VERSIONES

Con este término se hace referencia a las traducciones de la Biblia de los idiomas hebreo, arameo y griego a otras lenguas. La obra de traducir ha hecho disponible la Palabra de Dios a miles de millones de personas que no entienden los idiomas originales de la Biblia. Las versiones primitivas de las Escrituras aparecen en la forma de manuscritos, es decir, de copias escritas a mano. Sin embargo, desde la llegada de la imprenta han aparecido muchas versiones o traducciones, de las que por lo general se han publicado grandes cantidades de ejemplares. Algunas versiones se han preparado directamente a partir de los textos bí­blicos en hebreo y griego, mientras que otras son versiones de traducciones anteriores. (CUADRO, vol. 1, pág. 321.)
Las Escrituras se han publicado, en su totalidad o en parte, en más de 1.900 idiomas. Teniendo en cuenta el alcance de estos idiomas, el 98% de la población de la Tierra puede tener acceso al menos a parte de la Biblia. Un examen de las versiones o traducciones de las Escrituras será instructivo y hará que nos sintamos agradecidos a Jehová Dios por la manera maravillosa de conservar su Palabra para el beneficio de millones de personas.

Las versiones antiguas de las Escrituras Hebreas. En la actualidad posiblemente existen 6.000 manuscritos antiguos de las Escrituras Hebreas completas o de partes de ellas escritos en hebreo (con la excepción de unas cuantas porciones escritas en arameo). Aún existen hoy también muchos manuscritos de versiones o traducciones de las Escrituras Hebreas a diversos idiomas. Algunas versiones se han traducido de traducciones anteriores del hebreo. Por ejemplo, la porción de las Escrituras Hebreas de la Versión Latina Antigua se tradujo de la Septuaginta o Versión de los Setenta, una traducción griega de las Escrituras Hebreas. Sin embargo, algunas versiones antiguas de las escrituras hebreas (la Septuaginta, los targumes arameos, la Versión Peshitta siriaca y la Vulgata latina) se tradujeron directamente del hebreo y no de una versión griega o en algún otro idioma.

El †œPentateuco† samaritano. Después de la deportación de la mayor parte de los habitantes de Samaria y de los miembros del reino de diez tribus de Israel en el año 740 a. E.C., los asirios introdujeron en aquellos territorios a gente pagana que provení­a de otras regiones del imperio. (2Re 17:22-33.) Con el tiempo, los descendientes de los que se quedaron en Samaria junto con los que llevaron los asirios recibieron el nombre de samaritanos. Estos aceptaban los cinco primeros libros de las Escrituras Hebreas, y aproximadamente en el siglo IV a. E.C., produjeron el Pentateuco samaritano, que en realidad no es una traducción del Pentateuco hebreo original, sino una transliteración del texto en caracteres samaritanos que incluye algunas expresiones idiomáticas propias de ese pueblo. De los manuscritos que se conservan del Pentateuco samaritano, tan solo unos pocos son anteriores al siglo XIII E.C. La inmensa mayorí­a de las aproximadamente 6.000 diferencias que hay entre los textos samaritanos y hebreos no tiene ninguna importancia. Una variación de interés aparece en Exodo 12:40, donde el Pentateuco samaritano corresponde con la Septuaginta.

Los targumes. Los †œtargumes† eran traducciones libres o paráfrasis de las Escrituras Hebreas al arameo. Es probable que adoptaran la forma definitiva actual aproximadamente después del siglo V E.C. Uno de los principales targumes, el †œTargum de Onkelos† del Pentateuco, es bastante literal. Otro, el llamado Targum de Jonatán, o Targum de Jerusalén, de los Profetas, es menos literal. En la actualidad se conservan los targumes del Pentateuco, de los Profetas y, de fecha más tardí­a, de los Hagiógrafos.

La †œSeptuaginta† griega. La Septuaginta o Versión de los Setenta (a menudo designada LXX) fue utilizada por los judí­os y los cristianos de habla griega tanto en Egipto como en otras partes. Se cree que se empezó a trabajar en esta traducción en Egipto en los dí­as de Tolomeo Filadelfo (285-246 a. E.C.), cuando, según la tradición, 72 eruditos judí­os tradujeron al griego el Pentateuco. Más tarde, por alguna razón se empleó el término †œsetenta†, y se llamó a esa traducción del Pentateuco Versión de los Setenta o Septuaginta, que significa †œSetenta†. Con el tiempo se fueron añadiendo el resto de los libros de las Escrituras Hebreas (por diversos traductores con diferentes estilos: algunos bastante literales, otros, muy libres), hasta que finalmente se acabó la traducción de las Escrituras Hebreas durante el siglo II a. E.C., posiblemente para el año 150 a. E.C. Después, se llegó a conocer toda la obra como la Septuaginta. Los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas citan a menudo de esta traducción. Los escritos apócrifos debieron insertarse en la Septuaginta tiempo después de que se terminara. (Véase APí“CRIFOS, LIBROS.)
Uno de los manuscritos más antiguos de la Septuaginta es el Papiro 957, Papiro de Rylands III. 458, que se conserva en la biblioteca de John Rylands, de Manchester (Inglaterra). Data del siglo II a. E.C. y consiste en porciones de Deuteronomio (23:24–24:3; 25:1-3; 26:12, 17-19; 28:31-33). Otro manuscrito, del siglo I a. E.C., es el Papiro Fuad núm. 266 (en posesión de la Société Egyptienne de Papyrologie, El Cairo), que contiene partes de la segunda mitad de Deuteronomio según la Septuaginta. En diversos pasajes de este manuscrito en griego aparece el Tetragrámaton (YHWH en español) en caracteres hebreos antiguos. (Véanse GRABADO, vol. 1, pág. 326; JEHOVí.)
De modo que la Septuaginta griega se ha conservado en numerosos manuscritos, muchos fragmentarios y otros bastante completos. Cabe mencionar que el texto de la Septuaginta se ha conservado en los tres famosos manuscritos escritos con letras unciales sobre vitela: el Manuscrito Vaticano núm. 1209 y el Manuscrito Sinaí­tico, ambos del siglo IV E.C., y el Manuscrito Alejandrino, del siglo V E.C. En el Manuscrito Vaticano núm. 1209, la Septuaginta está casi completa; sin embargo, se ha perdido parte de las Escrituras Hebreas antes incluidas en el Manuscrito Sinaí­tico. La del Manuscrito Alejandrino es bastante completa, aunque le faltan porciones de Génesis, Primero de Samuel y Salmos.

Las versiones griegas posteriores. En el siglo II, Aquila, un prosélito judí­o del Ponto, hizo una nueva traducción al griego, muy literal, de las Escrituras Hebreas. Esta traducción ha desaparecido, salvo algunos fragmentos, así­ como citas que de ella hacen escritores antiguos. Otra traducción griega del mismo siglo es la de Teodoción. Al parecer, lo que hizo fue una revisión de la Septuaginta o de alguna otra versión griega de las Escrituras Hebreas, aunque tuvo en cuenta el texto hebreo. En la actualidad no existe ninguna copia completa de la Versión de Teodoción. Otra versión griega de las Escrituras Hebreas de la que no existe ninguna copia completa es la de Sí­maco. Su traducción, hecha probablemente alrededor de 200 E.C., intentó transmitir el sentido correcto sin caer en el literalismo.
Alrededor del año 245 E.C., Orí­genes, un eminente erudito de Alejandrí­a (Egipto), terminó una versión gigante y múltiple de las Escrituras Hebreas llamada Héxapla (que significa †œséxtupla†). Aunque existen fragmentos de ella, no ha quedado ninguna copia manuscrita completa. Orí­genes dispuso el texto en seis columnas paralelas que contení­an: 1) el texto consonántico hebreo, 2) el texto hebreo transliterado al alfabeto griego, 3) la versión griega de Aquila, 4) la versión griega de Sí­maco, 5) la Septuaginta, revisada por Orí­genes para que correspondiera más exactamente con el texto hebreo y 6) la versión griega de Teodoción. En los Salmos, usó versiones anónimas, a las que llamó Quinta, Sexta y Séptima. También utilizó la Quinta y Sexta en otros libros.

Las Escrituras Griegas Cristianas. A partir del siglo II se hicieron traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al sirio (un dialecto arameo). A una versión siriaca de importancia especial, que consiste en una armonización de los cuatro evangelios, se la conoce como el Diatessaron, de Taciano, y data del siglo II E.C. Es posible que esta obra se escribiese originalmente en Roma en griego y más tarde el mismo Taciano la tradujera al sirio en Siria, pero no se puede asegurar. En la actualidad se conserva una traducción al árabe del Diatessaron, además de un pequeño fragmento en vitela del siglo III en griego y una traducción armenia de un comentario sobre la mencionada traducción al árabe, perteneciente al siglo IV, y que contiene largas citas de este texto.
Hay también algunos manuscritos incompletos de una antigua versión siriaca de los evangelios (una traducción aparte del Diatessaron), la Curetoniana y los Evangelios Siriacos Sinaí­ticos. Aunque estos manuscritos probablemente se copiaron en el siglo V, es probable que procedan de un texto siriaco más antiguo. Puede que la versión original se haya hecho del griego alrededor del año 200 E.C. Es muy probable que en un tiempo hubiese traducciones antiguas siriacas de otros libros de las Escrituras Griegas Cristianas, pero no han llegado hasta nuestros dí­as. En la Versión Peshitta siriaca, del siglo V E.C., se hallan todos los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, excepto Segunda de Pedro, Segunda y Tercera de Juan, Judas y Revelación. Hacia el año 508 E.C., Filóxeno, obispo de Hierápolis, hizo que Policarpo revisase las Escrituras Cristianas de la Peshitta, y esta fue la primera vez que Segunda de Pedro, Segunda y Tercera de Juan, Judas y Revelación se añadieron a una versión siriaca.
Las Escrituras Griegas Cristianas ya estaban traducidas al latí­n para finales del siglo II E.C. También estaban disponibles en egipcio para aproximadamente mediados del siglo III E.C.

Las versiones antiguas de la Biblia completa. La Versión Peshitta siriaca, utilizada por los de habla siria que profesaban ser cristianos, fue de uso general a partir del siglo V E.C. La palabra †œPeshitta† significa †œsencilla†. Las Escrituras Hebreas son básicamente una traducción del hebreo hecha probablemente durante el siglo II o III E.C., aunque en una revisión posterior se efectuó un cotejo con la Septuaginta. En la actualidad existen numerosos manuscritos de la Peshitta, el más valioso de los cuales es un códice del siglo VI o VII conservado en la Biblioteca Ambrosiana de Milán (Italia). Un manuscrito de la Peshitta que contiene el Pentateuco (en el que falta Leví­tico) tiene una fecha que corresponde aproximadamente al año 464 E.C., lo que lo convierte en el manuscrito bí­blico fechado más antiguo en cualquier lengua.

Versiones latinas antiguas. Probablemente comenzaron a aparecer a finales del siglo II E.C. La Biblia completa en latí­n al parecer ya se utilizaba en Cartago, en el N. de ífrica, al menos para el año 250 E.C. Las Escrituras Hebreas de la Septuaginta (que todaví­a no habí­a revisado Orí­genes) se tradujeron al latí­n antiguo, pero las Escrituras Cristianas no se tradujeron de otra versión, sino directamente del griego. Es posible que se hayan hecho diversas traducciones, o al menos varios traductores trabajaran en la Versión Vetus Latina o Latina Antigua. Los eruditos a menudo se refieren a dos tipos básicos de texto de la Latina Antigua: el africano y el europeo. En la actualidad se conservan más de 50 manuscritos y fragmentos del Nuevo Testamento perteneciente a las versiones latinas antiguas.

Vulgata latina. La Vulgata latina es una versión de la Biblia que hizo el erudito bí­blico más importante de aquel tiempo, Eusebius Hieronymus, más conocido como Jerónimo. Primero emprendió una revisión de la Versión Latina Antigua de las Escrituras Cristianas cotejándola con el texto griego; comenzó con los evangelios, que publicó en el año 383 E.C. Entre 384 y 390 E.C. aproximadamente, hizo dos revisiones de los Salmos de la Versión Latina Antigua con la Septuaginta. A la primera revisión se la conoce como el Salterio Romano, y a la segunda, como el Salterio Galicano, debido a que fueron adoptadas primero en Roma y en la Galia. Jerónimo también tradujo los Salmos directamente del hebreo, obra que recibió el nombre de Salterio Hebreo. No se sabe con seguridad cuándo exactamente terminó su revisión de las Escrituras Cristianas de la Versión Latina Antigua. Empezó a revisar las Escrituras Hebreas, pero al parecer no llegó a acabar esa revisión, sino que prefirió traducir directamente del hebreo (aunque también consultaba versiones griegas). Trabajó en su traducción del hebreo al latí­n desde aproximadamente el año 390 hasta el 405 E.C.
En un principio la versión de Jerónimo se recibió con hostilidad general, pero poco a poco fue consiguiendo una amplia aceptación. Debido a la aceptación general que recibió en Europa occidental, se la llegó a llamar la Vulgata, es decir, versión aceptada comúnmente (vulgata es la forma femenina del adjetivo latino vulgatus, que significa †œcomún; divulgado†). La traducción original de Jerónimo sufrió diversas revisiones, y la Iglesia católica romana convirtió la revisión del año 1592 en su edición normalizada. En la actualidad existen miles de manuscritos de la Vulgata.

Otras traducciones antiguas. La expansión del cristianismo hizo necesarias otras versiones. Al menos para el siglo III E.C., ya se habí­a hecho la primera traducción de las Escrituras Griegas Cristianas para los coptos egipcios. En Egipto se hablaban diversos dialectos coptos, y con el tiempo se produjeron varias versiones coptas. Las más importantes son la Versión Tebaica o Sahí­dica del Alto Egipto (en el S.) y la Bohaí­rica del Bajo Egipto (en el N.). Estas versiones contienen tanto las Escrituras Hebreas como las Griegas Cristianas y probablemente datan de los siglos III y IV E.C.
La Versión Gótica se hizo para los godos durante el siglo IV E.C., mientras estos se hallaban en Mesia (Serbia y Bulgaria). En esta versión faltan los libros de Samuel y los Reyes, que se omitieron al parecer porque el traductor, el obispo Ulfilas, pensaba que serí­a peligroso incluir en una versión para los godos estos libros que hablan de la guerra y también contienen información contra la idolatrí­a.
La Versión Armenia de la Biblia data del siglo V E.C., y probablemente se preparó a partir de los textos griego y siriaco. La Versión Georgiana, hecha para los georgianos del Cáucaso, se completó hacia finales del siglo VI E.C., y aunque evidencia influencia griega, tiene una base armenia y siriaca. La Versión Etiópica, usada por los abisinios, data posiblemente de los siglos IV o V E.C. Asimismo, hay varias versiones árabes antiguas de las Escrituras. Las traducciones de algunas partes de la Biblia en árabe pueden datar incluso del siglo VII E.C., pero el registro más antiguo es el de una versión realizada en España en el año 724 E.C. La Versión Eslava se realizó en el siglo IX E.C. y se atribuye a dos hermanos: Cirilo y Metodio.

Fuente: Diccionario de la Biblia