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SANTOS PADRES

SANTOS PADRES

Se llaman «Santos Padres» a algunos expositores de la doctrina cristiana de los siete primeros siglos del cristianismo. Sobresalen por la doctrina, la ortodoxia y la santidad de vida. La doctrina patrí­stica refleja los mismos contenidos de los textos neotestamentarios, con los matices de una predicación apostólica más inmediata y también con elementos de reflexión profunda, aunque no siempre sistemática, para poder insertarse en una cultura y en un tiempo concreto. Conjugan, pues, Escritura y Tradición. Otras figuras históricas de aquella época, de las que no consta su santidad o cuya ortodoxia no es siempre clara, reciben el tí­tulo de escritores eclesiásticos.

La doctrina patrí­stica se centra en Cristo presente en la Iglesia y en el mundo, como Hijo de Dios enviado por el Padre bajo la acción del Espí­ritu Santo, para la redención universal perfecto Dios, perfecto hombre, que salva al hombre por medio del hombre. Es, pues, doctrina con dimensión trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica y antropológica. En la doctrina eclesiológica presentan con frecuencia la figura de Marí­a Tipo de la Iglesia como Virgen y como Madre.

Aunque existen escuelas muy diferenciadas (Antioquena, más realista; Alejandrina, más espiritual…), la doctrina patrí­stica fundamental es armónica con todos los datos de la fe cristiana. No obstante, se tuvo que responder a instancias que ofrecí­an el riesgo de romper el equilibrio acentuar más la divinidad o la humanidad de Cristo, la unidad de naturaleza en Dios o la trinidad de personas, la acción de la gracia o la naturaleza… Hay que distinguir, sin oponer, entre las tendencias más pneumatológicas del Oriente y algunas tendencias más prácticas del Occidente. Los mismos escritos patrí­sticos o de escritores eclesiásticos, necesitan un discernimiento que sepa interpretar su cultura, su terminologí­a y sus conceptos no siempre equivalentes a los nuestros.

Los Santos Padres custodian, testifican y transmiten una herencia apostólica, a veces por medio de escritos más pastorales (siglos I-II, Padres Apostólicos), o también escritos más apologéticos (siglos III-IV) y de una reflexión más aquilatada sobre los contenidos de la fe (siglos IV y siguientes). Hasta los siglos VI-VII, podemos encontrar una gran bagaje doctrinal, además de testimonios de vida santa y martirial. Ello hizo posible la inserción en diversas culturas (orientales y occidentales). Las Iglesias particulares tení­an muy viva la conciencia de Iglesia misionera, debido, en parte, a la vivencia de la «vida apostólica» (o según el modelo de los Apóstoles) en los propios Presbiterios y en el personal dedicado al servicio de la Iglesia.

Referencias Historia de la evangelización, monaquismo, Iglesias orientales, tradición, vida apostólica.

Lectura de documentos DV 8, 23; OE 1; AG 3, 22; UR 15-16; CEC 78, 113.

Bibliografí­a H. Von CAMPENHAUSEN, Los Padres de la Iglesia (Madrid, Cristiandad, 1974); (Congregación para la Educación Católica) Instrucción sobre el estudio de los Padres de la Iglesia en la formación sacerdotal (1989); F.A. FIGUEIREDO, La vida de la Iglesia primitiva. Curso de Teologí­a Patrí­stica (Bogotá, CELAM, 1991); L. PADOVESE, Introducción a la teologí­a patrí­stica (Estella, Verbo Divino, 1996); M. PEINADO, La predicación del evangelio en los Padres de la Iglesia ( BAC, Madrid, 1992); J. QUASTEN, Patrologçia ( BAC, Madrid, 1968-1981); J. VIDAL MANZANARES, Diccionario de patrí­stica (Estella, Verbo Divino, 193); J. VIVES, Los Padres de la Iglesia (Barcelona, Herder, 1971); Idem, Los padres de la Iglesia ante las religiones no cristianas Estudios Eclesiásticos 70 (1995) 289-316.

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización