Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos
Texto Biblico: Juan 5
Mientras estemos en esta tierra hay una sola realidad y es que el hombre siempre tendrá necesidades, de una o de otra forma.
Hay personas que tienen mucha plata pero están enfermos, hay otros que están sanos pero no tienen plata, y lo que es peor otros están enfermos y no tienen plata.
La única forma de poder vivir bien, es con Jesús, pero vivir bien no necesariamente es no tener problemas, vivir bien con Jesús es tener la capacidad de sobrellevar los problemas.
La biblia nos habla de un personaje en especial que tenía un grave problema era paralítico, y por muchos años había lidiado con ese impedimento. V 5 “Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.”
Betesda significa casa de misericordia. La gente enferma tenía la esperanza que en ese lugar recibirían sanidad, solo que tenían que esperar, es mas esa situación les producía tención, angustia, ansiedad, tenían que estar pendientes de que el agua se moviera, y en el momento en que esto sucedía tenían que luchar por ganarle a los demás, empujar, tirar. Etc. imagínate era un caos total. Y si el agua se movió por otro motivo, una piedra que cayó, un animal que pasó, muchos se tirarían y saldrían decepcionados. O hasta enojados.
Pero algo de especial sucedió ese día un paralítico tuvo un encuentro con Jesús. Alguien que no podía moverse por sí solo. V 7 “Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.”
¿Que hizo que Jesús se fijara en él y no en cualquiera de los otros enfermos? El paralítico no podía moverse del lugar en el que estaba para entrar en el agua, entonces cómo hizo para llegar hasta ese lugar llamado casa de gracia.
El tenía tanto anhelo por llegar a ese lugar que me imagino rogo mucho, o se esforzó demasiado para llegar, este esfuerzo posiblemente movió a Jesús a misericordia. V 6 “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?” que tanto anhelo tienes para llegar hasta la casa de gracia que es el templo, el hacer el esfuerzo de congregarnos demuestra cuánto en realidad queremos ser sanos. Pero hay muchos que tienen muchas excusas para no hacerlo: Dios me escucha en cualquier lugar, esta mucho frio, no tengo para el transporte en fin.
Jesús le pregunta ¿quieres ser sano? Muchos dirían que pregunta tan ilógica, si el estaba en ese lugar y estaba enfermo. Claro que quería ser sano. Pero Jesús lo que quería saber es cuán dispuesto esta a hacer y a obedecer para ser sano. Hay gente que quiere ser millonario pero no está dispuesto a trabajar. Hay muchos que quieren engordar pero no quieren comer.
El paralítico no se dejó vencer por sus limitaciones, a pesar de que era una multitud la que estaba con él, y que humanamente él no tenía ninguna posibilidad de adelantarse a los demás él siempre espero el momento, y nunca se desanimó, la prueba es que siempre estaba en ese lugar.
El milagro que recibió el paralítico fue producto de la obediencia. V 8 “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.”
Cuando Jesús le dijo levántate, todavía no estaba sano el pudo haberse opuesto, pero obedeció y pudo recibir el milagro. V 9 “Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”
El paralítico no conocía a Jesús pero le obedeció. V 13 “Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.”
No mires cuán grande es tu problema, mira cuán grande es tu fe y tu disposición a obedecer.
Isaías 3:24
“…Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura….”
Isaías 66:24
“…Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre…”
Gálatas 6:7
“…No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará…”
Mateo 10:28
“…Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno…”
Mateo 5:29
“…Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno…”
Mateo 5:30
“…Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno…”
2 de Pedro 2:4 en adelante…
Al diablo le conviene que no se hable, ni se sepa nada del infierno. Pero en lo personal, no necesito ver para creer. Así como creo que hay un cielo, una gloria; así creo que hay un infierno.
Hace unos años atrás tuve mi propia experiencia, y no fue nada agradable; y aunque no vi nada me basto oír para creer, y no sé qué da más miedo oír y no ver, o ver y no oír.
Una madrugada unos meses antes de que el Señor nos llamara a pastorear, me levante fui a la cocina y al volver de la cocina a mi recamara, la luz se fue. Quede en oscuridad total, no recuerdo haberme acostado solo recuerdo verme de pie, y ver que la luz se iba, escuche un grito de una mujer, y luego unas cadenas después escuché el gruñido de algo.
Inmediatamente me di cuenta que algo estaba pasando, el grito volvió, luego las cadenas enseguida el gruñido de ese ser, en ese momento sentí detrás de mi miles y miles de voces de gente, llorando, gritando, clamando fue algo indescriptible. En ese momento puse mis manos en mi rostro, pues la oscuridad era mucha y le dije Señor no me digas que es lo que yo pienso por favor, dime que no me trajiste a escuchar el infierno, ¡por favor no!
Sentí mi corazón latir a mil, sentí que ya no podía que me desmayaría o algo, cuando de repente la luz volvió, y me vi ahí parada; volví a ver el reloj pues cuando la luz se va el reloj queda en 12:00. Pero no fue así el reloj marcaba la hora normal creo como 3:20 o algo así, no recuerdo muy bien estaba en shock.
Me tire de rodillas confundida le dije al Señor; ¿Señor donde me llevaste?, no quería mencionar la palabra infierno, porque pensé que él me llevaría de nuevo y yo no quería volver. Llore; le dije no me digas fue ahí Señor, no, no. Pero el Señor con su dulce voz habló a mi corazón y me dijo, si hija era el infierno, llore, y llore, las voces no se iban eran agudas en mi mente.
El Señor me dijo, dile a la gente que el infierno es real pero que soy más real, yo le dije pero sé, o decimos y la gente no quiere saber, no sé ya cómo predicar de ti la gente es cada vez más dura. El Señor me dijo, tu solo diles que yo les amo el resto lo haré yo.
Como por dos o tres semanas dormí con la luz prendida, temía que volviera a pasar, yo no quería, incluso le dije al Señor no me lleves ahí, yo creo que existe, lleva a los que no creen para que crean.
Espero esta enseñanza les ayude.
Dios les bendiga.
Fuente: www.centraldesermones.com