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Situación de ánimo irritante y agresiva, por la que las facultades superiores se ponen en estado de desasosiego. La tensión se da a nivel persona o a nivel social.
A la persona humana hay que educarla para que sepa controlar sus propios impulsos y gobernar sus facultades en situaciones de desajuste. Y también para que sepa suscitar reacciones pacificadoras en los entornos sociales (familia, trabajo, círculos de amigos, etc.).cuando se introduce en ellos factores distorsionantes.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa