TIERRA NUEVA

Tierra Nueva (heb. zârets jadâshâh; gr. guen kainen). Término que aparece 2 veces en el AT (ls. 65:17; 66:22) en contextos que describen las bendiciones que habrí­an sido la suerte tanto de la tierra como del pueblo si Israel hubiera obedecido los mensajes de Dios enviados por sus profetas. Sin embargo, Israel falló y, en consecuencia, el cumplimiento literal de estas promesas de acuerdo con su intención y detalles originales se volvió imposible. A pesar de eso, en principio, estas profecí­as se cumplirán en la tierra nueva que será heredada por los santos después del milenio* (Rev_20-22; véase CBA 4:27-40, 369-372). La expresión aparece 2 veces en el NT (2 R 3:13; Rev 21:1), y en ellas se usan 2 palabras para nuevo/a: 1. Néos, que expresa la idea de novedad con respecto al tiempo, y puede ser traducido “nuevo/a”, “reciente”, “joven”. Es lo opuesto de arjáios, “antiguo/a”, “viejo/a”, “original o primitivo”. 2. Kainós, que connota la idea de novedad con respecto a la forma o la cualidad, y puede ser traducido “nuevo/a”, “fresco”, “diferente en cuanto a lo natural”. Se opone a palaiós, “antiguo/a”, “gastado/a”, “estropeado/a”, “dañado/a”. Kainós es el término que el NT usa para describir la “tierra nueva”. Pero el vocablo kainós de Pedro y Juan no es una tierra creada ex nihilo, sino la antigua Tierra recreada, renovada y limpiada de su contaminación por medio del fuego (2Pe 3:10-13; Rev 21:1). Las descripciones de la “tierra nueva” son pocas y breves; sin embargo, presentan una escena del todo deseable: una tierra de paz y seguridad, perfección y felicidad, en la cual no existirán jamás el pecado, la muerte y el dolor (Rev_21; 22). Su capital será la Nueva Jerusalén (Rev 21:2).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico