SOLLICITUDO REI SOCIALIS

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Encí­clica de Juan Pablo II del 30 de Diciembre de 1987 en el XX aniversario de la Encí­clica “Populorum progressio” de Pablo VI. Renueva la doctrina de la Iglesia sobre las relaciones laborales, la necesidad de la justicia social en el mundo del trabajo y el deber de todos los cristianos de promover una sociedad más justa y pací­fica.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Es la segunda encí­clica social de Juan Pablo II; la primera fue LE. La publicación el 30-12-1987 coincide con los veinte años de PP de Pablo VI. La Comisión lustitia et Pax fue la que sugirió la publicación de una encí­clica social en relación a PP. El Papa reafirma en esta encí­clica la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia como parte constitutiva de la Revelación, del Magisterio y de la Teologí­a Moral.

Partes de que consta S.R.S. La encí­clica se compone de una introducción, cinco partes y una conclusión. 1.° La novedad de PR 2.° El mundo contemporáneo. 3.° El auténtico desarrollo humano. 4.° Una lectura teológica de los tiempos modernos. 5.° Algunas orientaciones particulares.

Contenidos de S.R.S.

– Se nos recuerdan las novedades de PP: el carácter ético del desarrollo, la responsabilidad de todos en las cuestiones sociales y la relación entre desarrollo y paz.

– Las novedades ocurridas en los últimos veinte años: hoy tenemos menos esperanzas en las posibilidades del desarrollo. Esta afirmación se constata por los siguientes hechos: hoy hay más personas y pueblos que viven en la miseria, ha aumentado la distancia entre el Norte y el Sur, el subdesarrollo de muchos paí­ses, la falta de viviendas y de trabajo para sectores grandes de la sociedad, y el aumento de la deuda externa de los paí­ses más pobres.

– Las causas de esta alarmante situación según Juan Pablo II son las siguientes: el egoí­smo y la irresponsabilidad de los paí­ses desarrollados, la estructura del sistema económico, la polí­tica de bloques (Este-Oeste) influye en la distancia Norte-Sur, el comercio injusto, los refugiados y el comercio de armas. El Papa también cita algunos aspectos positivos, que aunque son pocos son significativos: una mayor conciencia de los derechos humanos, la interdependencia solidaria en la búsqueda de soluciones, el anhelo común de paz y la concientización de la escasez de los recursos naturales.

-Ante este panorama Juan Pablo II dice que desarrollarse como imagen de Dios engloba todos los aspectos (económico, polí­tico, religioso y ecológico). El desarrollo humano sólo es posible si hay intervenciones humanas explí­citas y eficaces.

El Papa ubica el auténtico desarrollo en la historia de la salvación que comenzó en al creación y que culminó en Jesucristo; este camino se ve constantemente amenazado por el pecado, pues el peor de los males está en la falta de carlidad y de jerarquí­a de valores. La Iglesia es continuadora de la misión de Jesús en la praxis comprometida con un auténtico desarrollo humano según la vocación del hombre creado a imagen de Dios y redimido por Jesucristo.

– Las propuestas concretas para que busquen el desarrollo humano deben fundamentarse en los derechos humanos (igualdad, solidaridad, libertad, verdad y bien), y deben tener en cuenta la máxima naturaleza del cosmos (recursos limitados, calidad de vida y relaciones humanas).

– Al hacer la lectura teológica de la realidad actual de desarrollo humano, el Papa emite los siguientes juicios:

– La búsqueda de beneficios y de poder de cualquier modo es un grave desorden moral.

– Las estructuras injustas tienen que ver con los pecados personales.

– La superación de estos males que impiden un desarrollo auténtico pasa por la conversión de los corazones y la búsqueda del bien común.

– La solidaridad humana se enriquece notablemente desde el amor cristiano que se sustenta en el perdón, la gratuidad y la entrega de la vida a ejemplo de Jesús de Nazaret.

– Las orientaciones concretas que propone Juan Pablo II se refieren a la misma DSI y al cambio de las estructuras. Dice que le DSI es teologí­a moral, es decir, denuncia y anuncio y que debe reflexionar desde la situación de los más pobres. Como cambios estructurales propone las reformas del sistema internacional de comercio y del sistema monetario y financiero mundial, la revisión de los organismos internacionales y un mayor intercambio de tecnologí­as.

— El Papa hace un llamamiento a la colaboración de todos, pues está en peligro la dignidad humana de muchas personas. A los católicos nos recuerda dos cosas: el Reino de Dios no se identifica con ninguna realización humana, y la conexión entre Reino de Dios y Eucaristí­a.

Principales aportaciones de SRS. La encí­clica se centra en el desarrollo humano en el panorama actual y, desde una lectura teológica original y sugerente, termina dando orientaciones concretas sobre temas importantes relacionados con el desarrollo humano. Juan Pablo II pide al socialismo y al capitalismo un cambio profundo en el enfoque y en la promoción del desarrollo humano. El desarrollo humano no se produce de forma automática y hay que excluir una comprensión del desarrollo humano como acumulación de bienes materiales. La paz está vinculada a la justicia y a la solidaridad con que se proyecta el desarrollo humano a escala mundial. Este camino contiene muchos obstáculos polí­ticos y estructurales; el cambio radical de estos es una cuestión moral, no sólo técnica o burocrática, y requiere la implicación de todos.

Jesús Sastre

Vicente Mª Pedrosa – Jesús Sastre – Raúl Berzosa (Directores), Diccionario de Pastoral y Evangelización, Diccionarios “MC”, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001

Fuente: Diccionario de Pastoral y Evangelización

Carta encí­clica de Juan Pablo II, escrita para celebrar el XX aniversario de la Populorum progressio, de Pablo VI, y publicada el 30 de diciembre de 1987.

Después de una introducción (nn. 1 4), que recuerda las lí­neas fundamentales del Magisterio de la Iglesia a propósito de la cuestión social (subrayando dos aspectos complementarios: su continuidad y su renovación) y recuerda la duradeiLa actualidad de la Populorum progressio, la parte 11 (nn. 5-10) examina precisamente los contenidos de la encí­clica de Pablo VI, considerada como ” documento de aplicación de los decretos del concilio” y en particular del espí­ritu de la Constitución Gaudium et spes.

La parte III (nn. 11-26) examina la situación del mundo a finales de los años 80, señalando cómo no puede decirse que sea idéntica a aquella en la que, veinte años antes, tomó forma la Populorum progressio.

La parte 1V (nn. 27-34) afronta el tema del auténtico desarrollo humano, subrayando en particular la exigencia de la globalidad y también el fin último trascendente: “un desarrollo no solamente económico… se mide y se orienta según la realidad y la vocación del hombre visto en su globalidad, o sea, según su parámetro interior” (n. 29). Se recuerda el valor personal, histórico y teológico del trabajo humano, tema en particular de la encí­clica Laborem exercens.

La parte V (nn. 35-40) traza las lí­neas fundamentales para una lectura teológica de los problemas sociales contemporáneos y culmina en la teologí­a de la solidaridad.

Finalmente, la parte VI (nn. 41 -45) trata de algunas orientaciones particulares (especificando que la Iglesia no dispone de soluciones técnicas, que están fuera de su competencia, sino que se presenta como ” experta en humanidad”) y recuerda cómo la doctrina social de la Iglesia no debe considerarse como una tercera ví­a respecto al capitalismo liberal y el colectivismo marxista. Se subrayan algunas prioridades: la apertura internacional de la Iglesia y la opción preferencial por los pobres (que no debe permanecer en el plano de las simples proposiciones teóricas) y la creación de organismos de solidaridad internacional en este sentido.

La parte final menciona de pasada los aspectos válidos y positivos de la teologí­a de la liberación, subrayando que aspirar a la liberación es de suyo algo noble y válido. perfectamente coherente con el auténtico espí­ritu cristiano. Se reafirma la confianza de la Iglesia en los hombres y el espí­ritu universalista del encuentro de los dirigentes de las diversas religiones en Así­s, que se habí­a celebrado el año anterior (27 de octubre de 1986). La encí­clica termina, estando el año mariano en pleno desarrollo, con una apelación a la intercesión de la Virgen Marí­a, cuya “maternal solicitud se interesa por los aspectos personales y sociales de la vida de los hombres en la tierra”.

L. Sebastiani

Bibl.: Texto en MPC, 11, 891-941.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico