VIENTO

v. Tempestad, Torbellino
Gen 8:1 e hizo pasar Dios un v sobre la tierra
Exo 15:10 soplaste con tu v; los cubrió el mar
1Ki 19:11 un .. v .. Jehová no estaba en el v
Job 1:19 un gran v vino del lado del desierto y
Job 28:25 al dar peso al v, y poner las aguas por
Psa 104:4 el que hace a los v sus mensajeros, y
Psa 135:7 las nubes .. saca de sus depósitos los v
Psa 147:18 soplará su v, y fluirán las aguas
Pro 11:29 el que turba su casa heredará v; y el
Pro 25:23 el v del norte ahuyenta la lluvia, y el
Pro 27:16 contenerla es como refrenar el v, o
Pro 30:4 ¿quién encerró los v en sus puños?
Ecc 11:4 el que al v observa, no sembrará; y el
Ecc 11:5 como tú no sabes cuál es el camino del v
Isa 32:2 será .. como escondedero contra el v
Jer 4:11 v seco de las alturas del desierto vino a
Jer 5:13 antes los profetas serán como v, porque
Eze 1:4 miré, y he aquí venía del norte un v
Hos 8:7 porque sembraron v, y torbellino segarán
Hos 12:1 Efraín se apacienta de v, y sigue al solano
Hos 13:15 aunque .. vendrá el solano, v de Jehová
Amo 4:13 el que forma los montes, y crea el v, y
Jon 1:4 Jehová hizo levantar un gran v en el mar
Mat 7:25 soplaron v, y golpearon contra .. casa
Mat 8:26; Mar 4:39; Luk 8:24 reprendió a los v y al
Mat 14:24; Mar 6:48 porque el v era contrario
Joh 3:8 el v sopla donde quiere, y oyes su sonido
Act 2:2 un estruendo como de un v recio que
Eph 4:14 niños .. llevados por doquiera de todo v


Viento (heb. y aram. generalmente rûaj, “aire”,”viento”, “aliento”, “espí­ritu”; gr. generalmente ánemos, “viento”; pnéuma, “aire”, “viento”, “espí­ritu”; pnoe). Para los habitantes de las tierras bí­blicas, “viento” significaba tanto la tortura del calor, de la sequí­a y las 1206 tormentas de arena (Gen 41:6; Isa 21:1, “torbellino” RVR; Jer 4:11; Hos 13:15; Luk 12:55; etc.) como el alivio refrescante de las lluvias (Pro 25:23; cf 1Ki 18:43-45). Dios usó un “recio viento oriental” para abrir el Mar Rojo (Exo 14:21), y el comercio marí­timo dependí­a de los vientos para navegar. Simbólicamente, los “cuatro vientos” representan los 4 puntos cardinales (Dan 8:8; Mar 13:27; Rev 7:1); los vientos aparecen como sí­mbolos de la destrucción producida por la guerra (Jer :17), de la incertidumbre de la vida (Job 7:7; Psa 78:39, DHH; “soplo” RVR) y de los juicios inexorables que les sobrevienen a los impí­os (Job 21:18; Pro 10:25, “torbellino” RVR). Se emplea la palabra con sentido figurado respecto de las cosas vanas (Jer 5:13). A veces se la usa con referencia a alguna forma de energí­a, cuyo significado preciso lo da el contexto (Jer 49:36; Eze 37:9-14; Dan 7:2; 11:4). Ocasionalmente Dios resuelve darle fuerza a su mensaje por medio del torbellino (Eze 1:4, “viento tempestuoso” RVR). El torbellino también representa la velocidad y la furia con que ataca un ejército (Jer 4:13; Hab 3:14, “tempestad” RVR), la destrucción que provoca (Pro 1:27; Isa 40:24; etc.) y la intervención personal y visible de Dios en los asuntos humanos (ls. 66:15). La manifestación del Espí­ritu Santo en el dí­a de Pentecostés se describe como “un viento recio” (Heh. 2:2). Jesús ilustró la naturaleza intangible del viento para ilustrar la obra del Espí­ritu Santo (Joh 3:8). Véanse Aquilón; Euroclidón; Solano; Sur. Viento solano. Véase Solano. Viento sur. Véase Sur. Viga. Trozo de madera grueso y cilí­ndrico del telar, en el cual se imbrica la urdimbre, llamado “rodillo de telar” (1Sa 17:7; 2Sa 21:19; etc.); un largo madero como los que se usan en la construcción de edificios (Son 1:17; Hab 2:11, “tabla del enmaderado” RVR; etc.); un palo largo como el que sirve de columna o sostén del techo de una vivienda (Son 1:7; Hab 2:11; etc.). En Mat 7:2-5 y Luk 6:41 y 42 Cristo usó la palabra (gr. dokós) en sentido figurado para referirse al defecto del criticón. En contraste, la falta de la persona criticada era tan insignificante como una paja. Vigilante. Véase Centinela. Vigilia. Véase Noche.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

El vocablo hebreo ruah se traduce como v. En algunas ocasiones, según el contexto, se interpreta también como †œespí­ritu†, †œaliento† o †œmente†. En el caso de los animales, ruah significa aliento (†œVinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que habí­a espí­ritu [ruah] de vida† [Gen 7:15]). Igualmente en el caso del hombre. Dios es †œel que da aliento [ruah] al pueblo que mora sobre† la tierra (Isa 42:5). La idea básica es de aire en movimiento.

Los israelitas sentí­an en su tierra los efectos de los v. que soplaban desde distintas direcciones. A veces se habla de †œlos cuatro v.†, que quiere decir †œen todas las direcciones†, o †œhacia los cuatro puntos del cielo† (†œTraeré sobre Elam los cuatro v. de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos v., y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam† [Jer 49:36]). Dios es el que origina los v. †œal dar peso al v., y poner las aguas por medida† (Job 28:25). él †œmovió el solano en el cielo, y trajo con su poder el v. sur† (Sal 78:26).
v. que soplaban del N regularmente eran frí­os (†œDel sur viene el torbellino, y el frí­o de los v. del norte† [Job 37:9]). Los que soplaban del S vení­an a veces en forma de †œtorbellino† (Job 37:9) o como tempestad (†œComo torbellino del Neguev† [Isa 21:1]). Se habla de los †œtorbellinos del austro† (Zac 9:14). Es famoso el v. llamado †œsiroco†, que viene del S, de los desiertos de Arabia y Sinaí­, muy seco y caliente. Es †œel v. seco de las alturas del desierto† (Jer 4:11). Los v. del E son llamados a veces †œel solano† (†œCon medida los castigarás en sus vástagos. El los remueve con su recio v. en el dí­a del aire solano† [Isa 27:8]). Los v. del O, que vení­an del mar, traí­an el beneficio de la lluvia. Cuando Elí­as oró por lluvia, ésta llegó del O (1Re 18:44-45).
el NT la palabra es anemos. Los discí­pulos, viendo que el Señor Jesús calmó una tempestad, se preguntaron: †œ¿Qué hombre es éste, que aun los v. y el mar le obedecen?† (Mat 8:27). El †¢Euroclidón, v. que azotó la nave en la cual viajaba Pablo a Roma, soplaba del E-NE durante la primavera en el Mediterráneo oriental.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, ELEM

vet, Los hebreos hablaban, sin gran precisión, de vientos que soplaban de los cuatro puntos cardinales (Jer. 49:36; Ez. 37:9; Ap. 7:1). Dios es el creador de los vientos, y los tiene a Su disposición (Jb. 28:24; Sal. 78:26; 107:25; 135:7; 148:8; Mt. 8:26). En Israel, los vientos proceden del oeste, del suroeste y del noroeste, trayendo consigo lluvias y tempestades (1 R. 18:43-45; Sal. 147:18; Pr. 25:23; Ez. 13:13). Los vientos constituí­an un frecuente peligro para las casas y las naves (Jb. 1:19; Sal. 48:7; Mt. 7:27). Ardientes vientos secaban los cursos de agua y agostaban las plantas (Gn. 41:6; Is. 11:15; Ez. 19:12; Jon. 4:8). (Véase VIENTO SOLANO más abajo.) Los vientos del sur y del sureste, que provení­an del desierto de Arabia, provocaban sequí­a y calor (Jb. 37:17; Lc. 12:55). El viento del norte, más fresco (Eclo. 43:20), era beneficioso para la vegetación (Cnt. 4:16). El aventador usaba la fuerza del viento, que se llevaba el tamo y la paja (Jb. 21:18; Sal. 1:4). Los navegantes se serví­an también de los vientos (Hch. 27:40). Los antiguos ya se habí­an dado cuenta de la regularidad con la que los vientos soplan, siguiendo los mismos circuitos (Ec. 1:6).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

En Palestina, los vientos del Oeste originan las lluvias (Lc 12,54); el del Sur trae el calor (Lc 12,55); el viento origina con cierta frecuencia tempestades en el mar de Galilea (Mt 8,23-27; 14,24-32; Mc 4,37-41; 6,48-51; Lc 8,23-25; Jn 6,18). El Espí­ritu de Dios es como el viento, por su fuerza, por su invisibilidad, por su ser misterioso (Jn 3,8). ->espí­ritu.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

La palabra hebrea rú·aj, traducida frecuentemente †œespí­ritu†, también puede denotar aire en movimiento, viento. (Ec 1:6.) Otros términos y expresiones hebreas pueden traducirse †œviento de tempestad† (Os 8:7), †œtormenta†, †œtormenta en remolino† (Jer 25:32; 23:19), †œviento borrascoso† y †œtempestad de viento† (Sl 148:8; 2Re 2:11). Aunque en Juan 3:8 pnéu·ma (que por lo general se traduce †œespí­ritu†) significa †œviento†, el término griego á·ne·mos es el que con más frecuencia se usa para viento. (Mt 7:25, 27; 11:7; Jn 6:18.) La expresión †œla parte airosa [heb. rú·aj] del dí­a† al parecer se refiere a las horas del anochecer poco antes de la puesta del Sol, cuando suelen surgir brisas frescas y refrescantes en la región donde se cree que estuvo el jardí­n de Edén. (Gé 3:8; véase ESPíRITU.)
Jehová Dios es el Creador del viento. (Am 4:13.) Aunque no está literalmente en él (1Re 19:11; compárese con Job 38:1; 40:6; Sl 104:3), puede controlarlo y valerse de él para realizar Su designio, como cuando lo utilizó para hacer bajar las aguas del Diluvio. (Gé 8:1; Ex 14:21; Nú 11:31; Sl 78:26; 107:25, 29; 135:7; 147:18; Jer 10:13; Jon 1:4.) Cuando su Hijo estuvo en la Tierra, también demostró poder para controlar los vientos, haciendo que se calmasen. (Mt 8:23, 27; 14:24-32; Mr 4:36-41; 6:48, 51; Lu 8:22-25.) Al parecer, Satanás pudo producir o controlar †œun gran viento† que causó la muerte a los hijos de Job solo por permiso de Jehová. (Job 1:11, 12, 18, 19.)
A los vientos se les solí­a denominar según la dirección de la que procedí­an; el †œviento del este† soplaba de E. a O. (Ex 10:13, 19; Sl 78:26; Can 4:16.) La expresión los †œcuatro vientos† del cielo o de la tierra hace referencia a las cuatro direcciones, N., S., E. y O. (Jer 49:36; Eze 37:9; Da 8:8; Mt 24:31.) En Revelación 7:1 se habla de †œcuatro ángeles† que están †œde pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra†. Como están de pie en los †œángulos†, los †œángeles† soltarán los vientos oblicuamente, de modo que ninguna parte de la Tierra se librará del í­mpetu desastroso de los vientos.
Los vientos del N. eran frescos y llevaban fuertes lluvias. (Job 37:9; Pr 25:23.) El viento del S. soplaba sobre las zonas desérticas y calientes hasta llegar a Palestina, así­ que podí­a producir una ola de calor (Lu 12:55); los vientos de tempestad también podí­an originarse en el S. (Isa 21:1; Zac 9:14.) En la estación seca, el viento del E. cruzaba vastas zonas desérticas al moverse hacia Egipto y Palestina, por lo que era caliente y seco, y quemaba o secaba completamente la vegetación. (Gé 41:6, 23, 27; Eze 17:7-10; compárese con Os 13:15; Jon 4:8.) Durante la estación lluviosa, los vientos del O. llevaban humedad a Palestina desde el mar Mediterráneo y lluvia a la tierra. (1Re 18:42-45.) Cuando las personas de Palestina veí­an elevarse una nube por el O., podí­an esperar una tormenta. (Lu 12:54.) En el seco verano, las brisas cotidianas del Mediterráneo hací­an que el clima fuese más soportable. (Véanse EUROAQUILí“N; NUBE.)

Uso figurado. Los vientos pueden levantarse de súbito y pararse con igual rapidez, por lo que representan apropiadamente la transitoriedad de la vida del hombre. (Job 7:7.) Como el viento no tiene ninguna sustancia sólida, puede denotar el conocimiento y el trabajo vanos, y las palabras y esperanzas vací­as (Job 15:1, 2; 16:3; Ec 5:16; Os 12:1), así­ como la nada. (Isa 26:18; 41:29; Jer 5:13.) Como las obras vanas terminan en futilidad, el ir tras ellas es como †œesforzarse tras viento†. (Ec 1:14; 2:11.) Y el hombre que trae extrañamiento sobre su casa toma †œposesión del viento†. No consigue nada que valga la pena o que tenga verdadera sustancia. (Pr 11:29.)
Los vientos esparcen y dispersan objetos, por lo que el ser †˜esparcido a todo viento†™ o †˜dividido hacia los cuatro vientos†™ significa dispersión o división completa. (Jer 49:36; Eze 5:10; 12:14; 17:21; Da 11:4.) Igual que una nave que es aventada por los vientos, sin rumbo fijo, los que no tienen madurez cristiana son propensos a ser †œllevados de aquí­ para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error†. (Ef 4:13, 14.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. anemos (a[nemo”, 417), además de su significado literal, se emplea metafóricamente en Eph 4:14, de enseñanzas variables. En Mat 24:31 y Mc 13.27 los cuatro vientos significan los cuatro puntos cardinales; lo mismo en Rev 7:1 (cf. Jer 49:36; Dan 7:2); los contextos, indican que estos cuatro vientos están relacionados con la ejecución de juicios divinos. Deissmann (Bible Studies) y Moulton y Milligan (Vocabulary) ilustran esta frase mediante los papiros. 2. pnoe (pnohv, 4157), soplido, ráfaga (relacionado con pneo, soplar). Se emplea del viento recio en Pentecostés (Act 2:2); véanse, ALENTAR, ALIENTO, B, Nº 2, RESPIRACIí“N. 3. pneuma (pneu`ma, 4151), se traduce “viento” en Joh 3:8 “el viento sopla” (la Versión Revisada Inglesa da, en el margen: “el Espí­ritu alienta”, su significado probable). Véase ESPíRITU. Notas: (1) Para notos, “viento del sur” (Luk 12:55; Act 28:13), véase SUR; (2) el verbo anemizo, traducido “la onda del mar, que es arrastrada por el viento” (Jam 1:6; cf. Nº 1 más arriba), se trata bajo ARRASTRAR, Nº 3;¶ (3) para pneo, soplar, traducido “viento” en Act 27:40, véase SOPLAR, Nº 1.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

(heb. rûaḥ). 1. Los hebreos concebían el clima como fenómeno sometido a la influencia de “los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo” (Jer. 49.36; Dn. 7.2; Ap. 7.1). El viento puede ser fuente de bendición o de maldición, según su origen. Su tremendo poder hace pensar que el viento es el aliento de Dios (Is. 40.7), que es controlado por él (Sal. 107.25; Pr. 30.4; Mr. 4.41), fue creado por él (Am. 4.13) y que tiene funciones creadoras puestas a su servicio (Gn. 1.2; Ez. 37.9).

2. Como en hebreo es imposible formar palabras compuestas para el viento, los cuatro puntos cardinales se usan libremente para describir otras orientaciones (Ez. 37.9; Dn. 8.8; Zac. 2.6; Mt. 24.31; Ap. 7.1).

a. El viento N (rûaḥ ṣāfôn) se asocia con condiciones frías, mientras que el viento del NE dispersa la lluvia (Job 37.9, 22; Pr. 25.23).

b. El viento S (rûaḥ dārôm) es variable en sus efectos, que pueden ser tempestuosos (Is. 21.1; Zac. 9.14) o suaves (Hch. 27.13). El siroco, que generalmente se asocia con el viento del S, es sumamente caliente y desecante, viento catabático que desciende de las zonas altas del Sinaí y Arabia (Job 37.16–17; Jer. 4.11; Os. 12.1; Lc. 12.55). Pero los efectos catabáticos pueden producirse donde quiera haya un repentino cambio de pendiente, de modo que sus efectos también se describen como vientos del E (Is. 27.8; Ez. 17.10; Gn. 13.15; Jon. 4.8). Destruye la hierba, y toda la vegetación decae (Sal. 103.16; Is. 40.6–8; Stg. 1.11).

c. El viento del E (rûaḥ qāḏı̂m) se describe de forma semejante como viento seco procedente del desierto (Job 1.19; Jer. 4.11; 13.24), recio y tempestuoso (Ex. 14.21; Job 27.21; 38.24; Jer. 18.17), portador de un calor abrasador (Am. 4.9; Os. 13.15) que afecta a la vegetación (Gn. 42.6, 23, 27; Ez. 17.10; 19.12).

d. El viento del O (rûaḥ yām) se describe en ár. como “padre de la lluvia” (1 R. 18.44–45; Lc. 12.54). Sin embargo, hay que hacer una distinción entre las brisas marinas diurnas que constituyen rasgo característico de la costa en verano, que hace descender las altas temperaturas, y los vientos occidentales que soplan con fuerza en invierno, exponiendo a los fondeaderos a las tempestades del NO. El viento es símbolo de la nada (Is. 41.29) y de la transitoriedad de la vida del hombre (Sal. 78.39), y se usa también en relación con el Espiritu de Dios (Jn. 3.8; Hch. 2.2; * Espíritu Santo).

e. Euroclidón (más correctamente “Euraquilo”, °vha), formación híbrida del gr. euros, ‘viento oriental’, y el lat. aquilo, ‘viento norte’, y probablemente término náutico, es el nombre que se le dio al viento huracanado descrito en relación con el naufragio de Pablo (Hch. 27.14). J. Smith ha argumentado convincentemente en el sentido de que el mencionado viento “del nordeste” (así °vm, °vm mg), y que el naufragio ocurrió, en realidad, cerca de la costa de *Malta. Recientemente, A. Acworth ha sostenido que el naufragio ocurrió cerca de Mljet en el Adriático y que el viento procedía del SE. Esto ha sido negado rotundamente por C. J. Hemer, que reafirma la ubicación cerca de Malta. Los marineros de Malta usan el término “gregale” para referirse a vientos violentos, acompañados por tormentas marinas en la época de invierno, asociados con depresiones en Libia o el golfo de Gabes. Un pequeño barco romano, atrapado en una tormenta de este tipo, luego de haber cruzado Sicilia, indudablemente saludaría con alborozo la proximidad de las islas de Malta. Porque había otros 320 km o más de mar abierto entre ellos y algún punto seguro en la costa tunesina.

Bibliografía. M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 48ss; R. Albertz, C. Westermann, “Espíritu”, °DTMAT, t(t). II, cols. 924–948.

J. Smith, Voyage and Shipwreck of St. Paul4. 1880, pp. 28P-291; véase tamb. A. Acworth, “Where was St. Paul shipwrecked? A re-examination of the evidence”, JTS s.n. 24, 1973, pp. 190–192; C.J. Hemer, “Euraquilo and Melita”, JTS, s.n. 26, 1975, pp. 100–111.

J.M.H.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico