Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos
Texto Biblico: Éxodo 3:10-14: Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. 13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Sin duda, ustedes han oído ya muchas predicaciones cristianas basadas en estos textos, pero para el mensaje de hoy, quisiera usarlos de una manera especial extrayendo una enseñanza de vital importancia. Hoy, con la guía del Espíritu Santo, quiero hablarles sobre el llamamiento que Dios hace a nuestras vidas. Todos nosotros, como creyentes, tenemos un llamado específico de Dios, pero muchas veces no queremos aceptarlo.
La palabra de Dios nos enseña algunos casos de hombres, que no querían aceptar el llamado de Dios, de otros que huyeron, como en el caso de Jonás (Jonás 1:2-3), y aunque muchos de nosotros nos encontremos en las mismas situaciones, es decir huyendo, las Escrituras nos muestran que no podemos escondernos de su presencia, tal como lo expresaba el rey David: “¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú.” (Salmos 139:7-8). Quizás ofrezcamos muchas excusas, pero la realidad es que el ser llamado por Dios es un privilegio tan enorme.
Al leer los dos primero capítulos del libro de Éxodo, podemos comprender lo que está sucediendo. Observamos a Moisés, quién huyó de Egipto a la tierra de Madián. En Egipto, él era un príncipe y un hombre con poderío, pero ahora solo era un simple pastor en tierra extranjera.
Aconteció entonces que Moisés hallándose en sus tareas diarias, apacentando sus ovejas llegó hasta Horeb, sin imaginar lo que allí iba a suceder. -¿Qué sucedió?, pues que: -¡Ése fue el día que Dios le salió al encuentro! ¡Ése fue el día del llamamiento específico de Moisés!
Lo que aconteció con Moisés, nos da un ejemplo muy vívido de lo que nos ha ocurrido a muchos. Ya que cada cual nos hallábamos por nuestro propio camino, en nuestras tareas cotidianas, en nuestros propios pensamientos, ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Efesios 2:12), no estábamos esperando nada especial. Cuando de repente ¡Algo aconteció! ¡Nos hablaron acerca de Jesucristo y el Reino de Dios! Al igual que con Moisés en Éxodo 3:2, La Providencia Divida había establecido ese día abriendo nuestros duros corazones para que escucháramos su palabra y ésta fuera aplicada a nuestras vidas. ¿A alguien le parece conocido este acontecimiento? Debe de serles conocido, de otro modo no estuviésemos aquí reunidos.
Dios nos ha llamado a cada uno de nosotros de una forma única. Y ya como creyentes, sucede que muchas veces al oír su palabra, decimos: -Por aquí voy, Señor, en lugar de decir: -¡Heme aquí Señor, aquí estoy! ; ¿verdad? A pesar de que claramente nos enseña la palabra de Dios, que no existe lugar donde Él no pueda ver, o que con su presencia no pueda cubrir. Esto era exactamente lo que estaba Transcurriendo en la vida de Moisés. Puesto que él estaba tratando de huir para evadir la responsabilidad que traía el llamamiento de Dios.
Moisés no pretendía aceptar el llamado de Dios, puesto que esto conllevaba mucha responsabilidad. Él estaba muy complacido donde se hallaba, en la tierra de Madián, puesto que él allí ya tenía una familia, con la cual vivía muy contento en el desierto. Así que Moisés no dudó en excusarse delante de Dios. Pero Dios cumpliría su propósito en Moisés. Ya que Él tiene planes establecidos para nosotros.
El relato bíblico nos muestra las primeras palabras de Moisés: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?” De la misma forma sucede en nuestras vidas, muchas veces con algo de incredulidad, cuestionamos lo que Dios puede obrar en nosotros para el cumplimiento de su plan. Debemos entender que Dios nos conoce a nosotros, mejor de lo que nosotros pudiésemos conocernos.
Claro es de notar que Moisés, no se percató que Dios le había estado encaminando desde su nacimiento. No vio la mano de Dios obrando en lo que respecta a su crianza por la reina de Egipto. La mano de Dios permitiendo que él llegara a ser un príncipe en Egipto ¡Dios guío a Moisés mucho antes de lo que él podía imaginar! ¿Por qué? ¡Porque el Señor tenía un plan, un propósito que cumplir en su vida! ¡Dios llamó a Moisés para ser el líder que llevaría a su pueblo a la Tierra que Él había prometido!
