ROCIO

Gen 27:28 Dios, pues, te dé del r del cielo, y de
Exo 16:13 la mañana descendió r en derredor
Num 11:9 descendía el r .. el maná descendía
Deu 32:2 destilará como el r mi razonamiento
Deu 33:28 vino; también sus cielos destilarán r
Jdg 6:37 si el r estuviere en el vellón solamente
2Sa 17:12 como cuando el r cae sobre la tierra
Job 38:28 ¿o quién engendró las gotas del r?
Psa 110:3 desde el .. tienes tú el r de tu juventud
Psa 133:3 como el r de Hermón, que desciende
Pro 3:20 con su ciencia .. destilan r los cielos
Hos 14:5 yo seré a Israel como r; él florecerá
Mic 5:7 remanente .. será .. como el r de Jehová


Rocí­o (heb. tal, “rocí­o”, “llovizna”). Humedad del aire que se condensa sobre objetos frí­os. En Palestina aparece en cantidad suficiente como para ser importante en la agricultura durante la estación seca. Tanto el rocí­o como la lluvia son sí­mbolos de las bendiciones de Dios (Hos 14:5), y su ausencia se consideraba una pérdida (2Sa 1:21).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

La humedad condensada del aire que forma gotas durante una noche tranquila y despejada en la tierra o en cualquier superficie tibia. En Siria y la mayor parte de Palestina el rocí­o es una gran bendición para los frutos de la tierra durante el verano y el temprano otoño despejados. Las Escrituras usan el rocí­o con frecuencia como sí­mbolo de bendición (Gen 27:28; Mic 5:7) y de refrigerio (Deu 32:2; Job 29:19; Psa 133:3; Isa 18:4).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

La condensación de vapor de agua que reposa sobre los objetos después que la temperatura baja durante la noche. Se forma en Israel por la humedad en noches claras, tras una brisa suave, principalmente del mar. A veces el r. viene en grandes cantidades, pues Gedeón exprimió un vellón de lana †œy sacó de él el r., un tazón lleno de agua† (Jue 6:38). La humedad del r. favorece mucho a los cultivos, por lo cual los israelitas lo asociaban con la abundancia de cosechas (†œDios, pues, te dé del r. del cielo, y de las grosuras de la tierra† [Gen 27:28]; †œYo seré a Israel como r.; él florecerá como lirio† [Ose 14:5]). Como el r. es algo que cae imperceptiblemente, se le utiliza como figura para un suceso inesperado (†œ… caeremos sobre él como cuando el r. cae sobre la tierra† [2Sa 17:12]). Y como el r. desaparece pronto, habla de cosas efí­meras (†œ… como el r. de la madrugada que se pasa† [Ose 13:3]).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, TIPO

vet, En Palestina, los vientos marí­timos del oeste traen consigo, después de la puesta del sol, tan considerable humedad, que por la noche, señaladamente en primavera y otoño, llega a caer abundante rocí­o, el cual humedece las telas de las tiendas y gotea de los tejados (Cnt. 5:2; Jb. 29:19). Este rocí­o, en aquel verano tan seco, es de gran importancia para la tierra (Gn. 27:28; Dt. 33:28; Os. 14:6). Según la concepción israelita, el rocí­o es producido por Jehová (Mi. 5:6). Los vientos del sur impiden la caí­da del rocí­o (1 R. 17:1; Hag. 1:1). En 2 S. 17:12 y Sal. 110:3 el rocí­o es imagen de una muchedumbre extraordinaria.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Conjunto de pequeñas gotas de agua formadas al condensarse la humedad del aire, el vapor de agua que se eleva del suelo y la humedad que exudan las plantas. La palabra hebrea para †œrocí­o†, tal, también significa †œlluvia ligera†. (Pr 3:20.) El rocí­o se vuelve escarcha helada de color blanco plateado cuando la temperatura de la capa de aire que se halla en contacto con el suelo desciende por debajo del punto de congelación. Jehová es quien hizo posible la existencia de las gotas de rocí­o, y la Biblia dice que El esparce la escarcha †œlo mismo que ceniza†. (Sl 147:16; Job 38:28.)
El rocí­o se produce al enfriarse durante la noche el aire cargado de vapor de agua, lo que hace que se deposite condensado en estado lí­quido sobre las superficies más frescas. También aparece cuando el caliente vapor de agua que se eleva del suelo entra en contacto con el aire que está a una temperatura más baja. La Biblia explica que en un principio, cuando aún no habí­a llovido sobre el planeta, †œuna neblina [vapor] subí­a de la tierra y regaba toda la superficie del suelo†. (Gé 2:6 y nota.) El rocí­o también se forma cuando se evapora la humedad de la vegetación. Las plantas exudan continuamente el agua que absorben por las raí­ces, hasta que se obtiene un equilibrio entre la temperatura de la punta de las hojas y la de las raí­ces. Debido a la gran cantidad de rocí­o que muchos árboles producen de esta manera, a menudo se les oye gotear por la noche. Parece ser que la mayor parte del rocí­o matinal se origina así­. Job dijo: †œMi raí­z está abierta para las aguas, y el rocí­o mismo pasará la noche sobre mi rama mayor†. (Job 29:19.)
Desde mediados de abril hasta mediados de octubre normalmente en Israel no llueve apenas. Sin embargo, durante estos meses se forma rocí­o, y de este modo se riega la vegetación. The Geography of the Bible (de D. Baly, 1974, pág. 45) dice: †œLos israelitas comprendí­an la importancia del rocí­o […] pues aun durante la sequí­a del verano engruesa las uvas†. Isaí­as habla del †œrocí­o en el calor de la cosecha [de la uva]†. (Isa 18:4, 5, BAS.) Después llegaban las lluvias de †œotoño†, o lluvias †˜tempranas†™. (Joe 2:23; Snt 5:7.) El rocí­o de la noche es tan abundante en ciertas zonas que los árboles y las demás plantas obtienen por este medio humedad más que suficiente para compensar la que pierden durante el dí­a debido a la evaporación. Por lo tanto, el rocí­o nocturno muy bien puede resultar en una cosecha abundante donde de otro modo hubieran prevalecido la sequí­a y el hambre.
Se ha descubierto que cuando las plantas se marchitan por causa del calor, se recuperan más rápidamente si se condensa humedad en sus hojas por la noche que si se riega el suelo. Se ha observado que así­ absorben tanta humedad que al dí­a siguiente pueden desempeñar sus funciones normalmente sin necesidad de que se riegue el suelo. La cantidad de agua absorbida del rocí­o y más tarde excretada en el suelo por medio de las raí­ces para almacenarla, iguala a veces el peso total de la planta. Este descubrimiento resalta la importancia del rocí­o.
Durante los cuarenta años que Israel vagó por el desierto, el maná que Dios le proveí­a regularmente descendí­a con el rocí­o y permanecí­a sobre el suelo después de que este se evaporaba. (Ex 16:13-18; Nú 11:9.) Antes de atacar a los madianitas, Gedeón obtuvo prueba del apoyo divino mediante dos señales relacionadas con el rocí­o. En primer lugar, dejó un vellón de lana expuesto en una era durante la noche para que el rocí­o se formase únicamente sobre el vellón, mientras que la tierra quedó seca. La segunda prueba se realizó de manera inversa. No se especifica si esto ocurrió durante la estación seca, cuando es normal que aparezca el rocí­o. (Jue 6:36–7:1.)

Uso figurado. Las Escrituras asocian el rocí­o con bendición, fertilidad y abundancia. (Gé 27:28; Dt 33:13, 28; Zac 8:12.) El volverse a Jehová resultarí­a en bendiciones, pues Dios dijo: †œLlegaré a ser como el rocí­o a Israel†. (Os 14:1, 5.) Dios predijo por medio de Miqueas que †œlos restantes de Jacob† tendrí­an que ser †œen medio de muchos pueblos como rocí­o de Jehová, como chaparrones copiosos sobre vegetación†, lo que significaba que el resto del Jacob (Israel) espiritual serí­a una bendición de Dios para la gente. (Miq 5:7.)
Por el contrario, el que falte o se retenga el rocí­o se relaciona con la pérdida del favor de Jehová. (Gé 27:39; Ag 1:10.) El que Dios retuviera el rocí­o y la lluvia de Israel en los dí­as del rey Acab y de Elí­as resultó en hambre. (1Re 17:1; Lu 4:25.)
Las nubes de la mañana y el rocí­o se disipaban rápidamente con el calor del sol. La poca bondad que quedaba en Efraí­n (Israel) y Judá se habí­an desvanecido de manera similar. (Os 6:4.) Y, debido a su pecado, se llevarí­a al destierro a los habitantes de Efraí­n (Israel), que llegarí­an a ser como el †œrocí­o que temprano se va†. (Os 13:1-3, 16.)
Las gotas de rocí­o son silenciosas y abundantes. Quizás Husai querí­a referirse a ese sigilo o tal vez a un ejército tan numeroso como las gotas de rocí­o cuando dijo a Absalón: †œEstaremos sobre [David] tal como cae el rocí­o sobre el suelo†. (2Sa 17:12.) El Rey que Jehová ha nombrado tiene su †œcompañí­a de hombres jóvenes justamente como gotas de rocí­o†, quizás en lo que tienen que ver con cantidad. (Sl 110:3.)
El rocí­o también es benigno y refrescante. Por ello era apropiado que se comparase a él la canción profética de despedida de Moisés. (Dt 32:2.) La buena voluntad de un rey se asemeja al efecto refrescante del rocí­o sobre la vegetación. (Pr 19:12.) La unidad amorosa que existe entre el pueblo de Dios es refrescante, †œcomo el rocí­o de Hermón que viene descendiendo sobre las montañas de Sión†. Las cimas del monte Hermón, cubiertas de bosques y jaspeadas de nieves perpetuas, hací­an que los vapores nocturnos se elevasen, de modo que las corrientes de aire frí­o que bajaban por el Hermón desde el N., los llevasen hasta muy lejos y llegaban a condensarse sobre las montañas de Sión, a muchos kilómetros hacia el S. (Sl 133:1-3; GRABADO, vol. 1, pág. 332.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

El heb. ṭal, ‘humedad salpicada’, se aplica sin discriminación al rocío y a la neblina nocturna. Como los efectos del rocío (e. d. la condensación de vapor de agua sobre una superficie fría) y la neblina (e. d. la condensación que se produce en el aire) sobre las plantas no se comprenden todavía, quizás la diferencia no sea pertinente. En el oeste de Palestina el rocío se debe en gran parte al aire húmedo que llega desde el mar, especialmente en las zonas cercanas a la costa y en las laderas occidentales de las montañas, aunque no ocurre así durante el verano en el valle del Jordán al S de Beisán y en las tierras altas occidentales de la Transjordania. Según Ashbel, el número de noches en que se producen rocíos varía entre 250 anuales en las tierras arenosas de Gaza y las laderas altas del mte. Carmelo y 100–150 días en las regiones montañosas de Judea, con un descenso rápido en las tierras bajas del valle del Jordán al E. La máxima caída de rocío ocurre durante los meses beneficiosos del verano cuando las plantas más necesitan humedad. Duvdevani ha hecho experimentos con dos tipos de condensación. El “rocio descendente” es característico del verano en las zonas de tierra floja, e. d. con buenas condiciones de enfriamiento de la tierra. El “rocío ascendente” es resultado de la condensación de vapor de agua procedente de tierras húmedas, y es, por lo tanto, más frecuente en la estación invernal. Esto podría explicar las señales de Gedeón (Jue. 6.36–40). En su primera experiencia, tan intensa fue la neblina o el rocío durante la noche, que pudo exprimir del vellón el equivalente de un tazón lleno de agua, mientras que la tierra endurecida y caldeada de la era estaba seca. En la segunda experiencia el vellón estaba seco, mientras que la tierra, posiblemente en los revueltos bordes de la era, produjo condiciones propicias para el “rocío ascendente” de la tierra que fue insuficiente para humedecer el vellón.

Las referencias en las Escrituras indican que, aunque la caída del rocío es misteriosa, su incidencia es muy conocida. “¿Quién engendró las gotas del rocío?” dice el Señor al contestar a Job (38.28), y su origen se considera celestial (Gn. 27.28; Dt. 33.28; Hag. 1.10; Zac. 8.12). Cae repentinamente (2 S. 17.12), suavemente (Dt. 32.2), reposa toda la noche (Job 29.19), y exponerse a él resulta molesto (Cnt. 5.2; Dn. 4.15, 23, 25, 33), pero se evapora rápidamente por la mañana (Job 7.9; Os. 6.4). El rocío puede esperarse en la época estival y calurosa de la siega (Is. 18.4; cf. Os. 14.5; Mi. 5.7).

El rocío es beneficioso para las cosechas de verano. Esto ha sido comprobado en forma concluyente por estudios agronómicas de cultivos efectuados desde el año 1937. Los antiguos, por lo tanto, no exageraban cuando afirmaban que era fuente de bendición. El rocío puede ser suficientemente abundante como para permitir el cultivo seco durante la ausencia de lluvia (Ecl. 18.16; 43.22). Facilita el cultivo de geófitos en el Neguev y es de gran ayuda en la cosecha de la vid; de ahí la oración, “Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto” (Gn. 27.28; cf. Dt. 33.28). En consecuencia, la falta de rocío era causa de severos aprietos (Hag. 1.10; cf. Job 29.19; Zac. 8.12), por cuanto aumentaba la sequía cuando no había lluvias (1 R. 17.1; cf. 2 S. 1.21). El valor del rocío, pues, se toma como emblema de la resurrección; “tu rocío es un rocío de luz, y sobre la tierra de las sombras lo dejarás caer” (Is. 26.19). En esta profecía se basa la frase talmúdica “el rocío de la resurrección”.

El pasaje en el Sal. 133.3 parece indicar que el rocio del Hermón desciende sobre el monte de Sión. Esto no puede interpretarse geográficamente. Puede ser una expresión proverbial que hable de abundante rocío, ya que el Hermón recibe la máxima cantidad. Como resultado del abundante rocío sobre el Hermón y el mte. Carmelo, la caliza blanda y desmenuzable se desintegra rápidamente y la cantidad de tierra cultivable se renueva con frecuencia. Es así que estas montañas se han convertido en símbolo de fertilidad.

Bibliografía.

M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 48–52; G.A. Smith, °GHTS, 1960.

D. Ashbel, Bioclimatic Atlas of Israel, 1950, pp. 51–55; S. Duvdevani, “Dew observations and their significances”, Proc. United Nations Scientific Conference in the Conservation and Utilization of Resources, 1949, 4.

J.M.H.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico