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RODRIGUEZ

RODRIGUEZ

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Apellido frecuente en castellano, con el cual hay diversidad de figuras históricas, entre las que se citan algunas:
– Rodrí­guez. San Alonso (1531-1617). Hermano coadjutor de la Compañí­a de Jesús que, ingresado ya de edad en Segovia, su ciudad natal, se hizo acreedor a la admiración de todos por sus dones espirituales, entre los que sobresalí­a el discernimiento de espí­ritu, y por sus milagros, que multiplicaba junto con sus trabajos humildes de lego.

– Rodrí­guez. Alonso (1539-1616). Escritor ascético también jesuita, nacido en Valladolid, que escribió diversas obras espirituales. La mejor fue «Ejercicios de perfección y virtudes cristianas», cuya lectura llegó hasta hoy como guí­a de educación espiritual. Libro curioso con 906 citas bí­blicas, 1172 textos patrí­sticos de los 37 Padres que se aluden, con casi un millar de casos prácticos que suelen iniciarse con la expresión: «Se confirma lo dicho con algunos ejemplos». Es normal que haya sido traducido a diversas lenguas cultas en varios centenares de ediciones.

– Rodrí­guez. Antonio José (1709-1781). Benedictino, erudito y crí­tico, publicó diversas obras médicocientí­ficas y religiosas. Entre estás últimas se pueden citar «Tratado de Teologí­a y de Derecho Canónico» y «Demostración de los fundamentos de la religión cristiana».

– Rodrí­guez, Francisco (1545-1627). Jesuita erudito y recopilador de temas y trabajos. Interesante para conocer el inicio de las obras educativas de los jesuitas con su «Los colegios fundados por la Compañí­a de Jesús» y otras obras como «Del oficio del hombre cristiano».
Rodrí­guez. Saturnina (1823-1896).

Fundadora de las Esclavas del Sdo. Corazón de Jesús (Argentinas) en 1872.Se llamó en religión Hermana Catalina de Marí­a. Fue natural de Córdoba en Argentina. Resaltó su vida por la piedad profunda y la piedad. Contrajo matrimonio con el Coronel Zavalí­a, viudo con dos hijos y de carácter violento. Tuvo que sufrir en silencio y trabajó lo posible por la paz familiar. Tuvo una niña, que falleció pronto.

Al quedar viuda en 1866 y, colocado ya su hijo adoptivo pues el otro habí­a fallecido, se entregó con abnegación a las obras de piedad y de educación. Para cuidar a los niños que educaba inició la obra de las Hermanas que pronto convirtió en Instituto educador, con la ayuda de varios jesuitas que la alentaron en la empresa. La obra se multiplicó en Argentina y en otros paí­ses suramericanos. Falleció en 1896 después de una vida de trabajos y sacrificios.

Rodrí­guez de Castro. Beata Bonifacia (1837-1905). Fundadora de las Siervas de San José en 1874. Nació en 1837 en Salamanca. Recibió educación sencilla y hubo de dedicarse al trabajo familiar
En 1871 siguió al jesuita Francisco Javier Butiñá para formar un Instituto que atendiera a las jóvenes obreras. En 1874, con siete compañeras, inició la vida en comunidad. Su «Taller de S. José» fue germen de la obra.

En 1876, expulsados los jesuitas, diversos sacerdotes se inmiscuyeron en la obra y surgieron disensiones. Cuando el Padre Butiñá formó otro taller en Gerona, ella quiso unirse, pero las Hermanas de Salamanca se negaron a la fusión y a ella misma la destituyeron. Hubo de refugiarse en la casa de Zamora, con su madre que habí­a ingresado en la Obra.

Las disensiones se mantuvieron. En 1899 murió el P. Butiñá, que la habí­a alentado por carta. Las Hermanas fueron aprobadas, pero excluyeron el grupo de Zamora, con el fin de dejarla aislada.

En 1905 falleció en Zamora. Sus compañeras escondieron los documentos y datos en un rincón de la casa, para que no fueran destruidos. Allí­ fueron descubiertos en 1936 antes de morir la última superviviente del grupo de Zamora y se rehizo la verdad de la fundación. La Superiora General de entonces la reconoció y proclamó como Fundadora de la obra, 30 años después de su fallecimiento. Fue beatificada por Juan Pablo II el 9 de Noviembre de 2003

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa