1 ADAN CARNE, 2 ADAN ESPIRITUAL

Espiritualidad quiere decir ser irreprensible. Comen carne y no leche. Viven en exigencia del Espíritu, muerte al yo se han despojado de su carnalidad.

Cuando alcanzamos un nivel de espiritualidad, quiere decir que se entra en un estado de incomodidad a todo lo que es de la carne. No es juzgar ni menospreciar al que bebe leche, pero se esfuerza en ser un ejemplo para los demás. A los creyentes hoy es muy difícil arrancarle el mundo de su corazón, porque hay muchas raíces aún que les unen con la sociedad, e incluso si se les saca de esa posición, no están durante mucho tiempo ahí, sino que si tendencia es volver allí donde estaban plantados en un principio (paraíso).
Un cristiano no se mide por las horas de asistencia a la congregación: Dios dice: “a cada uno dio Dios una medida de fe”.  No todos por asistir, quiere decir, que sean salvos. Los que están en la línea cero de fe, son los carnales y para ellos solo existe la vida social de la Iglesia, música, excursiones, conciertos, futbol, etc. Para que el cristiano sea levantado por Dios cuando cae, debe ser, un “justo de Dios” “Si el justo cae, siete veces, siete veces lo
levanta el Señor”.
 
Colosenses 3:1
 
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Los que no tienen a Cristo no pertenecen al nuevo Adán. El primer Adán no tiene nada del Espíritu. Las maldades que aún habitan en el alma pertenecen al primer Adán y esto impide cualquier tipo de desarrollo espiritual en su Reino. El primer Adán no aporta nada para el Cielo. Hemos resucitado con Cristo porque Él nos ha dado de su nueva vida. Él murió para darme vida. Si yo siento “lástima” y no desecho la maldición de mi vida, no saldré a salvación. La salvación es un tipo de primogenitura, que debemos guardar con temor. Muchos “tapan la boca” del predicador y entonces el aceite no entra en sus espíritus, dejando que su lámpara se apague. Los espirituales son convencidos por el Amor de Dios, aprenden a esconderse en el corazón de Dios.
 
En según qué casos cuando a una persona se les para el corazón, la actuación de los que tiene al lado es decisiva a la hora de salvarle la vida. Igualmente en la vida espiritual debemos estar al lado de una persona espiritual (ungida) para que en caso de sufrir un “paro” podamos ser restaurados.
 
El pastor controla el funcionamiento en el Templo o lugar de Reunión, pero las vidas que asisten son controladas por el Espíritu Santo (sólo las que se dejan). En el cielo está todo en orden, igualmente en nuestro interior deberá estar en orden y separado lo que pertenece al primer y segundo Adán. La limpieza y la corrección están en el orden del día en el cielo. Los que cuestionan la revelación que trae el Pastor se vuelven blasfemos y Dios los aborrece. El Diablo tiene  todo el poder sobre aquellos que no obedecen al Señor. De esta manera nos convertimos en un cero a la izquierda. 
 
Si es posible vivir una vida sin pecado. El ánimo del espíritu viene cuando dejamos de mirar lo del viejo Adán. El deseo, el anhelo, la pasión por Dios nos hace comer todo de lo que es Él (muchos creyentes se alimentan solo de la mantequilla que lleva el pan, pero desechan el cuerpo).
 
El sabio de Dios lo vende todo para poder comprar lo auténtico de Dios. El espiritual espera al final del día a poder llevarse a la cama la plenitud de la bendición de Dios. 
 
1 Corintios 15:45
 
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente;?el postrer Adán, espíritu vivificante.
Nada de lo espiritual gustará la muerte. Carne y sangre no heredarán el reino. Todo lo que es corrupción debemos arrancarlos de raíz, para que deje de formar parte de nosotros. Nada de lo que pertenece al viejo adán, heredará la Gloria del Hijo. El verdadero pueblo de Dios jamás desaparecerá, porque Dios siempre se reserva “siete mil” que son espirituales y que no se doblegan nunca ante ningún ídolo. Estar entre dos pensamientos quiere decir que se duda entre dos dioses y por lo tanto se está en muerte. Dios está más cerca de los que aunque caídos en depresión, se están esforzando por buscar la luz de Dios. En el paraíso no hay brillo alguno, todo empieza a resplandecer a partir del primer reino.