Biblia

La afanosa búsqueda de ser feliz

La afanosa búsqueda de ser feliz

Sólo con ayuda de Dios podemos alcanzar la felicidad

1.- Lectura Bíblica: Job 28:1-28

2.- Versículo para memorizar:

“Y dijo a los mortales: «Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! Apartarse del mal: ¡eso es discernimiento!»” (Versículo 28).

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

¿Sabía usted que en Europa y Asia, a pesar de ser las regiones mundiales con más altos estándares de vida, es donde más se presentan suicidios? Y algo más, ¿conocía acaso el hecho de que, quienes deciden terminar con su vida son muy jóvenes?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Lituania es el país que tiene la tasa de suicidios más alta del mundo, considerando la población masculina (los varones se quitan la vida en una proporción muy superior a las mujeres en todos los países). El promedio es de 61,3 cada 100.000 habitantes.

En segundo lugar aparece Rusia con 53,9; y tercero, Bielorrusia con 48,7. Un poco más abajo, Kazajistán con 43, Hungría y Letonia con 40, y Ucrania con 37,8. Completan la decena tres asiáticos: Corea del Sur, Japón y Sri Lanka.

«Cada año mueren en el mundo cerca de 55 millones de personas. El suicidio (del latín, matarse a sí mismo) cobra cada año alrededor de un millón de muertes, correspondiendo a un 1,5 a 2% del total de decesos», dice a Infobae el psiquiatra Juan Carlos Martínez Aguayo, Profesor Asociado de la Universidad de Valparaíso y Director de la Sociedad Chilena de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía. (Citado por el Portal de Noticias Infobae. Edición América. 02/15/2014)

«De 100 causas de muerte por violencia, 50 son por suicidio, un tercio por homicidio y un 20% por acciones bélicas o actos terroristas. En el mundo hay un suicidio cada 38 segundos, un homicidio cada 60 segundos y una muerte por actos terroristas o bélicos cada 100 segundos. Sin embargo, para el 2020 habrá un suicidio cada 20 segundos», agrega.

La situación llega a límites insostenibles y los especialistas se atreven a asegurar que se el fenómeno podría alcanzar los niveles de epidemia.

¿Hay alguna salida? Expertos de la OMS consideran que la felicidad, entendida y asumida como un hábito diario en las personas, puede reflejarse en una mejor calidad de vida y trae transformaciones profundas en el ser humano. Piense ahora en el sinnúmero de hombres y mujeres que andan en esa búsqueda afanosa.

Ese afán tiene varios nombres. Para algunos es la “felicidad”, para otros “paz espiritual”, hay quienes le pusieron el rótulo de “buenas relaciones con Dios” y otros más “alcanzar metas en la vida”.

Cualquiera que sea la etiqueta, expresa la ansiedad que nos despierta ver transcurrir los días sin que nada extraño ocurra para despertar un día y descubrir, aterrorizados, que poco a poco nos hacemos viejos sin que hayamos hecho algo que valga la pena o que al menos deje huellas en los demás. Eso es tanto como transitar por la existencia sin “Pena ni gloria”.

Esta condición se refleja en la vívida descripción que hace Job cuando escribe: “El minero ha puesto fin a las tinieblas: hurga en los rincones más apartados, busca piedras en la más densa oscuridad. Lejos de la gente cava túneles en lugares nunca hollados; lejos de la gente se balancea en el aire. De sus rocas se obtienen zafiros, y en el polvo se encuentra oro. Abre túneles en la roca, y sus ojos contemplan todos sus tesoros. Anda en busca de las fuentes de los ríos, y trae a la luz cosas ocultas.” (Job 28:3, 4, 6, 10, 11. Nueva Versión Internacional).

El protagonista del relato bíblico encarna a muchos de nosotros, ocupados tal vez en hallar algo que le otorgue sentido a la vida. Sin embargo tropezamos con una enorme desilusión al descubrir que aquello en que creíamos encontrar la fuente de la paz, la realización personal o lo que muchos denominan “felicidad”, no es más que un espejismo.

En mi vida he acompañado como espectador a decenas de condiscípulos que dijeron en algún momento: “Ahora sí encontré el camino que debo seguir”, y comenzaron el sendero para hallarlos, después de algún tiempo, dando vueltas en el mismo lugar, sin que hayan logrado nada extraordinario salvo que se esforzaron sin resultados.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Es usted feliz?

b.- ¿Qué significa para usted la felicidad?

c.- ¿Dónde busca usted la felicidad?

d.- ¿Piensa que en su vida no ha encontrado felicidad?

Es hora de depositar en el Señor todos nuestros sentimientos. Él es quien concede la verdadera felicidad.

Por: Fernando Alexis Jiménez