1ª VIDA, 2ª VIDA EN ABUNDANCIA

La palabra líder se debería entender por personas que tienen niveles elevados, gran madurez. Lo que todos pueden decir en común sobre la persona de Jesús, es que Él es dulce. 
 
Una vez estás en su presencia, no debemos apresurarnos a salir de ella. La palabra del rey es con potestad. Y los que le obedecen gustarán de su benevolencia. Los que toman la decisión de ir a contra de Dios para abortarlo, quiere decir que son diablo. Jesús le dijo a Judas “lo que tengas que hacer, hazlo pronto”.
 
David a la edad de 17 años ya tenía una madurez que le hacía parecerse a Jesús, en valentía, coraje, celo por Jehová. Después de su ungimiento aprendió mucho en cuanto a sufrir por la causa del nombre de Jesús. Hoy día al entrar en muchas iglesias, no se ve a Jesús por ninguna parte. Han aprendido de todo menos del trato personal en contra de Dios mismo. Si se pierde el rostro de Jesús como referencia de nuestra vida, entonces se entra en un conformismo en el cual te quedas estático (muerte).
 
En el primer grado de fe no hay amor, solo hay salvación por misericordia. No quiere decir que el amor allí no existe, sino que no tiene grados de los que hay en el segundo, tercer,…, nivel de fe. Una vida de celo por Dios no es para todo el que lo dice, sino para el que lo necesita. En el tercer y cuarto nivel hay unas respuestas directas del consolador. Estos solo tienen una postura ante Jesús y es la de postrarse y adorar. La gloria natural cuenta para los del primer nivel pero resulta insignificante para los que anhelan subir en el espíritu. Aquí en Samaria el Pastor, no nos mantienen a pan y agua sino que nos pone en una mesa donde la abundancia de la comida es tan grande, que no la debemos menospreciar.
 
Un miembro que se embelesa escuchando la palabra de Dios, es causa de admiración y motivación para muchos. Hoy los que causan división serán exterminados de la faz de la Iglesia. Porque en estos tiempos no caben los intermedios. La idolatría no sirve a Dios, sirve a los hombres o incluso a sí mismos. Cuando los miembros se levantan con hambre de ocupar púlpito es porque buscan ser ídolos en sí mismos. El lugar de compartir la palabra (el pan a los hijos) es el lugar más delicado, porque de ésta comida dependen los estómagos de toda la congregación.
 
La amistad tiene que ser demostrada; antiguamente los amigos tomaban una piedra de mármol y la partían en dos, cada uno se quedaba la mitad y al pasar los años podían venir pruebas, catástrofes, abundancia, etc. pero si se volvían a encontrar, para confirmar su amistad debían comprobar que ambas mitades coincidieran a la perfección y después podían bendecirse mutuamente. Daniel tenía tres amigos, pero el nivel de ellos era muy, muy espiritual y entendían a la perfección a su líder Daniel. La influencia de Daniel, estaba sobre la cabeza de sus tres amigos. 
 
Muchos escriben su amor en Dios como si fueran letras en la arena de la playa, que la primera ola que se acerque lo borrará y no dejará rastro. La amistad de Dios esta con la roca (piedra partida en dos mitades). David era consciente de que el Ángel de Jehová acampaba con Él. Conocía la realidad del mundo espiritual, y no le sorprendían los demonios, si venían a quitarle la victoria del pueblo de Israel. Si la fe está probada con fuego no se mantiene a pan y agua. La fe es roca es vida en Él. 
 
Los banquetes de Dios solo tienen lugar en los reinos y no en el Paraíso. Si somos agresivos es porque tenemos influencia de demonios. El Espíritu Santo no tiene ni una pizca de agresividad. Hombres y mujeres perseverantes en el bien hacer, serán recompensados como sólo Él sabe hacerlo. El Espíritu levanta cuando ve en el corazón esa pureza que vio en David. 
 
En Jesús hay dos clases de vida; una a pan y agua y la otra de plenitud.  Cuando amamos el contenido de la Palabra ese contenido nos da vida. “yo he venido a daros vida y vida en abundancia”. La abundancia viene a partir del tercer nivel de fe. El culto tiene que ser en espíritu y verdad y esto se consigue en equipo con el cuerpo, no de forma independiente. Lo que nos va a llevar a la presencia de Dios es la Gracia. “Por la gracia hemos sido hechos cercanos”. Cualquiera no lo considera Dios un justo. El día “muchas son las aflicciones del justo” “Pero de todas ellas lo librará Jehová”. No a todos los libra Él, porque no todos saben recostarse en Él.
 
Jesús era sencillo en toda su manera de vivir: comía en la playa junto a sus discípulos, dormía en el huerto de los olivos y luego oraba allí mismo, se sentaba en la mesa con aquellos que se lo pedían, etc. Él llenaba los lugares que pisaba y los lugares no le llenaban a Él.
 
Delante de la Verdad (que es Jesús) no podremos justificar nada. No hay palabras en nuestro vocabulario que se puedan expresar con exactitud delante de su Gloria.
Él un día me preguntará: ¿Qué relación tienes conmigo? Nos demandará como hemos amado al pastor natural que nos ha cuidado en la tierra. 
 
Cuando el Pastor nombra al Espíritu Santo y la Sangre de Jesús, debemos movernos con temor, no sea que Él nos juzgue antes de tiempo. Es como tomar la Santa Cena indignamente, que incluso se puede morir joven. Jesús estaba en el vientre de María y esto le hizo bienaventurada ya que la Gracia misma la llenó.
 
Entrar en la Nueva Jerusalén no es del que quiere ni del que puede, sino de quien Dios quiere. Solo nos pide Él que no abandonemos la carrera y que lo hagamos legítimamente. Su palabra tiene cumplimiento en aquellos que le creen con todo su corazón. Cristo va a venir a buscar a una novia preparada y no se casará con una niña que no sabe llevar adelante una relación de madurez. Para los amantes de Jesús, toda disciplina es dulce si ésta viene de Jesús.