Cuando Satanás Trabaja Para El Señor

Hechos 19:13-22

INTRODUCCIÓN:

¿Sabía usted que el creyente debe ser  conocido por Dios y de igual manera por Satanás? Esto lo afirmamos porque si a alguien conoce muy  bien Satanás  es a un auténtico creyente. Él no tiene muchos problemas con los creyentes que no producen ningún impacto. Creyentes que jamás le son una  amenaza. Pero Satanás tiembla cuando ve a un creyente de rodillas ante Dios y de pie delante de los hombres para hablarles de Jesucristo.

La historia del sermon que tenemos para hoy está llena de intrigante y de suspenso. Pareciera una película donde entran en pugna dos grandes poderes, quedando en desventaja y en debilitamiento los que se enfrentan al  mal, sin tener el poder de Dios. El asunto se originó cuando algunos judíos, “exorcistas ambulantes”, pretendieron sacar los demonios de la gente a través de sus propios conjuros,  en el nombre de  Jesús a quien Pablo predicaba.

En ese grupo aparecieron siete hijos de un tal Esceva,  jefe de los sacerdotes, quienes usando sus artes mágicas pretendieron sacar el espíritu a un hombre poseído, pero con el resultado que ellos mismos fueron avergonzados. Hubo una actividad muy notoria de las posesiones demoniacas durante los tiempos de Cristo y de los apóstoles.  Pablo aparece en este libro de Hechos siendo muy usado por Dios para poner en libertad a los cautivos de Satanás (v. 12). Así que él se había constituido en un archienemigo de  Satanás. La declaración “sé quién es Pablo” le daba una enorme autoridad a su ministerio. Esto requiere de atención en la vida de un creyente.

A veces nos gusta que nuestra familia hable bien de nosotros, y de nuestro testimonio. También nos agrada cuando   el jefe con quien trabajamos habla maravillas de nosotros, pero que  Satanás sea el que nos de su reconocimiento, es un elocuente alago a nuestro testimonio. Cuando el enemigo hace esta distinción a nuestra vida cristiana, debemos saber que ahora él es un instrumento en las manos de Dios a quien puede usar  para los lograr el avance de su reino. De esto se trata el tema para hoy.

I. SATANÁS  SABE CUANDO ALGUIEN USA EL NOMBRE DE JESÚS SIN CONOCERLE

1.  Intentar invocar el nombre de Jesús v.13a.

Los “exorcistas ambulantes” eran unos  “judíos errantes”  que se trasladaban de un sitio a otro practicando el exorcismo. Eran una especie de “brujos de oficio” quienes usan sus propios  conjuros para la liberación de  los  endemoniados. Por supuesto que tales prácticas tenían que resultar en evidentes fraudes, pues como bien dijo Jesús: “¿Cómo puede Satanás echar fuera á Satanás?” (Mr. 3:23).  Y si bien es cierto que hay un vil engaño al tratar las malas influencias a través de ciertas artes mágicas, cuánto más lo es tratando de usar el nombre de Jesús,  sin que Jesús sea su salvador. A este grupo de fascinadores le pasó como a Simón el mago. Ellos, al igual que aquel mago de oficio, vieron como Pablo y  los demás apóstoles usaron el poder de Dios para sanar y  liberar. Pero pretendiendo ellos usar y comprar ese poder, sin tener una experiencia genuina de conversión, quedaron muy mal parados porque el poder de Dios no está a la disposición de los que  se burlan de su nombre, sin llegar a ser salvos por ese nombre.  Así que el nombre de Jesús ha sido usado para bien o para mal a través de las edades; a través de las edades han existido impostores cristianos que han creado sermones, estudios biblicos,  y predicaciones cristianas pretendiendo venir en el nombre del Señor. Pero que nadie pretenda invocar su nombre sino vive bajo ese nombre.

2. Jesús, el que predica Pablo v. 13b.

Vea el impacto de  esta historia. El contexto nos habla de la forma poderosa como Dios estaba usando a Pablo en Éfeso. Se nos dice que Dios hacía milagros a través de la mano de Pablo (v. 11). Obviamente el centro de atención en aquel lugar, tan dado a la idolatría, tenía que ver como Dios estaba alterando el orden natural de las cosas  en la ciudad pagana, dando inicio a una etapa de sanidad, liberación y bienestar a tantas personas agobiadas por sus males y por Satanás. Así que la forma cómo se daban las sanidades y las liberaciones, “de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían” v. 12, despertóen los traficantes de la falsedad una ambición que podía dejarle muchos dividendos. Es muy probable que sus métodos ya estuvieran en desuso, y pretendiendo “renovar” su trabajo, comenzaron a “reprender” a los demonios en nombre de Jesús, pero el que predicaba Pablo. Como era obvio ninguno de estos hombres conocía a Cristo, porque si no habrían sacado los demonios sin invocar también a Pablo. Esta gente descubrió que el secreto de todo milagro es el que se da en el nombre de Jesús. Eso lo sabemos. Así que  pretendieron tomar prestado de Pablo su “fórmula”. Pero Satanás sabía que estos jóvenes estaban jugando con las cosas de Dios porque no le conocían.  ¡Cuidado con esto! El Señor no obra a través de otra persona para yo tenga el crédito.

II. SATANÁS  SABE QUIÉN ES  JESÚS  A TRAVÉS DE LOS  QUE HAN CONOCIDO SU NOMBRE

1. “A Jesús conozco…” v. 15ª.

Este es el testimonio de Satanás y sus demonios. Ellos, a diferencia de los exorcistas ambulantes,  conocen muy bien quién es Jesús. Así es, le conocen porque fueron creados por él. Le conocen porque estando en el cielo conocieron su gloria, su majestad y su reino. Le conocen porque fueron ellos los que se rebelaron, al pretender ser como su Dios. No fue raro que cuando Cristo vino y se enfrentaba a ellos, los demonios  estuvieran sujetos a él. En casi todos los encuentros  ellos mismos  le pidieron a Jesús que no les atormentara. Paradójicamente, mientras ellos atormentan a los que poseen, ellos son atormentados por Jesús. Su gloria  y su santidad no pueden ser resistidas por estos ángeles caídos. Santiago nos dice que ellos no solo conocen a Jesús, sino que creen en él y tiemblan (Stg. 2:19). Amados hermanos, los demonios conocen mucho más a Jesús que lo que nosotros le conocemos, con la diferencia que ahora y por siempre estarán fuera de su comunión. Esta verdad debe llevarnos a la determinación de conocer mejor a Jesús, pues mientras los unos le conocen y estarán en el infierno, nosotros le conocemos y estaremos en la gloria que ellos perdieron.

2. “… pero vosotros, ¿quiénes sois?” v. 15c.

Satanás hizo un justo  reconocimiento a la persona de Jesús y al apóstol Pablo. De esta manera vemos que los demonios no sólo le temían a Cristo, pero también a Pablo. Hasta ahora, con la autoridad de Cristo y usando su nombre, los había echado fuera. Los discípulos en una oportunidad no pudieron sacar un demonio (Mt. 17:15, 16), de modo  que fueron reprendidos por el Señor. Pero esto no se dijo de Pablo. Desde la misma conversión, Satanás supo que Pablo había sido salvo para minar su reino y engrandecer el reino de Dios. Cuando el demonio dijo: “… y sé quien es Pablo”, estaba diciendo que un hombre como él estaba habitado por la persona de Cristo, de quien después Pablo diría que era morada de su Espíritu.  Pero mientras Satanás hacía este reconocimiento se dio cuenta que este grupo de “brujos de oficio” no están contabilizados dentro de la lista de los convertidos. ¿No esto interesante? Si algo sabe el enemigo es contar los salvos y los no salvos. Es muy importante que seamos conocidos por Satanás, pues ese reconocimiento nos confirma que hemos creído en Cristo. Sin embargo, hay que reconocer que algunos usan el nombre de Jesús y no son salvos.

III.  SATANÁS  SE ENCARGA DE  AVERGONZAR A LOS QUE USAN EL NOMBRE DE JESÚS EN FALSO

1. “Y el hombre en quien estaba el espíritu malo…  pudo más que ellos” v. 16a.  

Ahora podemos identificar quiénes eran  aquellos “exorcistas ambulantes”. Para sorpresa nuestra eran los siete hijos de un tal Esceva, quien era jefe de los sacerdotes. Esta posición denotaba una jerarquía muy alta, por lo tanto  estos jóvenes no eran hijos de cualquier padre. Así que lo que  más nos impacta de esta historia es que estos siete hijos estaban incursos en el mismo delito. ¡Perdidos en la misma casa!  ¿Qué pasó con ellos? Pues que se habían extraviado siguiendo estas prácticas en lugar de la ley (palabra)  que conocieron. Hay una tremenda verdad en esto. A veces los padres cristianos ignoramos las andanzas de nuestros hijos, quienes pudieran estar haciendo lo mismo  que hacen los que no tienen temor de Dios. ¿Por qué el espíritu malo pudo más que ellos? Porque no tenían al Espíritu Santo.  La verdad es esta: Si resistimos al diablo en el poder y la  fe en Cristo, él huirá de nosotros, pero si tratamos de resistirle usando el nombre de Cristo, o sus obras como conjuro o encantamiento, Satanás nos vencerá. Ninguno de nuestros hijos debiera ser derrotado por Satanás si vive bajo el temor de Dios (Stg. 4:7).

2. “…huyeron de aquella casa desnudos y heridos” v. 16b.

No sabemos qué clase de espíritu  atacó a los siete jóvenes, pero lo cierto fue que  quedaron muy avergonzados. La verdad que la intención del demonio fue destruirles, sea matándoles o poseyéndoles. Hay varias lecturas que debiéramos darle a esto. Por un lado está el hecho que con las cosas del mundo de los espíritus no se juega (Dt. 18:10-13). Que quien pretenda hacerle frente a la obra de Satanás, debe ser alguien que posee el poder de Dios a través de una comunión diaria con él. Quedó demostrada acá la vergüenza que produce enfrentarse al enemigo con las armas de la carne. Pablo va a decirnos más adelante que  “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas…” (2 Cor. 10:4). Satanás puede avergonzar a alguien que usurpa el nombre de Cristo, sin que tenga la autoridad de su presencia. Por otro lado, este texto nos muestra la gracia de Dios. Si bien es cierto que aquellos jóvenes fueron profundamente afrentados y humillados, el demonio no los destruyó por completo. La gracia divina está siempre presente. Estos jóvenes eran parte de una familia de Dios y la misericordia les alcanzó. Oremos para que ninguno de nuestros jóvenes tenga que pasar por una  vergüenza pública.

IV. SATANÁS AL FINAL PUEDE SER USADO PARA TRAER HONRA AL NOMBRE DE DIOS

1. “ Y esto fue notorio a todos… y tuvieron temor todos ellos…” v. 17.

La última parte de este versículo nos dice: “… y era magnificado el nombre del Señor Jesús”.  ¿No es esto maravilloso? En esta historia el principal protagonista es el diablo, pero no es quien al final se lleva la gloria, pues nunca le perteneció, sino el nombre de Cristo. Vea cómo  Satanás se convierte en un instrumento que Dios usa. Él fue quien se encargó de reconocer a Jesús y Pablo, quienes eran sus auténticos enemigos. Se encargó también de identificar a los falsos “cristianos” representados en los siete hijos del tal Esceva. Pero ahora la acción  de “exorcizar” a los exorcistas fue usada para que todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como griegos, lograran magnificar el nombre de Cristo en medio de una ciudad donde el nombre que más se magnificaba era la de la gran diosa Diana, así como los tantos dioses que allí eran adorados. Bendito sea Dios que al final usa todos sus medios para que los hombres le teman y se arrepientan. Hasta ahora así ha obrado. Satanás le está sujeto y él también puede ser instrumento para que los hombres se vuelvan a Dios. Observe la eficacia de esto en el avivamiento que nos ofrece el versículo 18. ¡Esto es asombroso!

2. “…trajeron los libros y los quemaron delante de todos” v. 18.

Esta historia pareciera mostrarnos a Satanás riéndose al principio. Pero no hay poder que se resista a Dios y su palabra. El diablo ha quedado desmantelado en Éfeso. Lo último que se imaginó el enemigo era que Dios usaría lo que  hizo con los hijos de Escevas para la conversión de multitudes en la ciudad, cuna de la magia y la brujería. Ya no fue el mensaje del poder del diablo, sino del poder de la palabra. Vea la abundante cosecha con sus visibles resultados. Lo primero que hubo fue una confesión pública de las malas prácticas. Pero no solo hicieron eso sino que destruyeron la raíz de la fuente de sus pecados. En esto queda claro que una cosa es creer, pero otra es confesar. Que una cosa es renunciar, la otra es destruir. El impacto de la obra de Cristo trae un “borrón y cuenta nueva”. Nos llama la atención que Lucas se aseguró en darnos el monto del costo de los libros de brujería como para ilustrarnos el tamaño del daño que se le hizo a Satanás y sus sirvientes. Pero sobre todo para indicarnos que aquellos que antes engañaban con ese oficio, ahora se dedicaran a la predicación de la palabra, dejándonos el testimonio que “así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” v. 20. Es una gran cosa saber que Dios usa al diablo para lograr sus planes.

CONCLUSIÓN:

“A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” fue el veredicto de Satanás a través del demonio. Este texto es muy revelador en esta historia, pues nos ubica en tres consideraciones importantes: Una, que los demonios conocen muy bien a Jesucristo, aunque no sea su salvador. Otra que conoce quiénes son los auténticos cristianos. Y por último que desconoce a los que pretenden usar el nombre de Cristo sin su autoridad. Este reconocimiento sirvió para que Satanás al final magnificara el nombre de Dios, pues él es soberano para usar sus instrumentos, incluyendo al demonio.   ¿Es usted conocido por el diablo?

Como hemos visto la vida cristiana comienza  como toda vida con el nacimiento, el nuevo nacimiento.  Para explicarlo más sencillo, una persona puede saber toda la Biblia de memoria, componer canciones, hacer las mejores ofrendas, pero si no tiene a Cristo en su corazón nada de esto servirá para hacerle crecer en una vida que no tiene. Quizá le ayuda de muchas maneras y será bueno que lo haga, pero de ninguna manera esto le servirá para sentirse más cerca del Señor.

Dio nos ha proveído de los medios para el disfrute de la vida cristiana. No debemos dejar que el recién convertido compare su estado con otros, por que las comparaciones no son buenas y quizá ese triunfo y gozo que vemos en otros no sea más que fingido. Cuando nos medimos con otros cristianos, debemos tener en cuenta que no siempre las cosas son como se ven, simplemente por diferencias de carácter, algunos exhiben una seguridad que no tienen, de lo cual quizá ni se dan cuenta. También debemos de pensar que Dios actúa distinto con cada uno, por razones que en general desconocemos.

Es bueno saber estas cosas al principio de la vida cristiana, cuando pensamos que los triunfos de la primera hora continuarán indefinidamente.

Para crecer saludablemente es necesario que tomemos en cuenta que se necesitan tres cosas: 1) la oración, que es la respiración del alma. 2) La lectura de la palabra que es la alimentación y 3)el testimonio que es el ejercicio. De esas tres cosas precisamos en nuestra vida física y también en nuestra vida espiritual.

1. Desde que Caín y Abel rindieron culto a Dios hasta la última frase del Apocalipsis, la oración está presente en toda la Biblia. Ello responde a un impulso natural del alma, pues vemos que algo similar aparece en todas las religiones y culturas, aunque adopte formas tan diferentes. La oración es el encuentro de nuestras almas con Dios. Casi siempre hablamos de lo que es la oración privada, pero la Biblia muestra claramente que también debemos orar junto con otros. Jesucristo dijo que él está presente donde se reúnen dos o tres en su nombre. En algunos casos será de mucha ayuda ofrecernos a acompañar a alguien para compartir esos momentos especiales. La iglesia debe dedicar tiempo a orar, y tener reuniones y grupos especiales para ello. Hay formas muy distintas de hacerlo y debemos aprender a adaptarnos. Hay que tener sabiduría para lo que se presenta en oración. El que ora debe hacerlo en nombre de todos, debe hacerlo en el lenguaje de todos y mencionar aquellas cosas que todos coincidieron, es muy grave hacer mal uso de ese momento sagrado para lucimiento personal o peor aún para hacer una crítica o sermonear a los demás. Hay que tomar en cuenta cuando presentamos nuestro pedido o gratitud, que se está haciendo en público y muchas cosas es mejor mantenerlas en privado y por supuesto debe usarse un tono de voz que todos oigan.

2. Tan importante como respirar es alimentarnos, por eso debemos leer la Biblia que es el alimento espiritual, pero no solo aconsejar al nuevo creyente que lea la Biblia, si no explicarle: ¿Por qué? ¿Para que? Como y que debe leer.

A. Para conocer a Dios. En este libro se narra toda la obra divina, sin este conocimiento nunca sabríamos quien es en realidad aquel en el cual hemos creído y por el cual su nombre invocamos.

B. Para conocer la voluntad de Dios. En este libro encontramos como se debe vivir una vida cristiana, y como es inspirado divinamente, en sus páginas encontramos la respuesta para mucha de las situaciones que atravesamos.

Para saber que obedecer. Para un cristiano solo es obligatorio lo que está en la Biblia. No tiene que creer algo que no está escrito en ella. Lo importante es leer la Biblia con un espíritu de obediencia. Hay que instruir al nuevo creyente que aunque estén escritos en la Biblia hay mandatos que solo tenían que ver con la época y las circunstancias en que se escribieron.

Tenemos que ser claros con los nuevos convertidos y decirles que nadie entiende toda la Biblia, porque es un mensaje de inteligencia perfecta. Al principio encontraremos cosas que no entendemos o hasta quizá parezcan contradictorias, pero tomemos en cuenta que la Biblia no está equivocada, puede ser un problema de traducción o interpretación, por lo cual debemos estar solícitos a ayudar a los que no entienden.

3. El último tema que es el testimonio, para nosotros los cristianos es la acción de transmitir a otros el mensaje del evangelio, especialmente a través de nuestra propia experiencia. Pero es importante estar seguros de que estamos dando a conocer algo que es bueno y que queremos que los demás obtengan.

Los recién convertidos muchas veces están tan gozosos por su salvación que quieren compartir con todo el mundo de lo que Jesús hizo en sus vidas y gloria a Dios por eso. Pero nosotros como iglesia nuestro deber es ayudarlos para que puedan llevar un mensaje más efectivo. Por supuesto que el cambio efectuado en sus vidas es el mejor testimonio que ellos pueden tener, pero con las palabras debemos de ser cuidadosos y saber que decir y que callar y ese discernimiento solo lo adquirimos por medio del Espíritu Santo, a medida que vamos creciendo en el conocimiento de las escrituras.

Es necesario que como iglesia nuestro testimonio no haga tanto ruido que no puedan escuchar nuestra predicación, pues lo que hacemos dice más que lo que decimos, y eso atrae o desanima a los recién convertidos, según sea el caso.

1. Alimenta

Mateo 24:45-46: ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?  Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

La última instrucción que Jesús dejó a los suyos antes de regresar al cielo, fue que permanecieran juntos, el mismo había formado un grupo de doce los cuales llamó apóstoles para que fueran los líderes de un grupo mayor de ciento veinte,  y estos luego de la multitud de miles que se congregó por su trabajo en el día de Pentecostés. Desde entonces el cristianismo no es concebible sin que los cristianos se reúnan. Eso significa que cuando una persona entra a formar parte del cuerpo invisible de Cristo, que es su iglesia universal, no puede eludir el hecho de que también debe entrar a integrar un cuerpo local junto con aquellos a quienes desde ese momento puede llamar con derecho “hermanos”.

La iglesia existe para alabar a Dios, para predicar a los perdidos, pero también para capacitar a los salvados y  ayudar a los necesitados.

El evangelio no termina cuando recibimos a Cristo, en realidad allí empieza, debemos trabajar para perfeccionar los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe del conocimiento del Hijo de Dios, esto evitará las falsas doctrinas y hará crecer espiritualmente a cada uno y a todo el cuerpo.

En la iglesia encontramos a los que tienen más experiencia y conocimiento que nosotros. Ellos nos ayudan a descubrir el don que Dio nos ha dado y desarrollarlo, de manera que nosotros mismos nos afirmemos y podamos servir mejor a los demás, creyentes y no creyentes.

Así hermanos debemos ser claros y entender que fuimos salvos para servir. No somos salvos por buenas obras, si no salvos para buenas obras.

Cuando alcanzamos el crecimiento, estamos listos ya para alimentar, no es el deseo de Dios que nos quedemos siendo bebes, El quiere personas grandes y hermosas que alimenten y no se olviden de donde las rescató.

Fuente: www.centraldesermones.com