Biblia

Capeando el temporal financiero. Parte 3

Capeando el temporal financiero. Parte 3

Capeando el temporal financiero. Parte 3

“…HEMOS COMIDO Y NOS HEMOS SACIADO, Y NOS HA SOBRADO MUCHO…” (2 Crónicas 31:10)

El Dr. Norman Vincent Peale era un joven ministro del evangelio durante la Gran Depresión. Su salario había sido recortado dos veces. Recuerda así: “Todo el mundo estaba asustado y deprimido. Los negocios iban a pique y nadie podía pedir dinero prestado. La presión fue en aumento y por primera vez me sentí aterrorizado. Le dije a mi esposa: ‘Estamos en una situación crítica. No podemos pagar las facturas, ¿qué vamos a hacer? Su respuesta me desconcertó: ‘Vamos a empezar a diezmar.’ ‘¿Diezmar?, ¿con qué?’ dije yo, ‘Es imposible.’ ‘No es imposible, sino esencial’ fue su respuesta. Vamos a arreglárnoslas con el 90 por ciento de tu suelo. Diezmar es una acto de fe y si tenemos fe como un grano de mostaza, nada será imposible.” Y acertó; nos las arreglamos. No fue que de repente el dinero nos lloviera del cielo, pero siempre tuvimos lo suficiente. Además, el hecho de diezmar consiguió calmar mis temores y estimular mi mente. Hay una reserva de abundancia que se desata cuando se obedece la ley de Dios.”

Dice la Biblia: “La bendición del Señor es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22). Dios no depende de la economía para bendecirte. Cuando lo honras con tus diezmos y ofrendas, Dios dice: “…Os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador…” (Malaquías 3:10-11). En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios comenzó “a traer las ofrendas a la casa del Señor”, y el resultado fue: “…Hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho…” (2 Crónicas 31:10). ¿Por qué sucedió? Porque el Señor había bendecido a su pueblo. ¿Vas a depender de la economía del hombre o de la bendición de Diosí ¡Tú decides!