Biblia

Otro triste suceso

Otro triste suceso

por Enrique Zapata

Acabo de ver, aquí en Estados Unidos, la confesión pública de Jimmy Swaggart por televisión. Otro hombre ha caído y cómo se gozan los hijos e hijas del diablo. Hace dos meses estuve mirando su programa, donde él hablaba de los planes para el año que viene, de su necesidad de dinero y de que las críticas y ataques contra él eran todos falsos. El los llamaba ataques del diablo para desacreditarlo a él y al ministerio que él estaba haciendo.

Cuando escuché el anuncio y lo vi reunido con las autoridades de su denominación sentí una gran tristeza; otro golpe bajo, fuerte, a la causa del Señor. Esperaba y deseaba escuchar que los rumores y ataques eran falsos, pensaba en los millares en toda Latinoamérica que habían escuchado su voz, los que habían, tal vez por primera vez, escuchado el evangelio por él. Oré por ellos y por el resto de mis consiervos a través del continente, para que Dios nos proteja y que nosotros nos protejamos los unos a los otros. ¡Cuánta oración necesitamos de nuestra gente, cuánta obediencia necesitamos tener! El diablo, verdaderamente, es un león rugiente, buscando a quién puede devorar.

Pienso que Jimmy Swaggart jamás pensó que sería visto, y menos fotografiado con una prostituta. Pero, no temía a Dios ni al diablo en ese momento; ahora él, su familia y el pueblo de Dios sienten la vergüenza. Su palabra ha sido desacreditada, aun ahora le cuesta, a la gente, creer en su confesión.

Necesitamos recordar y nunca olvidar que: «el que piensa estar firme, mire que no caiga» (1Co. 10.12). Hay 4 lecciones del último año que necesitamos recordar

1. Si los grandes pueden caer, también podemos nosotros.

2. No hay pecados secretos. Como el diablo los conoce, él mismo se ocupará de hacerlos públicos en el momento donde más daño ocasionen. Es como si, con perverso gozo. él guardara la información (y hasta «bendice» el ministerio ayudando a que llegue alto), para que la caída después sea grande y destroce mucho en el Reino de Dios. ¡Cuántos hombres creen haber cubierto bien su camino, para descubrir más adelante al diablo publicando sus hechos!

3. Dios nos puede proteger y defender sólo cuando nos hemos apartado del mal (del mal público y del mal secreto). Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre planta eso también cosecha, indefectiblemente. No podemos sembrar carnalidad y esperar que Dios nos proteja.

4. Cuando hemos pecado no debemos tratar de encubrirlo, después es peor (Pr. 28.13). Cuánto menos daño hubiera sido hecho a la causa de Cristo si después del pecado, Jim Baker, Jimmy Swaggart y tantos más hubieran reconocido su pecado y salido del ministerio. Hoy todos nosotros, cristianos de lodo el mundo. sufrimos la vergüenza de estas caídas. ¿Quién ha escapado del desprestigio? Por amor al Señor, aunque otros no conozcan eso secreto que descalifica a alguno, es vital ser honesto y renunciar a tiempo: ¡Qué Dios nos ayude y que sepamos cuidarnos!, porque el diablo nos quiere devorar.

Apuntes Pastorales

Volumen V Número 5