Predicaciones Cristianas | Sermones Cristianos
Introducción:
Hoy en día mucha gente se confunde a cerca de cómo vivir el cristianismo, se hacen infinidad de preguntas al respecto, porque hay algunos que abusan de la gracia del Señor y la toman como licencia para pecar, ellos piensan: puedo hacer lo que quiera que al cabo Dios me perdona, si el pecado es premeditado y de manera habitual en el corazón de la persona, no hay perdón para ese tipo de pecados.
Si elabora su pecado en su mente para después llevarlo a cabo es un pecado premeditado y para ese tipo de pecado dice la Biblia que no existe otro sacrificio. Entonces ¿Cómo poder saber si estoy pecando de manera accidental o premeditadamente? ¿Podrá Dios perdonarme todos los pecados? ¿Qué puedo hacer para recibir indudablemente el perdón de Dios hacia la falta cometida?
Romanos 6:1-2 – ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? (en otras palabras cometeremos más pecados para que la bondad de Dios sea más sobre nosotros) 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Reconocemos la maravillosa obra del poder salvífico obrado mediante la sangre preciosa derramada en la cruz del calvario para nuestra en el momento en que le recibimos como nuestro precioso salvador en nuestra vida, de allí en adelante el Señor nos hace sus hijos por su infinita gracia, de allí se efectúa en nosotros el nuevo nacimiento, pero ¿seguiremos practicando el pecado que cometíamos antes de conocer antes de conocer a Jesucristo como nuestro salvador?
El apóstol Pablo escribe a la iglesia en Roma acerca de estos aspectos, cuando ya hemos sido justificados a través de la fe en Jesucristo, es importante nuestra santificación progresiva en nuestra vida cristiana, hemos muerto al pecado para vivir para Dios, somos nuevas criaturas, somos resucitados a una nueva vida en Cristo Jesús, es imposible el poder considerar a un cristiano que ha sido salvo de la esclavitud del pecado, y que quiera seguir haciendo las cosas que antes hacía antes de conocer a Cristo, eso es inaceptable, es más se dudaría mucho de que haya sido salvo, ¿Cómo declarar que ha sido salvo y un hijo de Dios y seguir comportándose igual que como se comportaba antes de conocer a Dios?
De ninguna manera, antes bien se requiere que en nosotros haya frutos de que somos hijos de Dios en base a nuestras acciones, muchos quieren seguir viviendo en el pecado, Seguir hablando como hablaban antes, seguir practicando las cosas que practicaban antes, y eso no es el tipo de pensamientos que debemos tener, sino más bien el que nos lleve a santificar nuestra vida.
Sabemos de ante mano como satanás es el que siempre ha practicado el pecado… 1 Juan 3:8-9 – El que practica (gr. “prásso” desempeñar repetida o habitualmente el pecado) el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios (o sea el que ya experimentó en su vida el nuevo nacimiento), no practica el pecado (encontramos el mismo verbo practicar, desempeñar repetida o habitualmente el pecado), porque la simiente (semilla) de Dios permanece en él; y no puede pecar (se refiere a no practicar el pecado de manera habitual y no de que sea perfecto en todos sus sentidos), porque es nacido de Dios.” esto llevará a santificar nuestra vida y hacer lo correcto ante los ojos de Dios, pero ¿Qué estilo de vida llevamos? ¿Será agradable ante los ojos de Dios?
Podemos ver como existen personas que se revelan en contra de las leyes de Dios, eso es el reflejo de que no son hijos de Dios, porque algo que ha caracterizado a Satanás es que se ha revelado en contra de lo que Dios ha dicho, y es exactamente lo mismo que hace la gente que no conoce a Dios, viven de manera habitual practicando el pecado, es muy lamentable el que se piense que por tener quien sabe cuántos años en el evangelio o por tener un vasto conocimiento de las escrituras nos hace ser más cristianos, ¿será esto así? No, sino son los frutos de justicia lo que hace ver que somos hijos de Dios, es practicar la verdad es lo que nos llevará a dar testimonio que somos hijos de Dios, ese era el error de los gnósticos pensaban que a través de su espíritu iluminado por la gnosis eran justos pero no es así, sino es la práctica de la verdad, recordemos que el cristianismo es un estilo de vida y no solo un vasto conocimiento de la verdad. Entonces debemos de esforzarnos todos los días por practicar lo bueno ante los ojos de Dios.
¿Qué debemos hacer cuando faltamos delante de Dios? Confesar nuestro pecado delante de Dios para recibir su perdón. ¿Podrá el hombre perdonar pecados? No, sino solo Dios puede perdonar pecados, para eso murió en la cruz para obtener de parte de él el perdón de nuestros pecados, ¿y porque mucha gente va al hombre para que perdone sus pecados? Porque desconocen lo que está escrito en la Biblia. Romanos 5:8 8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” fue tan grande el amor de Dios para nosotros que siendo por naturaleza[a]Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza[b]de *siervoy haciéndose semejante a los seres *humanos. 8 Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”
Nosotros vivíamos hundidos en el pecado siendo esclavos del pecado practicando el pecado, formaba parte de nuestro diario vivir, éramos necios y rebeldes por naturaleza, pero cuando tuvimos el encuentro personal con Jesucristo eso terminó, ahora somos esclavos por amor a Él, obedecemos sus mandatos, ya no somos ovejas descarriadas sino que tenemos un pastor, Jesucristo nos guía. Y al morir por nuestros pecados y nosotros aceptando su sacrificio nos ha dado entrada al reino de los cielos, el justo (Jesucristo) pagando por injustos (la humanidad), pero que ingratos aquellos que no le aceptan como su Señor y Dios, después de todo lo que él hizo por nosotros el mundo lo rechaza, pero nosotros que le aceptamos como nuestro salvador, somos justificados en su sangre y perdona todos nuestros pecados, por eso es que tenemos el gran privilegio de ser llamados hijos de Dios y escapar de la ira de Dios sobre el pecador. Debemos de tener bien claro que Dios ama al pecador (al hombre) pero aborrece el pecado (las acciones de la persona). El hombre por sí solo no se puede salvar, es incapaz de poderlo hacer porque el hombre por naturaleza es malvado y perverso, para eso apareció el hijo de Dios para deshacer las obras del diablo. ¿Cuánto valoramos el sacrificio de Cristo? De eso depende si se tiene vida en Él o vivir bajo condenación rechazando su sacrificio.
Es muy hermoso que dentro de sus planes eternos ya estábamos contemplados en que íbamos a estar en sus caminos, claro está que Dios no es el responsable de que se le acepte o no para ser salvo, eso está en la libre voluntad de cada persona (libre albedrio), no es de que de manera arbitraria Dios decida quién va a ser salvo y quien va a ser condenado, sino del corazón de cada persona nace la fe, el aceptar a Jesucristo y vivir para Él.
Efesios 1:4-7 – según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,” (imagínese Dios que conoce de manera perfecta todas las cosas pasadas presentes y futuras (presciencia divina) el ya conocía que nosotros íbamos alcanzar la salvación a través de Jesucristo, no es de que nosotros lo hayamos escogido y amado primero sino que es parte de su gran amor que nos tiene que nos muestra su misericordia, no nos ha llamado el Señor por ser personas buenas, más bien nos ha rescatado del pecado para llevar buenas obras dejusticia y santidad de la verdad, ese es el plan trazado de parte de Dios hacia nosotros) 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” nosotros vivíamos esclavos al pecado y muertos espiritualmente, entonces Jesucristo pagó el precio del rescate de nosotros para ser libres mediante su infinita gracia, él ha perdonado todos nuestros pecados, somos libres en Él, solo que no hay que usar esa libertad para pecar.Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” tenemos que vivir conforme a lo que Dios nos manda que hagamos a través de su palabra, no vivir conforme a los deleites de la carne sino conforme a su ley.
¿Y qué pasa si fallamos al Señor de manera accidental, no premeditada? 1 Juan 1:9 – “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” recordemos que se ha efectuado en nosotros el nuevo nacimiento que se da en el momento que aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador desde ese momento comienza una nueva vida en Él, tenemos una nueva naturaleza en Cristo, el Señor nos transforma y nos hace nuevas criaturas, posteriormente él va limpiando todo lo que no le agrada a Él, es como cuando nos metemos a bañar nos lavamos todo nuestro cuerpo y hasta cambiamos nos vemos diferentes, eso es lo que pasa en nuestro espíritu en el momento del nuevo nacimiento el Señor nos da la limpieza general de nuestros pecados, pero volviendo al ejemplo.
¿Qué pasa en el transcurso del día si nos ensuciamos alguna parte del cuerpo? ¿Se vuelve a limpiar todo el cuerpo? ¿o solo la parte que se ensució? Solo la parte que se ensució. Así también nosotros somos salvos a través de la fe y el Señor nos limpia de todos nuestros pecados, posteriormente al nuevo nacimiento tenemos que limpiar nuestras vidas en la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo de manera continua. “Si confesamos nuestros pecados (esto implica reconocer los mandamientos de Dios y saber que le hemos fallado), él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” todo inicia en reconocer la falla que tenemos delante de Dios para posteriormente confesemos delante de Él nuestro pecado para que él nos limpie y seguir adelante en nuestra santidad progresiva, confesar sig.: revelar una persona a otra sus actos, ideas o sentimientos ocultos.
¿Usted ha hecho esto? Ha revelado sus actos, ideas o sentimientos ocultos a Dios. Porque eso es lo que debemos de hacer para que él nos limpie nos perdone y siga trabajando en nosotros. Por lo tanto la culpabilidad y la contaminación que hace el pecado en nuestra alma son quitadas por la sangre de nuestro Señor Jesucristo. ¿Por qué si nuestro Dios ya no se acuerda más de sus pecados, por qué usted los sigue recordando? Solo recuerde de donde lo rescató el Señor que eso es muy importante nunca olvidarlo, pero que no sea para sentir culpa o condenación por lo que hizo antes de conocer a Jesucristo, porque Dios ya no se acuerda más de lo que hizo antes de ser su hijo, ahora su santo espíritu mora en cada uno de nosotros, por eso es que podemos reflexionar si estamos bien o mal, porque aquellos que no tienen al espíritu de Dios en sus vidas es imposible que hagan este tipo de reflexión en sus vidas, mucho menos podrán aceptar que están mal en sus caminos.
Hay personas que no sienten la necesidad de arrepentirse de sus actos, le pueden preguntar a alguien que mató a otra persona ¿y no te arrepientes de haberlo hecho? No fue en defensa propia, o me caía mal, o algunos dicen ya me la debía y me la tenía que pagar y se sienten todos unos héroes, y si se le pregunta ¿y lo volverías a hacer de nuevo? Afirman que sí, no sienten remordimiento de sus actos, están endurecidos por el mismo pecado 2 Corintios 7:10 – Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse (lo que quiere decir es: de la cual no hay que arrepentirse); pero la tristeza del mundo produce muerte. Esta tristeza que es según Dios de la que habla el apóstol Pablo, siempre nos conduce hacia un arrepentimiento sincero, eso nos lleva a ir cambiando nuestra mentalidad y nuestra conducta y que vaya acorde a lo que Dios nos manda hacer, no nos arrepentimos de tener ese tipo de tristeza que es según Dios, porque en nosotros produce un enorme gozo el poder saber que en Jesucristo obtenemos el perdón de todos nuestros pecados y la limpieza continua que él hace en el momento de confesarle nuestros pecados. ¿Usted ha sentido alguna vez esta tristeza de haberle fallado a Dios?
La tristeza del mundo es distinta porque ellos se entristecen al tener una pérdida de las cosas terrenales pasajeras, enfocan toda su atención en ellas y algunos hasta se quitan la vida, vive el mundo frustrado, deprimido, y con esa culpabilidad cargando toda su vida y nunca vienen a Cristo que es el que les puede perdonar y sacar de la situación que se encuentran. Cuando Jesucristo llega al corazón de la persona cambia de vida, de mentalidad y de acciones, el perdona todos sus pecados y lo hace nueva criatura.
Conclusión:
Jesucristo siempre estará dispuesto a perdonar nuestros pecados si nosotros se los confesamos a Él de manera sincera, pero nunca va a tolerar la falla continua de un pecado, porque el verdadero arrepentimiento es aceptar la falta delante de Dios y no volver a cometer el mismo error, porque si no… se convierte en un falso arrepentimiento.
Algunos llegan aquí y pasan al altar y le dicen Señor perdóname, ¿pero sabe qué? Ya están pensando en volver a cometer el mismo pecado, eso no es un verdadero arrepentimiento, somos nacidos de nuevo, limpiemos nuestra vida cada día, tenemos que reflejar la vida de Cristo en nosotros, somos escogidos por Dios para demostrar su luz que habita ahora en nuestra vida, con nuestras acciones, con una buena conducta ante los demás, que aunque no seamos perfectos en todo lo que hacemos pero vamos hacia la perfección.
Fuente: www.centraldesermones.com