QUINIENTOS HERMANOS
(-> multiplicación de los panes). Ciertamente, hubo en la Iglesia una experiencia individual de encuentro pascual con el Señor Jesús (María* Magdalena, Pedro*). Pero también han existido experiencias colectivas, como la que presenta 1 Cor 15,6 cuando dice que, después de mostrarse a Cefas y a los Doce, y antes de mostrarse a Santiago, Jesús «se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos aún viven, mientras que otros ya han muerto». Esta aparición es anterior al surgimiento de la comunidad judeocristiana propiamente dicha (experiencia pascual de Santiago) y a la misión a los gentiles (aparición a todos los apostoles). Por eso podemos vincularla, al menos de un modo hipotético, con las comunidades cristianas de Galilea y, más en concreto, con la multiplicación de los panes y peces (cf. Mc 6,30-44; 8,1-8 par). En el fondo de esa experiencia puede haber un elemento histórico: los discípulos conservan el recuerdo del Jesús que, en el tiempo de su vida, dio de comer a la muchedumbre en un descampado (o compartió con ella la comida). Pero, en su forma actual, ella ha de entenderse en perspectiva de pascua. De esa forma ratifica la continuidad entre lo que ha sido su camino y compromiso en favor de los pobres dentro de su historia y lo que ha de ser después la tarea de la Iglesia: estos quinientos hermanos, discípulos de Jesús, le han descubierto y han acogido su presencia gloriosa mientras compartían los panes y los peces en gesto de gozo colectivo. Después de la muerte de Jesús, ellos se han reunido en su nombre y le han recordado en la comida fraterna, descubriendo y gozando su presencia gloriosa. Esta es, finalmente, una experiencia sacramental en el sentido más hondo de ese término. Esto significa en la Iglesia cristiana un sacramento: la certeza vivida, compartida, de la presencia de Jesús en los signos del pan y los peces o del pan y el vino. Allí donde sus discípulos comparten el pan y se abren en gesto de generosidad hacia los pobres (hambrientos) del entorno, ellos pueden descubrir la presencia del Cristo que les asiste, en actitud de bendición, de multiplicación generosa. La comunidad reunida en oración intensa, en nombre de Jesús, descubre su cercanía resucitada en forma de vida y comunión, de gozo y esperanza escatológica. Su signo principal es la comida. Se ha juntado el pueblo en descampado. Pasa el tiempo, tienen hambre. La palabra de Jesús les ha saciado en sentido espiritual. En el plano material están necesitados. Pues bien, según palabra del mismo Señor resucitado, sus discípulos hacen que la muchedumbre se siente sobre el suelo y parten para ellos los panes y los peces. Mientras comen y se alegran, los comensales tienen la certeza de que el mismo Jesús está presente en su comida, en el pez multiplicado, en el gozo de la comunidad que así se constituye. De todas formas, esto es sólo una hipótesis, pues 1 Cor 15,6 habla de quinientos hermanos, mientras que los textos de las multiplicaciones hablan de cinco mil (Mc 6,44) y de cuatro mil (Mc 8,9), de manera que las tradiciones que están en el fondo de esos relatos pueden ser distintas.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra