¡Usted también es testigo!
por Miguel Angel de Marco
El camino que sigue todo cristiano es un camino santo y por el debe comenzar el temor a Dios, para que todos a nuestro alrededor, sepan tomar ejemplo, sepan cuanto amamos el Nombre que es sobre todo nombre, y cuánto respetamos las cosas que son suyas…
En agosto de 1981, el filósofo español Julián Marías fue invitado a la Argentina a fin de dictar conferencias sobre «La Crisis de Occidente». Durante la segunda mitad de la década de los 70 se había estado debatiendo en nuestro país sobre el estilo de vida «Occidental y Cristiano» y las conferencias de Marías venían a contribuir a ese diálogo. El disertante apuntaba que Occidente, desde sus inicios, se fundó sobre ciertas instituciones y que el deterioro y menosprecio de estas últimas estaba causando la crisis de aquel estilo de vida tan debatido entonces.
Cerca de seis años antes a estas afirmaciones, en una película del famoso Woody Allen se mostraba, con diferentes episodios, la forma en que la sociedad estaba maltratando sus usos y costumbres culturales, las instituciones sociológicas; todo aquello que de una u otra forma sostiene, como decía más tarde el pensador español, la vida «Occidental y Cristiana». Y cuando este actor y director debió criticar cómo la sociedad se abusaba en su afán competitivo, imaginó el sketch sobre un aviso publicitario de «cigarrillos Nuevo Testamento». Ese aviso lo hacía alguien vestido de sacerdote y decía: «Cigarrillos Nuevo Testamento, yo los fumo. El los fuma», haciendo clara alusión con gestos, miradas y ademanes, que Dios fumaba esa determinada marca de cigarrillos. Al enterarme de ello, quedé abochornado, enojado, con una irritación enorme por ese atrevimiento blasfemo.
Ahora caminando hacia el futuro y después de varios años, sentado ante el televisor veo exactamente lo que Woody Allen había «profetizado» en su película. Contemplo un aviso comercial en el cual varios sacerdotes en una «0ración conversacional», piden «el televisor perfecto»; la «0bra divina»,« sin pecados originales». Como conclusión del aviso, del «cielo» les es enviado un receptor de TV de la marca publicitada, el cual es llamado «la perfección por los siglos de los siglos».
¿Nos damos cuenta hasta qué punto se ha llegado en el uso de la libertad y la imaginación? Ello no es otra cosa que una cabal muestra del deterioro y menosprecio por uno de los comportamientos que ha solido tener nuestra humanidad: El temor a Dios. Tan poco predicado, tan poco recordado, el temor de Dios no sólo ha dejado de ser parte en nuestra sociedad y en las actitudes, sino que descaradamente se usa su Nombre y sus atributos para causar una «humorada»; y mediante ella vender televisores; o aquella también reciente idea publicitaria de cantar el Aleluya (expresión sublime de alabanza a Dios) por las virtudes de determinada bebida gaseosa.
Sin duda esto es bochornoso. Pero, ¿qué diremos de los chistes que suelen oírse en los ámbitos cristianos? ¿Qué diremos de los chistes, las bromas y las «humoradas» que escuchamos en nuestras iglesias usando al Señor, o sus atributos, su obra, su Palabra, etc.? ¿Eso no es también falta de temor a Dios? Reconozco que si pertenecemos a un grupo sociológico determinado (la iglesia lo es) algo de sus actividades y de su léxico se verá incluido naturalmente en el humor que practicamos los unos con los otros. También existen formas y episodios humorísticos que son usados con provecho en la enseñanza y exposición de la Palabra, y no es malo ni execrable que el pueblo de Dios tenga buen humor. Nosotros lo usamos en la revista. La práctica del humo, con respeto y equilibrio, trae refrigerio a nuestra vida; pero soy testigo que existen ya muchos dichos, cuentos y chistes que, lejos de ser «refrigerio» faltan el respeto a Dios y a sus negocios. Lamentablemente se escuchan chistes en los ámbitos cristianos que rayan con la blasfemia, y es triste confesar que muchos de ellos son reproducidos por pastores y líderes.
Si ya de por si nuestra sociedad se encuentre inmersa en gran cantidad de problemas, ¿Qué ocurrirá a la iglesia si toma en tan poco su más alta institución la cual es Dios? ¿Qué responderemos a nuestro Señor cuando al volver nos pregunte: ¿qué hiciste con mi nombre? ¿cómo lo administraste?
Creo, hermanos que el camino del cristiano es un camino santo y que por nosotros debe comenzar el temor a Dios, para que nuestros hermanos, los de la congregación, sepan tomar ejemplo, sepan cuanto amamos el Nombre que es sobre todo nombre, y cuánto respetamos las cosas que son suyas.
© Apuntes Pastorales. Volumen I Número 2., todos los derechos reservados.