UR DE LOS CALDEOS

El hogar primero de Abraham (Gen 11:28, Gen 11:31; Gen 15:7; Neh 9:7), situado en el sur de la Mesopotamia, a unos 233 km al sudeste del sitio de la antigua Babilonia. La educación estaba bien desarrollada en Ur, ya que se ha encontrado allí­ una escuela con su colección de tabletas de arcilla. Los alumnos aprendí­an a leer, escribir y diversas formas de aritmética. El comercio estaba bien desarrollado. Allí­ se adoraba al dios luna, Nanna. Se han hallado el templo, ziggurat, y otros edificios usados en relación con la adoración de esta deidad pagana; en las paredes de las casas habí­a í­dolos en nichos privados.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

tip, CIUD ARQU PUEM

sit, a4, 511, 297

vet, Ciudad natal de Abraham (Gn. 11:28, 31; 15:7; Neh. 9:7), situada en Sumer, paí­s más tarde llamado Babilonia, que finalmente serí­a dominado por los caldeos, En la actualidad recibe el nombre de Tell al Muqayyar (ár.: “colina de betún”), en la Baja Babilonia, sobre la ribera occidental del Eufrates. Al noreste, a no mucha distancia, se hallaba Uruk, y al suroeste Eridu. En 1854 se iniciaron las excavaciones, dirigidas por J. E. Taylor, que fue el primero en identificar aquellas ruinas como Ur. Patrocinado por el Museo Británico, las investigaciones fueron reemprendidas en 1918 por H. R. Hall. Sir Leonard Woolley siguió las exploraciones a partir de 1922, hasta 1934, encabezando una expedición conjunta del Museo Británico y del Museo de la Universidad de Filadelfia. Cuando Abraham partió de ella (Gn. 11:28; Hch. 7:2) era una ciudad grande y próspera, gran centro comercial y puerto de mar sobre el golfo Pérsico. Desde entonces, la deposición de materiales en el golfo ha hecho avanzar la lí­nea costera, dejando la situación de Ur muy tierra adentro. Las famosas tumbas reales (de alrededor del año 2500 a.C.) contení­an admirables tesoros de orfebrerí­a y de joyas, armas laboriosamente adornadas con piedras preciosas, arpas con diversas ornamentaciones de metales preciosos. El tocado que adornaba la cabeza de la reina Shubad es particularmente célebre. Otros hallazgos fueron más tétricos: los restos de muchos siervos y siervas en actitud de servicio, que habí­an sido asesinados ritualmente para que acompañaran a sus señores al otro mundo, entre ellos nueve damas de la corte, soldados de la guardia, criados, músicos, etc. Esto da una indicación del penoso estado en que estaba sumido el mundo idólatra de Ur, y que Abraham fue llamado a abandonar. Ur ha llegado a ser uno de los lugares más conocidos de la parte meridional de Babilonia. Woolley da una descripción detallada del culto de Nannar, el dios lunar patrón de la ciudad, y de Ningal (“Abraham”, 1949; “Ur of the Chaldees”, 1952). Las excavaciones han documentado asimismo el elevado grado de cultura en aquella civilización, en la época de Abraham, con una estructura socio-religiosa muy compleja, una escritura desarrollada, y una matemática avanzada; se hallaron, además de tablas de multiplicar y dividir, ejercicios de raí­ces cuadradas y cúbicas y de geometrí­a práctica. En base a la cronologí­a del texto masorético, la vida de Abraham transcurrió, al menos en parte, en la época del Nuevo Imperio sumero-acádico de Ur-Nammu, el fundador de la poderosa dinastí­a III de Ur (alrededor del 2070- 1960 a.C.). Estos famosos reyes asumieron el nuevo tí­tulo de “Reyes de Sumer y de Acad”. La obra más considerable de Ur-Nammu fue la erección del gran zigurat de Ur que Abraham seguramente conoció, lo mismo que José más tarde las pirámides de Egipto. Este zigurat es el ejemplar mejor conservado de este tipo de arquitectura de la primitiva Babilonia. A la luz de estos descubrimientos se puede comprender mejor lo que significó para Abraham dejar una civilización tan sofisticada y lujosa, con sus seguridades y medios materiales, para lanzarse, humanamente hablando, a la ventura, a dar el paso de fe siguiendo el llamamiento de Dios, que lo separaba de aquel lugar religiosa y moralmente depravado, para hacer de él el depositario de Su revelación y de las promesas de la redención. Bibliografí­a: Cram, C. W.: “Dioses, tumbas y sabios” (Ed. Orbis, Barcelona, 1985); Free, J. P.: “Archaeology and Bible History” (Van Kampen Press, Wheaton, 1950); Frymer-Kensky, T., McPherson, W., y Zettler, R. L.: “Sumer”, Biblical Archaeology Review, vol. X, n.º 5, sept./oct. 1984, PP. 56-64; Vos, H. F.: “Genesis and Archaeology” (Moody Press, Chicago, 1963).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

La ciudad de donde salieron Taré y Abram para ir a Harán (Gn. 11.28, 31; 15.7; Neh. 9.7). Esteban consideraba que se encontraba en la Mesopotamia (Hch. 7.2, 4). Una antigua identificación del heb. ˒ûr con Urfa (Edesa), 32 km al NO de Harán, es improbable por razones filológicas, y Ura˓ es el nombre de varios lugares conocidos en Asia Menor. Más todavía, esa identificación requeriría que Abraham volviese sobre sus pasos hacia el E antes de encaminarse hacia el O en dirección a Canaán. Esta equiparación exige que la “Caldea” que identifica al lugar se equipare con Haldai (parte de la antigua Armenia). Los *caldeos eran semitas conocidos en Babilonia desde por lo menos fines del 2º milenio a.C., pero no existen referencias a su presencia en el N de la Mesopotamia. La LXX tiene “la tierra (jōra) de los caldeos”, quizá por falta de familiaridad con el lugar. Sin embargo, Eupolemo (ca. 150 a.C.) se refiere a Ur como una ciudad de Babilonia llamada Camarina (“la luna”) u Ouria. La interpretación talmúdica de Ur como Erec es improbable por cuanto este último lugar se distingue en Gn. 10.10.

La identificación que se acepta en forma más general es con el antiguo sitio de Ur (Uri), el actual Tell el-Muqayyar, 14 km al O de Nasiriyeh sobre el río Éufrates en el S de Irak. Las excavaciones en este sitio en 1922–34 por la expedición conjunta del Museo Británico y el Museo de la Universidad de Filadelfia, bajo la dirección de Sir C. L. Woolley siguió la historia del sitio desde el período de Al Ubaid (5º milenio a.C.) hasta que fue abandonado alrededor del 300 a.C. Se hicieron muchos descubrimientos espectaculares, especialmente en los cementerios reales del 3º período dinástico primitivo (ca. 2500 a.C.). Debajo de estos una capa de sedimento se identificó inicialmente con el diluvio de la épica de Gilgamés y de Génesis (véase ahora Iraq 26, 1964, pp. 65ss). Las ruinas de la torre templo (zigurat) edificada por Ur-Nammu, fundador de la próspera 3º dinastía (ca. 2150–2050 a.C.) todavía dominan el lugar (* Babel). La historia y la economía de la ciudad se conocen perfectamente sobre la base de miles de tablillas inscritas y los muchos edificios encontrados en el lugar. La deidad principal era Nannar (semítico Sin o Suen), que también era adorada en Harán. La ciudad fue luego gobernada por los reyes neobabilónicos (caldeos) de Babilonia.

Bibliografía. °L. Woolley, Ur de los caldeos, 1929; W. Keller, Y la Biblia tenía razón, 1958, pp. 23–37; S. Moscati, Las antiguas civilizaciones semíticas, 1960, pp. 33; C. F. Pfeiffer, “Ur”, °DBA, pp. 696–705; G. Goossens, “Ur”, °EBDM, t(t). VI, cols. 1141–1145; R. de Vaux, Historia antigua de Israel, 1975, t(t). I, pp. 193–199.

C. L. Woolley, Excavations at Ur, 1954; H. W. F. Saggs, “Ur of the Chaldees”, Iraq 22, 1960; C. J. Gadd; “Ur”, AOTS, 1967, pp. 87–101; CAH, 1/2, 1971, pp. 595–617; Orientalia 38, 1969, pp. 310–348.

D.J.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico