Fomentando la camaradería
por Robert J. Morgan
El tiempo juntos refresca, motiva. (2 Timoteo 1:16; Colosenses 3:12-17)
El caso Nuestro problema era que teníamos mucha gente y poco espacio. Un ejército de niños se había graduado de nuestros ministerios de cuna y guardería (para bebés e infantes menores de dos años), y habían invadido nuestras áreas para niños como langostas. Los encargados tenían demasiadas obligaciones, no se les daba seguimiento a las personas ausentes ni a los posibles asistentes, y ocasionalmente los niños se habían deslizado por la puerta e irrumpido en los corredores, poniendo en peligro su seguridad. Los voluntarios del área preescolar se volvieron cada vez más tensos e irritables. El tiempo dedicado a las reuniones regulares se usaba para la resolución de problemas y calmar los ánimos. Todos estaban demasiado ocupados para unirse, y el espíritu de equipo se estaba evaporando rápidamente.
¿Qué haría usted?
Si usted estuviera a cargo del ministerio de niños en edad preescolar ¿qué haría?
¿Cómo puede usted fomentar la camaradería entre los obreros, sin crear una carga adicional a sus horarios ya sobrecargados?
Lo que sucedió
Hicimos lo que era obvio: aumentamos nuestros esfuerzos para reclutar más obreros y desesperadamente buscamos un mejor plan para aprovechar el espacio disponible. Entre tanto, invitamos a nuestros obreros a un paseo de fin de semana, financiado en gran parte por la iglesia. Un amigo ofreció su casa junto al lago sin costo alguno. Reclutamos personal que nos sustituyera el domingo, niñeras para el fin de semana, y cocineros que no pertenecieran al ministerio de niños.Se estableció la fecha con bastante anticipación, lo que permitió que la mayoría pudiera asistir. El viernes y el sábado por la noche, un orador invitado ofreció mensajes de inspiración acerca del increíble potencial que significaba ministrar a niños. Nos recordó que grandes cantidades de niños representaban una bendición de Dios.El sábado por la mañana nuestro pastor de niños describió un punto problemático en nuestra programación, y el grupo buscó soluciones exhaustivamente, llegando a presentar un simple plan de acción. El solo articular un plan para resolver un problema le dio al grupo una sensación de progreso. El resto del tiempo fue dedicado a nadar, y relajarse. El domingo siguiente, una sensación de estar en familia invadió a los encargados al reasumir sus tareas.
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