SENCILLO

v. Ingenuo, Sincero
Psa 116:6 Jehová guarda a los s; estaba yo
Phi 2:15 para que seáis irreprensibles y s, hijos


1. akeraios (ajkevraio», 185), lit., sin mezcla, exento de materiales extraños (de a, privativo, y kerannumi, mezclar), puro. Se utiliza metafóricamente en el NT de lo que es sin doblez, sincero (Mat 10:16 «sencillos»), esto es, con la simplicidad de un ojo sencillo, discerniendo lo que es malo, y eligiendo solo aquello que da gloria a Dios; Rom 16:19 «ingenuos para el mal» (RV: «simples»); Phi 2:15 «sencillos». Los griegos utilizaban este término para designar vino sin mezcla de agua, y metales sin aleación; en los papiros se utiliza de un préstamo cuyo interés está garantizado (Moulton y Milligan, Vocabulary). Trench compara este término con otros sinónimos de la siguiente manera: «así­ como el akakos no es dañino en sí­ mismo, y el adolos no tiene engaño, de la misma manera el akeraios está exento de mezclas extrañas y el japlous de doblez» (Synonyms,¶ lvi). Japlous se usa del ojo sencillo; véase Nº 2. 2. japlous (aJplou`», 573), simple, sencillo. Se traduce «sincero» en Mat 6:22 (RV; RVR: «bueno»); «simple» (RVR: «bueno»). Véase BUENO, C, Nº 7.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

La sencillez que caracteriza al *niño (hebr. peti; gr. nepios; vulg. parvulus, innocens) tiene aspectos diversos: falta de experiencia y de prudencia, docilidad, ausencia de cálculo, rectitud de corazón que lleva consigo la sinceridad del lenguaje y excluye la malevolencia de la mirada y de la acción. Se opone así­ al discernimiento o a la doblez.

1. Sencillez y sabidurí­a. La sencillez puede por tanto ser un defecto; si consiste en una ignorancia (Prov 14, 18) que hace obrar imprudentemente (Prov 22,3), creer al primero que se presenta (Prov 14,15), ceder a las seducciones del placer de mala ley (Prov 7,7; 9,16; Rom 16,18), es una ligereza mortal (Prov 1,32), indigna de un cristiano (1Cor 14,20). La sabidurí­a libra de ella a los que, a su llamamiento (Prov 1,22; 8,5; 9,4ss), escuchan sus palabras (Prov 1,4). Los hace sabios (Sal 19,8) si se abren a la luz de la palabra de Dios (Sal 119, 130s) con la sencillez que faltó a Eva (2Cor 1,3) y que falta a los que se fí­an de su propia sabidurí­a (Mt 11,25). Esta *fe humilde, condición de la salvación (Me 10,15; 1 Pe 2,2), es el primer aspecto de la sencillez de los hijos de Dios, que no es infantilismo; implica por el contrario una rectitud e integridad (Flp 2,15). cuyo modelo es Job (Job 1,8; 2,3).

2. Sencillez y rectitud. El que busca a Dios debe evitar toda doblez (Sab 1,1): nada debe dividir su corazón (Sal 119,113; Sant 4,8), falsear su intención (1Re 9,4; Eclo 1,28ss), frenar una generosidad que llega hasta a arriesgar la vida (lPar 29,17; 1 Mac 2,37.60), hacer vacilar la confianza (Sant 1,8). No hay subterfugios en su conducta (Prov 10,9; 28, 6; Eclo 2,12) ni en sus palabras (Echo 5,9).

Acoge sencillamente los dones de Dios (Act 2,46) y da sin calcular, con amor sincero (Rom 12,8s; lPe 1,22). Es que su mirada es sencilla; incapaz de hacer mal, sólo pone la mira en la voluntad de Dios y de Cristo cuando debe obedecer a los hombres (Col 3,22s; Ef 6,5ss).

Esta intención única ilumina su vida (Mt 6, 22; Lc 11,34); le hace más prudente que la serpiente; esta pureza de intención está simboliza-da por la sencillez de la paloma (Mt 10,16).

-> Niño – Hipócrita – Perfección – Puro.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas