VID Y SARMIENTOS
(-> vendimia, vino, eucaristía). El evangelio de Juan había presentado el tema de la «sangre de Jesús», de una forma polémica, en Jn 6,53-56, en el contexto del discurso sobre el pan de vida. En otro lugar desarrolla el tema de la vid y los sarmientos, pero en forma de revelación y no de controversia: «Yo soy la Vid verdadera, y mi Padre el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé fruto más pleno. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí…» (Jn 15,1-5). Recogiendo y culminando diversos temas del Antiguo y Nuevo Testamento, Juan ha presentado en la Cena de Jesús esta alego ría, donde desemboca y culmina su visión eucarística. Esta es una alegoría cristológica: sólo Jesús es la Vid que florece, madura y da vino abundante sobre el mundo. La palabra central del pasaje habla de unirse a Jesús, permanecer en él, como un sarmiento que recibe de la viña buena la savia de la vida, pues Jesús es la viña del vino que alegra a «dioses y hombres», es decir, a todos los vivientes (como decía de forma hermosa Je 9,13). Jesús aparece así como árbol abundante, sagrado, del que mana la savia de vida para todos los que quieran bebería agradecidos. En ese contexto resulta esencial la importancia de los sarmientos, es decir, de los creyentes. Central es la vid, pero en ella resultan esenciales las ramas, es decir, los cristianos que aceptan y beben el vino del Cristo, convirtiéndose con él en verdadera eucaristía. Ciertamente, los sarmientos nada pueden sin la Vid, no tienen savia para vino. Pero la Vid tampoco puede extenderse jubilosa por la tierra, dando frutos de abundancia sin sarmientos. Desde esta perspectiva se comprende la palabra del Cristo eucarístico de Juan cuando proclama: «quien cree en mí hará las obras que yo hago, y las hará incluso mayores, pues yo voy hacia el Padre» (Jn 14,12). Hizo Jesús mucho cuando estaba sobre el mundo; pero ahora, desde el Padre, a través de sus discípulos, realiza aún gestos superiores.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra