PLEROMA

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Término derivado del verbo completar (pleroo) que tuvo varias acepciones, Los gnósticos llamaban así­ a lo que estaba entre la divinidad y la materia, considerando como tal, los espí­ritus, los eones, la inteligencia, las almas, todo lo que no es divino y no es material. Esa idea de complemento, o realidad invisible y misteriosa, quedó latente en la eclesiologí­a de los primeros tiempos y fue aludida por diversos Padres.

En la Teologí­a del Cuerpo Mí­stico algunos autores han designado con este nombre todo lo que complementa la Cabeza que es Cristo. Es decir se expresa con este término el conjunto de miembros que forman el cuerpo mí­stico, pero como complemento de Cristo cabeza y se rigen por la savia, la vida y el misterio que de ella emana.

Son 17 las veces que el término pléroma aparece como sustantivo en los Escritos sobre todo paulinos. En algunos pasajes queda bien clara la idea de que toda la Iglesia es Cristo, cabeza, y el pléroma, el resto. “La Iglesia es su cuerpo, el complemento (pléroma) con el que se complementa a Cristo el Señor” (Ef. 1.23).

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El substantivo pleroma (plenitud, cumplimiento) se deriva del verbo pleroo (llenar) y adquiere varios significados más o menos difusos, pero que guardan siempre relación con el concepto de cumplimiento, de plenitud. El substantivo pleroma tiene ascendencias gnósticas, pero en el Nuevo Testamento ha sido pensado de nuevo crí­ticamente. Si se entiende pleroma en la acepción más amplia de cumplimiento, son diversas las maneras de entender este vocablo y la concepción subyacente. De una primera idea de totalidad (Rom 11,12.25) se puede pasar a la de cumplimiento de las palabras proféticas del Antiguo Testamento, como ocurre en la perspectiva de los evangelios, o bien al de plenitud de los tiempos en el sentido de maduración de las esperanzas en el acontecimiento cristológico (Mc 1,15: Gál 4,4-6: Ef 1,10). Pleroma puede indicar también el cumplimiento de la voluntad de Dios, de la ley (Rom 13,10. Gál 5,14), o la plenitud de las bendiciones de Cristo (Rom 15,19).

Es sobre todo la idea paulina de Cristo Cabeza la que resume en sí­ el proyecto divino de salvación para ilustrar el concepto de pleroma; más aún, suele conjugarse preci5amente con ella. Cristo es cabeza del cosmos; todo se refiere a él (Ef 1,10.22,29), pero por medio de la Iglesia que es cuerpo de Cristo. Cristo es cabeza del mundo entero, porque se ha convertido en cabeza de la Iglesia; a Cristo Cabeza se refieren todas las realidades; por consiguiente, nada de cuanto pertenece a la realidad cósmico-humana (progreso cientí­fico, social, actividad humana) es extraño a la misión de la Iglesia, que anuncia la realeza de Cristo sobre toda realidad.

La idea paulina de pleroma, conjugada con la idea de la soberaní­a de Cristo, cabeza y principio de la Iglesia, aparece en Ef 1,23: 3,19.4,13 y en Col 1,19: 2,9. En la carta a los Efesios pleroma indica aquella plenitud de la Iglesia que se recibe de Cristo; en la carta a los Colosenses pleroma es la plenitud de Cristo. Algunos estudiosos de san Pablo, como Feuillet, destacan el ví­nculo que existe entre pleroma y sabidurí­a. Lo mismo que la Sabidurí­a llena el corazón de quienes la aman y la buscan, así­ Cristo, que participa de la actividad creadora, hace del universo una unidad: él llena el universo y el universo está contenido en él. En san Pablo Dios constituye a Cristo en la cima del universo comó principio de su unidad, Será sobre todo el misterio pascual de muerte y resurrección el que exalta, según san Pablo, la idea de pleroma: en efecto, en la cruz muere el “mundo viejo”, destinado a la corrupción, y en la resurrección nace el ” mundo nuevo ” que tiene como primicia a Cristo. Entonces, es evidente en Cristo la plenitud de la salvación, tal como ha sido establecida en el proyecto de Dios: centrarlo todo en él, “recapitularlo todo en él” (Ef 1,10).

N Ciola

Bibl.: R. Schippers, Plenitud, sobreabundancia (pleroo), en DTNT, III, 372-378; G, Moioli, Cristocentrismo, en NDE, 301-310; J, L. Ruiz de la Peña, Teologí­a de la creación, Sal Terrae, Santander, 1986, 66-87; W. Pannenberg, Fundamentos de cristologí­a, sí­gurme, Salamanca 1974, 489ss

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico