad” (5,7). Por eso el misterio de Cristo se llama “el misterio de la piedad” (ITim 3,16: eusebeia): en él la piedad de Dios realiza su designio de salvación; en él tiene la piedad del cristiano su fuente y su modelo.

2. La piedad del cristiano. Dios consideraba ya agradables a los hombres de toda nación que con sus oraciones y sus limosnas animadas del temor de Dios participaban de la piedad judí­a en sus dos elementos, el culto divino y la práctica de la justicia; tales son el judí­o Simeón (Lc 2,25), los hombres llegados a Jerusalén para pentecostés (Act 2,5), el centurión Cornelio (Act 10,2.4.22. 34s). Esta piedad es renovada por Jesús y por el don del Espí­ritu. En los Hechos aparecen algunos ele esos hombres piadosos (adiabas), como Ananí­as (Act 22,12) o como los cristianos que van a dar sepultura a Esteban (Act 8,2). Conforme al lenguaje paulino, su culto está animado ahora por un espí­ritu *filial para con Dios (cf. Gál 4,6), y su justicia es la de la *fe que obra por la caridad (Gál 5,6). Tal es la piedad (hosiotes) del *hombre nuevo, la verdadera piedad cristiana (Ef 4,24), que Pablo opone a las prácticas vanas de una piedad falsa y completamente humana (Col 2,16-23); por ella damos a Dios un culto agradable, con religión (eulabeia) y *temor (Heb 12,28).

En las epí­stolas pastorales y en la segunda ep. de Pedro la piedad (eusebeia) cuenta entre las virtudes fundamentales del *pastor, del hombre de Dios (lTim 6,11; Tit 1,8); es necesaria también a todo cristiano (Tit 2,12; 2Pe 1,6s). Se subrayan dos de sus caracteres. En primer lugar la piedad libra del amor del dinero; contrariamente a la falsa piedad ávida de ganancias, se contenta con lo necesario y su ganancia está en esta misma libertad (ITim 6,5-10). En segundo lugar, da fuerza para soportar las *persecuciones, que es el destino de los que tienen por modelo la piedad de Cristo (2Tim 3,10ss). Sin este desasimiento y esta constancia sólo se tiene apariencias de piedad (3,5). A la verdadera piedad está prometido el auxilio de Dios en las *pruebas de esta vida, y además la vida eterna (2Pe 2.9; lTim 4,7s).

La piedad así­ comprendida designa finalmente la vida cristiana con todas sus exigencias (cf. ITim 6.3: Tit1,1): para responder al amor del que es “el único piadoso” (Ap 15,4: hosios), el cristiano debe imitarlo y revelar así­ a sus hermanos el rostro de su Padre celestial.

–> Temer – Culto – Fidelidad – Misericordia.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

El sustantivo eusebeia es característico de las Epístolas Pastorales y vuelve a aparecer solamente en Hch. 3:12 (Discurso de Pedro) y 2 P. 1:3, 6, 7; 3:11. Zeosebeia se usa en 1 Ti. 2:10. Piedad no aparece en el AT, pero se usa en los apócrifos (por ejemplo, 2 Macabeos 12:45).

En general, eusebeia significa «piedad, reverencia sea hacia Dios o hacia los hombres», pero la eusebia cristiana, en su calidad de zeosebeia, se limita a la piedad hacia Dios. En su comentario sobre Hch. 3:12 Alford dice que eusebeia «lleva consigo la idea de una piedad operativa, cúltica, más que de carácter inherente», y la traduce «eficacia meritoria»; pero la Biblia Pastoral Latinoamericana traduce «santidad» y las demás versiones españolas «piedad». Eusebio (Praep. Evang.) la define como «mirar al Dios único y buscar la vida apropiada para él». Estas definiciones dan el debido peso a los dos elementos de la piedad: una actitud correcta hacia Dios y una conducta correcta y adecuada al efecto. E.F. Scott la considera como creencia correcta unida a un modo correcto de acción; pero la piedad es devoción más bien que creencia y la acción no está unida a la devoción sino que surge de ella, generada por un poder interior (2 Ti. 3:5; 2 P. 1:3).

La profundidad espiritual de eusebeia se ve claramente en 1 Ti. 3:16, «el misterio de la piedad», donde la versión ecuménica de Taizé tiene «el misterio de nuestra religión». La traducción «religión» aquí y «religiosidad» para zeosebeia en 1 Ti. 2:10 es poco satisfactoria, porque sugiere nuestro modo de creer; pero 1 Ti. indica «la comparación implícita entre la piedad práctica anteriormente ordenada a los oficiales de la iglesia y el carácter interior de su secreto revelado (musterion) que aquí se describe» (D. Guthrie, The Pastoral Epistles, The Tyndale Press, Londres, 1957, p. 89). La actividad exterior de la piedad es enfatizada por el plural griego en 2 P. 3:11, hechos piadosos. La piedad es también la norma por la cual se prueba la enseñanza (1 Ti. 6:3; Tit. 1:1).

BIBLIOGRAFÍA

A.E. Garvie en HDB; Arndt s. v. eusebeia.

  1. Clement Connell

HDB Hastings’ Dictionary of the Bible

Arndt Arndt-Gingrich, Greek-English Lexicon

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (472). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

En la literatura pagana el gr. eusebeia básicamente significa el respeto debido a los hombres o los dioses, pero en las Escrituras este grupo de palabras (como theosebeia, que sólo encontramos en 1 Ti. 2.10) se refiere exclusivamente a la reverencia para con Dios (excepto en 1 Ti. 5.4, donde significa la adecuada consideración de la propia familia). En la negación de Pedro de que la propia eusebeia de los apóstoles fuese la causa de las curaciones (Hch. 3.12), Alford afirma que el término “trasmite la idea de una piedad operativa y cúltica, más bien que de carácter inherente”, y la traduce como “eficacia meritoria ante Dios”.

Eusebio la define como “levantar la vista hacia el solo y único … Dios, y la vida en concordancia con él”. Se describe a Cornelio como eusebēs (“piadoso”) en Hch. 10.2 (cf. vv. 7) y temeroso de Dios; se ilustra su piedad por la forma en que cuidaba su hogar, daba diezmos y oraba, y por su disposición para seguir las instrucciones divinas. El término aparece más frecuentemente en las epístolas pastorales (1 Ti. 2.2; 3.16; 4.7–8; 6.3, 5–6, 11; 2 Ti. 3.5; Tit. 1.1). E. F. Scott considera que eusebeia es el término característico de las epístolas pastorales, y ve en él “dos cosas; por un lado una creencia correcta, y por el otro un modo de acción correcto”. Pero eusebeia es más una actitud personal hacia Dios que una creencia correcta, y la acción no es paralela a esa actitud sino que emana directamente de ella, p. ej. 2 Ti. 3.5, donde se contrasta la piedad formal con la que tiene poder; así como también en 2 P. 1.3 la piedad se deriva del poder divino. “El misterio de la piedad” (1 Ti. 3.16) es la doctrina fundamental centrada en la persona de Cristo, que es fuente y criterio de toda la devoción y el comportamiento cristianos. En 2 P. 3.11 se emplea el plural para denotar acciones piadosas. (Véase tamb. art. * Piadoso.)

Bibliografía. W. Mundle, W. Günther, L. Coenen, “Piedad, religión”, °DTNT, t(t). III, pp. 357–363; J. Clement Connell, “Piedad”, °DT, 1985; S. Amsler, “Piedad”, Vocabulario bíblico”, 1973, pp. 262s; R. Le Deaut, “Piedad”, °EBDM, t(t). V, cols. 1093–1094.

W. Mundle, W. Günther, en NIDNTT 2, pp. 90–95; R. Bultmann, TDNT 2, pp. 751–754; G. Bertram, TDNT 3, pp. 123–128; W. Foerster, TDNT 7, pp. 175–184.

J.C.C.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico