TORA

Ver Ley, ® Pentateuco.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., torah, dirección, instrucción, ley). Palabra hebreo común para ley, que aparece más de 200 veces en el AT. Se utiliza para la instrucción humana como la que tiene lugar entre padres solí­citos e hijos amados (p. ej., Pro 4:1-2). La ley es a la vez la autoritativa imposición de Dios (Deu 6:1-2) y su amante y solí­cita instrucción para su pueblo.

La división de las Escrituras hebreo en la Ley (Torah), los Profetas y los Escritos viene de tiempos antiguos. Los samaritanos tienen por Escritura sólo el Pentateuco.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

ver, LEY, PENTATEUCO

vet, (heb.: “instruir”). Se refiere a la instrucción en la voluntad del Señor. En el judaí­smo vino a significar especí­ficamente la Ley de Moisés, pero se podí­a referir, también, a las enseñanzas de los profetas, como se utiliza en el judaí­smo rabí­nico posterior y en el NT (cfr. 1 Co. 14:21, donde aparece una cita de Isaí­as, apostillando: “en la ley (gr. “nomos”, trad. del heb. “torá”) está escrito”. (Véanse LEY, PENTATEUCO.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

El término Torah, que significa etimológicamente “enseñanza”, se convirtió en sinónimo de “ley”, traducido al griego de los Setenta y luego por el Nuevo Testamento con nomos; califica a la primera de las tres partes de la Biblia hebrea, el Pentateuco. En Ex 1934 es donde leemos la narración del acontecimiento del don de Dios en el Sinaí­ a Israel: el don de la torá. Es lógico que el marco narrativo y el código legislativo encuentren notables dificultades interpretativas para determinar su época, su género literario, su autor, la consistencia fáctica del acontecimiento. Al indicar con el nombre de Torá el Pentateuco, por un lado se subrayaba la importancia introductoria y básica de los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Exodo, Leví­tico, Números y Deuteronomio; por otro lado se destacaba su contenido principal, dado que en el Pentateuco están contenidos seis o siete códigos legislativos diversos: el “libro del pacto” (Ex 20,2223,33), el decálogo (Ex 20,1-17; Dt 5,6-21), el decálogo o dodecálogo de Ex 34,10-26, las doce maldiciones de Dt 27 14-26, el cuerpo de Dt 22-26, el “código de santidad” (Lv 17-26) y algunos otros códigos de los demás capí­tulos del Lv.

L. Pacomio

Bibl.: R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1964; J Briend, El Pentateuco, Verbo Divino, Estella 1977. W G. Heidt, Introducción al Pentateuco, Mensajero/Sal Terrae, Bilbao/Santander 1972; P. Lenhardt – M. Collin, La Torá oral de los fariseos, Verbo Divino, Estella 1991.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico

Uso de la palabra

Tora (cf. Hiph. de ri1) significa primera “dirección, instrucción”, como por ejemplo, la instrucción de los padres ( Prov., 1,8) o de los sabios (Prov. 3,1). Se utiliza mayormente en referencia a la instrucción divina, especialmente por medio de la revelación a Moisés, a la “ Ley” y a la enseñanza de los profetas relativas a la voluntad de Dios. En el sentido de ley “Tora” se refiere sólo a la Ley Divina. “Tora” se aplica a los libros que contienen la enseñanza de la revelación mosaica y la Ley, es decir, el Pentateuco. En la teología judía Tora significa, primero la totalidad de la doctrina judía, ya sea tomada como base del conocimiento religioso y la conducta, o como base para el estudio. El cuerpo de los escritos bíblicos, especialmente el Pentateuco, al ser la fuente de la enseñanza religiosa y el derecho, el término “Tora” se aplica también a la totalidad de la Escritura (cfr. Blau, “Zur Einleitung in die hl. Schrift”, Budapest, 1894, 16 ss.), o a pasajes de los profetas y la hagiografía por ejemplo, “Ab. Zara”, 17ª, en referencia a Prov. 5,8, y “Sanh.” 91b, en relación con el Sal. 84,5. Sin embargo, la expresión significa generalmente el Pentateuco. En pasajes como WKTWBYM HTWRH MSHWLSHT TWRH NBYAYM (“la Escritura [Tora] consiste de tres partes, Tora, Profetas y los Hagiógrafa” [Midrash Tanchuma a Éx. 19,1]). “Tora” se utiliza en dos sentidos: uno general, que denota toda la Escritura; el otro especial, que denota el Pentateuco. En cualquier otro lado (Siphre a 32, 13-135b 24) la Tora se distingue claramente de los libros que no forman parte del Pentateuco, comparando la miqra con la Tora. Además de la Tora “escrita”, el judaísmo, que se aferra a la tradición, habla de una Tora oral, los comentarios y ordenanzas que ponen en vigor las leyes contenidas en el Pentateuco. Se reclama que esta Tora oral fue revelada por Moisés y ha sido preservada en Israel por la tradición (vea Talmud).

Tora en el sentido restringido del Pentateuco

La Tora relata las medidas preparatorias para y el establecimiento de la teocracia del Antiguo Testamento, y contiene las instituciones y leyes en que esta teocracia encontró su expresión visible. El propio Antiguo Testamento llama a toda la obra por su contenido principal (ha) tora o sefer ha-tora, es decir, “el libro de la Tora”, como en [[[Nehemías | Neh.]] 8,2; para enfatizar su origen divino es llamada torath Yahwe, sefer torath Yahwe ( Esd. 7,10; 1 Crón. 16,40; Neh. 8,8), y sefer torath Yahwe Elohim (Neh. 9,3), y sefer torath Yahwe Elohim (Neh. 9,3); mientras que sefer torath Moshe (Neh. 8,1), sefer Moshe (Esd. 6,18; Neh. 13,1; 2 Crón. 25,4; 35,12) indican su autor. El Talmud y escritos judíos posteriores llaman al Pentateuco sefer (ha) Tora; el nombre se usa siempre como si toda la obra hubiese sido escrita como un rollo (megilla) para uso en el servicio divino. Si el libro es escrito en cinco rollos o en forma de libro se le llama hamisha humeshe (ha) tora, “los cinco quintos de la ley”. Esta división en cinco partes es antigua y en tiempos de Nehemías sirvió como modelo para la división del Salterio en cinco libros. Los judíos generalmente llamaban a los libros individuales por la primera palabra: (1) bereshith; (2) shemoth o we’elle shemoth, (3) wayyiqra; (4) bemidbar o wayyedabber; (5) debarim o ‘elle-ha-debarim (cf. un escritor tan temprano como Orígenes sobre el Sal. 1: Bresith, O’ualesmoth, O’uikra, ‘Elle addebarim). También hay nombres que indican el contenido principal de los libros, como los dados a Levítico, Números y Deuteronomio: torath kohanim; “ley de los sacerdotes”, por ejemplo en “Meg”. III, 6; homesh-ha piqqudim, “el quinto de los numeradores”, como en “Yoma”, VII, 1, mishne tora, es decir, Deuteronomio, como en Masora a Deut. 17,18. Por otro lado sefer yecira, “libro de la creación”, en Sanh., 62b, y nezigin, “heridas”, Masora a Gén. 24,8, no se deben aplicar, como se hace a menudo, a Génesis y a Éxodo; éstas se refieren sólo al relato de la creación y a Éx. 21,22.

Otro método de división es aquel en que se indican los párrafos o parashiyyoth (sing.) en los rollos de la Tora usada en las sinagogas. En los “midrashim” antiguos estas divisiones son llamadas parashiyyoth pethuhoth, “parashiyyoth abierto”; o parashiyyoth sethumoth, “parashiyyoth cerrado”. En el primer caso, la porción de la línea siguiente a la última palabra es dejada en blanco; en el segundo, la terminación del párrafo está indicada al dejar parte de la línea en blanco. Tales párrafos son llamados “pequeños parashiyyoth” y en las ediciones impresas de la Biblia se indican generalmente como xx o xx. El Pentateuco tiene en total 290 parashiyyoth abiertos y 379 cerrados. Al citarlos se les llama generalmente según el contenido principal (como: Baba bathra 14a: a 1)n’4 es decir, Núm. 22,2 – 24,25), pero a veces después de las primeras palabras (como Ta’anith IV, 3, los primeros seis parashiyyoth del Génesis). Los parashiyyoth son considerados como la disposición de las divisiones del Pentateuco de acuerdo a sus contenidos; pero no se conoce con certeza la base de la distinción entre parashiyyoth abiertos y cerrados.

Otra división de la Tora está relacionada con la lectura de lecciones leídas en la sinagoga en el sábado, una práctica que es narrada en Hch. 15,21, ’ek geneôn ’archaíon, como muy antigua (cfr. también Josefo, “Contra Apion.”, II, XVII). Era costumbre en Palestina tener un ciclo de tres años de estas lecturas (Meg.,29b); algunos escritores dicen que también existía un ciclo de tres y medio años. Por lo tanto, el Pentateuco está dividido en 154 – 175 secciones o sedarim (sing.). Aunque estos sedarim no están indicados en nuestras Biblias, son importantes para entender la estructura del antiguo “midrashim” (cfr. Büchler, “The Reading of the Law and Prophets in a Triennial Cycle” en “Jew. Quart. Rev.”, V, 420 ss., VI, 1 ss., VIII, 528 ss). En el curso del tiempo se adoptó un ciclo anual, que primero adquirió autoridad entre los judíos de Babilonia, y que actualmente es aceptado por prácticamente todas las comunidades judías. Maimónides (Hilhoth Tephila, XIII,1) la llama la costumbre prevaleciente de su época (siglo XII), pero dice que algunos leen el Pentateuco en tres años, lo cual, de acuerdo a Benjamín de Tudela, era la práctica alrededor de 1170 entre comunidades diseminadas en Egipto (cfr. Jew Quart. Rev., V, 420).

En este ciclo de un año el Pentateuco está dividido en 54 lecturas sabatinas generalmente llamadas parashiyyoth grandes. Un año intercalar judío, que consiste de 13 meses lunares, contiene 53 sábados, y la sección final siempre se lee en el día de la “alegría de la Ley”, es decir, el noveno día después de la Fiesta de las Tiendas (vigésimo tercer día de Tishri). En los años ordinarios, en los que hay 47 sábados, se unen dos parashiyyoth en cada uno de los siete sábados a fin de completar el número. En el Génesis hay doce parashiyyoth sabatinos, 11 en el Éxodo, 10 en cada uno de Levítico y Números, y 11 en el Deuteronomio. Son llamados como y citados por sus primeras palabras. En las ediciones impresas de la Biblia son indicados, pues son también las primeras palabras de los parashiyyoth abiertos o cerrados, por tet o CPP, con excepción de la lección duodécima al principio de la cual (Gén. 47,28) sólo debía permanecer en blanco el ancho de una letra. Respecto a la distribución de los 54 parashiyyoth para el año, vea Loeb, “Rev. des études juives”, VI, 250 ss.; Derenbourg, ibid., VII, 146 ss.; Schmid, “Überverschiedene Einteilungen der hl. Schrift” (Graz, 1892), 4 ss.

La Antigua Sinagoga y el Talmud sostienen firmemente la autoría mosaica de la Tora, pero hay dudas respecto a cierto número de pasajes. En “Baba bathra” 15 sólo se le asignan a otro autor los últimos ocho versos del Deuteronomio, los cuales hablan de la muerte y entierro de Moisés. Por otra parte Simeón (loc. cit.) enseña, refiriéndose a Deut. 31,26, que esos versos también fueron escritos por Moisés bajo la dirección divina (cf. también Josefo, “Antiq Jud.”, IV, VIII, 48). Durante la Edad Media se expresaron dudas en cuanto a la posibilidad de que Moisés escribiera algunas oraciones; por ejemplo, por Rabbi Yishaq (a Gén. 36,11) a quien se le oponía Aben Ezra, y así como por Aben Ezra mismo (a Gén. 12,6; Ex. 25,4; Deut. 1,1; 31,22). Tomadas en su conjunto, inclusive en los siguientes periodos, la creencia en la autoría mosaica permaneció indiscutido, al menos por los judíos ortodoxos. Ellos mantuvieron, además, el origen divino de toda la Tora, y los ocho de los trece artículos de fe formulados por Maimónides e incorporados a los devocionarios señalan: “Creo con fe plena que toda la Tora como está en nuestras manos es aquella que fue entregada a nuestro maestro Moisés, que esté en Paz” (vea Pentateuco).

Fuente: Schühlein, Franz. “Torah.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912.
http://www.newadvent.org/cathen/14779c.htm

Traducido por el Lic. Felipe de la Mata Pizaña. lhm.

Fuente: Enciclopedia Católica