¡Esta es la verdadera ley de la cosecha!

“…EL BIEN QUE CADA UNO HAGA, ESE RECIBIRÁ DEL SEÑOR…” (Efesios 6:8)

¡Esta es la verdadera ley de la cosecha!

Un día, un humilde campesino escocés llamado Fleming salvó la vida del hijo de un noble, el cual estaba sumergido en un atolladero. Al día siguiente, el padre del chico visitó al campesino y le ofreció recompensarle, pero él no lo aceptó. Justo en ese momento el hijo del campesino se asomó a la puerta, y el noble dijo:

“Entonces, déjeme pagarle una educación a su hijo tan buena como la del mío, y, si él resulta ser la mitad de hombre que es su padre, los dos estaremos muy orgullosos”. Fleming consinstió y el chico fue a los mejores colegios y llegó a graduarse en el Colegio Médico de Hospitales Santa María en Londres.

Probablemente has oído hablar de él – Sir Alexander Fleming, el hombre que descubrió un fármaco milagroso – la penicilina, que salvó millones de vidas. Años después, cuando el hijo del mismo noble padeció neumonía, ¿adivina qué salvó su vida? ¡La penicilina! ¿Y cuál era el nombre de ese noble? Lord Randolph Churchill. ¿Y el nombre de su hijo? ¡Sir Winston Churchill, quién ayudó a salvar a Europa de los horrores del Tercer Reich!

Es la ley de la cosecha. No siempre recogerás cuando y donde hayas sembrado – pero siempre recogerás lo que siembras. Todo volverá. Escucha:

“…con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38b). Fíjate en estas palabras: ‘Todo volverá’. Escucha de nuevo: “…abrirás tu mano liberalmente… prestarás… porque por ello te bendecirá el Señor…” (Deuteronomio 15:8,10b). ¿Quieres ser bendecido, realmente bendecido? Cualquier cosa que hagas por los demás, Dios la hará por ti.