¿Comprenden a dónde quiero llegar? Dios quiere usar nuestras vidas para que libremos a su pueblo de la esclavitud. Pero alguien dirá: -“¿De qué esclavitud habla?” Muchas personas creen que la esclavitud es algo del pasado, algo que evolucionó con el tiempo, y quedó sumergido en la historia, y que en nuestra era ya no existe la esclavitud. Me permito decirles que la humanidad, tal como la conocemos, está llena de esclavos. Quizás otro dirá: -“Bueno, si ha de haber uno que otro esclavo en alguna colonia, pero decir que la humanidad está llena de esclavos es una exageración”. Aunque parezca exageración, la mayoría de las personas que viven en este mundo, son esclavos. La tierra está llena de personas que no sirven a Dios, las mismas que son esclavas de Satanás. Personas que están atadas a vicios y corrupciones y que están sirviendo al diablo sin darse cuenta. Como lo dijo nuestro señor Jesús: “… todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado.” (Juan 8:34). Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que esto es verdad, más aun, siendo testigos de esta realidad, tenemos el coraje de cuestionar a Dios.
¡Dios nos llamó! ¡Él nos escogió, para que morásemos en su Reino!, y pregúntate: -“¿qué hago?” ¡Nos llamó para que llevemos las Buenas Nuevas de Salvación!, y ¿lo hago? Dejamos que el diablo anide en nuestra mente, permitimos que nos desanime y desaliente. Decimos: -“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”.
De la misma forma que Moisés tratamos de evadir lo que Dios ha establecido para nosotros. Mas yo mirando entre ustedes en este momento, veo hombres y mujeres llamados por Dios para librar a su pueblo de la esclavitud. ¡Para llevar a los hijos de Dios a la tierra que Él ha prometido! ¡Al descanso en Él!
La palabra de Dios nos fortalecen al enseñarnos que no debemos preocuparnos de lo que vamos a decir o hacer: “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar.” (Éxodo 4:12). No debe existir duda en nosotros de que Dios nos usará, instrumentos útiles en sus manos seremos, todo lo que tenemos que hacer es aceptar la responsabilidad que trae esta gran comisión. Tenemos que estar dispuestos a que Él nos use, tal como Él quiere usarnos. Nosotros no sabemos lo que Dios puede obrar a través de nosotros, si no nos depositamos en sus poderosas manos.
Recordemos ese llamamiento cuando Dios dijo: -“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” Aquí Dios, nos está manifestando, que Él es el que nos envía. ¡Que maravillosa verdad! Porque ¿Quién podrá oponerse a nosotros?, puesto que si Dios nos envía Él estará con nosotros. Y si Él está con nosotros ¿Quién contra nosotros? ¡Nadie puede! Si descansamos en esta gloriosa verdad, tendremos la fortaleza de aceptar su llamado, e ir a librar a su pueblo de la esclavitud y guiarlos hasta la tierra que fluye leche y miel, porque Él nos ha dicho: -“YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”
Conclusión:
Tenemos que aceptar de la manera más humilde el gran llamamiento de Dios, ya que Él nos lo ha revelado en su palabra.
Tenemos que dejarnos caer completamente en sus manos y recibir su guía. No debemos estar preocupados cuando vayamos a cumplir con nuestro llamamiento, ya que será Dios quien nos guíe, y que más bienaventuranza el depender de su guía.
A donde vayamos siempre debemos llevar su mensaje. Al igual que Moisés, tenemos que decirle al mundo siempre que nos pregunten: -“YO SOY me envió a vosotros.” Cuando Dios nos manda, Él nos capacita y nos da de su gracia para poder obrar conforme a su voluntad. Es hora de pararnos al frente con firmeza y dejar de huir, y de someternos a su santa voluntad.
† ¡Y claro que Dios es misericordioso!, pero la Biblia también dice que “nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29)
Si Dios no tuviera misericordia de nosotros no nos haría saber que estamos todos viviendo en condenación. Simplemente esperaría que llegara el momento de nuestra muerte para enjuiciarnos y enviarnos al infierno, sin embargo, Cristo lo advirtió de diversas maneras como esta:
† “…temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28)
† “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)
Tal vez alguien se pregunte:
† “¿y por qué Dios está tan enojado con el ser humano, si Él no ha dejado de ser amoroso y misericordioso?”
Dios está muy enojado con el ser humano porque Él es Justo y Santo y siendo Quien Es, el hombre lo ha menospreciado.
La ira de Dios no solamente es justa sino también santa, la Biblia lo explica así:
† “Porque LA IRA DE DIOS SE REVELA DESDE EL CIELO contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:18-23)
Dios es nuestro Creador, de manera que si no fuera por Él no existiríamos.
† Él es Eterno, Todopoderoso, Infinito y nosotros, todos los humanos juntos, somos mucho más insignificantes que un pequeño punto en medio del insondable universo que Él creó.
† Él es Santo, Santo, Santo y nosotros, pecadores, pecadores, pecadores.
Usted tal vez se considere muy decente y mucho mejor que su vecino, pero Dios dice en la Biblia que usted es como una llaga podrida delante de Él:
† “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:5,6)
Pero, además Dios dice que los seres humanos no tenemos excusa para no creer en su existencia, eterno poder y divinidad, porque las cosas invisibles de Él se hacen claramente visibles por medio de su creación.
Dios dice que no cree que haya ateos, sino que más bien lo que hay son necios, que voluntariamente lo ignoran y no lo adoran ni le dan gracias.
† Y por si fuera poco, no solamente no lo adoran a Él, ni dependen de Él, sino que se han inventado todo tipo de ídolos, desde los antiguos de las antiguas religiones hasta los modernos de yeso, madera, oro o plata.
Incluso hay algunos que no tienen ídolos de yeso o madera, pero han hecho del dinero, del placer o de sí mismos, sus dioses.
† En fin que el ser humano, con religión o sin ella, ignora a Dios y vive egoístamente para sí mismo como le da la gana.
Por eso como dice el texto:
† “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres”
Entre la humanidad y Dios hay una gran enemistad, pero el causante de esa enemistad es el ser humano, así lo dice el Señor en la Biblia:
† “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:1,2)
Dios tiene toda la razón al estar airado contra el ser humano porque todos hemos pecado de una o de otra forma. La Biblia lo dice así:
† “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmos 14:2,3)
Y la triste conclusión a la que nos lleva la verdad de que la justa ira de Dios pesa sobre todo ser humano, es esta:
† “…todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
Y lo peor es que no hay manera humana de desagraviar a Dios:
† “…todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia…” (Isaías 64:6)
† Ilustración: En un omelette, un solo huevo podrido descompone toda la torta, del mismo modo un solo pecado echa a perder todas nuestras buenas obras delante de Dios.
Sin embargo, la siguiente verdad nos da… ¡Una esperanza viva! …
IV. DIOS NOS SORPRENDE OFRECIENDO PERDÓN GRATUITO:
Esta verdad es tan sorprendente como la anterior, pero creerla hace la diferencia entre una existencia eterna y horrible en el infierno, y una existencia eterna, pero feliz en el cielo.
Este perdón gratuito procede del carácter misericordioso de Dios:
† “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos…” (Ezequiel 33:11)
Este perdón es totalmente inmerecido:
† “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23)
Lo que merecemos por ignorar a Dios y no adorarle ni darle gracias en todo, es la muerte.
† Y la muerte implica no solamente la separación del alma y el cuerpo, sino también la separación de Dios y el alma.
Pero, la dádiva que Dios nos ofrece por medio del sacrificio vicario de Cristo es la vida eterna.
Y la Biblia abunda en pasajes con buenas noticias como estos:
† “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová CARGÓ EN ÉL el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6)
† “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS” (Romanos 5:7,8)
Este perdón gratuito requiere de arrepentimiento:
† “Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30,31)
Este perdón gratuito es absoluto:
† “Venid LUEGO, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18)
Este perdón gratuito es el único medio para escapar de la ira de Dios:
† “si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Hebreos 10:26,27)
¡Así que la respuesta a este llamado no es como para posponerla!
CONCLUSIÓN:
Les pedí en un principio que supusieran que la Biblia dice la verdad, como yo y millones de personas lo creemos.
Si la Biblia dice la verdad, entonces, hemos meditado en cuatro verdades que no debemos ignorar:
I. EL ALMA ES INMORTAL
II. HAY UN JUICIO DIVINO PARA LOS MUERTOS
III. DIOS ESTÁ TERRIBLEMENTE ENOJADO CONTRA LA HUMANIDAD
IV. DIOS NOS SORPRENDE OFRECIENDO PERDÓN GRATUITO
La Biblia dice:
“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:15)
Fuente: www.centraldesermones.com