RESURRECCION DE CRISTO
La clave para interpretar la vida de Jesús
Jesús había anunciado repetidamente que resucitaría al «tercer día» (Mt 12,40; 16,21; Mc 8,31; Lc 9,22; Jn 2,19). El hecho de su muerte y resurrección es un hecho real, «con manifestaciones históricamente comprobadas» (CEC 639), pero es también y principalmente una realidad salvífica «Cuando yo fuere levantado de la tierra, atraeré todo a mí» (Jn 12,32), «entonces sabréis que yo soy» (Jn 8,28). Es la explicación que Jesús mismo repitió, ya resucitado, a los discípulos de camino hacia Emaús «Era preciso que el Mesías padeciese esto y entrase en su gloria» (Lc 24,26).
El descubrimiento del sepulcro vacío, al tercer día de su muerte, sigue siendo un hecho histórico humanamente inexplicable. Jesús fue apareciendo a los suyos, que no estaban preparados para la aceptación de tal acontecimiento (como cuentan todos los evangelistas y Pablo), comiendo con ellos, mostrando sus manos, pies y costado, como signo de su verdadera resurrección (con su mismo cuerpo, glorificado), y comunicando su Espíritu con la misión de comunicar su salvación a toda la humanidad (Jn 20,19-23).
La fe en la resurrección de Cristo
Jesús resucitado no quiso imponer su realidad, sino que pidió su aceptación, dando señales suficientes para no exigir un absurdo, pero reclamando una actitud de fe (Jn 20,8.29). Las apariciones, narradas por los evangelistas, recuerdan que es él quien «se dejó ver», para fortalecer su fe «Soy yo» (Lc 24,39). Por esta fe, habían de llegar a la afirmación trascendental «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28); «es el Señor» (Jn 21,7).
El hecho de la Iglesia tiene su fundamento en la presencia de Cristo resucitado (Mt 28,20). La realidad de Jesús resucitado es la de una humanidad glorificada, con su mismo cuerpo, no en el sentido de volver a la vida mortal, sino como primicia de nuestra resurrección al final de los tiempos (1Cor 15,20). Los signos eclesiales establecidos por Jesús son signos salvíficos portadores de su presencia activa. En esos signos, constatamos que «ha resucitado para nuestra justificación» (Rom 4,25).
El anuncio de la resurrección de Cristo
Pedro, el día de Pentecostés, anunció el hecho de la resurrección del Señor, ofreciendo datos de las profecías y llamando a la fe (Hech 2,22-32). Así lo iría resumiendo posteriormente «Dios lo resucitó al tercer día y lo manifestó no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con él después de haber resucitado de entre los muertos» (Hech 10,41).
Pablo encontró a Cristo resucitado en el camino de Damasco (Hech 9,3-18). Desde entonces irá proclamando que «Jesús vive» (Hech 25,19), que ha resucitado según las Escrituras (Hech 13,32-3), afirmando repetidamente la resurrección real de Jesús, reforzándola con el testimonio de numerosos testigos presenciales y presentándola como fundamento de la fe cristiana (1Cor 15; 1Tes 4,14). En la resurrección de Jesús se muestra su filiación divina (cfr. Rom 1,3-4) y se confirma el valor de todo cuanto hizo y enseñó.
El «kerigma» o primer anuncio cristiano se refiere principalmente al anuncio de la muerte y resurrección de Cristo. Si murió, es perfecto hombre. Si resucitó, es perfecto Dios. Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, es el único Salvador. Por esto, sin el apoyo en la resurrección de Jesús, la predicación apostólica y la fe cristiana carecería de fundamento (cfr. 1Cor 15,14). La misión eclesial empieza propiamente en la resurrección de Jesús «Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros» (Jn 20,21).
Referencias Cristología, kerigma, misterio pascual, Pascua, resurrección de los muertos.
Lectura de documentos LG 5, 8; GS 22, 38, 45; CEC 638-658, 992-996.
Bibliografía J. CABA, Resucitó Cristo, mi esperanza ( BAC, Madrid, 1986); F.X. DURWELL, La resurrección de Jesús, misterio de salvación (Barcelona, Herder, 1979); X. LEON DUFOUR, Resurrección de Jesús y mensaje pascual (Salamanca, Sígueme, 1973); M.J. NICOLAS, Teologia della risurrezione (Lib. Edit. Vaticana 1989). Ver bibliografía en cristología.
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización