VEJEZ
Job 5:26 vendrás en la v a la sepultura, como la
Psa 71:9, 18 no me deseches en tiempo de la v
Psa 92:14 aun en la v fructificarán; estarán
Pro 16:31 corona de honra es la v que se halla en
Pro 20:29 la hermosura de los ancianos es su v
Isa 46:4 y hasta la v yo mismo .. os soportaré yo
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Período de la vida animal y vegetal en el que el organismo vivo sufre progresiva decadencia hasta llegar a la muerte. En cuanto hecho biológico, igual que la infancia, no tiene especial significado.
En cuanto se da en el hombre, ser inteligente, requiere respeto por parte de los demás y comprensión y aceptación para parte propia. (Ver Ancianidad. Ver Tercera edad)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
La tercera edad es verdaderamente un tiempo difícil de la existencia humana. Estamos ante un problema absolutamente fundamental de la vida del hombre, ese problema del que el Qoelet (Eclesiastés), en el último capítulo, dice estas palabras inolvidables: «Ten en cuenta a tu Creador en los días de tu juventud, antes de que lleguen los días malos y se acerquen los años de los que digas: «No me gustan»». Este pasaje bíblico expresa de manera muy fuerte lo que para el hombre significa envejecer. Dicha experiencia no se reduce a seguir cumpliendo años, sino que más bien consiste en el drama que cada uno de nosotros vive y vivirá por la disminución de sus fuerzas físicas y psíquicas, por la multiplicación de los obstáculos y de los achaques y, por tanto, por la situación de sufrimiento —profundo, y a menudo difícil de comunicar— que se produce. Este drama, en cierto modo, no se puede resolver si no es a partir del hombre mismo. No habrá ninguna asistencia, ni siquiera de tipo «sueco», que impida la desesperación de los ancianos. En cambio, es el propio hombre el que es llamado a regenerarse desde dentro, mediante esos valores perennes y definitivos que le permitirán superar la repugnancia y el sufrimiento de ver que empiezan a faltarle los valores temporales. Al anciano tenemos que ayudarle a comprender que puede revalorizarse, aunque haya inevitablemente perdido facultades. Tiene que saber que su experiencia y su sabiduría son permanentes. Hay que saber ayudar a las personas de manera eficaz, lo cual es dificilísimo. No se les puede hablar con crudeza, pero tampoco se les puede dar ilusiones. Entre estos dos extremos, hay que hallar el espacio de la palabra que nos sugiere la caridad, que tiene la sensibilidad de entender cuál es el punto neurálgico y de darle un respiro a la persona, que de este modo se siente comprendida en su drama, un drama que es prácticamente imposible de comunicar, y que tanto se parece al de Jesús cuando en Getsemaní se vio de repente ante un destino que no podía eludir.
Carlo María Martini, Diccionario Espiritual, PPC, Madrid, 1997
Fuente: Diccionario Espiritual
Véanse ENVEJECER, VEJEZ, VIEJO.
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento