Biblia

La demorada respuesta misionera del pueblo de Dios

La demorada respuesta misionera del pueblo de Dios

por Ralph D. Winter

Los estudiantes universitarios de todo el mundo siguen siendo sorprendidos por el pensamiento marxista. Una razón poderosa es que el comunismo tiene «la vista larga». Los comunistas aseguran saber hacia dónde marcha la historia, y que ellos siguen meramente sus tendencias inevitables. Ellos «nunca se entregan» como resultado de traspiés momentáneos, porque «saben» que el tiempo está a su favor.

También los evangélicos han pensado mucho recientemente acerca de los sucesos de la historia y su relación con lo que ha de ocurrir. En comparación con los comunistas, los cristianos tienen en realidad la vista más larga, sustentada por gran cantidad de datos revelados en la Biblia. No obstante, los cristianos a menudo relacionan poco la discusión de las profecías con las misiones. Sin embargo, como Bruce Ker lo ha dicho bien: «La Biblia es enteramente un libro misionero… La línea argumental más importante que une todas sus partes es la exposición y gradual ejecución de un propósito misionero».

La Biblia es muy clara cuando dice que Dios dijo a Abraham que iba a ser bendecido y sería de bendición para todas las familias de la tierra (Gn. 12.1-3). Pedro citó este pasaje el día que habló en el templo (Hch. 3.25) y Pablo lo citó en su carta a los Calatas (3.8).

Sin embargo algunos comentaristas bíblicos indican que sólo la primera parte de ese versículo pudo haber ocurrido enseguida. Están convencidos en que Abraham iba a comenzar a ser bendecido de inmediato, pero de alguna manera piensan que deberían pasar dos mil años antes de que, Abraham o sus descendientes fueran instrumentos de tal manera que fueran «benditas de ti todas las naciones de la tierra». Sugieren que era necesario que Cristo viniera primero a instituir su Gran Comisión (a esto lo llamo «La teoría del mandato hibernarte»).

Una interpretación más reciente observa que Israel era responsable de compartir esa bendición con otras naciones desde el tiempo de Abraham. Desde el tiempo del Apóstol Pablo, toda nación que ha contenido un número significativo de «hijos de la fe de Abraham» ha sido igualmente responsable, pero tanto Israel como las otras naciones han fracasado mayormente en el cumplimiento de este mandato.

De la misma manera, las naciones de hoy en día que han sido singularmente bendecidas por Dios pueden resistir y tratar de ocultar todo sentido de obligación de ser bendición para otras naciones. Pero esa no es la voluntad de Dios: «A todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará» (Le. 12.48).

Como cristianos individuales y como nación somos responsables de que en nosotros sean benditas todas las naciones de la tierra.

Este mandato ha sido pasado por alto la mayor parte de los siglos desde el tiempo de los apóstoles. Hasta nuestra tradición protestante anduvo por mas de 250 años ocupada solamente con sus propias cosas- y sus propias bendiciones, como el Israel de antaño hasta que un hombre joven de gran fe y de increíble persistencia llamado Guillermo Carey apareció en la escena.

Apuntes PastoralesVolumen VIII Número 5